La mañana siguiente subimos a primera hora de nuevo al refugio de Sapienza para tomar el teleférico. De nuevo sin turistas porque somos los primeros. Durante la ascensión disfrutamos de las espectaculares vistas que la noche anterior no pudimos ver, pero al llegar a los 2.100 mts de altura, donde termina el teleférico una densa capa de niebla nos impide toda posibilidad de poder subir a la Torre del Filósofo en los 4X4, la visibilidad allí arriba ya es nula. Esto nos permite ver los viejos cráteres, como el Silvestri, que en su día aportaron toda su actividad para crear los inmensos ríos de lava que cubren ahora toda la ladera de la montaña dándole ese aspecto de catastrofismo.
Entre comentarios de la experiencia, sesiones de fotografías, “cuneting” y degustaciones de la exquisita gastronomía Siciliana, llega el momento de tomar el barco que nos llevará hacia las islas Eolias.
Pasamos por todas ellas con ganas de quedarnos, Vulcano, Lipari, Salina, Panarea, pero hay que resistirse para llegar a la más alejada y destino de nuestro nuevo reto: la isla de Stromboli.
Llegar a Stromboli sin turistas es algo que agradecemos los fotógrafos porque te permite tomar fotografías de paisajes sin cientos de personas por medio. En esta isla parece que el tiempo se ha detenido y sus gentes viven en un ambiente de tranquilidad que apetece quedarse a pasar el invierno. Llegamos hasta nuestro curioso alojamiento, un encantador B&B al mas estilo siciliano, una casa escondida en medio de la vegetación con pequeñas edificaciones que son las habitaciones y desde donde nos costará elegir entre fotografía la cima de la isla o la bahía que tenemos a nuestros pies.
Aquí los preparativos para la ascensión a la cumbre del volcán son mucho más cuidadosos. Eliminamos todo aquello que no sea absolutamente imprescindible. La ropa de abrigo, el casco, el agua y el frontal ya son suficiente peso.
Resulta raro comer a la 1 del medio día, pero hay que alimentarse porque la ascensión comienza a las 14:00 para poder realizarla con luz diurna. Nuestro guía supervisa que vayamos bien equipados y echa una mirada a nuestras mochilas con el material fotográfico y el trípode como diciendo: “vosotros mismos”.
Entre comentarios de la experiencia, sesiones de fotografías, “cuneting” y degustaciones de la exquisita gastronomía Siciliana, llega el momento de tomar el barco que nos llevará hacia las islas Eolias.
Pasamos por todas ellas con ganas de quedarnos, Vulcano, Lipari, Salina, Panarea, pero hay que resistirse para llegar a la más alejada y destino de nuestro nuevo reto: la isla de Stromboli.
Llegar a Stromboli sin turistas es algo que agradecemos los fotógrafos porque te permite tomar fotografías de paisajes sin cientos de personas por medio. En esta isla parece que el tiempo se ha detenido y sus gentes viven en un ambiente de tranquilidad que apetece quedarse a pasar el invierno. Llegamos hasta nuestro curioso alojamiento, un encantador B&B al mas estilo siciliano, una casa escondida en medio de la vegetación con pequeñas edificaciones que son las habitaciones y desde donde nos costará elegir entre fotografía la cima de la isla o la bahía que tenemos a nuestros pies.
Aquí los preparativos para la ascensión a la cumbre del volcán son mucho más cuidadosos. Eliminamos todo aquello que no sea absolutamente imprescindible. La ropa de abrigo, el casco, el agua y el frontal ya son suficiente peso.
Resulta raro comer a la 1 del medio día, pero hay que alimentarse porque la ascensión comienza a las 14:00 para poder realizarla con luz diurna. Nuestro guía supervisa que vayamos bien equipados y echa una mirada a nuestras mochilas con el material fotográfico y el trípode como diciendo: “vosotros mismos”.