Una de las asignaturas pendientes de los Janonautas era la visita a Dublín, la capital de Irlanda. No se trata de una ciudad con grandes monumentos pero nos atraía por parecernos una capital muy viva y con mucho ambiente. Además, dato muy importante, es la cuna de la famosa cerveza negra Guinness y sólo por eso merecería una visita (sobre todo para Àlex). La cuestión es que por unas razones u otras la habíamos ido posponiendo pensando siempre que sería un destino para más adelante. Pues bien, finalmente nos decidimos y del 23 al 26 de enero nos fuimos a pasar un gran fin de semana en Dublín. Nuestro viaje empezaba el viernes con el vuelo de Ryanair que salía de Barcelona a las 10:20 h.
Tras un vuelo tranquilo aterrizamos en Dublín a las 12:00 hora local (es 1 hora menos que aquí). El cielo está muy nublado y parece que ha llovido aunque ahora no lo hace. No notamos que haga más frío que en Barcelona en estos días de enero. Lo primero que vamos a hacer es comprar los billetes del autobús Airlink que nos lleve hasta el centro de Dublín. En la misma terminal de llegadas está el mostrador y compramos los trayectos de ida y vuelta conjuntamente ya que son más baratos (10 euros adultos + 5 euros niños). Se pueden adquirir también en las máquinas automáticas que hay en la misma parada. El billete para los niños sólo puede comprarse directamente al conductor. Al lado del mostrador de Airlink hay una Oficina de Turismo de Irlanda y pedimos un mapa de Dublín.
Tras un vuelo tranquilo aterrizamos en Dublín a las 12:00 hora local (es 1 hora menos que aquí). El cielo está muy nublado y parece que ha llovido aunque ahora no lo hace. No notamos que haga más frío que en Barcelona en estos días de enero. Lo primero que vamos a hacer es comprar los billetes del autobús Airlink que nos lleve hasta el centro de Dublín. En la misma terminal de llegadas está el mostrador y compramos los trayectos de ida y vuelta conjuntamente ya que son más baratos (10 euros adultos + 5 euros niños). Se pueden adquirir también en las máquinas automáticas que hay en la misma parada. El billete para los niños sólo puede comprarse directamente al conductor. Al lado del mostrador de Airlink hay una Oficina de Turismo de Irlanda y pedimos un mapa de Dublín.
Salimos de la terminal y a unos pocos metros, bien indicado, vemos la parada de Airlink. Tenemos que coger el autobús número 747. A las 12:45 nos ponemos en marcha y en media hora estamos en el centro de Dublín y es que el aeropuerto está muy cerca de la ciudad.
Nos bajamos en la parada de College Green Street que es la más cercana a nuestro hotel. Abrimos el mapa para orientarnos y se nos acerca un ciudadano que nos pregunta si necesitamos ayuda. Le decimos que estamos buscando el Trinity City Hotel y nos indica cómo llegar. Quizás deberíamos tomar nota de la amabilidad con la que tratan a los turistas en otros países. Un corto paseo y llegamos hasta el hotel.
Hacemos rápidamente los trámites de registro y subimos a la habitación para dejar las maletas. No nos entretenemos mucho y volvemos a salir para empezar a recorrer la ciudad. Justo enfrente del hotel tenemos el Trinity College, el colegio de la Universidad de Dublín, y es lo primero que vamos a visitar. Accedemos por la puerta que da a College Green Street y entramos en el amplio patio de la Universidad.
Paseamos por el recinto haciendo fotos. Es viernes y está muy animado con los estudiantes yendo de un lado para otro. Los antiguos edificios, principalmente de estilo neoclásico, están alrededor de los grandes patios. El Trinity College fue fundado en 1592 por la reina Isabel I de Inglaterra.
Vamos hasta el edificio en el que se encuentra la Old Library (la vieja Biblioteca) y el antiguo Book of Kells (Libro de Kells). La entrada es de pago y el ticket familiar nos sale por 20 euros. Es una de las atracciones más visitadas de Dublín y puede haber largas colas pero al ser viernes hay poca gente y entramos sin esperas. El recorrido empieza por la exposición relativa al Libro de Kells. Se trata de un manuscrito ilustrado, en latín, del siglo IX y que contiene los cuatro Evangelios del Nuevo Testamento. Debe su nombre al lugar en el que se encontró: la abadía de Kells en Irlanda, fundada por los monjes que huían de los vikingos desde la isla escocesa de Iona. Hay varias salas donde se explica la importancia de este libro y se exponen murales con algunos de los detalles y dibujos que decoran el manuscrito. El Book of Kells original está expuesto protegido por una vitrina. No están permitidas las fotos.
A través de unas escaleras subimos hasta la antigua Biblioteca. Es impresionante. Un largo corredor con estanterías a ambos lados, llenas de libros y que se alzan a gran altura. Los bustos de sabios de todas las épocas se reparten a lo largo de la gran sala. El fuerte olor a madera envejecida hace que aún sea más impactante. La visita a la Old Library nos ha gustado mucho y los Janonautas la recomendamos sin ninguna duda.
Salimos de nuevo al exterior y está empezando a caer una fina lluvia. Junto al edificio de la Biblioteca está la curiosa escultura de bronce llamada Sphere within Sphere (Esfera dentro de Esfera), del escultor italiano Arnaldo Pomodoro, y nos acercamos a verla.
No sé a vosotros pero a los Janonautas nos recordó a la Estrella de la Muerte de Star Wars.
Salimos del Trinity College y volvemos a College Green Street. Nos encontramos con el espectacular edificio del Bank of Ireland que fue erigido a principios del siglo XVIII para albergar el Parlamento irlandés. En 1803 el edificio fue comprado por el Banco de Irlanda.
Vamos hasta una de las zonas más conocidas de Dublín: Temple Bar. Es el antiguo barrio portuario, entre Dame Street y el río Liffey, que se ha convertido en el punto de concentración de las noches dublinesas. Sus estrechas calles están llenas de pubs y locales para comer, beber y oir música. A estas primeras horas de la tarde no hay mucha animación pero tenemos la intención de volver cuando anochezca para ver mejor el ambiente.
Estamos en la parte sur del río Liffey y queremos ir al lado norte. Cruzamos por el puente más popular de Dublín: el Half Penny Bridge (o Ha'Penny Bridge). Este puente metálico es de 1816 y su nombre viene del medio penique que había que pagar antiguamente para cruzarlo.
Vamos hasta Jervis Street para comer en The Church, una antigua Iglesia reconvertida en pub y restaurante. En la planta baja está la zona de bar, con una gran barra en el centro y muchas mesas alrededor. La planta superior está reservada a restaurante. Es un tipo de establecimiento que a los Janonautas nos divierte visitar cuando estamos de viaje, como el Standing Order en Edimburgo.
Nos quedamos en la planta de abajo. Cogemos sitio en un rincón y pedimos la comida. Probamos uno de los platos típicos irlandeses que suelen ofrecer en muchos pubs: el buey en salsa Guinness. La comida es abundante y nos satisface. Mientras tanto afuera llueve ahora con más fuerza.
Tras la comida salimos para continuar paseando. La lluvia continúa cayendo pero más suavemente. Vamos hacia una de las calles comerciales de esta zona de Dublín, la peatonal Henry Street, y la recorremos hasta llegar a una de las principales avenidas de la ciudad: O'Connell Street. En la confluencia de ambas calles está uno de los monumentos más llamativos, The Spire, una aguja de acero inoxidable de 120 metros de altura y 3 metros de ancho en su base.
La lluvia sigue y ha oscurecido rápidamente. Con este tiempo y tan poca luz va a ser difícil poder tomar buenas fotos. Compramos en un supermercado algo para cenar más tarde y volvemos a cruzar el río por O'Connell Bridge de regreso hacia el hotel. Esperamos que pare de llover y también tenemos que abrigarnos un poco más porque a medida que ha ido oscureciendo el frío se ha intensificado. Cuando parece que mejora algo el tiempo aprovechamos para volver a salir. No es que sea muy tarde, las 19:00, pero la sensación que tenemos es como si fuese avanzada la noche. Nos volvemos a la zona de Temple Bar para comprobar la animación de la que presume. Con este frío no hay mucha gente por la calle pero los pubs están a rebosar. En la mayoría de los locales hay música tradicional en directo que podemos oir desde la calle cuando se abren las puertas. Al ir con nuestra hija, que es menor de edad y no puede entrar, nos tenemos que conformar con ver el ambiente de los pubs desde fuera.
Cruzamos de nuevo el río Liffey para recorrer otra vez Henry Street y O'Connell Street, pero esa parte de la ciudad está muy apagada. El día no da más de sí y nos volvemos ya hacia el hotel para cenar y dar por acabada la jornada de hoy. Hemos disfrutado mucho de este primer día en Dublín. Como decíamos en la introducción, no es una ciudad monumental pero tiene mucho encanto y es agradable pasear por ella. Sólo esperamos que mañana el tiempo sea algo mejor.