Ruta por el oeste de Irlanda ✏️ Blogs de IrlandaRecorrido en coche, durante dos semanas, por el oeste de Irlanda.Autor: WANDERER1 Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (16 Votos) Índice del Diario: Ruta por el oeste de Irlanda
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Etapas 1 a 3, total 12
Allá por el 2014 escribí mi primer diario en losviajeros.com, "RUTA POR LA MITAD SUR DE IRLANDA", narrando las estupendas vivencias tenidas en este pequeño gran país. De hecho, resultó tan positiva la experiencia que con posterioridad he vuelto a repetir viaje a Irlanda en varias ocasiones, con el mismo resultado satisfactorio. Ahora, 3 años más tarde, me dispongo a realizar un nuevo diario irlandés. Se trata de una ruta en coche a lo largo de 2 semanas por la costa occidental. Bueno, en realidad no se trata de un único viaje sino de la fusión de 3 de ellos (observando las fotos puede verse que están hechas en diferentes estaciones del año), aunque el motivo sí es único: conocer el atractivo oeste irlandés. Desde la invasión inglesa de este país, allá por el lejano siglo XII, Irlanda quedó dividida en dos áreas bien diferenciadas entre sí. Por un lado nos encontramos con las tierras fértiles del este, sometidas ya desde un principio a una fuerte influencia británica. En esta zona será donde se asienten los grandes terratenientes de origen inglés, construyendo significativas ciudades, catedrales, castillos, mansiones e iglesias. Sus paisajes, costumbres, entornos y edificaciones no se diferencian mucho de las que podemos encontrar en la gran isla vecina. El oeste es diferente. Dada la escasa productividad de sus tierras, la dura climatología y la aridez del paisaje, nunca resultó del gusto de los refinados ingleses. Una zona pobre que quedó reservada para la pobre población irlandesa, siendo relativamente limitado el influjo del Imperio Británico a lo largo de 800 años de dominio. Pero, precisamente por ello, en el oeste de Irlanda es donde vamos a poder encontrarnos con su parte más auténtica, el santuario cultural del mundo gaélico, la región del Connaught, la llamada zona Gaeltacht. Allí conoceremos sus auténticas tradiciones, su idioma imposible, su increíble música, su gente entrañable de humor socarrón, sus paisajes, su naturaleza ... Porque el oeste, de grandes castillos, poco, pero de naturaleza ... a raudales. El oeste de Irlanda tiene tanto que ver que inevitablemente, para poder ajustar la ruta a las dos semanas, hubo que dejar para otra ocasión determinados condados, como los de Donegal y Sligo al norte o el de Cork al sur. Para otro viaje. Nuestro viaje arrancará en el amplio y poco turístico condado de Mayo (con una extensión de 5.400 km2 y apenas 130.000 habitantes). Allí estableceremos nuestra primera base de operaciones en la cuidada ciudad de Westport durante los primeros 3 días, visitando la isla más grande del país. Achill Island, la propia ciudad de Westport, la Bahía de Clew y el imponente y mágico Croagh Patrick. La ruta continuará por el condado de Galway, conociendo puntos tan interesantes como la Abadía de Kylemore, el Parque Nacional de Connemara, la Sky Road y la turística población de Clifden. El campamento lo tendremos establecido en la tercera ciudad más importante del país, Galway. Tras una escapada a Cong (de nuevo condado de Mayo), emprendemos el viaje rumbo al condado de Clare, dirección sur. Allí patearemos el calizo Burren admirando el Poulnabrone Dolmen y haremos noche en la costera y pequeña población de Doolin. Al día siguiente viajaremos a una de las cunas del idioma gaélico, las Islas Aran. Posteriormente, siguiendo rumbo sur, haremos parada en los tan turísticos Acantilados de Moher. Antes de entrar en el condado de Kerry pararemos en la bonita y también muy turística población de Adare (condado de Limerik). La ruta por Kerry tendrá dos partes. Primero conoceremos a fondo la Península de Dingle, con base en la ciudad del mismo nombre, disfrutando de sus increíbles paisajes y de significativos puntos como el Brandon Creek, el Gallarus Oratory, el Connor Pass, Slea Head, la Playa de Inch, etc. Posteriormente pasaremos a la siguiente península, la de Iveragh, para recorrer y disfrutar del Anillo de Kerry con paradas en diferentes lugares, especialmente en la agradable isla de Valentia. Nos quedamos con muchas ganas de haber podido realizar una excursión a las islas Skellig. Para la próxima. En este último tramo del viaje la base de operaciones se fijó en Killarney, la población más turística y concurrida de la zona. Desde allí recorreremos otro de los 6 parques nacionales que tiene Irlanda, el Killarney National Park. En resumen, una estupenda ruta en coche por la Irlanda más auténtica, aprendiendo mucho de su interesante historia (monumentos megalíticos, restos de fortalezas de la Edad del Bronce, su peculiar monacato mediaval, el sometimiento británico, el desastre de la Armada Invencible ...), de su naturaleza (espectacular), de sus gentes (uno de los principales activos del país, sin duda) e incluso de las buenas películas filmadas por esos parajes. Punto delicado: las carreteras. Quitando las autovías, las encontramos de dos tipos: las estrechas y las muy estrechas. A ésto hay que añadir el que se conduce por la izquierda. Remedio: conducir atento y sin prisas. "Be water muy friend". Personalmente, dos puntos inolvidables: las Islas Aran y la Península de Dingle. El primero por su autenticidad, el Gaeltacht en estado puro, ejemplo de lucha por la supervivencia en un entorno adverso. El segundo por la belleza de sus paisajes, por su naturaleza y por su gente. Pero bueno, la mejor opción es quedarse con todo. Todo lo bueno que hay en esta isla que, citando al maestro Javier Reverte, "exporta al mundo miles de curas y monjas y millones de litros de cerveza negra, que presume de tener uno de los índices más bajos de suicidios de la Unión Europea, que nunca ha invadido a nadie y que ha sido tantas veces invadida (por vikingos, normandos , sobre todo, ingleses, que se quedaron un buen rato), donde sus habitantes beben hasta el delirio Guinness y whiskeys, gentes que prefiere la carne al pescado, las patatas a las verduras, y que aman los cisnes, los caballos y a los poetas. En su bandera nacional no hay feroces águilas ni leones, tan sólo una delicada arpa gaélica". Antes de afrontar el viaje nos "trabajamos" en profundidad 3 obras que, a mi entender, resultan imprescindibles para poder llegar a tener un concepto amplio de lo que es Irlanda: 1) León Lasa. "Por el oeste de Irlanda". 2006. Edit. Almuzara. Córdoba. Durante unos cuantos meses León Lasa se recorrió ¡a pie! la costa occidental irlandesa. Un libro lleno de vivencias, anécdotas y datos de todo tipo. Fundamental para la preparación del viaje. 2) Monográfico nº 78 de la revista de viajes Altaïr, "Irlanda, firme en sus raíces". Editada en julio 2012. Puede adquirirse en la web de la editorial, www.altair.es, por 5,95 €. Muy interesantes sus artículos y espectaculares fotografías. En 120 páginas condensa todo lo que debemos saber sobre Irlanda. Después de haberla leído resulta imposible que no te entren unas ganas locas de visitar este país. 3) Javier Reverte, "Canta Irlanda". 2014. Edit. Plaza y Janés. Barcelona. En este libro, el escritor de viajes por excelencia nos describe de un modo muy entretenido cómo son las costumbres de Irlanda, su historia, su música y su literatura. Otro libro imprescindible. Libros complementarios que también ayudan a comprender bien el alma irlandesa: - John M. Synge. "Las Islas Aran". 2000. Alba Edit. Barcelona. - Heinrich Böll. "Diario irlandés". 2015. Plataforma Editorial. - Brendan Behan. "Mi isla". 2012. Marbot Ediciones. Barcelona. - Seumas O'Kelly. "Al borde del camino". 2015. Edit. Sajalín. Finalmente, uno de un escritor aragonés amante de la literatura gaélica: - Chesús Yuste Cabello. "Regreso a Inishfree y otros relatos irlandeses". 2015. Edit. Xordica. Y cómo no, ver algunas películas cuyo escenario ha sido el oeste irlandés. A destacar: - "El hombre tranquilo", de John Ford. 1952. Todo un clásico, con John Wayne y Maureen O'Hara como principales protagonistas. Ambientada en la población de Cong, nos cuenta las vivencias tenidas allí por un irlandés que, tras conseguir fama y fortuna como boxeador en Estados Unidos, regresa a este país para descansar. - La hija de Ryan", de David Lean. 1970. Estupendos papeles de Robert Mitchum y Sarah Miles. Aquí la ambientación tiene lugar en la Península de Dingle, en el año 1916. Un maestro rural, viudo, vuelve de Dublin a su aldea natal donde conoce a una impulsiva joven. - "Hombres de Aran", de Robert J. Flaherty. 1934. UN histórico documental (bueno, más bien un falso documental) realizado por el también histórico director Flaherty, ya famoso desde 1922 por su película "Nanuk, el esquimal". Nos cuenta la vida cotidiana de los habitantes de las Islas Aran, mostrando la lucha diaria por la supervivencia, el enfrentamiento entre el hombre y la naturaleza. Viene a ser comparable al documental que por esas épocas realizó Luis Buñuel en las Hurdes, "Tierra sin pan". - "El prado", de Jim Sheridan. 1990. Con Richard Harris, John Hurt y Sean Bean. Nos cuenta cómo un campesino trata de defender la parcela de tierra que su familia ha utilizado durante generaciones. Ambientada en las inmediaciones de Connemara. En estas 4 películas podemos apreciar con claridad las costumbres y modos de vida de estos habitantes del oeste de Irlanda, donde se mezclaban a partes iguales la pobreza, el peso de la religión católica, la dureza del clima y la belleza del paisaje. Ambientada al sur del oeste irlandés, en el condado de Cork, también resulta destacable la película del siempre interesante Ken Loach "El viento que agita la cebada", del 2006. Ambientada durante la guerra de la independencia irlandesa, con dos hermanos como protagonistas. Finalmente, como dato práctico, detallo los lugares donde nos hemos alojado a lo largo de este viaje: - Westport. Linden Hall B&B. 9,4 puntuación booking. 75 € habitación doble con desayuno. - Galway. Sunrise Lodge B&B. 9,3 puntuación booking. 80 € habitación doble con desayuno. - Doolin. Blackberry Lodge B&B. 9,6 puntuación booking. 80 € habitación doble con desayuno. - Kilronan. Inishmore. Islas Aran. Aran Island Hotel. 9,2 puntuación booking. 80 € habitación doble con desayuno. - Dingle. "Modern cosy house". Vivienda unifamiliar para 4 personas reservada por airbnb. 140 € noche. Alejada del casco urbano pero en muy buenas condiciones. - Killarney. Kingfisher Lodge. 9,4 puntuación booking. 90 € habitación doble con desayuno. Bueno, basta ya de tantos datos. Vamos a lo nuestro, a la "Ruta por el oeste de Irlanda". Etapas 1 a 3, total 12
El primer día de nuestro viaje vamos a dedicarlo a recorrer la tranquila isla de Achill, la mayor de todas las que rodean Irlanda, con 22 kms. de longitud y 19 de anchura - un total de 150 km2 - y que debe su nombre al gran número de águilas marinas que, según cuenta la tradición, poblaba la isla en épocas pasadas (hoy en día no aparecen por ningún lado). La población humana sí que apareció por estos parajes hace unos 6.000 años, dejándonos algunos restos de tumbas megalíticas como muestra de ello. Achill Island presenta un relieve un tanto montañoso (con el Croaghaun como cima más alta con 688 mts.) y una superficie plagada de turberas y matorral. El azote casi contínuo de los fuertes vientos del suroeste hace imposible la existencia de árboles, generando un paisaje austero pero no exento de encanto. Se trata de un auténtico remanso de paz, con una población en torno a los 2.700 habitantes, alejado de las hordas turísticas que últimamente tienden a invadir otros puntos del oeste irlandés. Posiblemente los foráneos que más abundan por estos parajes son los estudiantes de bastantes colegios del país que transitan sus playas y praderas en busca de actividades acuáticas y deportivas. Ideal para hacer rutas ciclistas. Partimos de Westport rumbo norte por la N-59, llegando en poco más de media hora al puente que desde el año 1.887 conecta la isla con Irlanda. El actual es más reciente, del 2.006. Desde este punto de entrada iniciamos la Atlantic Coast Road, una ruta circular que nos lleva por los puntos más interesantes de la isla, disfrutando de los sorprendentes acantilados de Cathedral Rocks (entre Dooega y Keel) y de la extensa playa de arena blanca de Trawmore, junto a Keel, la principal población de la isla. Poco después continuamos rumbo oeste hacia la Bahía de Keem por una pequeña carretera que bordea la costa, donde nos encontramos con una fotogénica y hermosa cala de aguas transparentes (bandera azul) de unos 200 metros de ancho y con el monte Croaghaun frente a nosotros. De regreso a Keel, iniciamos desde allí una excursión rumbo norte a Slievemore, una población de unas 80 casas alineadas mirando al sur, deshabitada desde hace más de 150 años, posiblemente a raíz del desastre nacional que supuso la "Gran Hambruna" a mediados del siglo XIX provocada por las cosechas fallidas durante años del monocultivo de la patata y que dejó reducida a la mitad de la población de Irlanda. Los descendientes de los habitantes de Slievemore deben andar ahora desperdigados por Australia o Norteamérica, formando parte de esa extensa comunidad de más de 70 millones de personas repartidas por todo el mundo con sangre irlandesa. Tras el paseo por la zona continuamos por los extensos campos de turba hacia Doogort, donde se encuentra el Heinrich Böll Cottage, una especie de residencia para escritores y artistas en busca de inspiración. Una población en sí poco interesante. El escritor alemán - y premio Nobel - Heinrich Böll contribuyó a dar fama a Achill Island al establecerse en ella durante algunos veranos tras finalizar la II Guerra Mundial y escribir allí su conocida obra "Diario irlandés", un libro fundamental para intentar conocer un poco ese "alma" irlandesa tan sugerente para todos los que somos amantes de este hermoso país (aunque, a decir verdad, mucho ha cambiado Irlanda en las últimas décadas, resultando cada vez más difícil el encontrar esa idílica Irlanda pobre y rural). Otra conexión cultural con Achill Island procede del conocido pintor local Paul Henry (1877-1958), famoso por sus cuadros de paisajes - especialmente de esta isla y el oeste irlandés -, contribuyendo con sus obras a la promoción de estos apartados territorios. Resulta interesante echar un vistazo a la web www.achill247.com. Para conocer mejor esta isla habría que utilizar la fórmula empleada por nuestro guía espiritual León Lasa ("Por el oeste de Irlanda"), recorriéndola bien andando bien en bicicleta. Dado que no contamos ni con el fondo físico ni con el tiempo suficiente para ello, buscamos una fórmula intermedia: coche/paseos andando. Paseos por caminos rodeados de extensos campos de turberas y pedregales, de hierba quemada por el viento, la lluvia y el frío, de ovejas de cara negra con los lomos pintados de grandes rayas de colores como signos de identidad, de naturaleza apenas modificada por la mano del hombre. Rutas de senderismo hay unas cuantas, con diferentes niveles de dificultad. Para obtener mayor información, fundamental la página www.achilltourism.com. Llama la atención las inmensas turberas (turf) extendidas a lo largo de toda la isla, sirviendo desde épocas inmemoriales de combustible para la población irlandesa, manteniendo calientes sus casas durante los fríos, largos y húmedos inviernos, perfumando los hogares con ese aroma dulzón tan típico. El carbón de turba es el resultado final de un lento proceso biológico en terrenos pantanosos. Se necesitan miles de años para acumular capas de turbera de un metro de grosor. En primavera cortan la turba en bloques, dejándola secar a la intemperie hasta que quede lista para su uso. Un dato significativo: las turberas existentes en nuestro planeta recogen el 10% del total de dióxido de carbono que hay en la atmósfera, a pesar de cubrir únicamente el 3% de la superficie de la Tierra (los bosques, que ocupan el 30% de la superficie, recogen un porcentaje menor), resultando por tanto fundamentales para evitar el efecto invernadero, el calentamiento global y, por tanto, el cambio climático. Pero ¿qué ocurre cuando dejamos secar las turberas? pues que el carbono que contiene se oxida, convirtiéndose en dióxido de carbono y liberándose a la atmósfera, generando unas consecuencias similares a la combustión del carbón o la gasolina (para mayor información sobre este tema, echar un vistazo al informe de la Ramsar Conservation). Por este motivo la Unión Europea ha marcado determinadas directrices para garantizar su conservación y evitar su explotación. Pero claro, no resulta fácil el conseguir cambiar de mentalidad a un pueblo que lleva utilizando la turba como combustible desde hace miles de años ... Un dato confirmado en algunos de nuestros paseos por esta isla. Aunque también es cierto lo que argumentan los lugareños, que mayores son las emisiones de gases lanzadas por las flatulencias de la enorme cabaña bovina del país y no por ello van a dejar de criar vacas. Asunto complicado. Tras pasar una estupenda jornada por este remanso de paz, caída la tarde emprendemos regreso a la animada ciudad de Westport. Etapas 1 a 3, total 12
WESTPORT
Westport ha sido premiada durante varios años como la población irlandesa más limpia (Tidy Town). En el 2012 ganó otro galardón: el título del lugar con mayor calidad de vida del país. Un dato a tener en cuenta. A unas 3 horas en coche de Dublín. Ciudad de reducidas dimensiones, con una población que no supera los 5.000 habitantes, su trazado urbano fue realizado en 1770 por el arquitecto James Wyatt como complemento a la mansión de Westport House, residencia de los Condes de Altamont. Sus edificaciones mantienen una relativa y agradable armonía, con casas de estilo georgiano de 2 plantas, destacando una ancha plazuela, el Octagonon - antiguo mercado de la ciudad - en cuyo centro se alza una estatua en un alto pedestal de San Patricio (St. Patrick), con la garrota de matar serpientes. Predominan las calles amplias y arboladas, con dos grandes avenidas que siguen el curso del río Carrowbeg: North y South Mall. La oficina de turismo se encuentra en James Street. Cruzando South Mall nos encontramos con Bridge Street, llena de pubs y cafés. Posiblemente su puf más famoso sea el Matt Molloy's, propiedad de uno de los miembros de la mítica banda de música tradicional irlandesa The Chieftans. The Porter's House tampoco se queda atrás. El asunto de los pubs en Irlanda es increíble. Más que un establecimiento de bebidas y comidas se trata de un auténtico club social, el lugar de encuentro y de cobijo ("nunca llueve dentro de un pub" es una típica frase irlandesa). De hecho, la palabra "pub" es una abreviatura de "public place" (lugar público), un básico punto de cohesión social en torno a la bebida nacional, la cerveza. Otro dato: los irlandeses gastan 3.000 millones de euros anuales en cerveza, con una media anual de 91 litros por persona, en el top ten del ranking mundial. Westport, como no puede ser menos, tiene una buena cantidad de pubs, muchos de ellos con estupenda música tradicional irlandesa en vivo, encontrándose la mayoría de ellos sorprendentemente llenos ¡todos los días de la semana!. A ésto también ayuda el hecho de haberse convertido en un importante foco de turismo interior durante los fines de semana, concentrando una buena cantidad de despedidas de solteros para desgracia de la población residente en la zona centro que pretende dormir plácidamente por las noches. La Westport House también merece una visita. Al este de la ciudad, en el estuario del río Carrowbeg, al inicio de la Bahía de Clew, a unos 15 minutos andando desde el Octogonon, se encuentra el histórico edificio de piedra caliza iniciado en 1732 por Richard Cassels y terminado en 1778 por James Watt. Edificado por iniciativa de John Browne, primer Lord Altamont, sobre el antiguo castillo de los O'Malley (más adelante hablaremos un poco de ellos). Su interior es visitable previo pago. Cuenta con una zona para pasear en barca, un museo, un zoo para niños y una zona recreativa. A lo largo de la jornada nos marcamos dos objetivos: visitar la Bahía de Clew yCroagh patrick. Arrancamos. CLEW BAY La Bahía de Clew se extiende a lo largo del condado de Mayo, teniendo la población de Newport en su punto norte y la de Westport al sur, quedando dividida en otras 2 subbahías. Se trata de una costa bastante llana, que permite la entrada del agua con facilidad. Contiene el mejor ejemplo del país de drumlins hundidos, más de 300, que se divisan desde la lejanía como una serie interminable de pequeños islotes (los drumlins son un tipo de colinas bajas, con forma de cuchara invertida, originadas por la morfología glaciar, orientadas en la dirección que tomaban los hielos a lo largo de la última glaciación). A sus espaldas, la imponente montaña de Croagh Patrick. A su frente, la mítica Isla de Clare (que desgraciadamente, por falta de tiempo, nos quedamos sin poder visitar). La Bahía de Clew fue, allá por los siglos XV y XVI, el centro de las posesiones de la familia O'Malley y, especialmente, de Grace O'Malley, la reina pirata de los irlandeses, también conocida por ellos como Granuaile, quien durante la segunda mitad del siglo XVI lideró un ejército privado de naves llegando a controlar buena parte de la costa oeste irlandesa, desde Donegal hasta Kerry, enfrentándose a las autoridades británicas en no pocas ocasiones. Según cuenta la tradición, finalmente la propia reina Isabel I tuvo que ceder a muchas de sus pretensiones a cambio de estabilidad en la zona. Murió en 1603. En 1588 Grace O'Malley fue testigo directo del desastre sufrido por la "Grande y Felicísima Armada" enviada por nuestro Felipe II con la pretensión de invadir Inglaterra, un asunto que tocaremos con más detalle en las jornadas del condado de Kerry. El caso es que frente a las costas de la Bahía de Clew el galeón español "El Gran Crin", con 336 marinos abordo, quedó destrozado por la fuerza de las olas y los vientos huracanados. Los pocos supervivientes parece ser que fueron atendidos por la famosa pirata irlandesa (aunque, según las crónicas oficiales inglesas, lo que ocurrió es que los supervivientes fueron masacrados por los miembros del clan O'Malley. De un total de 130 navíos que componían la Armada, se calcula que unos 25 naufragaron en las costas irlandesas, 5 de ellos en las costas del condado donde nos encontramos, el de Mayo: el "Ciervo Volante", el "San Nicolás Prodaneli", el "Duque Santa Ana", la "Rata Encoronada" y el ya citado "Gran Crin". Grace O'Malley tenía su cuartel general en la Isla de Clare. Se trata de una isla de reducidas dimensiones - unos 6 kms. de largo y 4 de ancho - que cuenta en la actualidad con unos 160 habitantes. Según nos relata León Lasa, "el centro y el norte están ocupados por pequeñas montañas, la más alta de las cuales no llega a quinientos metros de altura, que hacen su perfil visible desde lejos ... con verdes de todos los matices ... y envuelta en silencio". Como puntos a destacar, el faro (construído en 1806 por el Marqués de Sligo y en funcionamiento hasta la década de los 60 del pasado siglo y hoy reconvertido en hotelito), los restos de la abadía cisterciense del siglo XIII enclavada entre los montes Knockmore y KNocknaveen (que a su vez conserva en su cementerio los restos de nuestra pirata O'Malley, una estructura cuadrada de 15 metros de lado y 20 de alto. Para quien se anime, los ferries dirección Clare Island salen del pequeño puerto de Roonagh Quay, en el extremo más occidental de la Bahía de Clew (tomando un desvío de la carretera R-378). La isla se encuentra a unos 7 kms. de la costa. Nuestra primera parada fue a la altura de la población de Murrisk, en plena carretera R-335, a poco más de 10/15 minutos de Westport. Allí es donde se encuentra, frente a la Bahía de Clew, el National Famine Monument, el monumento en bronce realizado por el escultor John Behan en 1997 que representa una carabela de unos 10 metros de eslora con 3 mástiles negros que acogen a varios esqueletos humanos. Se trata de los "Coffin Boats", término que describe a los barcos que abandonaron las costas irlandesas rumbo a Canadá, Estados Unidos, Australia o Nueva Zelanda tras el desastre de la "Gran Hambruna" de mediados del siglo XIX. Una gran parte de esos pasajeros no consiguieron llegar a su destino. El episodio de la Great Famine (La Gran Hambruna) ha dejado una profunda huella entre la población irlandesa, multiplicándose su recuerdo y homenajes en decenas de poblaciones. La cuestión no es para menos: a mediados del siglo XIX la población en Irlanda sobrepasaba los 8 millones de habitantes; una vez superada esta tragedia nacional, ésta nunca ha conseguido superar la cifra de 4,5 millones. Entre fallecidos y desplazados a otros territorios del Imperio Británico a lo largo de las siguientes décadas huyendo de la miseria, el país perdió a cerca de la mitad de sus habitantes. En palabras del escritor irlandés Brendan Behan (interesante su libro "Mi isla"), se trata del episodio más humillante en Europa tras la matanza de los judíos por parte de los nazis en la II Guerra Mundial. En el año 1845 se produce en Irlanda la coincidencia de una serie de factores: la pobreza extrema en que vivían la mayoría de los irlandeses, la superpoblación, la avaricia de los terratenientes ingleses - dueños de más del 90% de las tierras fértiles irlandesas -, de la nefasta actuación por parte de las autoridades administrativas de la isla (recordemos, bajo dominio británico) y de la excesiva dependencia de la patata en la dieta alimentaria. Ese año, el hongo "Phytophora Infestans", conocido popularmente como la "Peste de la Patata", arruinó la cosecha. También lo hizo durante los 4 años siguientes, dejando a la población sin alimento base. Por supuesto que también Irlanda tenía vacas y cerdos, así como cereales. Pero estos productos resultaban inaccesibles para la mayoría de la población ya que estaban controlados por esos terratenientes ingleses, siendo destinados en su mayoría para la exportación, principalmente a Inglaterra. Por otro lado, países como Estados Unidos enviaron barcos cargados de cereales para alimentar a la población, pero buena parte de éstos eran retenidos en las aduanas por las autoridades británicas para evitar que los precios del cereal no se desplomaran en el mercado. Como nos cuenta Javier Reverte, "Irlanda agonizaba y Gran Bretaña se enriquecía a su costa". Tampoco debemos olvidarnos que buena parte del territorio irlandés no destaca precisamente por la fertilidad de su suelo, agudizándose esta cualidad de un modo muy especial en las regiones donde se encontraba asentada la población más humilde, es decir, la mayoría. El escritor Sergi Ramis nos lo explica muy bien en su artículo incluído en el monográfico 78 publicado en el 2012 por la revista Altaïr sobre Irlanda: "El país es un puro pedrusco. Esta isla con silueta compacta es piedra y más piedra. La piedra de los dólmenes y menhires levantados por sus enigmáticos primeros pobladores; la de los millones de kilómetros de muros separadores de campos; la de abadías y castillos; la de acoquinantes acantilados ... Piedra oculta bajo una herbácea mantita verde, que hace que Irlanda parezca más fértil de lo que es. Porque Irlanda, comedero estupendo para herbívoros domésticos, como ovejas y vacas, es un páramo agrícola. Crecen patatas ... y poco más". Seguiremos profundizando en el tema cuando lleguemos a las jornadas del Burren y las Islas Aran. CROAGH PATRICK Y, enfrente del National Famine Monument, la montaña mágica de Irlanda, su montaña sagrada, el Croagh patrick, una mole aislada de 765 metros de altura cubierta por guijarros de cuarcita. Uno de los principales focos de peregrinación de Irlanda. Se estima que las peregrinaciones a su cumbre se remontan a 5.000 ó 6.000 años de antiguedad, habiéndose encontrado restos neolíticos, de la Edad del Bronce, Edad del Hierro y de época precristiana. La Iglesia, como ha venido siendo habitual, solapó una tradición pagana y arraigada entre los primitivos celtas con otra de raíz cristiana. Existe otro importante foco de peregrinación también en este condado de Mayo, a unos 50 kms. al este de Westport: el Santuario de Knock, donde se supone que en 1879 dos mujeres del pueblo presenciaron la aparición no sólo de la Virgen sino también de San José y San Juan Evangelista. El santuario es visitado cada año por más de un millón de creyentes. Según la tradición, San Patricio, imitando la acción de Jesucristo en el desierto, pasó en el año 441 cuarenta días y cuarenta noches en la cumbre de esta montaña, mientras ayunaba y rezaba. También fue aquí, siguiendo la tradición, donde San Patricio consiguió exterminar todas las serpientes de Irlanda atrayéndolas con el sonido de una campana y arrojándolas posteriormente a un pozo en lo más alto del monte. Lo de la campana y el pozo, en verdad, cuesta digerirlo, pero una cosa es cierta: ¡en Irlanda no hay serpientes!. Supongo que estos reptiles no se deben llevar bien con la lluvia, el viento y el frío. El tan querido patrón de Irlanda nació hacia el año 387 en algún lugar de Gran Bretaña, posiblemente en Escocia. Fue capturado por los irlandeses y vendido como esclavo en este país. Durante su cautiverio conoció las creencias celtas y aprendió la lengua local. Una vez liberado se dedicó a la difusión del cristianismo por la isla, centrándose en los líderes tribales, a quienes utilizó como correa de transmisión hacia el resto de la población, y en los druidas a quienes intentó convencerles para que se convirtieran en sacerdotes cristianos. Utilizó el trébol como herramienta para poder explicar a los recién convertidos el complicado asunto de la Santísima Trinidad. Murió, según se cree, hacia el 460. Quien conozca un poco Irlanda pronto detectará la enorme admiración que este país tan católico tiene hacia su patrón. Hay "San Patricios" por todas partes, y no sólo en esta isla sino en todos aquellos lugares donde los irlandeses han emigrado. Y son muchos. Pero la apoteosis final a esta devoción la encontramos cada 17 de marzo, el día en que celebran su festividad. Todo un espectáculo el presenciar los actos que organizan y, especialmente, en Dublín, la capital. Muy recomendable el pasar un día de San Patricio en esta ciudad (si se consigue alojamiento). Posiblemente en otro momento me anime a escribir un diario monográfico que trate únicamente de esta celebración tan peculiar. De momento, adjunto una foto donde se puede ver cómo están las calles ese día. Pero bueno, retomemos nuestro viaje. Poco después de la estancia de San Patricio en este monte comenzaron las peregrinaciones cristianas, sobreviviendo esta práctica de manera ininterrumpida hasta nuestros días. En la actualidad Croagh Patrick es visitada por más de 100.000 personas cada año, destacando la peregrinación hacia la cima que se celebra en el llamado Reek Sunday, el último domingo de julio, con la participación de unos 30.000 peregrinos. Se encuentran peregrinos de todo tipo, desde los que realizan la excursión con una finalidad meramente deportiva y lúdica hasta los que emprenden esta peregrinación por motivos religiosos o incluso los más ultras que realizan la ascensión ¡descalzos!. La gente religiosa obtiene su recompensa si consiguen llegar hasta la cumbre a modo de indulgencia plena y perdón de los pecados. La subida no resulta para nada sencilla, realizándose por un camino pedregoso con fuertes desniveles y bastante resbaladizo, con una duración media en torno a las 2 horas. Nosotros, por falta de tiempo - y porqué no decirlo, de fuerzas -, ni siquiera lo intentamos. Etapas 1 a 3, total 12
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