[size=18]Llegamos a Nápoles el viernes por la tarde y nos recogió en el aeropuerto Salvatore, el dueño del apartamento que teníamos alquilado cerca de la estación. Salvatore nos ofreció servicio de transporte por 15 euros (así nos evitamos ir en el Alibus con las maletas por el mismo precio). El apartamento está situado muy cerquita de la estación Garibaldi donde están las líneas 1 y 2 de metro, el tren Circunvesuviano y las líneas de cercanías.
Cuando llegamos al apartamento nos ofreció un montón de consejos y sugerencias de visitas que no habíamos planteado (en francés, que es lo que yo entendía mejor), además de su servicio de tours (que no cogimos, a 10 euros la hora de excursión).
Después bajamos a hacer una compra para los desayunos y las cenas a un supermercado antes de que cerraran.
Al día siguiente a las 9 ya estábamos en la calle y nos dirigimos andando hacia el centro de Nápoles, donde tuvimos nuestra primera toma de contacto con las calles de esta ciudad y su espantoso tráfico, continuamente esquivando coches y motos como si fuésemos recortadores. Mi primera impresión fue espantosa, pero pensé que se trataba de esta zona que rodea la estación. Pues no, toda Nápoles es así. Las fachadas están sucias, las calles igual y todo abarrotado de gente vayas por donde vayas.
Llegamos hasta el Duomo, lo visitamos con la capilla San Gennaro
Resultó muy entretenido recorriendo los pasillos y sobre todo las zonas estrechas con la vela (si eres ancho de hombros tendrás que ir de lado),
Esta parte de la visita tuvo una duración de una hora. Después nos llevó fuera desde lo que en su día fue el foro hasta el teatro, dentro de un edificio que es una antigua casa napolitana donde bajo una cama se abre una trampilla a la que de nuevo accedes al subsuelo.
Cuando terminó la visita cogimos la vía Tribunali, muy concurrida pero más ancha que las demás,
Después llegamos hasta el funicular que nos subió por 1 euro hasta el barrio de Vomero, donde pudimos apreciar las vistas de Nápoles (a mi parecer más bonita desde fuera que desde dentro)
y visitamos el castillo de San Telmo.
Volvimos a bajar a Montesanto y paseamos por la Vía Toledo y las callecitas del barrio español, estrechas y llenas de ropa tendida. Nos cogió una miniprocesión de un grupo de pescadores de Mergellina a ritmo de instrumentos estilo carnavalesco.
Cuando llegamos a la Galería de Umberto I descubrimos que por dentro estaba llena de andamios y redes verdes, vaya,
Llegamos al Castillo Nuevo a hacer unas fotos anocheciendo y volvimos a la Vía Toledo para coger el metro Toledo hasta Garibaldi. Debo apuntar que ya nos había avisado Salvatore que el metro en Nápoles es precioso, las estaciones son todas de diseño, limpísimas y llenas de obras de arte, y no le faltaba razón, destacando Toledo, Universitá y Mergellina.