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Bangkok...Mas que una ciudad

Bangkok...Mas que una ciudad ✏️ Diarios de Viajes de Tailandia Tailandia

LUNES 2 DE AGOSTO. DIA 1º. BARCELONA-HELSINKI-BANGKOK. EL VIAJE. ¿Cuándo empezó nuestro viaje? Lógicamente este empezó en el momento de tomar el avión, o quizás cuando llegamos, al aeropuerto, o porque no, quizás en el momento en que la agencia...
Lwrence Autor:   Fecha creación:   Puntos: 5 (1 Votos)

Diario: La sonrisa de un Templo

Puntos: 4.9 (14 Votos)  Etapas: 6  Localización:Tailandia Tailandia

LUNES 2 DE AGOSTO. DIA 1º. BARCELONA-HELSINKI-BANGKOK

EL VIAJE

¿Cuándo empezó nuestro viaje? Lógicamente este empezó en el momento de tomar el avión, o quizás cuando llegamos, al aeropuerto, o porque no, quizás en el momento en que la agencia nos facilito la documentación…o cuando decidimos visitar el Sudeste Asiático…
Al año anterior nos quedamos con las ganas de visitar Thailandia, y este año decidimos que ya no podíamos esperar mas para visitar al antiguo reino de Siam.

Siempre que tengo que emprender un viaje, la noche anterior me cuesta dormirme, y la excitación por marcharme hace que no necesite ningún despertador para levantarme de la cama. Y esta vez no iba a ser diferente.
Carmen, nuestro “chofer” particular, fue más puntual de lo acordado y unos minutos después de las 8 de la mañana ya nos dirigíamos hacia el aeropuerto.
Barcelona amanecía de lunes, de lunes de agosto, pero para nosotros era como un inmenso día festivo que nos iba a durar mas de 400 horas.

Al llegar a la terminal tuvimos que buscar el mostrador de Finnair, y nos recorrimos todos los mostradores de facturación para al final no encontrarlo. Preguntamos en la casilla de información y nos dijeron que era en los mostradores 11 y 12, al principio. O sea que vuelta para atrás. Al llegar a ellos reconocí a una de las parejas que iba a realizar el viaje con nosotros. Eran Enric y Angels, una pareja que ya conocimos la semana anterior en la agencia de viajes cuando nos dieron la documentación. Intercambiamos algunas palabras y poco a poco, detrás de nosotros la cola empezó a crecer. También vimos al resto del grupo esperando para facturar y a Jossel, que buscando la ventanilla, nos saludo y como iba algo perdido le dijimos que esperara en esa fila.

Facturamos las maletas y primer pequeño contratiempo. No teníamos asientos contiguos. En el vuelo a Helsinki sí, pero en el de Bangkok no. La chica nos comento que estaba reservado como grupo y estabamos separados…siempre nos quedaba la opción de cambiarnos con alguien del grupo, si es que fuera posible. Tomamos un café con Carmen y despues de despedirnos de ella, nos fuimos ya hacia la sala de embarque.

Nuestro vuelo número AY-906 destino Helsinki, tenia su hora de salida a las 11.35 y mientras hacíamos de nuevo cola para embarcar, empezamos a hablar con Enric y Angels. Lo primero fueron las preguntas típicas, ¿ cómo os llamáis? ¿ De donde sois? Etc.

Nuestro vuelo que salió puntual y en el cual teníamos asiento de ventanilla, concretamente los asientos 17 E y 17 F, los dos juntos, debía de aterrizar en Helsinki a las 16.25( hora local, una mas que en Barcelona), y dentro del avión habían una pantallas en las que se veía todo lo que ocurría bajo el aparato. Una cámara nos mostraba el suelo de la pista, y más tarde unas tomas muy originales del momento de despegar, y de Barcelona a nuestros pies.
Era curioso ver desde la pantalla como el avión despegaba y como poco a poco las cosas se iban empequeñeciendo hasta desaparecer de nuestros ojos y tan solo observar los distintos colores de los suelos.

Nos dieron de comer y las 4 horas de viaje, pasaron bastante rápidas. El periódico, las revistas que llevábamos, las que había en el avión, etc. hicieron bastante soportable el viaje y antes de que el aburrimiento empezara a llegarnos, vimos las primeras imágenes de Helsinki desde el aire. Desde arriba se veía una ciudad muy verde, con numerosas islitas pequeñas alrededor de lo que suponíamos seria la capital de Finlandia.

Aterrizamos puntuales y como teníamos 7 horas antes de volver a embarcar, nos dispusimos a ir hacia el centro de Helsinki.
Helsinki es una ciudad de mas de 550.000 hab. Y que fue fundada en el año 1550.

En la agencia nos facilitaron un pequeño plano de lo que podíamos ver y como llegar a ello. El plan era tomar los autobuses que salen del aeropuerto cada 20 minutos y que en unos 30 minutos mas nos dejaban en el centro de Helsinki, con el tiempo suficiente para ver “alguna cosilla” y tomar una cerveza.
A la salida del aeropuerto fue la primera vez, en que coincidimos ya todo el grupo, y lógicamente lo primero fue el interrogatorio de los nombres.

Eramos 12 personas. Todas muy diferentes, pero todas muy iguales. Jordi y Pilar, eran una pareja que venían con dos amigas suyas, Marta y Marta…Marta Diez y Marta Prados, aunque más tarde las bautizamos de otra manera. Ellos ya se conocían de un viaje anterior. Luego estaba Pilar y Mª Carmen, dos chicas que venían solas las dos. Enric y Angels, Jossel y Silvia y Encarna y yo.

Antes de salir del aeropuerto, en la taquilla de información del mismo, pedimos los horarios de los autobuses y un plano de Helsinki. Encarna y Marta Prados que eran las que más dominaban el ingles, nos hicieron las primeras gestiones y más tarde nos fuimos a tomar el bus. Habían 2 posibilidades para ir hacia el centro. Uno de los buses salía ya, pero era algo mas caro, puesto que no hacia paradas y el otro( el que al final cogimos) tardo unos 10 minutos en venir y nos costo 3.40 euros por personas, haciendo algunas paradas.

De camino al centro de la ciudad íbamos comprobando como era Helsinki, con muchas zonas verdes, numerosos tranvías e inmensos carriles bici.
El bus nos dejo en una plaza que era el punto final del trayecto y empezamos a andar por la ciudad. 12 personas en que la mayoría no se conocían empezaban a formar un grupo, a hablar entre sí, a conocerse, a preguntar…que tímidos empezamos y que desinhibidos terminamos.
Por el trayecto algunos compraron helados y yo una enorme bandeja de moras rojas que un puesto ambulante vendía.
Caminando por calle Pohjoisesplanadi, nos detuvimos en una travesía para dirigirnos hacia la plaza del Senado, donde un edificio imponente, blanco inmaculado presidía la plaza. De frente la Catedral, y a su lado el edificio del Senado; en el otro extremo de la plaza, estaba el Consejo de Estado. En la calle un restaurante bautizado con el nombre de Dali, exponía sus menús con algunos nombres en Castellano.

Tras las primeras fotos nos dirigimos hacia el mar, nos apetecía tomar una cerveza mirando al Báltico, pero no pudo ser. Tras cruzar lo que parecía el fin de un mercado, llegamos al final del paseo y como la vista no era demasiado buena, volvimos hacia atrás, subiendo por el mismo paseo de antes, con música en directo y muchas zonas ajardinadas. Nos sentamos los 12 en un bar a tomar una cerveza que valía su precio en oro. 6 euros cada una. A nuestro lado algunas personas bebían la bebida típica del país, la sidra. En aquella tertulia cervecera ya empezamos a preguntarnos algo mas a todos, sobre todo de donde éramos y a hacer ya alguna broma. El grupo pintaba bien, nadie daba ninguna nota discordante y eso lo comprobamos ciertamente cada día.

Terminada la tertulia regresamos hacia la estación de autobuses pero como aun faltaba tiempo nos dedicamos a pasear por las calles de Helsinki. Edificios enormes, grises, de influencia soviética, poca vida en las calles. Parecía que los comercios también estaban de vacaciones, y caminando llegamos a otra zona del puerto, donde una chica nos pidió fuego. y nadie de los 12 fumaba…alguna foto mas y ya si de vuelta para coger el bus…Carmen se detuvo en un baño publico, y en el que tan solo se podía acceder previo pago de 50 cts.

Regresamos al aeropuerto para coger el vuelo AY 091 que debía partir a las 23.35 hacia Bangkok. Algunos compraron cena en un puesto de hamburguesas y otros no. El aeropuerto estaba casi desierto, con las tiendas cerradas y en los paneles de información vimos que nuestro vuelo era el penúltimo en salir y que despues de las 23.50 horas y hasta las 6 del día siguiente, no había ninguno más.

Sala de espera, nuevo embarque y ya por fin, dentro de un aparato enorme en el que debíamos de pasar mas de 9 horas. Tal como nos dijeron estabamos mezclados y como al menos estaba el grupo junto, pues entre nosotros nos apañamos para que todas las parejas pudieran estar juntas. Jossel y Silvia, estaban juntos pero bastantes filas mas atrás, cosa que no entendimos.
Yo estaba al lado del pasillo, Encarna a mi derecha y mi izquierda Marta Diez..
-No te preocupes( le dije a Marta) , ya te daré conversación para que no te duermas…je..y me pase casi toda la noche durmiendo..

En el avión nos dieron de cenar, nos pusieron 2 películas. “50 primeras citas” y “Scooby 2”…pero 9 horas y media en un avión dan para mucho..O sea que como era de noche, lo mejor que podía hacerse era dormir... y eso hicimos la mayoría…

Antes de cerrar los ojos, nos facilitaron unos papeles que debíamos de rellenar para poder entrar en Thailandia. Un visado de turista.

Nuestra primera noche juntos la pasamos a 10.000 metros de altura, sobrevolando Europa y Asia..La aventura había empezado.
MARTES 3 DE AGOSTO. 2º DIA. BANGKOK

LLEGADA A LA CIUDAD DE LOS CIRUELOS

Dormir en un avión es lo mejor que se puede hacer cuando se tienen que soportar mas de 9 horas de vuelo, y aunque algunos nos cueste mas que a otros, todos terminamos haciendo alguna que otra cabezada.

Con los primeros rayos de sol ( las 7 de la mañana en nuestros relojes pero las 11 sobre Bangkok) nos sirvieron el desayuno y casi sin darnos cuenta nuestro inmenso avión se poso sobre suelo Thai. Eran las 13 45, hora local. El aeropuerto de Bangkok está rodeado de campos de golf; enormes campos de golf.

Thailandia tiene 62 millones de habitantes, y casi la tercera parte vive en zonas urbanas. Tiene una esperanza de vida de 70 años ( la mayor de todo el sudeste asiático). El 75% de la población es de la etnia Thai, que a la vez se subdivide en varios grupos. Un 11% son chinos, y el resto se reparte entre varias etnias más como malayos, vietnamitas, mon, y varias tribus de montaña,

Creo que todos teníamos una cara mitad soñolienta mitad satisfacción pues ya habiamos alcanzado el primer objetivo y tan solo esperábamos que nuestras maletas también hubieran viajado con nosotros. Entregamos un primer papel rellenado sobre nuestros datos y enfilamos un largo pasillo para efectuar el control de pasaportes y entrada al país.
Habían varias colas para los tramites y como iban bastante lentos decidí ir a cambiar algo de moneda local, para tener dinero fresco para las primeras compras.

En el aeropuerto había una oficina del Thai Military Bank en el que hice cola, y más tarde Pilar Visper se quedo conmigo, pero como tenia su documentación con Carmen, me dejo un billete de 500 euros para que se lo cambiara yo. Mientras tanto el resto del grupo se fue acercando para cambiar y lo que era una sola persona, se convirtió en 4 mas, mientras el asiático de detrás de mí nos miraba con cara de desespero y de que se le estaba colando todo el mundo.
El cambio estaba en 49.88 Baths por un Euro, y no era mal cambio, pues generalmente en todo nuestro viaje lo cambiamos sobre los 50 Baths por Euro.

Volviendo a la cola de inmigración, Marta Diez, se dio cuenta de que le faltaban 1000 Baths, y aunque fue a protestar la chica no les hizo demasiado caso, recontó los billetes que tenia y despues de decirles que porque no lo habían repasado antes, ella se escudo diciendo que sus cuentas le salían bien…todos teníamos bastante claro donde estaba ese billete de 1000 baths que faltaba.

Pasamos los tramites de inmigración y bajamos al piso inferior a buscar las maletas. Ya estaban allí y el personal del aeropuerto se encargó de sacarlas de la cinta transportadora y apilarlas todas juntas. Recogimos las nuestras y esperamos a que el resto del grupo bajase, y tardaron un poco aun, y eso que les llamaron la atención por las risas que hacían…el reír es lo que más hemos practicado en este viaje.

El aeropuerto de Bangkok esta situado al norte de la ciudad, en el barrio de Don Muang, a unos 20 minutos del “centro de la capital” y esta previsto que en el año próximo otro aeropuerto más grande sustituya a este, que parece ser que sé esta quedando pequeño. De todas formas el de Bangkok ocupa el puesto 18 en la escala mundial de aeropuertos por número de pasajeros.

Recogidas las maletas por todo el grupo, salimos de la terminal, para localizar a nuestro enlace de Flecher. Había un gentío enorme de personas con carteles de diferentes agencias, nombres de personas, etc., pero casi al final de todo, a mi izquierda aviste a un señor con el cartel de Fletcher. Era Martín, nuestro enlace/guía, el cual llevaba una camisa estampada de tonos rosas y que hablaba un curioso castellano que más de una vez nos provocaba risa. En Thailandia nuestra agencia era E.T.C.: Education Travel Center. Salimos de aquel caos de personas para esperar al transporte que nos llevara al hotel.

Bangkok es una ciudad de 560 Km cuadrados y de más de 7.5 millones de personas, aunque si se incluye su área metropolitana la cifra no oficial se eleva hasta los 13. Una inmensa mole urbanística llena de autopistas que la surcan por arriba y por abajo. Calor asfixiante, humedad altísima y lluvia, mucha lluvia. Todas las tardes ( aunque a veces también por la mañana) suele llover unos 20-30 minutos, a veces con alguna cierta intensidad y ello es debido a su clima y a la época en la que estabamos.
Bangkok, que está al sur del país, padece las lluvias durante todo el verano, y los monzones hacen que en Agosto y Septiembre sean los meses de más precipitaciones. Y cuando nosotros llegamos, como no, estaba lloviendo.

Los guardias de tráfico del aeropuerto llevaban puesta una máscara, para mitigar los efectos de la contaminación, y en todo Bangkok mas de una vez vimos a conductores de Tuk-Tuk, taxistas y simples viandantes con las máscaras puestas.

Se conduce por la izquierda y la densidad del tráfico era parecida a Barcelona en hora punta. Inmediatamente cogimos una autopista con su correspondiente peaje mientras Martín nos iba contando cosas sobre Bangkok con su peculiar castellano. Inmensos edificios alternados con templos, casas humildes de una sola planta con estructuras de madera y todo ello “adornado” por los carriles de la autopista que se adentraban en la ciudad.

Muy pronto llegamos a nuestro hotel, el hotel Narai situado en 222 de la Silom Road, en el distrito de Thanom Silom. Narai fue un rey Thai que reinó a finales del siglo XVII.

Nos sentamos en la recepción del hotel, mientras Martín nos iba dando documentación sobre el viaje, billetes de tren para el viaje a Chang-mai, los papeles para el siguiente hotel, etc. Marta Prados, fue “por votación popular” la encargada de guardar todo ese papeleo. Y lo hizo más que bien.

Nos dieron las habitaciones y quedamos al cabo de hora y media ( sobre las 6 de la tarde) en recepción para dar un paseo por los alrededores del hotel y empezar por nuestra cuenta a descubrir la ciudad.

La habitación era bastante correcta con una amplia cama de matrimonio, Tv, mueble bar y 2 botellas de agua gratis por día, que te facilitaba el hotel. Cierto es que en todos los hoteles siempre tuvimos las dos botellas de agua diaria gratis.

Bangkok fue erigida capital de Thailandia en 1782, por el fundador de la dinastía Chakri, ( la que aun gobierna) Rama I y su nombre deriva de Bang Makok, que significa lugar de ciruelos, que era el antiguo emplazamiento de la ciudad, un campo de ciruelos, aunque otras versiones más modernas la hayan rebautizado como ciudad de ángeles. Orientarse en esta urbe es difícil, y las distancias que un plano parecen pequeñas, en la realidad son de mas de 2 horas a pie.

Preguntamos en recepción para ir a Chinatown y nos dijeron que se tardaba mas de una hora y media en llegar por lo cual decidimos salir del hotel e ir paseando tranquilamente y despues ya decidiríamos. Tan solo nos fuimos Enric y Angels, Jossel y Silvia y Encarna y yo, pues el resto del grupo dijeron que bajarían mas tarde y que ya nos encontraríamos. En ese momento pense que esta seria la tónica habitual del grupo: las parejas por un lado, y el resto por otro. Me equivoque.

Andando por la calle, nos detuvimos en un puesto callejero de comida. Un chico con un hornillo con brasas, ofrecía sus pinchos, hechos al momento. Quizás como una muestra de curiosidad y de algo de hambre, nos animamos a probarlos y los 6 decidimos comprar uno cada uno, al precio de 10 baths el pincho. ( Unas 33 pts). Había pinchos de bolitas de carne, pollo, otros de pequeñas salchichas, de bolitas caramelizadas y unos de pescado. Al final de cocinarlos el chico te añadía si querías salsas que tenia a su lado. Como éramos 6 y creo que con el idioma teníamos algún problema, se le acerco para ayudarle o para vigilarle un señor que quizás fuera su padre, o familiar. Estaba bueno el pincho y seguíamos cumpliendo las advertencias sanitarias que nos dijeron. No comer nada en la calle, a no ser que este cocinado, pelado o lavado.

Seguimos andando unos cuantos metros mas, luego torcimos a la derecha y más tarde por otra calle paralela a nuestro hotel. Los carteles de los comercios estaban casi todos escritos en Thai, por lo cual, no nos enterábamos de nada; tan solo en los que aparecía el ingles, podíamos intuir que sé ofrecía. Las calles de Bangkok eran las de cualquier gran ciudad, llenas de tráfico, ruido, calor, y olores…unos olores a especies y otras veces a alcantarilla. En algunas esquinas, pequeñas y diminutas construcciones parecidas a un templo en miniatura, le daban un toque exótico a lo que íbamos viendo.

En otros lugares de Thailandia vimos numerosos pequeños templos como los que estábamos viendo en ese momento, y estos son “casas de los espíritus”.
Muchos hogares y edificios de Thailandia poseen una casa de los espíritus, que son los lugares donde viven las almas. Si no hubiera esta estructura, los espíritus convivirían con los inquilinos, y ello ocasionaría varios inconvenientes. Su forma habitual es parecida a una jaula de pájaros, colocado sobre un pedestal. Además se debe procurar que los espíritus vivan en estas casas y no en la casa familiar. Para ello, y para que los espíritus estén “cómodos” en su residencia, se les debe hacer diariamente una ofrenda de alimentos, flores, velas e incienso. Tienen que estar decorados y no deben quedar ocultos por ninguna forma ni ensombrecidos por el hogar principal. Algunas casas de espíritus tienen también figuras y adornos…toda una costumbre que en Occidente costaría de entender. Pero esto era Thailandia.

Decidimos dirigirnos hacia Chinatown, pero había antes que negociar el precio de los Tuk-Tuk, y para ello siempre hay que regatear. Siempre. Nos dividimos en 2 Tuk-Tuk y nos fuimos hacia el barrio chino de Bangkok. Estaba anocheciendo y el espectáculo de neones luminosos en Chino, junto con unos pocos en ingles, el tráfico incesante, el calor, el gentío, y nuestra capacidad de asimilación y asombro hicieron los primeros instantes deliciosos. Las tiendas iban cerrado y sus aceras eran ocupadas por vendedores ambulantes de todo tipo, aun que los que más prodigaban eran los de comida y restaurantes a pie de calle. Patos caramelizados colgados de unos ganchos, pinchos de diferentes formas y colores, frutas, bebidas. Las tiendas dejaban su espacio a las comidas y bebidas.

No es que nos desilusionara lo que veíamos, pero tampoco estaba dejándonos muy maravillados, y al final de una calle, cuando la luz empezaba a escasear, decidimos volver por nuestros pasos y buscar algún lugar para cenar, quizás en los innumerables puestos de comida rápida que habiamos visto antes. Y no fue tarea fácil. Nada nos convencía y el que se ganaba algún punto, lo perdía por falta de espacio.

Cruzando la calle avistamos unos puestos muy concurridos, llenos de turistas y casi todos ellos de pescado. Cangrejos, Langostas, Gambas, Peces de varias formas y…olores…Enric dijo que el último día en Bangkok, no se iría sin probar unas gambas a la brasa…Y las probó, aunque no el último día.

Caminamos un poco más por esa calle llena de restaurantes de pescado y al final entramos en uno, que parecía muy nuevo y con aires más occidentales. Mesas amplias, con mucha luz, carta en la puerta, y sobre todo mucha gente en el interior. De cortesía nos ofrecieron una especie de té helado, pero con hielo. Y como acabábamos de llegar, no convenía tentar a la suerte. Lo rechazamos por el tema del hielo, y pedimos cervezas y coca colas. Encarna pidió una soda con limón y como se la trajeron llena de hielo picado, también la devolvimos.
Empezamos a probar la cocina Thai, rica en platos y también en picantes. Siempre debíamos advertir que no queríamos picantes en los platos, e incluso nos aventuramos a comer con los palillos. A nuestra derecha había una mesa de comensales en la que estaban preparando un plato típico del país y ante nuestras miradas de curiosidad, “ nuestros vecinos” nos miraban y nos sonreían. Iban echando dentro de una especie de gran olla, con agua o caldo, varias verduras, carnes, etc., y todo ello se iba cociendo en esa olla familiar.

Despues de comer, volver a negociar los Tuks-Tuks y de vuelta al hotel. Vaya velocidades que cogen estos cacharros. Provistos de una batería que suele ir a los pies del conductor, su temeridad al volante es digna de elogio…o de imprudencia…pueden ir cómodamente dos personas sentadas atrás, aunque tres personas tampoco es difícil de ver a veces Como era pronto quisimos dar una vuelta por los alrededores del hotel, donde habían ya instaladas algunas tiendas de artesanía, pero no muchas, al menos por el lado que fuimos ese día. El cansancio estaba venciendo a la excitación de estar en Thailandia, y nos enfilamos más rápido de lo normal hacia el hotel. Antes Encarna y yo, nos despedimos del grupo por que entramos en una sala de Internet, para poner un email a nuestras familias diciendo que estábamos bien, etc.

También aproveché para comprarme unos pantalones de Treking, que había esperado para comprármelos en Thailandia. Me los tuve que probar en medio de la calle, en una especie de vestidor al aire libre. ¿ Lo hubiera hecho en Barcelona?

Habiamos empezado a explorar, tímidamente la capital del reino de Siam. Mañana nos esperaba la visita guiada al Bangkok inédito…e inédito fue…

MIERCOLES 4 DE AGOSTO 3º DIA BANGKOK

TEMPLOS, SONRISAS Y PASEOS POR LA CIUDAD

“Gran ciudad de los ángeles, repositorio de gemas divinas, gran tierra inconquistable, grande y prominente reino, deliciosa capital de las nueve gemas, la morada real más elevada, divino refugio y residencia de espíritus reencarnados”. Todo ello es lo que significa el nombre de la ciudad. Krung Thep o Ciudad de los Angeles como se la conoce más cotidianamente. Pero para nosotros era Bangkok, la inmensa capital del antiguo reino de Siam.

Habíamos avisado la noche anterior en recepción que nos despertaran a las 8 de la mañana, y cuando faltaban unos minutos para las 7, nuestro teléfono sonó. Y también el de los demás compañeros de viaje. Alguien pensó que debía de despertar a todo el grupo y más pronto de lo que habíamos pedido. Eficiencia Thailandesa.

Bangkok amaneció, como amanecen la mayoría de las enormes ciudades: Gris, ruidosa, caótica a veces, y con un aire de impaciencia por parte de todos nosotros.

Desayunamos con parte del grupo en un abundante buffet libre. Si se era previsor se podía comer casi para todo el día.

Martín fue puntual. Y a las 9 en punto nos vino a buscar para realizar lo que en el programa del viaje se llamaba “Visita al Bangkok inédito”. Salimos del hotel y andando unos 5 minutos llegamos a nuestra primera visita: El Templo Sri Mariamman.
Para entrar en un templo hay que descalzarse, y éste no iba a ser menos. El templo hindú fue construido en 1860 por emigrantes indios y desde fuera muestra una fachada de unos 6 metros llena de colores, rematada en el centro por una cúpula de varios colores. Está prohibido hacer fotos dentro, por lo cual tan solo pudimos reflejar la visita en fotos desde la calle. Esta abierto a todas las personas sea cual sea su religión, pero, los musulmanes y los judíos asiáticos, no está bien visto que entren en él.

El suelo estaba mojado, pero nos descalzamos y entramos. Una especie de guardián de la entrada, comprobaba a uno por uno, que nos hubiéramos quitado los zapatos. Dentro del recinto el suelo estaba más caliente. Había un sacerdote Hindú, vestido con una especie de túnica verde y el pecho descubierto, que era el guardián del templo y la persona encargada de darte paso o no, a la capilla principal. En esta capilla están las tres divinidades principales. Shaki, el esposo de la diosa Shiva; Subramanian, hijo de ellos y Ganesh, otro hijo de Shiva con cabeza de elefante. También hay algunos pequeños Budas. Las imágenes de Budas, y divinidades Hindúes, se entremezclan con figuras que recuerdan a la iconografía china; dragones y seres deformes, grandes serpientes y todo ello ornamentado por piedras de distintos colores y formas…en el exterior una imagen de Buda con sus cuatro hijos…cada hijo dio origen a una de las grandes religiones mundiales.

Me acerqué al sacerdote y le pregunté por el ritual que celebraba a todas las personas que se le acercaban. En medio ingles, medio Thai y con la ayuda de Encarna me contó que era una bendición de la Diosa Shiva, para todo el que la pidiera. Te rociaba las manos con una agua bendita, y esa agua había que bebérsela, acto seguido mojaba sus dedos en unos cuencos con distintos polvos de colores. Uno gris, parecido a las cenizas, otro ocre, y un tercero granatoso que era el que te ponía en la frente. Supongo que al ver mi curiosidad me ofreció “su bendición” y más por no ofender si la rechazaba, y como una bendición no hace daño, pues salí del templo con una bien visible marca en mi frente.

Salimos del templo y andando nos dirigimos a la estación de Chong Nonsi, para coger el Sky Train, o tren elevado. Caminar por la Silom Road, podía ser frenético. Puestos de comida, de bebida, de flores, cabinas telefónicas que aparecían a cada paso, tiendas que sacaban sus productos a la calle, gente andando a correprisa, turistas despistados, y humedad, mucha humedad. Parecía que estuviéramos dentro de una gran pecera.

El Sky Train de Bangkok, consta de dos líneas y está prevista una prolongación que llegue hasta al aeropuerto, y otra que salga de la ciudad hacia el área metropolitana. Aunque de momento el proyecto está aparcado por falta de dinero, y aunque en algunos lugares de la ciudad se ven las torres que sujetan las vías, ya enderezadas, Martín me comentó que había un gran déficit económico en la ciudad y no creía que en un futuro próximo se pudiera llegar a terminar la construcción. También hay un metro subterráneo, que no vimos, y Martín me comentó que no funciona todavía, pues está detenido por las mismas necesidades económicas. Subir al Sky Train, es además de cómodo y rápido para desplazarse, una manera de observar Bangkok desde otra perspectiva. En todas las estaciones hay planos de la ciudad. Si no se compra billete, no se puede salir, pues para abandonar el Sky Train, se debe introducir el billete que se ha comprado en las maquinas de salida, sino estas no se abren. Además un guardia controla a todas las personas que salen…

El aire acondicionado del Sky Train, estaba muy fuerte y aunque solo fueron 3 paradas, la diferencia de temperatura fue acuciante.

Salimos del tren elevado y nos dirigimos a la estación del Ferry para coger un barco que nos llevara hacia Chinatown. El río de aspecto sucio y marronoso, está repleto de embarcaciones con quillas pintadas de colores, transbordadores, diminutos remolcadores arrastrando pesados e interminables buques de carga, lanchas fueraborda, restaurantes flotantes y muchos turistas, muchos. El río Chao Praya debe su nombre al primer rey de la actual dinastía. Chao Phraya Chakri o Rama I, el mismo que estableció la capital en Bangkok, allá por el 1782. El Chao Phraya cruza todo Bangkok y es muy utilizado para desplazarse por la ciudad. Los taxis fluviales son económicos y suelen ir atiborrados de personas. El barco apenas se detiene; unos silbatos anuncian su llegada, se para unos segundos tan solo para que suban y bajen los que lo deseen y vuelve a surcar las sucias y atestadas aguas para volver a parar unos metros mas adelante. Martín nos había indicado ayer que en Bangkok, se multa a las personas por ensuciar la calle, o por verter basura al río…viendo el aspecto del río, creo que ese dato no debe cumplirse nunca.

El viaje en el barco fue curioso, por que había unos monjes con sus túnicas azafranes, apoyados en un lateral del barco, como ausentes, con la mirada fija en el horizonte, sin moverse y casi todos nos las ingeniamos para poder realizarnos una foto a su lado.

El barco se paro en “el apeadero” de Tha Ratchawong y ello significaba que ya estábamos en el barrio chino de Bangkok, en Chinatown. La visita a Chinatown creo que a todos nos desilusionó un poco. Esperábamos otra cosa, o más tiempo para pasear por aquellas callejuelas, estrechas, llenas de personas y productos, llenas de calor y humedad asfixiante, de olores, de malos olores, de colores, de curiosidad…Nos introducimos por unas calles que a Enric y a mí, nos sonaban de la noche anterior, pero ciertamente, no afirmaría que fueran las mismas, ¿o quizás si?. Si un producto era la estrella de las tiendas este era, los enormes rollos de cuerda de distintos colores y también las bolsas de asas de plástico, en distintos tamaños y colores. Se veían en todos los puestos, a la vista, como el mayor reclamo de unas tiendas oscuras, y atiborradas de mercancía. Martín nos dejó tiempo libre para que pudiéramos ir a nuestro aire, y al torcer por una de las callejuelas nos adentramos en una especie de barrio dentro de otro barrio donde el producto estrella eran enormes y rebosantes sacos de gambas secas, desecadas, de distintos colores y tamaños; Gambas secas, cortezas de cerdo fritas o similares, sacos con frutos secos, y unas chiquillas preciosas que nos miraban con cara de extrañeza y curiosidad.

Seguimos visitando Chinatown, y ahora le tocaba el turno a la zona de las telas, de las ropas, de los Hindúes, que eran los acaparadores del comercio textil. Visitamos las callejuelas repletas de tiendas de oro y joyas, los regalos, la artesanía, las loterías, las flores…todo tenía su lugar en Chinatown, barrio fundado al mismo tiempo que la ciudad por una colonia de Chinos que estaban dispersados por otras zonas de Bangkok. Unos se integraron fácilmente, otros no tanto pues la sociedad china siempre se ha caracterizado por ser muy poco abierta. El gobierno thailandes, aprobó una ley por la cual, todos los ciudadanos de Chinatown, debian de poseer un nombre Thai.

Despues de la orfebrería, frutos y adornos le toco el turno al mercado de las verduras, enormes puestos de todo tipo de verduras, calles mojadas por la lluvia o por el riego, chicos con pesados remolques llenos de viandas, que te atropellaban a su paso y alguna dependienta durmiendo encima de sus mercancías…Seguía siendo Chinatown.

Martín entonces nos detuvo varios Tuks-tuks para que nos llevaran a un lugar que él había acordado antes con los conductores. Nosotros tan solo sabíamos que era frente a la estación de policía. Pero como unos salimos antes que otros, y además Martín se detuvo antes y nos fue parando a todos, Jossel y Silvia que si fueron al lugar acordado se perdieron y tardamos un buen rato en encontrarlos.

Paseamos por el mercado de las flores, calles estrechas y que a ambos lados de la acera estaban los puestos de flores y adornos. Si un adorno sobresale por encima de todos este es el Malai. El Malai es una especie de collar con distintas flores entrelazadas en un trabajo muy laborioso. Este collar debe llevar siempre un capullo de jazmín, o de rosa para darle aroma. Es el símbolo de la fugacidad de la vida para los budistas. Todo lo bello y elaborado, perece y es muy habitual encontrarlo en altares, y sobre todo en los salpicaderos de los taxis o de los Tuks-Tuks. Los Malais de color blanco eran la flor estrella de estos puestos y de otros muchos que encontramos en todo nuestro viaje.

Reencontrados de nuevo todos juntos, se puso a llover y mientras esperábamos a que vinieran los buses a buscarnos, nos detuvimos en una equina donde un lugareño ofrecía agua para limpiarse las manos, a cambio de una limosna…

Según nuestro plan de viaje, nos deberíamos dirigir a la isla de Rattanakosin, y aunque hubo bastante cachondeo sobre la visita a la “isla” si hemos de ser realistas, estabamos en una isla; Quizás no en el concepto que todos pudiéramos tener de una isla, pero una isla era. Rattanakosin es un pedazo de tierra de Bangkok, separado de “la península” por el río Chao Praya y el canal o Khlong, Phadung Krungkasem.

Después Martín nos llevo a la turistada del día y quizás también del viaje. A una fábrica y tienda de joyas.
La Gems Gallery, con varias tiendas en todo el país.
Thailandia es el mayor exportador de piedras preciosas del mundo y aunque la mayoría de las fuentes naturales de piedras han disminuido considerablemente, en la actualidad muchas de ellas se exportan de Australia y Sri Lanka, aunque se cortan y se comercializan en Thailandia. El 40% de todas las piedras preciosas que se exportan son diamantes.
Atravesando grandes avenidas y contorneando el Palacio del Rey, enorme recinto con unos impresionantes e inmensos jardines, llegamos a la joyería. Nos dieron una bebida de cortesía y nos pusieron un vídeo en castellano sobre la extracción de las esmeraldas y de las piedras preciosas, y sobre la riqueza de Thailandia en esta joya. Acto seguido nos llevaron a la tienda, enorme, en la que al entrar un vendedor te seguía a todas partes que fuera, y siempre el mismo. Cada uno de nosotros tenia a su “vendedor particular”.

Encarna y yo miramos las joyas más con curiosidad que no con ganas de comprar, y aunque había algunas cosas realmente preciosas, nada nos interesó lo suficiente como para decidirnos. Pilar Visper, si que se compro unos preciosos pendientes redondos con una llamativa piedra verde en el centro.

Martín nos había comentado una anécdota que durante todo el viaje la recordábamos y nos reíamos con ella. Mientras pasábamos por el exterior de la residencia del Rey, nos comentó que el soberano gozaba de gran popularidad y cariño en todo el país y mucho más desde que el monarca empezó a construir pantanos por todo el país, puesto que los que se construían antes, los realizaban obreros algo “chapucillas” y que Martín bautizó como “Xilipollas”. “- y ahora ya no haber Xilipollas en Thailandia, porque las obras las hace el Rey”. La palabra Xilipollas, pronunciada en labios de Martín, contenía una gran dosis de cachondeo por nuestra parte.

La visita programada tocaba a su fin, y entonces debíamos decidir a donde nos dirigíamos. Sí al hotel o a otro lugar. Decidimos que los buses nos dejaran en el Gran Palace, y así proseguir la visita a la ciudad por nuestra cuenta. Y ello hicimos.

EL Gran Palace. Enorme recinto lleno de templos, chedis, murales, museos, y gente, mucha gente. Primer contratiempo. Algunos de nosotros no llevábamos la vestimenta adecuada para entrar. Camisetas de tirantes, pantalones excesivamente cortos, sandalias sin la cinta de atrás…ropas no apropiadas para los vigilantes del templo, que en la entrada del mismo te vetaban el paso o no. Como solución de emergencia también se podía alquilar ropas en la entrada, dejando un depósito que se retornaba al salir. Otros optaron por taparse con pareos, chubasqueros, etc.

Segundo contratiempo: la capilla del Buda Esmeralda, estaba cerrada. Decisión, volver otro día al templo y volver a planificar el resto del día. Tras un breve intercambio de opiniones nos decidimos a ir al Wat Pho, que estaba a unos 10 minutos del Gran Palace. Caminamos por un paseo donde parte de su acera estaba en construcción y sin ningún problema todas las personas que íbamos por ahí, pisábamos la arena en la que los operarios arreglaban el suelo. Dirigiéndonos al Wat Pho, pasamos por una terraza de un bar, donde muchas personas ofrecían sus servicios de numerologia, lectura de manos y ciencias adivinatorias. Muy pocos ( yo tan solo vi a 2) tenían las cartas del Tarot. Un pequeño bazar de esoterismo. Al otro lado de la calzada los puestos de comida rápida, los pinchos, los puestos de bebidas y tan solo unos pocos de prendas o artesanía, competían por ganarse un espacio en la calzada. En uno de los puestos de pinchos, hicimos un “vermut”. Un pequeño tentempié hasta la hora de comer.

Llegando al Wat Pho, había un puesto de insectos fritos: gusanos, saltamontes y otras especies varias que un chico vendía a peso en pequeñas bolsitas transparentes. Nadie se atrevió a probarlos.

La entrada al templo nos costó 20 Baths por persona y lo primero que vimos fue una imagen gigantesca del Buda reclinado más grande que hay en toda Thailandia. Mide 46 metros de largo y 15 de altura y está recubierto de pan de oro. Circulamos alrededor del Buda, observando que en los espacios que dejan libres las columnas, se ubican como unas especies de altares con Budas más pequeños, y velas encendidas a modo de ofrenda. En algunas de ellas hay también incienso y flores, los malais típicos. Al final del Buda, en sus pies es donde mejor se ve toda la amplitud y grandiosidad de la imagen.

Por la espalda del Buda, hay una mesa donde donando 20 baths, le dan a uno una bandeja con 100 monedas que deben depositarse en los ciento de ollas que hay preparadas. Una ofrenda que según nos contaron representa una tradición budista, de repartir limosna pidiendo la gracia del Buda en cuestión.

Marta Prados, realizó la ofrenda. Marta, tal como fui descubriendo a través de los días, era una chica de una sensibilidad especial. En todo el viaje, ella fue la primera en hacerme una broma; Sagitario, de noble corazón, de carácter alegre, moderna y vanguardista era de aquella clase de personas que inspiran confianza nada mas verla. A lo largo de nuestra ruta, nos fuimos haciendo confidencias mutuas, abriendo nuestros corazones y contándonos cosas bastante particulares de cada uno. Trabajaba de Adjunta de Dirección para una empresa de suministros informáticos y junto con la otra Marta, formaban un dúo en el cual siempre encontrabas una sonrisa.

Saliendo del Buda reclinado nos adentramos por el recinto del Wat Pho, que es el templo más grande y antiguo de todo Bangkok. Posee la colección de imágenes de Buda más numerosa de toda Thailandia y alberga también el centro para la conservación y enseñanza de la medicina Thai tradicional, que incluye el masaje. Un curso completo dura de 1 a 3 años.

Pasamos por un arco con 2 guerreros adornados con sombreros de copa y entramos en un gran patio lleno de Chedis, torres, y edificios singulares. En ese momento y como siempre nos deteníamos para hacer fotos, el grupo se disperso y solo hacia el final, nos volvimos a encontrar.
En uno de los Chedis, ( que son los edificios donde se albergan las imágenes de Buda) había uno grandioso sentado sobre una gran serpiente, una cobra que enrollada en los pies de Buda, alzaba su cabeza por detrás de la de Buda. No se podían hacer fotos dentro, pero me las ingenie para hacer una sin que lo notaran. Unos monjes se acercaron para recoger las limosnas que habían depositadas en los cajones de la entrada, y otros se turnaban para hacerse fotos entre ellos en la puerta de dicho Chedi.

Pasamos pos patios preciosos, adornados por decenas de Budas, fuentes y figuras que parecían de todo menos humanas. Leones, dragones con formas semihumanas, estatuas con grandes bigotes y de aspecto aterrador, los tejados recargados de piedras de colores, predominando el color dorado en las cúpulas y con tonos rojizos y verdes en los laterales, paredes de recintos todas cubiertas de mosaicos de colores, una explosión de formas y colores que daban al lugar un aspecto más que precioso, increíble. Patios y más patios, y al fin dentro de otro templo donde había una gran imagen dorada de un Buda, nos reencontramos con el resto del grupo.

Muchos fieles ofrecían sus ofrendas y sus rezos ante una imagen de un Buda sentado, meditando. Para el Budismo, cuando alguien hace una ofrenda no lo hace como un acto de devoción divina, sino que es un medio de ganarse méritos para poder llegar a ser lo más parecido a un Buda y alcanzar la iluminación, el Nirvana.

Salimos del templo y proseguimos la visita al Wat Pho, pasando aun por otros lugares. Subimos a lo alto de unas escaleras para contemplar la panorámica de todo el recinto, mientras por la parte de atrás, unos niños, vestidos con los trajes típicos de los monjes, nos observaban, mientras hablaban con su móvil.

En uno de los patios estaban desmontando lo que parecía ser el rodaje de una película o de un anuncio.
Salimos del templo y había que buscar un lugar para comer. Volvimos por donde habíamos venido y preguntamos en un par de sitios, pero ninguno nos atrajo, hasta que al final cerca del Gran Palace, entramos en un bar bastante occidental para comer. Eramos 12 y hacíamos bastante escándalo, aunque las camareras nos miraban y nos sonreían. En esa comida Enric tuvo la ocurrencia de pedirnos que para el día 12, día del cumpleaños de la Reina, y como estabamos en el barco, podíamos preparar alguna especie de fiesta, los chicos por un lado y las chicas por otro. Todos aceptamos aunque en ese momento nadie se puso a pensar en que hacer y como hacerlo. Aun quedaba tiempo.

El comer con los palillos era un placer, y el ver que era capaz de dominarlos yo a ellos, aún me hacia sentir mejor. La lluvia de la tarde hizo su presencia, y se prolongo por algo mas de los 20 minutos de costumbre. Mª Carmen, que estaba a mi lado, me contó a que se dedicaba; un trabajo muy vocacional.

Saliendo del restaurante, quisimos buscar una embarcación para dar un paseo por los canales de Bangkok, por los Khlong, y aunque tuvimos que negociar bastante el precio, al final nos subimos en una pequeña embarcación en la que tan solo nos podíamos sentar de dos en dos, y nos fuimos de paseo por las aguas del Chao Praya y canales adyacentes.

Nuestra primera parada fue en un templo con una gran torre de color oscuro, y donde en la sala contigua, se estaba oficiando una ceremonia. Como se puso a llover y tampoco pudimos acceder al templo, la visita se hizo rápida y despues de ello nos adentramos por los canales de Bangkok.
Casas de madera en la rivera del río, casas humildes pero muchas de ellas con aparatos de aire acondicionado, se alternaban con otras de gran belleza y esplendor. Gente muy humilde bañándose en aguas de color marrón, llenas de cualquier cosa…el recorrer aquellos canales, adentrándose en el corazón mismo de Bangkok, era una experiencia increíble, educativa si cabe…
Algunos templos con sus primeras luces encendidas, nos invitaban a entrar, pero la barca no se detuvo hasta el final del recorrido, ya de noche, y con las luces de la ciudad encendidas.

Cogimos unos Taxis y despues de enseñarles la dirección del hotel, nos llevaron en 3 de ellos. Los taxis de Bangkok son de color amarillo y verde, o rojo y azul y generalmente suelen ser más económicos que los Tuk-Tuk, al menos si se va en grupo. Son más fiables pues siempre obedecen al taxímetro, aunque no hay que fiarse, pues también tuvimos alguna mala experiencia con ellos.

Llegamos al hotel, y tiempo libre; algunos descansamos y otros se fueron a ver las tiendas del mercadillo nocturno que ya se estaba montando. A la hora indicada nos encontramos en el hall del hotel para ir a cenar.

Cenamos en el restaurante Mango Tree, uno que también tenía delegaciones en Londres y Tokyo, y al ser un poco tarde, el dueño o encargado casi se alegro de que tan solo quisiéramos un plato y no dos. En la cena nos fuimos preguntando por las edades de todos. Pilar Visper era la mayor y Silvia la benjamina del grupo, pero la media de edad era de unos 32 años. También nos enteramos de las ocupaciones de cada uno. Él mas espontaneo y gracioso fue Jordi. Las comidas o cenas siempre nos venían a costar entre los 200 a 300 baths por cabeza.( unos 4 o 6 euros)
Despues de cenar, y muy bien por cierto, nos fuimos hacia las calles de atrás del restaurante, donde había algunos bares de alterne, de prostitucion, aunque en ese momento, no fue donde más vimos, y sí en otros días y otros lugares.
Llegamos al hotel y a dormir. Jossel y Silvia y Encarna y yo teníamos que madrugar al día siguiente para irnos a Mae Hong Son. A las 6 nos venían a recoger, con todo el equipaje preparado, puesto que despues de la visita a las mujeres jirafas, nos reencontrabamos con el resto del grupo en Chiang Mai.

Se hizo tarde, muy tarde, pero una pequeña aventura nos esperaba. Y valía la pena el esfuerzo.
Preparar ropa, maletas…dormir…o no…Mañana sería otro gran día.




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comment_icon  Últimos comentarios al diario: La sonrisa de un Templo
Total comentarios: 2  Visualizar todos los comentarios
Xingra  xingra  28/02/2011 00:28
Que bien escribes, me has emocionado en más de una ocasión.
Shyra  Shyra  02/08/2011 14:00   📚 Diarios de Shyra
Enhorabueno por tu diario, en un principio al no tener fotos, iba a cambiar a otro, pero me ha enganchado tanto que me lo he leído enterito, llegando incluso a emocionarme en algunas de las anécdotas. Mi enhorabuena y mis estrellitas para ti, espero que el año que viene pueda cumplir mi sueño de ir a Thailandia.
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KuMpLY
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Fecha: Jue Mar 21, 2024 02:19 pm    Título: Re: Ayuda viaje a Tailandia

Suscribo a Jordi, que se nota que controla un monton, todo un lujo tenerle por aquí....

Khao Sok, fue mi espinita en el viaje que yo hice, que lo planteamos, y al final por ir mas tranquilos, y disfrutar de todo mas despacito, no lo conocimos.... Por si te sirve de consuelo.
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Fecha: Jue Mar 21, 2024 02:41 pm    Título: Re: Ayuda viaje a Tailandia

Muchas gracias Jordi. Echaré un vistazo a Pai aunque lo de las curvas es una faena porque mi marido se marea muchísimo Muy feliz . Entiendo que con Mae te refieres a Mae Hong Song. Lo de Ao Nang lo había descartado porque ya hemos estado en Krabi antes, estuvimos en el Sheraton pero ibamos allí a coger los ferries y prefería conocer algo nuevo. Koh Lipe lo había descartado porque o yo no lo se mirar bien o el traslado hasta allí es bastante largo (he visto que se tardan unas 3 o 4 horas desde el aeropuerto de Hat Yai) y nosotros somos un poco comodones, la verdad. Koh Samui la descarto porque...  Leer más ...
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Fecha: Jue Mar 21, 2024 02:45 pm    Título: Re: Ayuda viaje a Tailandia

Gracias por responder KuMpLY.

Khao Sok me apetecía mucho pero he leído que hay que tomar profilaxis para la malaria y a mi los bichos me pican a pesar de usar Relec extrafuerte a litros y también leí que muchas de las cuevas aún están inundadas en noviembre y la verdad es que me ha echado para atrás. Pero no se si estoy equivocada. A veces cuanto más lees, más te lias
JordiM
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Fecha: Jue Mar 21, 2024 03:54 pm    Título: Re: Ayuda viaje a Tailandia

Vamos a ver ;

- Si se marea con las curvas , olvidalo. Pero Mae Hong Son , en avión es una delicia de naturaleza poco explotado turisticamente.

- Koh lanta , es muy recomendable , tranquila , tranquila , pero muy tranquila y de acceso mas facil que Lipe.

Saludos
B377sy
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Fecha: Dom Abr 07, 2024 07:46 am    Título: Trat, Koh Chang

Hola viajeros,
Alguien on información fresca sobre Trat, la isla Koh Chang?
Gracias
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