Tal como habíamos hablado por whatsapp nos recogieron a las 6:30 de la mañana en el lobby de nuestro hotel. Puede parecer muy temprano, pero el tiempo se aprovecha de diferente forma en Riviera.
Fuimos recogiendo al resto de foreros por otros 2 hoteles y sobre las 7 y poco ya estábamos en camino a Chichén.
Íbamos en una furgoneta con capacidad para 16 personas, con lo que conocimos a un par de parejas más de las que luego nos hicimos amigos y quedaríamos más adelante en el hotel, en otras excursiones...
Nuestro guía no fue Andrés, si no Manuel, a Andrés lo conocimos más tarde, pues iba con otro grupo y vino a presentarse. Como decía Manuel, Andrés es el patrón.

Manuel es genial, nos contó muchas cosas durante el trayecto a Chichén. Tenía muy buen rollito con su compañero, Martín, el conductor de la furgo. Hicieron muchas bromas y la verdad es que son los dos geniales.
Una vez en Chichén, nos explicó que las compras allí eran baratas, pero que había que regatear (algo que odio...) y por supuesto todo lo relativo a la gran cultura que construyó el templo de Kukulcán, el juego de la pelota y todos los monumentos que hay en Chichén que no es poca cosa.
Tras la explicación, nos dejó unos 40 minutos de tiempo libre, para comprar recuerdos o realizar más fotos.
Al llegar temprano no había mucha gente y eso se agradece, ya que cuando nos íbamos entraban varios grupos numerosos.
El clima nos coincidió regular también. Muy nublado, hacia calor, pero no en exceso.
Tras la borrachera de información sobre los mayas nos dirigimos al cenote Ik -kil que queda pegado a Chichén. Supongo que si hubiese hecho mucho calor y sol agradeceríamos el baño fresquito, aunque no fue el caso, bañarse en un cenote siempre es estupendo!!
Nos dejó 40 o 50 minutos en el cenote, no recuerdo bien. El tiempo sobra porque aparte de saltar desde las escaleras no hay nada más que hacer allí. No se ve el fondo pues tiene 40 metros de profundidad.
Yo no me atreví a tirarme desde tan alto, pero todos los chicos de nuestra excursión se tiraron, grabaron vídeos y demás.
Os aconsejo comprar una cámara acuática, le sacaréis partido seguro.
A la hora establecida subimos a la superficie y comimos en el propio cenote, en un buffet que hay allí mismo. Estaba a tope de grupos, esto no me gustó mucho, pues yo pensé que iríamos a otro sitio. La comida no estaba muy buena, tampoco había variedad, yo apenas comí, y las bebidas no estaban incluidas (algo que ya sabíamos con anterioridad)
Tras la comida nos dirigimos a Ek Balam, es una antigua ciudad maya, en medio de la selva. A mi me encantó!!
Como siempre, Manuel nos explicó curiosidades acerca de las edificaciones y luego nos dejó tiempo para subir los 106 escalones del templo más alto.
Increíble!! me gustó muchísimo más que Cobá. A la mitad de los escalones me di la vuelta y guau!! qué vistas!! selva hasta donde te llega la vista. Nos hicimos selfies en grupo en la cima y un montón de fotos, subiendo, bajando etc.
Lo único negativo que le veo a esta excursión es ir justo después de comer, porque subir y bajar tanto escalón con el estómago haciendo la digestión...
Tras el subidón de las vistas de Ek Balam nos dirigimos a una aldea maya. Personalmente yo me sentí fatal, se veía que todo estaba preparado, nos llevaron a una choza donde había dos mujeres haciendo tortillas con guacamole, huevo etc, luego otra choza contigua donde tenían hamacas (que vendían luego) y otra que era la tienda para que comprásemos si queríamos.
Lo único bueno fue darle los regalitos a los niños que por otra parte se ve que están más que acostumbrados a hacerlo todos lo días... de hecho, cuando nosotros nos íbamos llegaba otro grupo de turistas.
Después de nuestra breve estancia en la aldea, nos dirigimos al hotel, al cual llegamos sobre las 8. Estábamos preocupados por si no llegábamos a la cena de lunamieleros que teníamos a las 9, pero finalmente nos dio tiempo a ducharnos etc.
La cena fue al aire libre, en la terraza del buffet la laguna, al final el tiempo nos dio tregua y a pesar de que llovió por la tarde, la noche quedó buena y disfrutamos de la cena sin aire acondicionado.
Nuestra sorpresa al llegar fue que 2 parejas más de nuestro grupo también tenían la cena, estaban en otra mesa. Le pedimos si nos podían poner juntos y al final cenamos los 6 en amor y compañía

El menú no fue nada del otro mundo, comida sencilla y escasa y la atención de los camareros fatal (algo que nos acompañó durante toda la estancia)
Pero el hecho de cenar juntos y al aire libre ya nos gustó.
Como siempre, después de cenar, derechitos para cama, pues el cansancio de todo el día no nos dejaba ir a los espectáculos del hotel.