Este día empezó muy muy pronto. Nos pasaban a buscar a las 4:45, así que a las 4 ya estábamos en pie. La razón del madrugón es que sobre todo Chichen Itzá está muy masificada, y para verlo bien, y sin gente hay que ir pronto.
Esta excursión la organizó Sol (Mandarina5) y la hicimos con el taxista Jose Luis Curiel, y quedamos súper contentos con él.
Fuimos los primeros a los que recogió en el hotel así que fuimos a todos los demás hoteles para ir buscando a los demás.
Una vez todos en la VAN, teníamos dos horas de camino hasta nuestro primer destino: Chichen Itzá.
El trayecto se hizo ameno, el grupo estaba animado y Jose Luis nos iba contando cosillas. Él quería que le fuésemos preguntando curiosidades.
Llegamos a Chichen Itzá. Allá tienes la opción de contratar guía. En nuestro caso, Jose Luis es guía certificado, así que fue él el que nos guió por las ruinas dándonos todas las explicaciones. Absolutamente alucinante. Hay cosas que dejan sin palabras.
Si contratas allí el guía son 650 pesos por grupo, a nosotros Jose Luis nos cobró 600, y lo hizo de maravilla.

Hay puestos tanto dentro como fuera de las ruinas. Nosotros aprovechamos a comprar allí todo lo que queríamos llevar de recuerdo para nuestros familiares y para nosotros.
Cuando salíamos del recinto nos quedamos flipando con toda la gente que llegaba entonces. Cuando nosotros llegamos el parking estaba practicamente vacío, y cuando nos fuimos estaba lleno.
Hacía un calor insoportable, y estábamos todos deseando de llegar a nuestra siguiente parada: el cenote Ik Kil.
Es uno de los cenotes más conocidos de la Riviera Maya. Está a tan solo 5 minutos de Chichen Itzá. Nos cambiamos de ropa, dejamos nuestras pertenencias en la VAN y para allí que nos fuimos

Tiene 50 metros de profundidad, así que si a alguien le agobia la sensación de que el fondo está muy lejos, le aconsejo alquilar un chaleco. Se alquilan en la parte de arriba, antes de bajar al cenote.
Nuestro primer contacto con el agua del cenote, fue directamente al saltar desde la plataforma de 7 metros, la verdad es que da cosilla. Pero yo soy tan así que repetí

Estuvimos más o menos una media hora allí. Tras salir, sin cambiarnos ni nada nos dirigimos hacia el otro cenote, el Xkeken. Este es diferente al Ik Kil, ya que es cerrado, como el Sac Actun, pero es un lago, no un recorrido. Una vez pagas la entrada pasas por una zona donde hay mayas que venden ropa, recuerdos... y también te alquilan chalecos. Bajas al cenote por unas escaleras y ¡a bañarse! Dentro del cenote hay rocas, así que los escarpines nos vinieron muy bien.
Y con tanta agua y tanto baño ya se iba abriendo el apetito, así que la siguiente parada era la comida.
Por la mañana Jose Luis nos dio tres opciones para la hora de comer. La primera era un buffet, la segunda sinceramente no la recuerdo, y la tercera era un lugar, más casero, donde hacían tacos con carne ahumada. Elegimos esta última. Creo que la decisión fue unánime. Y acertadísima.
Nos llevó a un pueblo por el que pasaba la carretera, a un restaurante que también vendía artesanías.
Nos pusieron de entrante unas quesadillas, y después nos sacaron unas bandejas con carne de varios tipos y chorizo para que cada cual se armase sus tacos, además del típico acompañamiento. Estaba delicioso. En el precio entraba una bebida. En nuestro caso, que pedimos coca-cola, te servían una botella de 500ml por persona, nada que ver con esas mini botellas de 200 que te sirven en España.
Y allí disfrutamos de la comida.
Después de comer, nos dirigimos hasta la última parada en nuestra ruta, las ruinas de Ek Balam.
Paseamos por las ruinas, subimos a lo alto del templo, o castillo. No se bien como se llama. Esta creo que mide 30 metros, no es tan alta como la de Cobá pero aún así impresiona.

Salimos y nos fuimos de vuelta hacía la VAN, había que regresar a los hoteles.
Y parece que ahí se acababa el viaje, pero la verdad es que en la VAN lo pasamos fenomenal. Jose Lius Curiel es un conductor, guía y persona excepcional y la verdad es que fue un auténtico placer conocerle y hacer esta excursión con él.
Así, que para animar el camino de vuelta, puesto que estábamos cansados y se antojaba un poco más silencioso nos tenía preparada una pequeña sorpresa: ¡Tequila!
Y lo mismo que el día anterior, había que tomarla a la mexicana, así que la cosa se animó un poco. Para los no bebedores no os preocupéis, nadie obliga a beber.
Entre eso y que Carlos, (mi novio y a la vez el copiloto) empezó a poner música muy animada, la VAN era una auténtica fiesta

Después del tequila nos dio una bebida más suave, que realmente no recuerdo que era, para quitar el sabor del tequila de la boca. Estaba rica. Si al final descubro que era lo pondré.
Y entre bailoteos (eso sí, sentados) chistes y bromas fuimos llegando a los hoteles. Como nosotros fuimos los primeros por la mañana, ahora nos tocaba ser los últimos, así que hasta las 8 no llegamos a nuestro hotel.
Ese día tuvimos el placer de coincidir en el grupo con personas geniales, con las que compartimos muchas risas y buenos momentos. Si me leéis, ¡un abrazo a todos!
Y en cuanto a Jose Luis, creo que ya lo he dicho antes todo, sólo me queda añadir que si volvemos a Riviera Maya ( que volveremos) no dudaré en contactar con él para hacer las excursiones.

NOTA: Esta excursión costó aproximadamente 60 euros por persona. El tour operador nos ofrecía sólo Chichen Itzá y cenote Ik Kil por 80 euros por persona y saliendo a las 8 de la mañana del hotel, es decir, llegando cuando está a tope Chichen Itza.