De Garmisch a Innsbruck ✏️ Diarios de Viajes de Austria

---

Nuevamente, amaneció un día soleado, como todos los que tuvimos en el viaje, así que tras coger el coche, nos acercamos a la base del lago Eibsee, con la intención de hacer unas fotos, ya que subir al Zugspitze, además de caro, nos parecía que con la poca o casi nula nieve que había, no sería lo mismo. Al llegar al lago, vimos que, cómo no, había que pagar por aparcar, sin que pudiéramos bajar a hacer unas fotos e irnos, como en otros aparcamientos, que dejan 15 o 20 minutos de gracia en los que no pagas, así que nos volvimos por donde habíamos venido y nos dirigimos al Partnachklamm, que es una garganta muy bonita de unos 800 metros de longitud. Para llegar, hay que dejar el coche al lado del estadio de saltos de invierno (ojo, no es lo mismo que el pabellón cubierto de invierno, que es lo que mejor indicado está. ëste está, viniendo desde el centro, justo tras pasar por debajo del túnel de la s vías del tren, a la derecha, y por ahí de frente. Al llegar, hay un aparcamiento de pago, si bien, seguimos un poco mas y encontré un sitio gratis algo mas adelante. Desde el estadio (que es muy curioso y vale la pena ver un ratito) comienza un camino asfaltado hacia la garganta (hay coche de caballos por 6 € por persona, y pasan taxis y bicis), que en 15 minutos deja en la entrada en sí de la garganta. Vale 3,50 € por adulto (la niña no pagaba hasta 6 años). Hay que ir con chubasquero, ya que te cae agua y te mojas, aun con el buen tiempo que nos hizo. Esta garganta es espectacular, nos gustó mucho, y recomiendo ir, ya que además la ruta es muy sencilla. En invierno, con todo nevado es espectacular, había unas fotos en la entrada y debe valer mucho la pena. A la salida, se puede hacer una ruta de vuelta por la parte alta de la montaña, que en mas de una hora lleva a la entrada, pero la subida tiene pinta de ser muy dura para niños (consiste en subir desde la base de la garganta toda la montaña, y desde ahí el camino es llano hasta que se baja hasta la entrada). Así que el 80% de la gente, se vuelve por la misma garganta por donde se ha venido.
Tras esto, cogimos el coche y nos fuimos hacia Innsbruck, donde teníamos el siguiente alojamiento. Era una casa rural con granja en medio del campo, fuera de Innsbruck, y estaba bien, sobre todo por la granja, ya que a los niños les gusta mucho. Innsbruck es difícil para orientarse, ya que es grande, y dimos alguna vuelta de mas con el coche, pero nada grave. Desués de dejar las cosas en el alojamiento, bajamos a Innbruck pero por desgracia los museos e iglesias estaban cerrados, y no pudimos ver la Hofkirche, que tiene pinta de ser lo mas interesante, aparte de las calles del casco. Por tanto, sólo dimos una vuelta por el casco histórico, cuya parte principal es la calle de entrada, y que se va estrechando hasta que cponlfuye en la plaza donde está el tejadillo dorado. Pues bien toda esa zona es absolutamente preciosa, nos encantó. El tejadillo es espectacular, al igual que todos los edificios de alrededor, muy bonitos, y con un ambiente muy majo y cosmopolita. Justo debajo del tejadillo habían puesto un escenario imitando al medievo y simulaban una cena con acróbatas y bailarines, todo muy chulo. Cenamos en un restaurante justo al lado del tejadillo, un poco caro, pero pagas el sitio. Como hay muchos sitios para cenar, yo creo que es aconsejable buscar un sitio bueno bonito y barato que no esté en la plaza, ya que por la tarde-noche, vais a acabar en la plaza seguro, porque es lo mas animado. El nivel que se observa en Innsbruck es de turismo medio-alto. Para aparcar, es difícil y hay varios parkings en el centro a los que te desvían, pero yo encontré sitio en una lateral, y luego se puede ir andando sin problemas porque el casco antiguo es pequeñito.

---