Domingo 29 de agosto
El día de hoy lo pasaré con Oscar, un chico de la plataforma CouchSurfing que se ofreció a visitar conmigo unos pueblos próximos a la capital. Para el mismo día de hoy había recibido también el ofreciemiento de Diana, otra couch, para visitar el parque nacional de la Tigra. Pero como ya había quedado con Óscar, no había opción. Mañana iré a la tigra por mi cuenta.
Hemos quedado a las 8:00 am en el punto de partida de los autobuses (no tiene coche). Puntuales, los dos, nos hemos subido a un bus de los grandes (los pequeños aún no había) y nos hemos dirigido directamente al punto más lejano (50'), Valle de Ángeles (23 lempiras).
Se trata de una población no muy grande, a la que acuden los turistas locales y extranjeros, atraídos por sus puestos de ropa (cosa que a mí me la trae floja).
Cuando hemos llegado no había casi nadie y los puestos estaban aún por montar. Pero es que el plan de Óscar era ir hacia el monte. Así, hemos pasado por unos senderos muy poco descubiertos, siguiendo el curso del río, hacia una zona llamada Las Golondrinas. Allí, al de algo más de una hora de caminata, llegas a una cascada de agua gélida, que no impedía a un grupo de jovencitos bañarse.
Ya de vuelta hacia la 12:00, nos hemos ido hacia el otro pueblo. No hay conexión directa de buses entre Valle de ángeles y Santa lucía. Hay que bajarse en un desvío de la carretera a Tegucigalpa y allí camina 1-2 km hasta llegar a la aldea. Y es que Santa Lucía es muy pequeñita. Cuenta con un lago artificial, donde se puede montar en una chalupa enana (en proporción a la laguna). Las casas no son tan bonitas como en Valle de Ángeles, pero aún así es un pueblecito con encanto. Además, hemos aprovechado para comer, al igual que un montón de hondureños (se nota que es domingo). Por fin he probado la sopa de mondongo
También he tomado uno de los cafés más ricos de este viaje por centroamérica y entre charla y charla se nos han hecho las 3 pm, así que le he comentado a Oscar que igual iba siendo hora de volver a Tegus (20', 17 lempiras, cada 20').
Ya en el punto de partida nos hemos despedido, coincidiendo en lo mucho que hemos disfrutado este día de domingo en buena compañía.
Como tenía tiempo aún y estaba de día, me he propuesto ir al mirador del Picacho, en el parque de Naciones Unidas. Para ello primero agarro un autobús al centro y desde el Parque Herrera (después de acercarme a tres diferentes puestos de salidas de autobuses que me habían indicado...) por fin he tomado un bus que me ha dejado en la entrada (dirección Altillo) en unos 20'.
Es domingo y se nota. Cuando he llegado, casi las 5 pm estaban ya cerrando el acceso en auto al parque. De hecho, media Tegucigalpa estaba recogiendo bártulos y marchándose de vuelta a sus casas. Y es que es una de las principales atracciones familiares de esparcimiento los domingos en la capital. Tiene hasta un pequeño zoo en la entrada.
En este cerro se encuentra el Cristo del Picacho, una escultura reciente (tiene 20 años) que recuerda en menor medida a la de Río de Janeiro.
Pero lo que buscaba en este extenso pinar eran las vistas panorámicas de la ciudad, tal y como las habían anunciado en Nómadas (RNE)
El día de hoy lo pasaré con Oscar, un chico de la plataforma CouchSurfing que se ofreció a visitar conmigo unos pueblos próximos a la capital. Para el mismo día de hoy había recibido también el ofreciemiento de Diana, otra couch, para visitar el parque nacional de la Tigra. Pero como ya había quedado con Óscar, no había opción. Mañana iré a la tigra por mi cuenta.
Hemos quedado a las 8:00 am en el punto de partida de los autobuses (no tiene coche). Puntuales, los dos, nos hemos subido a un bus de los grandes (los pequeños aún no había) y nos hemos dirigido directamente al punto más lejano (50'), Valle de Ángeles (23 lempiras).
Se trata de una población no muy grande, a la que acuden los turistas locales y extranjeros, atraídos por sus puestos de ropa (cosa que a mí me la trae floja).
Cuando hemos llegado no había casi nadie y los puestos estaban aún por montar. Pero es que el plan de Óscar era ir hacia el monte. Así, hemos pasado por unos senderos muy poco descubiertos, siguiendo el curso del río, hacia una zona llamada Las Golondrinas. Allí, al de algo más de una hora de caminata, llegas a una cascada de agua gélida, que no impedía a un grupo de jovencitos bañarse.
Ya de vuelta hacia la 12:00, nos hemos ido hacia el otro pueblo. No hay conexión directa de buses entre Valle de ángeles y Santa lucía. Hay que bajarse en un desvío de la carretera a Tegucigalpa y allí camina 1-2 km hasta llegar a la aldea. Y es que Santa Lucía es muy pequeñita. Cuenta con un lago artificial, donde se puede montar en una chalupa enana (en proporción a la laguna). Las casas no son tan bonitas como en Valle de Ángeles, pero aún así es un pueblecito con encanto. Además, hemos aprovechado para comer, al igual que un montón de hondureños (se nota que es domingo). Por fin he probado la sopa de mondongo
También he tomado uno de los cafés más ricos de este viaje por centroamérica y entre charla y charla se nos han hecho las 3 pm, así que le he comentado a Oscar que igual iba siendo hora de volver a Tegus (20', 17 lempiras, cada 20').
Ya en el punto de partida nos hemos despedido, coincidiendo en lo mucho que hemos disfrutado este día de domingo en buena compañía.
Como tenía tiempo aún y estaba de día, me he propuesto ir al mirador del Picacho, en el parque de Naciones Unidas. Para ello primero agarro un autobús al centro y desde el Parque Herrera (después de acercarme a tres diferentes puestos de salidas de autobuses que me habían indicado...) por fin he tomado un bus que me ha dejado en la entrada (dirección Altillo) en unos 20'.
Es domingo y se nota. Cuando he llegado, casi las 5 pm estaban ya cerrando el acceso en auto al parque. De hecho, media Tegucigalpa estaba recogiendo bártulos y marchándose de vuelta a sus casas. Y es que es una de las principales atracciones familiares de esparcimiento los domingos en la capital. Tiene hasta un pequeño zoo en la entrada.
En este cerro se encuentra el Cristo del Picacho, una escultura reciente (tiene 20 años) que recuerda en menor medida a la de Río de Janeiro.
Pero lo que buscaba en este extenso pinar eran las vistas panorámicas de la ciudad, tal y como las habían anunciado en Nómadas (RNE)