![]() ![]() CRACOVIA ✏️ Diarios de Viajes de Polonia
Después de desayunar (esta vez por nuestra cuenta porque la habitación que cogimos en el Novotel no incluye desayuno) nos vamos a la estación central, prácticamente al otro lado de la calle, para coger un tren a Cracovia. Compramos los billetes...Después de desayunar (esta vez por nuestra cuenta porque la habitación que cogimos en el Novotel no incluye desayuno) nos vamos a la estación central, prácticamente al otro lado de la calle, para coger un tren a Cracovia. Compramos los billetes por Internet y, aunque no costó barato, no había mucha diferencia de precio entre viajar en primera o en segunda clase. Escogimos la primera. El vagón es cómodo y nos dan de desayunar (té o café más agua o zumo de naranja más unas galletas). Tardamos unas 3 horas en llegar a Cracovia aunque la estación central está muy cerca de nuestro nuevo alojamiento. Apenas tenemos que bajar una calle para llegar a los apartamentos Red Brick. Después de dejar las maletas en consigna (no se puede entrar aún en la habitación) nos vamos a explorar nuevamente la ciudad más bonita de Polonia. Y empezamos, claro, pasando por delante de la iglesia de san Florián, por la ya conocida estatua a la batalla de Grünwald, la Barbacana y los “planty”(donde, ahora sí, me hice una foto con la estatua del pintor Matejko). Bajamos por la ya conocida calle Florianska, hicimos algunas fotos en la plaza y en la calle de los canónigos y nos vamos a Wawel (de nuevo). Existen dos colas para comprar las entradas. Una, la que nos dijo la guía local, está en la cuesta cercana al monumento a Kosciusko; la otra, a la que nosotros fuimos, se encuentra en el otro lado, en el centro de información y promoción. Se trata de un edificio de ladrillo marrón oscuro al otro lado de donde están la catedral y el castillo, frente al césped con las ruinas. Allí, además de la taquilla, encontramos una tienda, un WC gratis, una cafetería y un restaurante. Tanto en una como en otra hay muchísima gente. En cuanto a los tickets se compran las entradas por separado. En el castillo de Wawel se pueden hacer las siguientes visitas: Los apartamentos de Estado, los apartamentos reales privados, el tesoro de la Corona y la armería, la exhibición de arte oriental, la torre Sandomierska, la cueva del dragón y el cuadro de Leonardo da Vinci “La dama del armiño”. Los precios de las entradas oscilan entre los 3 y los 25 zl (se pueden consultar por Internet). Nosotros compramos los accesos a todo menos al arte oriental (y yo a la torre tampoco subí). No obstante, los apartamentos reales no pudimos visitarlos ese día porque todas las salas tienen cupo y estaba agotado. Los compramos para otro día por anticipado (se hace visita guiada). Los apartamentos de Estado son las salas del administrador del palacio y las representativas (en la segunda planta). Allí era donde se recibía a los diputados, se organizaban las asambleas del Estado, celebraciones oficiales y de la corte e incluso bodas y bailes. Se pueden ver muebles, cuadros, cerámicas y los tapices que ya comenté. Allí no explica nadie y vas mirando unos paneles que te indican qué son los objetos y pinturas que vemos en cada sala. En la sala de la corona vimos alguna espada, principalmente la ya mencionada Dentada, y en la armería todo tipo de armas y armaduras. La anécdota viene de una vigilante que estaba dormida, sentada en su taburete. Nunca en toda mi vida he visto a la vigilante de un museo durmiendo. Como en ocasiones soy mala, al pasar por su lado dejé caer expresamente la carpeta que llevaba y la mujer se despertó de golpe, sobresaltada. Quizás pensó que las armaduras se habían derrumbado unas sobre otras. Es posible ver también restos arqueológicos de construcciones mucho más antiguas. Mención aparte merece el cuadro de Leonardo da Vinci. El Museo de los príncipes Czartoryski es uno de los más antiguos de Polonia. La princesa Isabela Czartoryska empezó a coleccionar, allá por el siglo XVIII, recuerdos y obras de arte, con la intención de protegerlas del robo o la destrucción. En 1870 la colección se trasladó a Cracovia y en 1950 se incorporó a la colección del Museo Nacional de Cracovia. La obra más importante es “La dama del armiño” de Leonardo da Vinci. Ahora, por obras de remodelación en el museo, éste permanece cerrado y el cuadro se ha trasladado a una de las salas del castillo. Se cree que la dama del cuadro era Cecilia Gallerani, amante del duque de Milán, el poderoso Ludovico Sforza. Leonardo da Vinci la conoció en 1484 cuando los dos habitaban en el Castillo Sforzesco, propiedad de Ludovico. Por entonces ella era célebre por su juventud (17 años) y su belleza. En el retrato sostiene un animal, el armiño del título. Los armiños solían asociarse a la aristocracia. También puede aludir a la pureza de la dama, incluso a sus virtudes como el equilibrio y la tranquilidad. Según interpreté en un texto que nos dejaron en el museo (en italiano) también podría estar haciendo referencia al propio Ludovico el Moro, en cuyo emblema había un pequeño armiño, y sería una alusión al amor de la pareja. Finalmente algunos autores han dicho también que podría tener algo que ver con el apellido de la dama porque armiño en griego es “galé” y ella se llamaba “Gallerani”. Otros autores han dicho que lo que sostiene entre sus manos no es un armiño sino un hurón, animal que se usaba mucho en la Edad media para cazar. La pintura fue adquirida en 1798 por el hijo de Isabela Czastoryska. En un principio se creía que el cuadro representaba a La bella Ferronière, amante de Francisco I de Francia a la que Leonardo pintó en otro célebre retrato. Durante un tiempo estuvo escondido en los subterráneos de un castillo hasta que en 1939 los soldados nazis lo encontraron y se lo llevaron al museo del Kaiser Friedrich en Berlín. En 1940 el gobernador general de Polonia, Hans Frank, pidió que lo restituyeran a Cracovia y lo tuvo colgado en sus oficinas. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial las tropas aliadas lo encontraron en la mansión que Frank tenía en Baviera. El cuadro no es demasiado grande pero es de una belleza indiscutible. Vas entrando por turnos a una sala que dejan cerrada unos minutos para su contemplación. Está él solo, colgado en una pared. Después de esas visitas nos fuimos a comer al restaurante del que ya hablé. Empezaba a llover y estaba muy lleno, por lo que sólo encontramos sitio en la terraza, mal lugar para sentarse si las gotas caen en la comida. Al final tuvimos suerte y una mesa se quedó vacía dentro. Pedimos una crema de champiñones dentro de un pan, una sopa de remolacha y de segundo para compartir dos platos de carne (ambos muy buenos). De postre nos tomamos unos batidos de fresa. Cuando terminamos de comer yo me quedé por allí y Javi subió a la torre. Luego los dos nos fuimos a la cueva del dragón, que me gustó más de lo que a lo mejor cabía esperar porque forma parte de unas escenas de una novela que hice hace algún tiempo y a la que tengo mucho cariño. Acabada la visita al castillo (aunque no sería la última vez que subiríamos a Wawel) volvimos a la Plaza y subimos a ver el Museo Nacional (Galería de arte polaco), que está en la Lonja de los paños. Se trata de una de las exposiciones permanentes de arte polaco del siglo XIX más grandes de todo el mundo. De entre todas las obras yo destacaría las de Matejko. También es posible salir a la terraza y contemplar la magnitud de la plaza desde arriba. Creo recordar que la entrada cuesta 14 zl. Dejamos el centro de Cracovia para dirigirnos a uno de los lugares más visitados desde el estreno de la película “La lista de Schindler”, ganadora de siete premios Oscar. Narra como ya sabemos la historia real de un empresario de origen alemán, Oskar Schindler, que se aprovecha de la situación en Polonia (recientemente tomada por los nazis) para abrir una fábrica de artículos de cocina en Cracovia para su propio beneficio. No obstante acabó por salvar la vida de 1.200 judíos empleándoles como personal en su fábrica. Contrató a más trabajadores de los que necesitaba para librarles de la deportación y la muerte y sobornó a oficiales nazis con regalos carísimos para evitar que les llevaran a campos de concentración. Se gastó en eso toda su fortuna. Después de la guerra emprendió varios negocios, que quebraron, y acabó subsistiendo gracias a la ayuda económica de las personas a las que salvó. Está enterrado en Jerusalén. En el edificio de su fábrica se ha instalado la exposición permanente "Cracovia bajo la Ocupación Nazi entre 1939 y 1945". La exposición muestra la historia de la ciudad desde finales de 1939 hasta la "libertad" de la época comunista en la que se vio sumergida con el fin de la guerra. Para llegar hasta allí fuimos en tranvía hasta la Plaza Plac Bohaterów Getta (reconocible por las sillas que tiene a modo de estatuas) y luego fuimos caminando hasta la calle Lipova. Compramos las entradas por Internet porque dicen que se agotan muy rápido. Son 21 zl que se pagan allí cuando vas. Al parecer hay visita guiada pero creo que nos despistamos (o ellos nos confundieron). De todos modos encontramos a una guía que explicaba en español a un grupo (creo que era con la que nos tocaba ir) e íbamos escuchando discretamente. El museo presenta una gran parte de la vida de los judíos antes y durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo también dedica una parte de su exposición a Schindler y se pueden ver algunas fotos (suyas y de Amon Göth, el malo de la peli) y su despacho original. Salimos de allí a la hora del cierre. La cena fue en el apartamento, que para eso disponemos de una buena cocina. Índice del Diario: 15 días en Polonia
01: VIAJE
02: VARSOVIA
03: CZESTOCHOWA- AUSCHWITZ-CRACOVIA
04: CRACOVIA
05: WROCLAW
06: POZNAN- TORUN
07: TORUN- MALBORK- SOPOT- GDANSK
08: GDANSK-VARSOVIA
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