Track de la etapa: GPS
El desayuno estaba listo a las 8. Desayuno potente con sus tostadas, su chorizo, frutas y su mermelada. El dueño del hotel decía que me regalaba una botella de sidra pero evidentemente no iba a cargar con ella hasta el Refugio de Cabrones así que la tuve que rechazar. El hotel lo recomiendo enormemente, por 55 euros habitación individual con baño, desayuno y cena con un par de cervecitas, poco más de lo que cuesta un refugio.
La ruta comienza bajando de Sotres por el mismo camino de subida. Se coge una pista hasta que una senda sale de esta para adentrarse por un camino muy bonito que forma una galería de árboles. Este camino evita parte de la pista por la que pasan coches que van aparcar a los pies del collado de Pandebano (Según me contaron después es ilegal que los coches vayan por ahí, sí lo es poco control existe.)
La senda/galería termina uniéndose a la carretera que conduce hasta la subida del collado de Pandebano. Este collado es bien bonito, con muchas vacas y con unas vistas geniales hacia Sotres por un lado y hacia Bulnes por el otro. Esta ruta se nota popular aunque al ser jueves no son muchos los senderistas que se ven.


Al poquito de ascender por el collado se puede observar las primeras vistas del Urriellu el cual se vuelve a esconder al avanzar. Se pasa por el refugio de la Tenerosa. Este refugio la verdad que me parece un poco de chiste porque está a 15 minutos andando de donde aparcan los coches y por el mismo precio que el hotel en Sotres, que está a una hora y poco de ahí, no entiendo que uso puede tener. Supongo que el guarda vivirá en Sotres y se acercará si tiene alguna reserva porque en la puerta ponía "Vuelvo mañana" y el número de teléfono.
Desde el refugio de la Tenerosa la senda asciende progresivamente, entre cabras, hasta el refugio de Urriellu. Se hace pesada pero la senda es muy clara por lo que no tiene complicación alguna. A la derecha se puede ver unas vistas que llegan al mar, y poco a poco el Urriellu se va haciendo más y más imponente hasta llegar a la base del mismo. Para mi gusto es más bonito de lejos que de cerca, aun así de cerca impresiona la verticalidad de las paredes y el color que le da la caliza.



El refugio de Urriellu es ideal para recargar agua y descansar. Del refugio de Urriellu hasta Cabrones iría totalmente solo, se nota que esta parte es menos popular pero no por ello menos espectacular.
Dejando el refugio, se comienza subiendo poco a poco por una senda sencilla hasta que la cosa se complica cuando se llega a la brecha de los Cazadores. Este tramo lo considero bastante peligroso pues hay que trepar y está muy expuesto, un traspiés puede ser fatal. Como luego me contaría el guarda del refugio de Cabrones en esta parte ha habido más de un accidente, la precaución aquí hay que extremarla. Una vez superada la brecha las vistas desde arriba son otro de los momentos del viaje. Increíbles. El pico Urriellu, el mar, poblaciones a lo lejos, más picos... Es para sentarse un rato a descansar viendo lo recorrido y sintiendo la soledad en la que uno se encuentra.

Desde ahí la senda, tras superar una horcada, se interna en el macizo para llegar al Jou de los Cabrones. Se pasa por el Jou del Agua, no menos espectacular , y entre piedras, subidas y bajadas se llega hasta Cabrones, con el refugio y el pico de los Cabrones y Torrecerredo dominando el paisaje. Con seguridad es el refugio con el enclave más auténtico y bonito de todos.

El refugio es muy básico, y en parte se entiende por lo inaccesible del mismo. Aún así el guarda, aunque callado, es un chico con el que se puede hablar y que tiene mil historias que contar si le estiras un poco. Desde allí, subiendo al collado del Agua se ve un atardecer precioso tras el macizo occidental con la Peña Santa ocultando el sol.

Durante la cena conozco a dos chicos gallegos que son buzos de salvamento marítimo de la Coruña y, como el buceo es una de mis pasiones, compartimos una charla bien buena que se prolonga fuera del refugio mientras la luna va subiendo por Torrecerredo.

Ultima noche en la que nuevamente volví a caer muerto con el cansancio que llevaba encima. Al día siguiente temía por mis rodillas pues sería todo cuesta abajo.