16 DE SEPTIEMBRE
Ese día conocimos a una pareja de españoles que también se alojaban en el mismo hotel que nosotros. Después de la excursión hicimos intercambio de fotos ya que bajamos a la jaula en distintas tandas y así teníamos más variedad de fotos.
LLegamos a Gansbaai sobre las 8 de la mañana, nos dieron un buen desayuno y una breve explicación de la excursión. También nos desanimaron un poco, diciéndonos que no sabían qué estaba pasando pero que desde hacía unas semanas cada vez había menos tiburones, y que últimamente costaba bastante encontrarlos e incluso algunas veces no habían encontrado ninguno.




Ya en el barco, estuvimos esperando una media hora. Mirábamos alrededor y había bastantes barcos de otras empresas, pero ninguno había bajado la jaula. Y para el colmo, la gente empezaba a vomitar...
Pero de repente... una aleta!!! Se nos acercó un tiburón que había sido atraído por la mezcla de comida que echan al agua. Se nos iluminó a todos la cara, menos mal!
Nos explicaron que como no sabían cuánto tiempo iba a rondar por ahí, bajaríamos en tandas de 10 minutos para que todos pudiéramos disfrutar de la vista desde el agua.

Al final estuvimos bastante rato porque se acercaron otros dos tiburones, tres en total, dos de tamaño pequeño, unos 2,5 y 3 metros, y uno de casi 5 metros..









Cuando volvimos a Hermanus fuimos a dar una vuelta por la costa ya que nos habían dicho que era época de ballenas y que a veces se acercan bastante a tierra y se les puede ver desde los acantilados.
Un damán de las rocas. Encontraréis bastantes por toda la zona oeste de Sudáfrica. Se encuentran en los acantilados y siempre con cara de pocos amigos.

Enseguida empezamos a ver ballenas. Había unas cuantas, contamos más de 7 distintas; algunas muy estáticas, no se movían nada, pero otras daban buenos saltos.




Antes de que anocheciera dimos la vuelta y nos fuimos hacia el hotel muy contentos. En recepción reservamos una excursión para salir en barco al dia siguiente a primera hora.