El día siguiente amanecimos en San Petersburgo, la joya del crucero, nos levantamos prontísimo a hacer fotos, ya que era la escala que nos hacía más ilusión.
Aquí había que coger por narices la excursión con el barco si no tenías visado y para el primer día escogimos el palacio de Pedro el Grande y el Hermitage, con comida incluida costaba 119 euros por persona.
Aquí empezamos mal, ya que iniciamos la excursión con retraso debido las largas colas que se formaron para el visado y la lentitud exasperante de los rusos.
Nos quedó poco tiempo para el palacio de Petrodvorets, situado a unos 100 km de la ciudad, y lo tuvimos que ver a marchas forzadas, una pena. No dejaban hacer fotos en el interior, pero ya os lo podeis imaginar, todo lleno de oro y lujo y más lujo... no me extraña que hubiera la revolución. Los jardines alucinantes.
A la salida del palacio había unos tenderetes de souvenirs pero no picamos.

Después nos llevaron a comer a este restaurante, el edificio donde estaba situado Correos, un almuerzo típico ruso, pero la calidad ínfima, aunque comestible se notaba que el menú estaba elaborado para salir del paso.
Había un espectáculo de folklore ruso, los bailarines ponían empeño y bailaban bien, pero la puesta en escena era muy cutre. En fin, una turistada...

Después de comer nos fuimos al Hermitage. Este museo nos entusiasmó, tanto por la arquitectura del palacio donde está ubicado como por las obras de arte expuestas. El museo da para días admirando las maravillas que contiene, pero nuestra guía nos llevó a las salas más importantes y donde están las obras más representativas y valiosas.
Las vistas desde las ventanas a la grandiosa plaza son espectaculares:
Quedamos muy contentos de esta visita, que para nosotros, dadas las limitaciones de estas excursiones de cruceros, fue suficiente y provechosa.
De vuelta al barco, muy cansados, nos fuimos a cenar, esta noche no había turno de cena fijo ni espectáculo, por lo que después de tomar un coctel en uno de los salones, nos acostamos pronto, que había que reponer las fuerzas para el segundo día en San Petersburgo.