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12 de octubre
Desayunamos solos en el pequeño espacio de recepción y ya nos vamos hacia el Downtown. Es una ciudad muy agradable, sin nada concreto que ver pero con algunos edificios muy bonitos de estilo victoriano.
Dentro de la tienda, aún se conserva la antigua barbería del Sr. Angel Delgadillo, muy querido en la ciudad y fundador de la Asociación de la Route 66 de Arizona y donde todos hacemos cola para sentanos en la silla para una foto.
Aquí se explica quién fue y qué hizo Mr. Delgadillo:
www.route66giftshop.com/ ...-route-66/
Por todas partes proliferan todo tipo de objetos referentes a la Mother Road, tantas que no sabes dónde mirar: Surtidores de gasolina, señales, anuncios, coches antiguos ... incluso un inodoro.
Seguimos por la route 66 hasta Kingman,
Nos sentamos en la barra, donde tenemos una buena vista de todo lo que nos rodea. Está muy bien ambientado tipo diner de los años 50.
Las hamburguesas estaban muy ricas pero la del Eloi, aunque la pidió vuelta y vuelta (firmando un documento de exempción de responsabilidad),se la traen igual que la mía. Nos la iban a cambiar por otra tal como la había pedido, pero para no esperar más, ya que el restaurante esta lleno, se la come sin decir ni pío.
Damos una vuelta por los alrededores del restaurante, haciendo fotos como locos, pero hace tanto calor que no tardamos mucho en volver a entrar en el coche para ir tirando hacia Oatman, en lo que será el último tramo de la 66 del viaje.
Ya después de los primeros km, nos alegramos de haber hecho caso del vecino de motel de Tucumcari, que nos lo recomendó vivamente.
Atravesamos las Black Mountains por el precioso Sitgreaves Pass, y antes de llegar al pueblo, hacemos una parada en una esplandada el borde de la carretera para hacer unas fotos, y nos encontramos ante lo que parece un pequeño cementerio. En realidad se trata de memoriales a personas fallecidas cuyos restos se encuentran dispersos en este lugar. Sitgreaves Pass es una parada popular porque, según dicen, se pueden ver los estados de Arizona, California, y Nevada.
En Oatman, antiguo pueblo minero, los burros pasean libres por la calle desde los tiempos en que eran los compañeros inseparables e imprescindibles de los buscadores de oro.
Es como Port Aventura, pero de verdad. O al menos en algún momento fue de verdad.
Se nos hace tarde y vamos ya hacia nuestra última parada antes de volver a casa, Las Vegas.
Nos alojamos en el New York New York. Después del check-in y cena salimos a tomar el tranvía que lleva del Excalibur al Mandalay Bay, y caminando por un tramo que no está nada preparado para peatones, llegamos al mítico letrero que nos da la bienvenida a Las Vegas.
Por el camino nos asomamos por una capilla que está abierta.
Journey Prev.
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