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Tras un buen desayuno con tostadas (el pan para las tostadas era muy bueno), nos fuimos a ver la gran sorpresa de Braga: Su catedral; si bien su exterior no dice nada, ya que es bastante anodino,
lo bueno está dentro, como un huevo kínder
, y por tan solo 2 € por persona nos animamos a entrar. Levantadla cabeza porque su impresionante órgano es digno de ver.
También tenemos acceso al claustro y diversas capillas con santos, vírgenes etc, como sabéis en Portugal son muy religiosos y no es extraño ver personas rezando un poco delante de cada tumba o Santo; cierto es que para cada capilla o escultura había la hucha de marras para donativos, cómo no. Recomendaría probar algo que nos llamó la atención, por un lateral de la catedral hay una salida/entrada que no está vigilada por nadie, ya que salimos por ella, y que da acceso igualmente al interior, así que si no queréis pagar los 2€ idos por el acceso lateral que podréis entrar sin problemas, o eso nos pareció.
Enfrente de la Catedral hay un par de puestos con mantelerías, figuras con los característicos azulejos azules, gallos, delantales etc., a unos precios que a los españoles aun nos siguen pareciendo baratos en comparación con otros países o zonas.
Después se puede callejear tranquilamente por el centro histórico, admirando las iglesias con sus bonitos y característicos azulejos azules, el Arco de la Puerta nueva,
Desde aquí volvimos callejeando al hotel, topándonos con la no menos bonita Iglesia de Santa Cruz y la hermosa plaza adyacente frente a la Iglesia de Sao Marcos.
Cómo teníamos que dejar el hotel a las 12, recogimos todo, y a las 12 en punto nos fuimos a nuestra siguiente parada: El Santuario del Bom Jesus do Monte, a escasos 15 minutos del centro de Braga. Nosotros dejamos el coche aparcado (hay parking de sobra a lo largo de la carretera) a un lado de la misma Estrada de Sao Pedro, la carretera que enlaza con la que sube hasta arriba, la de Bom Jesus (podéis llegar arriba del todo en coche si no tenéis tiempo); queríamos subir en el funicular hidráulico, el más viejo de la Península Ibérica, asi que enfrente mismo de donde se coge tenéis parking también; cogimos sólo billete de subida, creo que eran 1,40€ cada uno, ya que habíamos leído que es bonito bajar luego tranquilamente por su escalinata, lo cual fue todo un acierto.
Tras visitar el Santuario nos fuimos dirección a Oporto, en donde ya habíamos estado hace 6 años y que nos había encantado, la verdad que no nos defraudó de nuevo
Había reservado en el céntrico Tattva Design Hostel, una habitación con baño privado y desayuno (muy bueno) incluido (60€); mi idea era intentar aparcar cerca del hotel y no moverlo en todo el día ya que aparcar por el centro de Oporto un fin de semana es toda una quimera, aunque al final siempre encuentras algo; en este caso ni en nuestros mejores deseos hubiéramos pensado en encontrar una plaza justo delante del hotel, ya que salió un coche y me lancé a por la plaza marcha atrás media Rua do Cativo a por el sitio
; hay que prestar atención a las señales que dicen, plaza reservada para tal negocio u hotel así como el cuantas plazas dice la señal, ejem: Hotel pepito 2 plazas; en este caso había una pero era del sitio de delante, preguntamos a un comerciante y luego a los del hotel que nos dijeron que habíamos tenido mucha suerte y que ahí estaba bien.
El hostel es el clásico que tiene habitaciones múltiples con literas, asi que hay mucha chavalería en recepción haciendo el checking, pero también familias y gente de cierta edad ya; lo hicimos sin problema, pagamos los 60€ mas 5€ como fianza por la tarjeta llave que nos devolvieron en el check out. Os puede pasar que no encontréis el Hostel fácilmente, al estar integrado en un edificio, y creo recordar que Booking pone número 20-26 cuando en realidad es 126; para no perderos en cuanto pasáis la plaza con la cabina roja y el árbol, a la altura de la siguiente bifurcación (de Rua do Cativo con Rua de Cimo de Vila) está el Hostel en el lado derecho de la calle.
La situación es inmejorable la verdad, a dos pasos de la catedral (la veíamos desde la ventana), 5’ de la Estación de Sao Bento y la céntrica Praça da Libertade, 6’ de la Rua de Santa Catarina (la de las tiendas) pasando por la hermosa Iglesia de Santo Ildefonso, 10’ de la Torre de los Clérigos (si subís por la Rua de Santa teresa desde la plaza encontrareis La Cantinita, excelente restaurante mexicano) y lo más importante, a apenas 12’ de la Praça da Ribeira, con el famoso barrio, lo más bonito y animado de Oporto con el famoso Puente de Luis I.
Así pués, una vez dejado el equipaje y con algo de hambre ya puesto que eran las 15h, nos bajamos desde el hotel hacia el Barrio de La Ribeira, junto al Douro (Duero), que estaba atestado de turistas con las terrazas llenas así como comprando suvenirs en los puestos que hay a lo largo de la ribera.
Plaza de la Ribeira:
Recordamos que en la anterior ocasión habíamos comido muy bien en la terraza de un bar que había entrando bajo los arcos, y que conseguimos localizar; se trataba del económico Porto Escondido, que por su precio, situación con su terraza exterior y no tan masificado, os recomiendo.
Nos metimos la clásica Francesinha, con su bacon, filete, mortadela, pan, salsa, que es una bomba de relojería jajajaja, una Alheira (salchicha con patatas y ensalada), postres y cervezas por 23,25€ We Love Portugal
Tras comer tranquilamente, nos fuimos a visitar los puestos, hacer fotos al puente, las casas de colores y disfrutar del ambiente en general;
Si vais hasta el final, podéis subir dando un agradable paseo hasta la Plaza del Palacio da Bolsa con la estatua del Infante Dom Henrique y la adyacente Iglesia Monumento de Sao Francisco, enfrente a la cual hay una parada de Tranvía y es imposible no hacer alguna foto más
Entre la foto de arriba y la de abajo han pasado 6 años, nuestra visita anterior a Oporto
Tras el paseo, a eso de las 17:15, decidimos subir al hotel a descansar un poco, porque a lo tonto se camina bastante y el empedrado de Oporto machaca los pies
Salimos de nuevo alrededor de las 19:30, a dar una vuelta por la Catedral, con su estatua ecuestre de Vímara Pérez (caudillo asturiano como nosotros que en 868 fue nombrado por Alfonso III primer conde del condado portucalense después de reconquistar la ciudad y expulsar a los musulmanes
), y su Pelourinho, que no es otra cosa que una columna en la que antiguamente se colgaba a los criminales de la ciudad a modo de castigo, aunque éste fue siempre decorativo. Si bien el exterior de la Catedral es bastante chulo, así como las vistas, su interior nos pareció algo anodino (Aunque dicen que su claustro merece la pena, no lo visitamos), todo lo contrario de lo mencionado con la Catedral de Braga).
Vistas:
Bajando entramos en la hermosa Estación de Sao Bento, merece ver la decoración con hechos de la historia de Portugal en los azulejos:
y de aquí seguimos bajando hasta la mencionada Plaza de la Libertad con la estatua de Ardina a la entrada de la misma, y que representa a los antiguos vendedores de periódicos que iban por la calle.
Allí veréis también la estatua ecuestre de diez metros de altura del Rey Pedro IV y a un lado de la calle el clásico McDonalds con el águila en la entrada que tanto nos choca a los españoles (¡dan ganas de entrar al grito de Quieto todo el mundo!!!!
)
Mencionar que ese día vimos muchísimos chavales vestido de negro con capa muy elegantes, y la plaza empezaba a llenarse de grupos de ellos, entendimos que era como su fiesta de fin de graduación o algo similar.
Subiendo por la primera bocacalle de la plaza a la izquierda, nos fuimos rumbo a la Torre de los Clérigos y su iglesia homónima (del mismo nombre, para los de la ESO
), junto a la Praca de Lisboa, que es una zona cubierta con tiendas, y la estatua del Obispo Antonio Ferreira, que más bien parece Batman…
En un lateral encontráis la Librería Lello & Irmao, para los fans de Harry Potter, que estaba en obras por afuera ésta vez (merece la pena entrar, es muy bonita). Bajamos rodeando la Torre por el callejón de la Rua da Assunçao para enlazar con la concurrida Rua dos Clérigos, de donde volvimos al Mejicano que os mencioné antes, La Cantinita, donde nos pusimos finos (El Brownie con helado de mandarina una delicia)
Una vez cenado, vimos los grupos de estudiantes con alguno ya bastante “perjudicado”, incluso una chica se cayó borracha delante nuestra; tranquilamente fuimos dando un paseo subiendo por la Avenida Dom Alfonso Henriques hasta la rúa Cha y el Hotel.
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