Acabamos de recorrer la península de Coromandel y cambiamos un paisaje de película, Narnia, a otro. Y nada más y nada menos que Hobbiton esta vez, hogar de los héroes de la Tierra Media en el Señor de los anillos y la saga homónima.

Al llegar a Matamata, lugar donde se esconde la aldea Hobbit, nos dirigimos a la cafetería-granja-hostal donde se inician las visitas y nos encontramos con este cartel



Efectivamente, el rodaje de El Hobbit nos impidió acceder al set y sólo pudimos asomarnos por la zona y saciar un poco nuestra ansia freaky.





Con la alargada sombra de que igual el halo de infortunios australiano se pudiese contagiar a la aventura neozelandesa, nos sacudimos esa idea y cambiamos el chip a modo positivismo On

Otra de las actividades más chulas que se pueden hacer en esta zona es visitar Waitomo, cuyo significado maorí es "agua que entra a un agujero en la tierra".
Las cuevas y grietas de Waitomo se han ido modelando a base de la erosión del mar, terremotos y erupciones volcánicas.
Las estalactitas y estalagmitas son impresionantes, pero lo que hace especial a estas cuevas son unas luciérnagas endémicas de Nueva Zelanda, que emiten luz. Cuánto daño ha hecho el gusiluz a nuestra generación


En el Centro de Visitantes compramos las entradas. Si visitas las tres cuevas existe una entrada única a un precio reducido. El orden en que las visitamos fue:
Waitomo Glowworm Cave
Te llevan en visita guiada en una barca para ver las luciérnagas y toda la cavidad iluminada. Es un verdadero espectáculo ver cómo la oscuridad se ilumina con miles de lucecitas, pero, al menos cuando fuimos, no te permitían hacer fotos.
Os dejo unas fotos de su web.


La segunda cueva que visitas es la Ruakuri Cave
Aquí vuelves al centro de visitantes y te llevan en un bus pequeño hasta la cueva. Esta visita dura como el doble de la anterior y se pueden ver impresionantes estalactitas y estalagmitas, cascadas, un río subterráneo y también las luciérnagas iluminadas.
La última de las cuevas es la de Aranui
Es la más pequeña de las tres y su acceso es muy curioso, a través de unas escaleras a través de un bosque. La visita también es guiada, pero en este caso no hay luciérnagas, aunque sí fantásticas formaciones geológicas.
Si sólo tenéis tiempo para visitar una de ellas la más especial puede que sea Waitomo, por lo curioso de entrar en barca y ver cómo la oscuridad total sólo es iluminada por las luciérnagas.
En su web podéis informaros y elegir.
Esa noche dormimos muy contentas y serenas, con la sensación de que todo lo que íbamos a ver en Nueva Zelanda era irrepetible, y la fortuna que a veces no habíamos tenido en Australia se estaba invirtiendo para regalarnos casi un mes de experiencias y lugares maravillosos
