Último día, nos levantamos a desayunar con las maletas ya terminadas y cogemos el coche dirección Alajuela, cuidad a las afueras de San José donde está el aeropuerto y la oficina de alquiler de coches donde tenemos que dejar el nuestro.
El avión no sale hasta las 5, pero preferimos ir con tiempo. No encontramos mucho tráfico, la oficina la encontramos al segundo intento y buscamos antes una gasolinera para dejar el deposito lleno.
Luego nos llevan al aeropuerto y antes de facturar tienes que pagar la tasa de salida, el mostrador esta nada mas entra a la izquierda, había cola pero en media hora estábamos listos. Facturamos las maletas, comimos allí, y como tenemos tiempo nos gastamos los colones que nos quedan en las tiendas del aeropuerto, que son caras pero son preciosas. Tiene unas degustaciones de plátanos fritos Soldanza y perlas de frutas recubiertas de chocolate de la marca Britt y nos pusimos las botas.
Todo buenísimo, yo ya había comprado como recuerdo comida en los supermercados que habíamos visitado que son mucho más económicos, recomiendo los plátanos fritos con sal, los aperitivos de yuca, café, perlas de coco con chocolate y la mermelada o jalea de guayaba. También traje dos sobres de tang de tamarindo y guayaba. La guayaba fue mi descubrimiento gastronómico en ese viaje que dulce!
El viaje fue más corto que a la ida, solo 9 horas, aunque nos tenía nada de ganas de irme, me pareció un país super acogedor, adaptado al turismo, muy comprometido con su patrimonio natural y sus gentes me daban la sensación de que con poco eran super felices.
¡HASTA SIEMPRE COSTA RICA!


