A la mañana desayunamos con la familia y nos despedimos de ellos. Fuimos a coger el barco con dirección a la isla Taquiles. Al llegar al embarcadero hicimos una caminata en subida hasta la plaza del pueblo. Una plaza muy bonita con vistas al lago. Habíamos quedado allí al medidodía para ir a almozar, pero como teníamos tiempo seguimos andando hasta el otro lado de la isla. El paisaje me recordaba bastante a Galicia, tipo aldea con casas con ovejas, huertos... La ventaja de venir por la mañana temprano es que había poca gente, como las isla es bastante turística por la tarde viene muchísima gente que hace el típico tour de un día (Uros y Taquile).
Después de comer volvimos a Puno en barco en un trayecto que se me hizo interminable, unas 3 horas por el lago a paso de tortuga. Cuando llegamos a Puno todavía era pronto, así que aprovechamos a hacer una visita por la ciudad, sin muchas expectativas ya había oído que es bastante feo y, la verdad que lo es, aunque tiene zonas curiosas que merece la pena visitar, como la plaza de armas y la zona del embarcadero. Después de estar dando una vuelta por la ciudad fuimos a descansar, esa misma noche hubo una tormenta horrible, que produjo unos cuantos apagones en el hotel.