![]() ![]() DÍA 5. DJÚPIVOGUR - PASO DE OXI - KLAUSTURKAFFI BUFET - CASCADA HENGIFOSS - SEYS ✏️ Diarios de Viajes de Islandia
DÍA 5. DJÚPIVOGUR - PASO DE OXI - KLAUSTURKAFFI BUFET - CASCADA HENGIFOSS - SEYSDISFJORDUR - MOJANES ACCOMMODATION. Dejamos el Hostel después de prepararnos un buen desayuno en la cocina compartida y nos pusimos rumbo hacia los fiordos del este...DÍA 5. DJÚPIVOGUR - PASO DE OXI - KLAUSTURKAFFI BUFET - CASCADA HENGIFOSS - SEYSDISFJORDUR - MOJANES ACCOMMODATION Dejamos el Hostel después de prepararnos un buen desayuno en la cocina compartida y nos pusimos rumbo hacia los fiordos del este. El día iba a tener buena dosis de carretera así es que como todos los días llene mi termo de café que me acompañaba en el coche como si fuera una botella de agua. Djúpivogur y sus acantilados. La primera parada la hicimos poco antes de llegar Djupivogur. La carretera nos llevaba bordeando los preciosos acantilados del océano Atlántico donde cientos de aves descansaban en su orilla. Esta zona la teníamos marcada para avistar Frailecillos, esos graciosos pájaros de la familia del pingüino y que son santo y seña del país. Vimos muchos tipos de ave pero en esta zona no tuvimos suerte de ver al famoso Frailecillo. Quizá más adelante en el pueblo y su bahía.....Paramos en un mirador de la carretera y después de hacer unas fotos y ver a las aves seguimos adelante. Llegamos al pequeño pueblo pesquero de Djupivogur. Nos acercamos a su puerto, dimos una vuelta por los alrededores y no encontramos ni rastro del pajarraco. Es posible que hubiese que ir a algún punto concreto. En fin, nos conformamos con verlo en todas las tiendas de suvenires en todas sus modalidades, desde imanes hasta gorros con pico incluido. Lo que sí vimos fue una escultura o exposición de huevos gigantes de piedra al final del puerto que no sé muy bien que quería decir. Paso de Oxi. Con la decepción de no ver a una de las mascotas de Islandia seguimos nuestro rumbo. Decidimos ir hacia la zona del alojamiento donde no muy lejos quedaba la cascada Hengifoss y, sobre todo, la que sería nuestra única comida casera Islandesa, el restaurante Klausturkaffi. Para llegar allí teníamos dos opciones: bordear los fiordos del este por la N1 o tomar el atajo del temido paso de montaña de Oxi, ahorrándonos una hora de conducción. Había leído experiencias de gente que hablaba peripecias varias por esta carretera de pista bacheada, sobre todo por los repentinos cambios de tiempo y la espesa niebla. Además, nuestra casera de aquella noche, nos advirtió de ello, aunque cuando la dijimos que íbamos con Jimmy nos animó a vivir la aventura. Se divisaba algo de nubes pero parecía que no tapaban la montaña así es que valientes nosotros (como no) nos fuimos por esa carretera que se adivinaba divertida. Comenzamos subiendo las cuestas del puerto esperando que el mundo se apagara o que algún monstruo terrible engullera a Jimmy con nosotros dentro. No sucedió nada. La carretera tenía un desnivel considerable en varios tramos y curvas de 180 grados como cualquier puerto de montaña con la diferencia de que esta no estaba asfaltada y los agujeros en el camino eran considerables. Sin embargo todo eso era poco para Jimmy que subía las cuestas sin problema agarrándose a la grava con su tracción 4. Tan solo sufrimos un poco llameando por la cima cuando la niebla nos metió de nuevo en Mordor. Bajamos un poco la velocidad y según volvimos a descender dejamos los fantasmas del pasado para más adelante. Salimos del paso de Oxi con la satisfacción de haber pasado una nueva prueba del camino, pero sobre todo con la experiencia de conducir por aquellos parajes, tan espectaculares que hacían más difícil aún la conducción para poder admirarlos. Comida en Klausturkaffi. Eran las 14 de la tarde cuando nos acercábamos a Hengifoss, así es que preferimos ir a llenar el buche primero. Klausturkaffi es un restaurante situado en un antiguo convento-museo con tejados de hierba y un bonito jardín exterior donde el famoso escritor Gunnar Gunnarsson, estableció su residencia durante años. Habíamos oído hablar muy bien de su comida casera y de su ajustado precio para lo que se ve en Islandia. Ofrece dos menús: uno de comida por 2990 isk y otro de meriendas con tartas por 1990 isk. Entramos a la bonita casa y lo primero que vimos fueron los carteles que nos confirmaron los menús. Nos atendió una simpática chica que nos explicó cómo funcionaba el buffet. Una mesa al final del salón llena de comida nos esperaba para llenar los platos tantas veces como quisiéramos. De bebida incluía agua fresquita, el mejor tesoro islandés, además de cafés e infusiones. El menú consistía en tres ensaladas diferentes, otras tantas guarniciones a base de patatas cocinadas de diferente forma y tres platos principales: un pastel de carne, un guiso de cordero y otro de bacalao. Además había una sopa, diferentes panes, quesos y embutidos y diferentes salsas. De postre divisé una tarta de chocolate que no se iba a ir viva. Claramente esta gente pierde dinero con gente como nosotros. Llenamos los platos a reventar 3 veces probando todo lo que había y acabamos con café y tarta claro. Salimos rodando de allí. Todo estaba buenísimo. Una pena no haber encontrado más sitios así durante el viaje. Cascada Hengifoss. El aparcamiento de Hengifoss se encontraba a escasos 5 minutos del restaurante. Cuando nos bajamos del coche y vimos la cuesta que teníamos delante para empezar la ruta, la tarta de chocolate empezó a quejarse. Pero ya que estábamos había que hacer un esfuerzo y ver la cascada. Como todo camino que llega a una cascada íbamos bordeando el cañón que formaba el río, en este caso el río Hengifossa. Esta vez ni lo espectacular del paisaje, ni las bonitas caídas de agua que salpicaban el camino nos conseguían mover rápido. Estábamos un poco reventados, cansados y con la panza esperando una siesta. Nos animamos un poco cuando vimos una cascada pensando que ya habíamos llegado, pero se trataba de Litlanesfoss, su hermana pequeña. Más de una hora después de dura ascensión llegamos a ver a Hengifoss, la tercera cascada más alta de Islandia con sus 118 metros, encajada, como ya habíamos visto con la cascada Svartifoss, entre formaciones basálticas que le daban un toque especial. Sin embargo, la sensación al verla no fue como en otras ocasiones. El cansancio que traíamos nos hizo casi cogerla tirria. Además se veía desde más de 100 metros ya que para llegar a los pies de la caída de agua había que ir saltando por las rocas del río. Y claro como estábamos destrozados pues....allá que fuimos. No aprendemos. Un par de empujones de unos guiris, súper ilusionados porque venían de allí, bastaron para animarnos a saltar como cabras por las rocas salvando el río para acercarnos a la cascada. Acompañados de otra pareja de españoles nos fuimos acercando despacio hacia ella, hasta que decidimos dar por terminada la aventura sin llegar al final. Media vuelta y al coche que ya habíamos perdido más tiempo del deseado aquí. Klifbrekkufossar. Antes de seguir a ningún lado paramos en el alojamiento, que estaba de camino, a hacer el chek-in por si luego llegábamos tarde. Después de descansar un poco nos pusimos rumbo a ver alguna parte de los fiordos del este. Desde el alojamiento pasando por Eglisstadir tomamos la carretera 92 primero y la 953 después que en menos de media hora nos llevaría dirección al fiordo Mjóifjörður pasando por la sucesión de cascadas de Klifbrekkufossar en un precioso paisaje. Esa era la teoría. Sin embargo en las tierras de Mordor siempre hay que tener en cuenta al monstruo de tres cabezas. Según cogimos la 953 para acercarnos al fiordo, una espesa niebla nos engulló. Fue una pena. El paisaje por el que íbamos era precioso. Decenas de pequeñas cascadas caían por los laterales de las montañas que nos rodeaban, salteadas de nieve en sus cumbres. Pero tuvimos que dar la vuelta. No veíamos a 3 metros y en esas condiciones no íbamos a disfrutar de nada. Seyðisfjörður y Bjolfur Volvimos nuestros pasos hasta Eglisstadir y desde allí tomamos la carretera 93 dirección el pueblo Seydisfjordur y su fiordo. Unos 5 km antes de llegar salía una pista de tierra dirección el pico Bjolfur que ofrece unas vistas impresionantes sobre el pueblo y el fiordo. Pero claro, seguíamos en tierras del monstruo de tres cabezas y la única vista que tendríamos del pueblo y su fiordo sería desde el propio pueblo. Serían las 19 horas cuando llegamos a este bonito pueblo, residencia de artistas bohemios en busca de inspiración. Encajado entre montañas y a orillas del fiordo este pequeño pueblo pesquero con sus casas de madera de colores tiene un potencial espectacular. Sin embargo, nos encontramos solos en el pueblo dando una vuelta por sus calles. Apenas nos cruzamos con gente. Tan solo una pequeña recta con 3 bares/restaurantes parecía tener algo de movimiento. Y así nos fuimos de los fiordos del este, sin haber visto los fiordos del este. Mjóanes accommodation Volvimos a nuestro alojamiento de aquella noche. Habíamos reservado en AirB&B y ya estaban pagados los 94 € que costaba. Nos habíamos mandado algunos mails con Elsa, la dueña de la casa, antes de llegar. Se la intuía una persona entrañable, de las que hacen a sus huéspedes estar a gusto. Y no nos equivocamos. Sin duda la estancia en Mjóanes fue de las mejores. No es que nos tratara bien, sino que parecíamos de su familia. La casa era de dos plantas. La de arriba pertenecía a la familia y abajo había 5 habitaciones, un baño y una cocina completa. Todo decorado con mucho gusto y con todo lo necesario para cocinar. Un precioso Golden Retriever y un muy amigable gato completaban la estancia. Como siempre nos preparamos la cena y dejamos comida echa para el día siguiente. Pero la sorpresa fue cuando nos trajo una tarta de arándanos recogidos en su jardín que estaba....preguntar a Sara como estaba. Además nos hizo pan casero para desayunar al día siguiente. Aunque el alojamiento se llenó, solo coincidimos en la cocina con una andorrana que viajaba sola a dedo. El resto llegaron cuando estábamos ya en nuestra habitación y por la mañana seguían durmiendo cuando nos fuimos. Índice del Diario: ISLANDIA EN 10 DIAS
01: DÍA 1. MADRID - KEFLAVIK - PLAYA REYNISFJARA - ACANTILADOS DYRHOLAEY - PISCINA N
02: DÍA 2. CASCADAS SELJALANDFOSS Y GLJUFRAFOSS - TREKKING SKOGAFOSS / THORSMORK (pa
03: DÍA 3. FIMMVORDUHALS HUT - THORSMORK - HOLT GUESTHOUSE
04: DÍA 4. CAÑÓN FJADRARGLJUFUR - PARQUE NACIONAL SKAFTAFELL (CASCADA SVATIFOSS/MIRA
05: DÍA 5. DJÚPIVOGUR - PASO DE OXI - KLAUSTURKAFFI BUFET - CASCADA HENGIFOSS - SEYS
06: DIA 6. CASCADA DETTIFOSS - CAÑÓN ASBYRGI - ZONA GEOTÉRMICA DE KRAFLA Y HVERIR
07: DIA 7. CRÁTER HVERFJALL - CASCADAS GODAFOSS Y ALDEYJARFOSS - AKUREYRI - ALOJAMIE
08: DÍA 8. RUTA KJOLUR (F35) - ZONA GEOTÉRMICA HVERAVELLIR - KERLIGARFJOLL - CASCADA
09: DIA 9. PARQUE NACIONAL ÞINGVELLIR (ÖXARARFOSS) - CUEVAS DE LAVA SURTSHELLIR - CA
10: DIA 10. PENÍNSULA SNAEFELLSNES (OLAFSVIK - HELLISSANDUR - CRÁTER SAXHOLL - PLAYA
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