Apenas a 90 minutos de Playa del Carmen en la actualidad, tras pasar por Kantunilkin, se encuentra este lugar, hasta no hace mucho importante centro industrial.
Cedro rojo, machich, caoba, bojón, pucté o palo de rosa. En medio de 96000 hectáreas de una selva ("monte", para los yucatecos) repleta de maderas preciosas fue fundada en 1941 la población de Colonia Yucatán, tal y como anuncian orgullosos en un cartel a la entrada del pueblo. Por supuesto que para su ubicación se buscó un lugar en el que hubiese agua y allí la había. Un cenote de considerable tamaño a cuyo costado se construyó con una enorme fábrica, en la que llegaron a trabajar más de 1000 obreros.
Cedro rojo, machich, caoba, bojón, pucté o palo de rosa. En medio de 96000 hectáreas de una selva ("monte", para los yucatecos) repleta de maderas preciosas fue fundada en 1941 la población de Colonia Yucatán, tal y como anuncian orgullosos en un cartel a la entrada del pueblo. Por supuesto que para su ubicación se buscó un lugar en el que hubiese agua y allí la había. Un cenote de considerable tamaño a cuyo costado se construyó con una enorme fábrica, en la que llegaron a trabajar más de 1000 obreros.
Como es lógico semejante riqueza no podía traer nada bueno, y así en los años 70 del siglo pasado se colapsó la actividad de explotación maderera por agotamiento de los recursos. La que fuese próspera localidad cayó en la más absoluta pobreza y casi abandono. Aún hoy pueden observarse infinidad de viviendas, todas de madera, en ruinas.
Y otras muchas habitadas, con el encanto que nunca podrá negárseles. Los hoy pobladores de este lugar se dedican mayormente a actividades agrícolas y de ganadería extensiva en los lugares antaño ocupadas por la espesura de la selva.
Al lado de la casa de empeños está el único alojamiento del pueblo, Villa Krystal. Muy básico pero suficiente sabiendo donde nos encontramos. Habitaciones individuales con baño privado. Igualmente hemos podido alimentarnos con cocina propia de la zona gracias a las atenciones de doña Rosa Canul, propietaria de una tienda de abarrotes al sur del pueblo y cómo no, de unas manos expertas en preparar exquisitas viandas para el viajero. Aún así y a pesar de ese "algo" interesante y decadente que se respira en sus tranquilas calles no es Colonia un lugar atractivo para el turista occidental, ni lo pretende.