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Hoy nos espera una jornada de mucha carretera, pero más de la mitad del recorrido es por carreteras bonitas, nada más y nada menos que las escénicas 24 y 12. Tenemos un planing muy cargado que casi seguro que no podremos cumplir.
Había estado pensando si no hubiera sido mejor haber pernoctado la noche anterior en Green River, pero desecho la idea rápidamente porque hubiera significado perdernos nuestro recorrido por la carretera 128.
Lo más pronto que pudimos nos pusimos en marcha. Ya cuesta madrugar porque los días van pesando.
Por la 191 llegamos a la interestatal 70 y pasado Green River nos desviamos a la carretera escénica 24.
Paisajes desérticos se van sucediendo. Vemos el desvío hacia Goblin Valley State Park que no tenemos incluido en el programa del día.
Llegamos a la pequeña población de Hanksville. Aquí desemboca la, también, carretera escénica SR95, aquella por la que circulamos, en su otro extremo, cuando veníamos de Muley Point hacia Moab. Nos pareció un pueblo pequeño pero luego nos encontraríamos con otras poblaciones aún más pequeñas. Aunque se veían algunas infraestructuras de turismo, no en vano tiene cerca el Globlin Valley, el propio Capitol Reef y los que desembocan de la carretera 95. Como otras poblaciones cercanas se estableció por primera vez en 1882 y ha sobrevivido de la agricultura, de unas minas cercanas y el turismo. A siete millas tiene la Estación de Investigación del Desierto de Marte, que es un área de pruebas para explorar similitudes en el terreno entre la Tierra y el Planeta Rojo. Y no es de extrañar viendo los paisajes cercanos.
Pronto, en ambos lados de la carretera, van apareciendo paisajes inusitados, gran profusión de “badlands” que darían la impresión de grandes cementeras si no fuera porque las rocas y la arena van tomando colorido, sobre todo el azul grisáceo de la pizarra que se conoce con el nombre de Mancos Shale y una arcilla ocre amarillenta llamada bentonita. Es la formación geológica dominante en todo este paisaje del valle del río Fremont y por el predominio del color azul se le denomina Blue Valley.
Dentro de este valle se ubican varios pueblos fantasmas, tales como Giles, Elephant y Caineville. Estos pueblos también se establecieron por pioneros en la década de 1880 formando comunidades agrícolas y ganaderas. Pero no duraron mucho estos asentamientos, allá por 1910, fueron abandonados, sobre todo por las frecuentes y grandes crecidas del río Fremont.
Y flanqueados en la carretera por estos paisajes tan extraños, no exentos de belleza, llegamos al pueblecito fantasma de Caineville. Que ya no es tan fantasma. Algunos servicios turísticos van apareciendo, un bar, un hotel, algunos tipis, organización de excursiones a terrenos del interior…Algunas estructuras primarias se mantienen, la iglesia de la escuela, la cabaña de arenisca roja de Behunin (primer colono) y el cementerio.
Pasado el pueblo de Caineville nos encontramos con el desvío que lleva a Cathedral Valley y me recuerda que lo estuve investigando para incluirlo en el programa del día, al menos una parte del recorrido. Pero fue una quimera pasajera que enseguida deseché, como tantas otras. Principalmente por la falta de tiempo pero también porque es una carretera de tierra que se puede volver intransitable con lluvia. Algo peligrosa, aunque su recorrido sea digno de ver.
Unos cuantos kilómetros antes de entrar en el Parque Nacional Capitol Reef y ya dentro del parque hasta Fruita, la carretera 24 va junto al río Fremont y encajonada entre acantilados.
Acercándonos a Fruita se comienzan ya a ver las plantaciones de frutales. En esta población se establecieron unas familias de mormones en 1872 y consiguieron, gracias a la canalización de aguas desde el río Fremont y la protección de los altos acantilados, hacer prosperar huertas con plantaciones de frutales, verduras y alfalfa. Con el nombramiento como Monumento Nacional a Capitol Reef en 1937, comenzaron a llegar viajeros y el NPS fue comprando los terrenos a los propietarios. A finales de la década de 1960 la mayor parte era propiedad del NPS y las estructuras fueron arrasadas. No obstante este organismo decidió que los huertos eran “paisaje histórico” y determinaron preservarlos. Personal del NPS se dedican a mantener la salud de estos huertos efectuando todo el año las tareas precisas para ello. Los frutos obtenidos se ofrecen a los visitantes, conforme van madurando, a cambio de una pequeña aportación que contribuye al mantenimiento y repoblación de los frutales.
Aunque los huertos son los que permanecen y dominan el paisaje queda también alguna estructura restaurada del antiguo asentamiento de Fruita. Tal es el caso de la escuela, un granero y la Gifford House. Y esta fue nuestra primera parada. Después de echarle un vistazo al entorno nos decidimos entrar en la Gifford House. No había ese día muchas tartas de frutas. Tampoco vimos que hubiera fruta para poder coger en los huertos, seguramente madurarán más entrado el verano. Compramos una tarta de manzana y un par de cinnamon rolls, los cuales, pese a su buena fama, nos resultaron muy pesados.
Capitol Reef fue nombrado Parque Nacional en 1971.
La característica geográfica que unifica el parque es la rareza geológica conocida como Waterpocket Fold. Es una arista de 100 millas de largo de crestas y rocas inclinadas que se elevan del desierto como gigantescas olas caminando hacia la orilla. La mayor parte de este “monoclinal” corre de norte a sur dentro del PN Capitol Reef. Los bordes expuestos de esta elevación fueron erosionando en una maraña de cúpulas, acantilados multicolores, laberinto de cañones retorcidos, crestas, arcos.
El parque es así llamado por la semejanza de sus muchas cúpulas blanquecinas de la piedra arenisca Navajo al edificio del Capitolio, y Reef, arrecife, se refiere a la cresta elevada que presentó una barrera potente a los primeros colonos y a los cuales les pareció un arrecife de coral.
Capitol Reef es el segundo parque más grande del estado de Utah, forma parte de los Mighty Five, pero es el menos visitado. Quizá porque su ubicación es bastante remota y porque no cuenta con una figura como atracción central importante. Consta de tres distritos: Cathedral Valley que, como ya mencioné antes, es una zona remota y con difícil acceso. El distrito Waterpocket es aún más remoto y sus carreteras se encuentran sin pavimentar. Aunque dicen que ofrece tremendas vistas del Waterpocket Fold y grandes oportunidades de treking y acampada. Y la parte que es más conocida y que es la que la mayoría visitamos. El área de Fruita y la asfaltada carretera escénica.
La carretera escénica interior parte del centro de visitantes, en su intersección con la 24. Una carretera de 16 kilómetros, asfaltada pero estrecha, va siguiendo en paralelo Waterpocket Fold y no tiene ni unos metros de respiro. Todo son acantilados multicolores con magníficos paisajes en todas direcciones. El parque tiene una lista de once puntos panorámicos que yo no supe identificar. Además lo que anota en cada uno de estos puntos es una lección de geología en toda regla. Un mirador bien identificado es el de Danish Hill que creo que coincide con el número 2 de estos puntos panorámicos.
Danish Hill en lugar de una colina parece una gran fortaleza con muchas torres rojas hechas a capas.
A partir de este punto comienza el verdadero despliegue de la cresta Waterpocket y todas sus variantes producidas por la erosión. Casi enseguida sale la desviación de la carretera de pista Grand Wash, que conduce después de 2 km. a este cañón estrecho llamado también Grand Wash. Es uno de los dos barrancos o cañones que cortan Waterpocket Fold y a los que se puede acceder de forma fácil. El otro es Capitol Gorge. Desde el final de la carretera se puede hacer una ruta hasta Cassidy Arch y el propio Grand Wash Trail que llega hasta el río Fremont y carretera 24.
El siguiente punto panorámico, (bueno, como he dicho todos los puntos de la carretera son panorámicos), es el mirador Slickrock Divide. Podría ser el punto 7 de la guía que publica el NPS. Aquí tiene lugar la división de las aguas, unas hacia el canal de desagüe de Grand Wash y otras al barranco de Capitol Gorge. Cuando hay lluvias torrenciales estos dos barrancos desaguan el agua que vierten las montañas y no es de extrañar que en algunas ocasiones estén impasables.
El último tramo de la carretera escénica, unos 3,8 km., se encuentra sin asfaltar, además de sinuosa y estrecha, y finaliza en la zona de aparcamiento de Capitol Gorge. Dependiendo de las lluvias que haya habido podrá estar más o menos pasable. Nosotros lo encontramos con un firme en buen estado.
Desde este aparcamiento parten dos rutas, una algo más difícil de 6,4 km., ida y vuelta, a Golden Throne y otra más fácil de 3,2 km. a Capitol Gorge.
Como en esta ocasión voy a andar yo sola me decido por la más fácil y la más popular, Capitol Gorge.
Pasando una zona de picnic el camino atraviesa unos bancos de arena con matorrales y pronto se llega a un panel de petroglifos de los indios que habitaron la zona, que reciben el nombre de indios Fremont. Luego el camino se une al lecho seco del arroyo y continúa por el mismo hasta el final. La garganta se encuentra flanqueada por grandes acantilados de la arenisca Navajo de un color amarillento ocre que de vez en cuando se torna oscuro por las rayas del “barniz del desierto”. Eventualmente estos acantilados tienen algunas interrupciones por unos pocos barrancos laterales.
Recorro el camino casi en solitario, (increíble), y me cuesta imaginar que aquello fue en su día el único punto de tránsito fiable para los pioneros mormones que trataban de llegar a puntos lejanos y por este cañón eludían el plegamiento Waterpocket Fold. Incluso cuando los coches llegaron, este era el único paso transitable, se le conocía con el nombre de Dugway Blue. En 1962 se terminó de construir la carretera 24 y este paso fue cerrado al tráfico de vehículos.
Los primeros viajeros dejaron su firma en la roca, en lo que hoy se conoce como Pioneer Register. Un revoltijo de nombres y fechas en la pared de la izquierda al poco más de la mitad del sendero.
Al final del cañón ya me encontré con más gente. Un señor me llama la atención para que mire en lo alto del acantilado, asoman su cabeza varios ejemplares de bighorn sheep. Decido no subir hasta los “Tanks” porque en algún sitio había leído que después del mes de abril no tienen mucha agua y además me están esperando. Pero lo que sí que hago es seguir un poco más por el cañón hasta que el mismo gira a la izquierda. Aquí se revela un paisaje algo diferente. El color crema que nos acompaña en todo el camino da paso a unos tonos amarillos y rojos. Por lo visto el camino se puede seguir durante 1.5 millas más hasta el límite del parque.
A la vuelta me voy fijando en más detalles y descubro en una pared a mi izquierda, a bastante altura, como seis nombres grabados y la fecha de 24 de septiembre de 1911. Lo que me parece extraño es que estén a tanta altura. Tuvieron que subirse en algo para tallarlos. Pasado Pioneer Register y antes de los petroglifos.
Se agradece volver a la carretera 24 por la misma scenic drive. Porque a la ida no te da tiempo de abarcar con la mirada lo que te rodea. Es un verdadero placer contemplar este alarde de colorido y formas rocosas. Aquello parece un castillo, una atalaya, un templo egipcio… Pura fantasía que nos ofrece la madre naturaleza.
Continuamos circulando por la carretera 24 hasta llegar a Torrey. En el cruce de esta carretera con la 12 se encuentra el Wayne County Travel Council Visitor Information Center que tiene gran cantidad de folletos, mapas y literatura relacionada, del condado de Wayne y sus atracciones. Aquí pude encontrar un folleto que andaba buscando, como una guía de los puntos importantes de la Scenic Byway 12 o Utah’s All-American Road, como también es conocida.
Y comenzamos nuestra andadura por una de las carreteras escénicas más bonitas del estado de Utah y también de América. Incluso fue catalogada por FoxNews como una de las diez mejores carreteras del mundo.
La Byway 12 conecta Capitol Reef y Bryce Canyon, ofrece vistas panorámicas incomparables, paisajes diversos de formaciones de roca roja, acantilados, cañones de ranura profundos, lagos primigenios, montañas cubiertas de pinos… Además de los parques nacionales por ella se puede acceder a tres parques estatales, un bosque nacional y el Monumento Nacional que es Grand Staircase – Escalante.
Consta de 124 millas que acaban su recuento en donde nosotros la comenzamos. Es decir, en Torrey.
No tardando mucho la carretera se adentra en Dixie National Forest, ascendiendo por la Boulder Mountain. Nuestra primera parada es en el mirador Larb Hollow Overlook, en la milla 109. La vista alcanza lejanos y grandiosos puntos panorámicos: los acantilados y el plegamiento de Capitol Reef, las montañas Henry y Navajo, las aguas brillantes y azules de Bown’s Reservoir.
Se sigue circulando por entre espesos bosques y algunos prados alpinos de la Boulder Mountain. Otros miradores cercanos al anterior son Steep Creek y Homestead. Este último ya se encuentra a una altura de algo más de 2800 metros y sigue ofreciendo una vista espectacular de las montañas Henry, el plegamiento Waterpocket de Capitol Reef, la meseta Kaiparowits. El mirador está rodeado de mucha vegetación, destacando el conjunto de unos álamos temblones.
La carretera baja la Boulder Mountain y llega a la localidad de Boulder desde la que se tiene acceso al Anasazi Indian Village State Park, uno de los tres parques estatales que se puede acceder de esta carretera. Desde esta población también parte el Burr Trail road, otra carretera escénica que tuve que dejar de lado. Esta carretera comunica con la parte sur de Capitol Reef. En sus primeras 30 millas está pavimentada y con pista de tierra el pequeño recorrido por Capitol Reef. Conecta con la Notom Bullfrog road, también pista de tierra, y esta a su vez con la 24.
Y ya hemos entrado en los dominios de Grand Staircase Escalante National Monument.
Entre la población de Boulder y el área de recreo Calf Creek se encuentra el tramo famoso de la By 12 llamado The Hogsback. La carretera discurre encima de una delgada cresta o espina dorsal de “slickrock” y, a ambos lados, el vacío. Profundos barrancos formados por el arroyo Calf Creek en un lado y por otro Boulder Creek, cuelgan a ambos lados de esta espina dorsal por la que avanza la carretera. Hay que ir conduciendo con cautela y sin prisas, puede dar en algún momento sensación de vértigo. Aunque las vistas también te producen vértigo, pero de otra clase.
Justo cuando se acaba la bajada de este tramo de la carretera aparece a nuestra derecha nuestro siguiente objetivo: Calf Creek Recreation Area, milla 75. Un oasis en el desierto. Aparcamos y desde aquí comienza el trail a Lower Calf Creek Falls.
Es un sendero de 6 millas, casi 10 km., que lleva hasta una cascada de 38 m. No es un camino difícil pero resulta pesado porque tiene muchos tramos en los que se anda por terreno arenoso y ello dificulta bastante el avance. Por cada paso que andas hacia adelante retrocedes medio para atrás. Pero aparte de este pormenor considero que es un camino muy atractivo, con variedad de paisajes, con varios puntos señalados que te explican en un folleto y el premio final cuando llegas a la cascada.
La ruta discurre dentro del cañón con el arroyo a la derecha pero normalmente por encima del cauce del mismo ya que el río se encuentra rodeado por grandes áreas de juncos y vegetación de ribera. No es extraño pasar por alguna zona pantanosa y estanques formados por las presas de los castores. El punto 3 del folleto te indica cuan beneficiosos son estos humedales porque ayudan a controlar las inundaciones, retienen sedimentos y proporcionan hábitat de vida animal y vegetal.
Al principio el cañón es más abierto y las formaciones rocosas muestran capas del color rojo rosado de la formación Kayenta pero más adelante las paredes de los acantilados del cañón te van ofreciendo el color ocre de la arenisca Navajo rompiendo este mono cromatismo con bonitas bandas del barniz del desierto, (con este nombre se designa las rayas y bandas negras o marrones que colorean las paredes, efecto del agua de lluvia que arrastra minerales de hierro y manganeso que se va oscureciendo con el tiempo).
Se pasa por una zona con pictogramas típicos del arte rupestre de los indios Fremont (num.9 del folleto) y dos graneros excavados en los acantilados del lado de enfrente del cañón, dónde estos pueblos ancestrales guardaban sus provisiones, (6 y 10).
Con algo más de la mitad del camino el sendero desciende y prosigue más cerca del curso del río y se vuelve totalmente sombreado por el efecto de las paredes del cañón que son más empinadas y la gran abundancia y variedad de árboles y vegetación. A tramos podemos ver el discurrir del arroyo. Es muy agradable caminar entre el canto de los pájaros y el aleteo de las hojas movidas por la brisa. Y sería casi perfecto si no fuera por el terreno arenoso que se hace bastante pesadito.
A lo largo de la ruta hemos ido contemplando en lo alto del acantilado, al otro lado del río, la carretera que atraviesa el Hogsback y que antes hemos recorrido y te das cuenta de lo profundo que se encuentra el cañón respecto a la carretera.
Ya en la distancia se va oyendo el rumor de la cascada y más adelante se ve emerger por entre los huecos de los árboles. El sendero finaliza en una especie de explanada curva sobre la que se alzan los altos y casi verticales acantilados del cañón con la cascada en el centro.
El arroyo cae desde un canal en forma de V situado en la parte superior del acantilado y salpicando las paredes finaliza su caída en una piscina coloreada que se encuentra rodeada por una playa de arena. Las rocas más cercanas al agua se encuentran tapizadas de distintos tonos de verde y el resto de las paredes del acantilado presentan largas franjas del barniz del desierto. Al lado izquierdo de la piscina hay una oquedad cubierta de helechos y líquenes. Es una estampa realmente hermosa.
Entre la abundancia de arboleda y la bruma de la cascada, el sitio es bastante fresquito. Hay unas cuantas personas bañándose pero al poco abandonan el lugar y nos quedamos totalmente solos. Nos comemos nuestro bocadillo en un tardío almuerzo contemplando la escena y maravillándonos una vez más de lo que el agua puede hacer, de lo preciosa que es en este, y en otros, desiertos.
El folleto con los 15 “puntos interpretativos” del trayecto se puede encontrar en un registro de madera. Si bien cuando nosotros llegamos no había ninguno, pero previamente me lo había copiado por internet. No es que sean demasiado importantes pero entretienen en el recorrido y tienen la función de hacer comprender el contexto histórico y natural del cañón. Por el parking hay que pagar 5$.
El siguiente punto importante en la carretera es el punto de partida del Escalante River trail por el que se puede ver el Escalante Natural Arch y el Escalante Natural Bridge. En el que ni siquiera nos detuvimos por razones evidentes.
Si que nos paramos en los dos siguientes puntos que son miradores. El Boynton Overloock ofrece una panorámica de la zona ribereña del río Escalante y las formaciones rocosas que por encima del mismo se alzan.
El mirador en Head of the Rocks Overlook ofrece vistas muy amplias a través de los cañones de Escalante, dónde el colorido “slickrock” se extiende largo rato bajo nuestra mirada. Hace millones de años estas formaciones estriadas de arenisca color rojo y crema eran dunas de arena. En lontananza se distingue el borde sureste de la Meseta de Acuario, (la montaña Boulder), al norte, las montañas Henry al este y las montañas Navajo al suroeste. Tramos de la carretera serpentean entre los paisajes rocosos. Este tramo de carretera entre Escalante y Boulder se conoce con el sobrenombre de Million Dólar Highway. En un panel te cuentan que fue construida entre 1935 y 1940. Antes de 1940 viajar a través de esta región era tarea ardua y lenta. La población de Boulder recibía su correo a través de un tren de mulas. Su construcción fue laboriosa y se gastaron muchas toneladas de dinamita.
Como ya he mencionado, a partir de Boulder la Scenic Byway 12 atraviesa el Grand Staircase-Escalante National Monument, uno de los lugares más accidentados y remotos de los Estados Unidos. Fue nombrado Monumento Nacional en 1996. La By 12 lo recorre hasta casi los límites de Bryce Canyon, tan solo interrumpido por la zona que atraviesa del Dixie National Forest.
Como su nombre indica, puede dividirse en la zona de Grand Staircase, más remota y menos visitada, contiene la mayor colección de cañones de ranura de Utah, y la zona de los cañones del río Escalante y sus afluentes, la cual es más popular, sobre todo para los excursionistas. Ambas están separadas por la meseta Kaiparowits que podría considerarse como una tercera región. La Gran Escalera recibe este nombre porque verdaderamente se trata de una descomunal escalera de escalones geológicos masivos que bajan hacia el Gran Cañón en Arizona. Los cinco acantilados o escalones van desde el rosa, gris, blanco, bermellón y chocolate. Son ejemplos clásicos de diversidad biológica y cinco zonas de vida diferentes.
Estuve investigando un poco sobre las rutas de la zona Escalante y también de la Gran Escalera, (que tiene mejor acceso por la carretera 89) y quedé francamente tentada por las oportunidades y atractivos que ofrece. Pero imposible incluir una visita tan amplia en este viaje. Bastante que hay con el trail de Calf Creek y los paisajes que estamos atravesando.
Así vimos, al poco de dejar los miradores anteriores, la desviación de Hole in the Rock Scenic Backway que se adentra en lo profundo de la Gran Escalera y la atraviesa durante muchas millas hasta llegar a las estribaciones de Glen Canyon.
A las cinco millas se pasa por la población de Escalante desde la que se tiene acceso a Escalante Petrified Forest, el segundo parque estatal que atraviesa la By 12.
Entre Escalante y Henrieville la carretera atraviesa otra zona de Dixie National Forest. Aunque la misma va por el valle. Paisaje espectacular en el que abunda ahora el verde. El verde de las praderas donde pastan las vacas y sobre las mismas el verde de los bosques de pinos brillando con el sol de la tarde.
La carretera asciende de nuevo hasta que en la milla 42 aparece el mirador The Blues/Powel Point Overlook. Aquí los paisajes son bastante distintos. Una serie de tierras baldías de pizarra de color verde grisáceo conocida localmente como The Blues. Forma parte de la formación Kaiparowits de Grand Staircase-Escalante y bajo su apariencia de “badlands” es rica en historia fósil del período Cretácico. Por encima de estas tierras baldías grises se alzan los acantilados rosados de Powel Point que alcanzan los 3.000 metros. En este mirador teníamos el sol completamente de frente. Casi que vimos el paisaje luego en la carretera.
La carretera baja de nuevo hasta nivel de río y los nuevos paisajes son praderas de artemisa y formaciones rocosas blanquecinas.
La población de Henrieville es chiquitina pero con cierto encanto. Parece vivir de la agricultura por todos los campos que la rodean perfectamente cultivados y con los últimos avances en riegos.
Cannonville, en la milla 25, es otro pueblo con encanto. Tiene otro centro de visitantes de Grand Staircase, (el otro está en Escalante) y desde la misma población sale la carretera que lleva a Kodachrome Basin State Park y a Cottonwood Canyon Scenic Backway. Esta era otra de las visitas programadas que quedó postergada para el día siguiente porque ya era algo tarde y estábamos cansados.
El otro pueblo de la ruta, Tropic, ya se encuentra en el valle de Bryce. Por su cercanía al Parque Nacional tiene bastante vida e infraestructura turística. Su nombre le viene dado por su clima benigno. También se ven grandes campos de cultivo. Se encuentra en la milla 22 de la By 12 pero dista 12,5 millas del parque. En estos últimos kilómetros ya se van anunciando los acantilados rosados de Bryce Canyon.
Para acceder a la pequeña localidad que da acceso al parque hay que girar a la izquierda en la carretera 63 en la que se circula un corto tramo de 1 milla hasta llegar a Bryce Canyon City.
En Bryce Canyon City teníamos reservado alojamiento en el Best Western Ruby’s Inn por dos noches al precio de 224€, sin desayuno. Conseguí la reserva de pura casualidad. Desde 6 meses antes estaba completo y tuve que reservar en otro hotel. Pero posteriormente y de manera fortuita encontré habitación libre a través de Destinia y eso que en el mismo hotel estaba completo desde que comencé a mirarlo.
Es un gran hotel, en todos los sentidos. Tiene varios pabellones que alojan las habitaciones, hasta un total de 368, distribuidos alrededor y cerca del pabellón central. Y toda clase de servicios. Incluido un General Store que visitamos nada más dejar las maletas en la habitación. Necesitábamos acopio de víveres pero además venden de todo, incluidos regalos. También tienen lavandería que nos vino muy bien porque a la altura del viaje ya nos íbamos quedando sin ropa limpia. Hasta hacen un rodeo en un cercado dentro del complejo.
Finalizaba otro día largo e intenso. Con mucha carretera que, aunque no te des cuenta, va cansando. Y no te das cuenta porque la carretera no tiene ni un kilómetro de desperdicio y no te da tiempo a aburrirte ni un minuto.
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tomo nota de tus sabios consejos y sabiduría. ¿Sabes qué problema tengo? he mirado el alojamiento en MV y View tiene disponibilidad pero 339$ 
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