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El hotel Ruby’s Inn es el más cercano a la entrada al Parque Nacional Bryce Canyon. Una milla lo separa del Visitor Center y la caseta de entrada donde hay que mostrar el pase anual.
Son las ocho de la mañana y nos vamos directamente a Sunset Point. Queremos realizar la ruta de senderismo que popularmente se conoce como figura del “ocho”. Combina tres de las mejores y más populares rutas en la parte más espectacular del anfiteatro de Bryce, que va desde Sunrise Point a Bryce Point.
Lo iniciamos por lo que podría ser la mitad del círculo inferior del ocho, el Navajo trail, continuamos por el círculo superior del ocho, el Peekaboo trail completo, para finalizar por el Queens Garden trail por el que redondeamos el círculo inferior del ocho. Un recorrido sin igual para explorar las entrañas de este mundo de fantasía.
Unas primeras vistas de torres rocosas coloreadas de tonos rosáceos, iluminadas por el sol, nos proporcionan un impacto visual que tardamos unos segundos en asimilar.
Vemos que hay dos senderos para bajar al interior del anfiteatro.
El más visible se encuentra a la izquierda en el mirador y es el que baja pasando por Two Bridges.
El de la derecha hay que asomarse algo más para ver el inicio del sendero.
Este último es el que teníamos en mente y es el que baja 168 m. en una distancia de 0,7 millas, algo más de un kilómetro, pasando por Wall Street. Recibe este nombre por las altas paredes que rodean un estrecho cañón, el único cañón de ranura que hay en Bryce.
Comienza el descenso en amplios zigzags que se van acortando conforme bajan y se acercan al estrecho cañón.
Hay muy poca vegetación debido al suelo inestable y los bajos niveles de luz. Las cimas de los acantilados que nos rodean se encuentran iluminadas por el sol mañanero, pero el resto de las paredes y el sendero permanecen en total umbría. Hace fresquito, y el natural escalofrío se ve incrementado por la sensación de asombro que nos embarga al estar adentrándonos en este, para nosotros, mundo desconocido de altas torres y chimeneas de hadas.
Y la sensación continúa cuando las altas y verticales paredes rosadas se acercan dejando un cañón muy estrecho. Unos cuantos centenarios pinos Douglas crecen a lo más alto empeñados en obtener algo de luz.
Pronto el drenaje del barranco se va ampliando, los acantilados retroceden y va apareciendo más vegetación.
Llegamos a la base principal del barranco de Bryce formado por el arroyo del mismo nombre que tiene un cauce estacional, ahora se encuentra totalmente seco.
Encontramos una encrucijada de caminos bien señalizada. A la izquierda dos ramales del camino que llevan a continuar el circuito Navajo subiendo por la sección del sendero que pasa por Two Bridges o bien el camino que continúa hacia Queens Garden. El de la derecha es el conector que lleva hasta el inicio del Peekaboo Trail el cual se alcanza en algo menos de 500 metros.
El sendero Peekaboo es un circuito de 3 millas que puedes realizar como mejor te convenga. Es un camino compartido entre caminantes y caballos. Nosotros no nos encontramos con ninguno de estos paseos a caballo aunque también es cierto que nos encontramos con poquísimos caminantes. La mayor parte del camino íbamos con la sensación de que toda aquella inmensidad era para nosotros solos.
Escogimos hacer el circuito en el sentido horario, simplemente porque pensamos que la parte más espectacular estaba en su parte final. Pero creo que da lo mismo, todo es espectacular. Y los desniveles, tanto de subida como de bajada, tienes que realizarlos todos, y no son pocos.
Se van atravesando zonas boscosas y al poco comienza a subir, borrando así cualquier pensamiento de que la caminata por este lado es más fácil.
Estamos sumergidos en este paisaje de fantasía dónde las formaciones rocosas van cambiando constantemente, tanto de forma como de color.
Grupos de hoodoos que forman altas torres, pináculos aislados con su caperuza en lo alto, aletas estrechas con alguna que otra ventana, bosques completos de chimeneas de hadas que repueblan las laderas del anfiteatro alzándose como una ciudad en ruinas.
Y estas formas caprichosas además van combinando colores, rosas, rojos, naranjas, amarillentos, blancos.
Hasta el entorno forestal hace estas formaciones más bellas, contrastándolas con su color verde, ya sea de pino ponderosa o bristlecone.
El sendero va pasando por debajo de unos de los hitos famosos en Bryce Canyon, Castillo de Hadas (Fairy Castle).
Sube y baja en desniveles no muy pronunciados.
En la distancia y según los recodos del camino, el borde de la meseta dónde se encuentran los miradores principales de Bryce. Por allí tiene que estar el Sunset Point que no hace tanto rato hemos cruzado. Justo por debajo el bosque de hoodoos que circunda el anfiteatro, dispuestos en colinas de distinta altura.
Un primer túnel que parece que nos abre un nuevo país de las maravillas ante nuestros ojos.
Cuando no llevamos ni la mitad del camino realizado, hay otro cruce de caminos. Uno es el que viene desde Bryce Point que se encuentra cerrado por reformas. Allá en lo alto, encima de una mole rocosa de color blanco se puede distinguir la valla de seguridad del mirador Bryce Point, increíble el lugar tan escarpado que ocupa.
Seguimos el camino de la derecha para continuar nuestro recorrido. Al poco se encuentran los únicos baños que hay en el circuito.
Poco después por encima del sendero es ya más visible la sección de Wall of Windows que ya veíamos en la distancia desde camino atrás. Larga y delgada pared rocosa de inusitada belleza que contiene algunos arcos naturales, huecos como ventanas en dichas paredes. Mirando estas ventanas se comprende muy bien el proceso de erosión y formación de los hoodoos en el anfiteatro de Bryce. Estas aletas rocosas van desarrollando las ventanas que luego colapsarán para formar las chimeneas de hadas.
Técnicamente Bryce no es un cañón porque no se ha formado por el agua que fluye en un arroyo o río. Es un anfiteatro cuyas muchas figuras han sido esculpidas por el agua y el hielo. Durante alrededor de 200 días al año el hielo y la nieve se derriten en el día y se congelan en la noche. El hielo no sólo es más duro sino que se expande aumentando de volumen. Produce grietas y quebradizos que el agua va llevándose ayudando a la aparición de aletas, siendo este el primer paso para la formación de las chimeneas de hadas.
Distintos pasos en el proceso interminable del agua por destruir las rocas que comenzaron a formarse hace 55 millones de años. Finalmente conseguirá su propósito, pero para ello faltan aún miles de años.
Pasada la pared de las ventanas hay que subir en dos ocasiones de forma más acusada. Una de ellas parece que estuviéramos subiendo de nuevo por los zigzags de encima de Wall Street. Al pasar por debajo de dónde se encuentra Inspiration Point una concentración de chimeneas rojas con su caperuza ha sido merecedora del nombre de Catedral.
Una bajada casi vertiginosa nos llevará hasta el punto de inicio del circuito.
Ha sido una caminata fantástica, la mejor opción que podíamos escoger. La hemos disfrutado plenamente, con tranquilidad, en casi soledad, con una temperatura perfecta y un cielo claro y radiante. Andando a nuestro ritmo, parando mucho para hacer fotos y empaparnos del paisaje.
Ahora me recuerdo a mi misma caminando con cara de felicidad y una sonrisa constante dibujada en ella.
Pasando el conector de los casi 500 metros nos introducimos en el abarrotado, pero bonito, camino hacia Queens Garden, el cual nos lleva hasta Sunrise Point en unos 2,5 kilómetros.
En 1.3 km. se alcanza el inicio de un ramal corto que no tiene salida y que accede al corazón de Queens Garden. Es un sitio encantador, independientemente de la figura central que da nombre al entorno. Entre los muchos pináculos con caperuza una figura destaca por ser diferente, es la silueta de la reina Victoria, allá en lo alto de su fortaleza contemplando su jardín de rocas.
Tenemos otro tramo de similar longitud que nos eleva con 100 m. de desnivel hasta el borde de Sunrise Point, en una subida gradual y constante. A lo largo del camino se pasan varios túneles y se contempla un paisaje increíble, rodeados de hoodoos que se extienden en el horizonte.
La carretera por la que hemos transitado en la mañana es la que recorre el parque en unos 30 km. y por la que se distribuyen unos 14 miradores.
SUNRISE POINT. Es el primer mirador señalado dentro del parque, distante tan sólo una milla desde el centro de visitantes. Ofrece maravillosas e increíbles vistas coloridas de este bosque de chimeneas, pináculos, torres. Colores que resaltan con el brillo del sol y, según su nombre, más todavía al amanecer. Formaciones rocosas que se alzan sobre los acantilados rosados con el telón de fondo de otras formaciones rocosas distintas.
Mirando hacia la izquierda Boat Mesa, bien visible ya que se alza 2.400 metros por encima de Fairyland Canyon. Más centrada la figura del barco que se hunde (Sinking Ship), un recuerdo precario de 15 millones de años de cambios tectónicos. Más al fondo, la meseta Acuario. Los pinos ponderosa dominan el bosque por encima del borde de la meseta y es el verde dominante que crece en los huecos entre las rocas en la bajada hacia Queens Garden.
Como ya acabamos de comprobar, hasta aquí sube, o se puede bajar desde el borde arriba, el sendero Queens Garden. También en este mirador finaliza una ruta más larga, el Fairyland trail que se inicia desde la misma carretera, antes de entrar en el parque.
Seguimos caminando la media milla que separan los miradores Sunrise y Sunset. En todo el camino te acompañan estas vistas tan asombrosas.
SUNSET POINT. Se encuentra a 2.400 metros de altitud. Ofrece vistas de algunas de las más famosas e impresionantes caperuzas de Bryce Canyon. A cualquier hora del día. Desde aquí se distingue la formación más conocida, Thor’s Hammer, llamativo por su forma notable y su aislamiento de otros pináculos. Más hacia el sur, hacia la derecha, la “ciudad silenciosa” se levanta del suelo del barranco en un laberinto de hoodoos y aletas apretadas.
En ningún otro punto se muestran los colores de la roca de Bryce Canyon mejor que desde este mirador. La roca caliza de Bryce forma parte de lo que llaman formación Claron. Los minerales de óxido de hierro suministran el color rojo, amarillo y naranja de la mitad inferior de los acantilados. Los óxidos de manganeso causan los colores rosa y morado que se añaden al arco iris de color. El blanco que se observa en las partes superiores corresponde a una caliza más pura, carente de impurezas minerales. Viejos y centenarios abetos Douglas acentúan este paisaje.
Cogemos el coche y nos dirigimos al siguiente mirador, Inspiration Point, accesible por una desviación de la carretera principal que finaliza en Bryce Point. Luego hay que volver por el mismo sitio. Esta carretera, a su vez, tiene un pequeña desviación hasta el mirador Inspiration y de frente hacia Bryce. Pero el acceso a Bryce está cortado, de igual forma que estaba cortado el acceso a pie desde el sendero Peekaboo. Nos quedamos sin ver el principal mirador de Bryce Canyon. También otro mirador secundario, el Paria View.
INSPIRATION POINT. Hermosas vistas durante todo el día, desde la salida hasta la puesta de sol. Curioso nombre que le dieron los primeros colonos, seguramente las vistas llegaron a inspirarles. Las vistas parecen extenderse hacia lo lejos, mirando hacia la “ciudad silenciosa” con sus muchas caperuzas sobre los estáticos hoodoos que se recortan con el telón de fondo de Boat Mesa. La luz se disemina captando los múltiples colores de aletas, torres, hoodoos y las siempre erosionadas paredes y laderas del anfiteatro. De forma abstracta es como si el anfiteatro principal de Bryce Canyon estuviera en llamas, brillando con los rojos, los naranjas. También los rosados y blancos son evidentes desde este punto. Aunque no son los colores predominantes en el anfiteatro en nuestra caminata por Peekaboo hemos tenido ocasión de encontrarnos con bastantes formaciones de estos tonos. Y la mayoría por debajo de este mirador. Alcanzamos a ver el camino que no hace tanto rato hemos transitado. Pinos bristlecone de varias edades salpican los acantilados rocosos y laderas completando el arco iris de colores.
Completados los miradores principales, salvo Bryce Canyon, volvemos hacia la carretera principal y seguimos por ella, hacia los miradores situados más al sur, que son considerados menos espectaculares. Quizá una vez visto este derroche de formas y colores ya no nos sorprendan tanto, pero no evitamos la ocasión de comprobarlo.
Nos dirigimos hasta el último punto pues los miradores se encuentran todos a la izquierda de la carretera y es mejor ir viéndolos ya de regreso pues los giros son más fáciles. Lo mismo ocurre con los miradores principales pero en ellos hemos sido más anárquicos por el hecho de no hacerlos en orden debido a la caminata de primera hora.
Los dos últimos miradores están prácticamente juntos, Rainbow y Yovimpa Point.
Rainbow se encuentra ya situado a 2718 m., el punto más alto del parque. En su aparcamiento acaba la carretera y es común para ambos miradores.
Las vistas en ambos puntos abarcan más territorio en la lejanía. Grandes extensiones de colinas onduladas cubiertas de vegetación pertenecientes a una franja del Dixie National Forest. También son visibles varios estratos de la Gran Escalera. Su visión ayuda a tener una mejor orientación geológica y geográfica, comprendiendo mejor el paisaje que rodea el parque.
Desde Rainbow y mirando hacia el norte, la vista alcanza la casi totalidad del parque a través de los acantilados rosados sobre los que los hoodoos han sido esculpidos. Los acantilados se curvan alrededor de los anfiteatros que han sido tallados por la erosión de arroyos, afluentes del río Paria, cuando arrastran agua ya que suelen ser estacionales.
Desde este punto hay que ir caminando hasta Yovimpa Point, unos 10 o 15 minutos. Pero antes nos disponemos a atravesar el fácil sendero Bristlecone Loop trail y posteriormente conectaremos con el camino que lleva a Yovimpa Point.
El sendero Bristlecone es corto, una milla de recorrido. Discurre a través de bosque bordeando la meseta en este extremo sur del parque.
El bosque tiene variedad de abeto azul, abeto Douglas, abeto blanco y algunos ejemplares de pino Bristlecone bastante antiguos, como 1800 años de antigüedad. Se encuentran en la parte final y no están indicados y muchos de ellos están con tan sólo el esqueleto del tronco y algunas ramas. Por el sendero también hay unos cuantos miradores que son bonitos aunque ya no tengan tanta profusión de hoodoos.
Casi al finalizar el sendero conectamos con el camino que lleva a Yovimpa Point.
Desde este mirador las vistas son aún más extensas y se prolongan en lontananza. Es muy importante este mirador desde el punto de vista geológico ya que se puede ver la secuencia de capas o escalones de la Gran Escalera. Bryce y sus acantilados rosados están en el escalón más alto de esta “escalera”. La Gran Escalera es tan grande que no abundan los puntos de vista de sus secciones al completo.
De vuelta fuimos parándonos en algunos otros miradores:
Black Birch Canyon, que ofrece una vista parcial de este, no muy grande, anfiteatro que tiene algunos hoodoos de extrañas formas.
Ponderosa Canyon. Otra pequeña colección de hoodoos que se ven cercanos en un anfiteatro pequeño. Recibe su nombre de los pinos Ponderosa que crecen al fondo del cañón con 1,5 m. de diámetro y casi 50 metros de alto. Pero estos pinos no se ven desde el mirador. Los que se ven son de la modalidad de abeto blanco y azul y abeto Douglas, típicos de estas alturas, al igual que en Raimbow Point.
Agua Canyon. Como en los dos puntos anteriores las vistas son a un barranco estrecho rodeado de hoodos. En este hay también algunos pináculos de extrañas formas. A la izquierda lo que parecen ser dos torres, la más alta la llaman “el cazador”. A la derecha un hoodoo con su caperuza que es conocido como el “mochilero” o “el conejo”.
En los primeros tiempos del parque se hizo un esfuerzo por darle nombre a los hoodoos más prominentes. Pero como con el paso de los años algunos de estos hoodoos desaparecen, pues ya no le ponen nombre, esperando que cada uno lo identifique y le ponga el nombre que mejor le parezca.
Natural Bridge. Es un arco natural esculpido por la erosión en una de las rocas más rojas de la formación Clarón. El nombre es engañoso ya que no se trata de un puente natural sino de un arco. Geológicamente es distinto. Pero hace años cuando le dieran nombre casi seguro que no entendían de geología, al igual que nos pasa a los simples mortales que lo vemos. El arco forma una bonita estampa, enmarcando con roca rosada una porción del verde oscuro del bosque de Ponderosa del fondo del cañón.
Farview Point. Como su nombre indica tiene vistas de larga distancia aparte del grupo de hoodoos coloridos debajo del borde del mirador. Desde el norte hasta el sur se ven formaciones importantes que forman parte de la Gran Escalera. La meseta de Acuario, la meseta Kaiparowits, Molly’s Nipple..
En primer plano se ve una capa de roca blanquecina que tapa una aleta que sobresale. Es de una arcilla especial resistente a la erosión que prolonga la vida de la aleta sobre la que se asienta y retrasando la formación de hoodoos. Una vez que esta capa erosiona la aleta tendrá una vida corta, generando sus respectivos hoodoos. Una capa similar se puede ver desde el mirador de Bryce con el aliciente de que esta tiene una forma que recuerda la silueta de un cocodrilo. Aunque no pude visitar este mirador, lo tenía anotado y he visto alguna foto.
Dimos por terminada nuestra visita a este maravilloso parque que es Bryce Canyon.
Hoy pasamos del bocadillo y nos fuimos a comer a Foster, que nos lo había recomendado un forero que había visitado unos días antes Bryce. Se encuentra en la carretera 12 pero pasado ya el cruce hacia Bryce. De forma inconsciente nosotros nos encaminamos dirección Tropic y nos tuvimos que dar la vuelta.
Es también un motel y aunque con apariencia modesta, no parecía estar mal. La comida desde luego fue bastante buena y bien de precio.
Entre que comimos, fuimos a la habitación del hotel…, la tarde no supimos aprovecharla bien.
Volvimos a circular por la carretera 12 en dirección Tropic para hacer el trail de Mossy Cave. Aunque pertenece al parque de Bryce Canyon se accede por la escénica 12, así que es una atracción más de esta espectacular carretera. Se encuentra a medio camino desde Bryce a Tropic.
Es una ruta cortita y fácil. 640 m. de ida y otros de vuelta. Y como está dentro de los límites del parque de Bryce no podían faltar los coloridos hoodoos en lo más alto de las laderas del barranco por dónde pasa el sendero. El camino sigue lo que parece un arroyo pero que en realidad es el conocido como Tropic Ditch, un canal de drenaje, Water Canyon, que utilizaron y adaptaron los mormones, de 1890 a 1892, para proporcionar agua a esta zona tan falta de ella en época de sequía. Por ello tiene agua en verano.
Las atracciones de la corta ruta son los hoodoos, algunos de los cuales presentan dos ventanas en su parte superior. Se puede subir hasta estas ventanas pero el estrecho sendero, más bien un rastro, es muy pendiente y resbaladizo por transcurrir por encima de la arenilla suelta de la erosión.
Otra atracción es una pequeña, pero resultona, cascada que forma el arroyo y que cae en una poza que la gente utiliza para bañarse.
Y por último, desviándose a la izquierda y pasada una pendiente, la propia Mossy Cave. Es una pequeña cueva, más bien un voladizo, que se mantiene húmeda por los manantiales naturales que se filtran a través de la piedra arenisca. Casi nunca recibe el sol y por ello y el goteo de agua, sus paredes se encuentran recubiertas de musgo y alguna que otra vegetación corta. Nada extraordinario, pero ya que estás por allí no se pierde nada por echarle un vistazo.
Al margen de esta pequeña excursión, que la tenía como de relleno, lo que yo quería era ir hasta Kodachrome Basin State Park y teníamos que desplazarnos hasta Cannonville para coger la carretera que lleva hasta el mismo. Pero mi marido no quería más visitas en ése día y me costó largo rato convencerlo. Al final lo conseguí pero no me sirvió de mucho.
Así que seguimos carretera 12 hasta Cannonville desde dónde sale la Cottonwood Canyon Road que es común, en sus primeras 7 millas, para Kodachrome y se encuentra pavimentada en este tramo. Luego la Cottonwood continúa en pista de tierra.
Cuando llegamos al centro de visitantes lo encontramos todo completamente cerrado y ni un coche en el parking. Al parecer había cerrado a las 5 de la tarde. Este parque estatal no es muy grande pero tiene varios caminos ramificados que llevan a sus distintas atracciones y sin un plano o mapa no es mucho lo que podíamos hacer. No me había llevado más que unas cuantas notas porque pensé que no tendríamos tiempo de verlo. Además teníamos en contra que apenas quedaban dos horas para que el sol se ocultara.
Otra posibilidad era seguir la Cottonwood road por otras 10 millas más para ver el Grosvenor Arch. Pero era camino de tierra y no nos fiábamos mucho de cómo pudiera estar el firme y seguíamos teniendo poco tiempo.
Estando barajando estas posibilidades y sopesando el tiempo que faltaba para que el sol se ocultara me vino a la mente la imagen de Sunset Point, el atardecer, lo poco que habíamos disfrutado de este mirador pese a estar en él cuando dejamos y luego recogimos el coche. Y se despejaron todas nuestras dudas.
Desandamos el mismo camino de este recorrido poco fructífero. Al menos vimos un avance de las formaciones rocosas multicolores de este parque, pero las más importantes y sus famosas “tuberías de arena” estaban dentro del parque.
Y hasta que el sol se ocultó completamente estuvimos por Sunset Point.
El sol ilumina vivamente, con su brillo especial del atardecer, las formaciones lejanas de Boat Mesa, Singking Ship y la Meseta de Acuario, que son visibles también desde este mirador.
Casi todo el bosque de hoodoos que se eleva por encima del gran anfiteatro está ya en penumbra, con sus colores apagándose con los compases del día que va finalizando, pero aún vibrantes.
Thor’s Hammer intenta disimular su presencia sumergido ya en el crepúsculo.
Silent City, que nombre más apropiado, permanece en silencio con sus muchos hoodoos erguidos e impertérritos, como congelados en algún momento del tiempo.
Deambulamos de una parte a la otra del mirador, bajamos algunos tramos de la ruta Navajo, por la que no habíamos estado en la mañana.
Nos asomamos al mirador de la ventana para volver a contemplar como los zigzags se adentran en lo profundo, en Wall Street , siempre vigilados por las primera líneas de hoodoos de Silent City.
A ratos sentados simplemente contemplando el panorama.
Y el ir y venir de la mucha gente que circula en estos momentos por este mirador y por ambas bajadas de la ruta Navajo.
La magia de Bryce radica en su hoodoos, en su forma y combinación de colores. La magia que ya nos tenía cautivados incluso antes de conocerlo.
Y te acabas enamorando de este paisaje tan fascinante. La madre naturaleza en su empeño por destruir, o cambiar, formaciones rocosas, utilizando sus armas del viento, agua y hielo, ha ido creando otras formaciones magníficas inventando un paraje único e imborrable.
Imágenes que se nos quedan grabadas y que nos hacen irnos a la cama con una amplia sonrisa.
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respecto a la carretera cortada ¿cual es en concreto? ¿Dónde puedo estar al tanto si la abren o no? Gracias! 
