Nos acostamos con lluvia, nos despertaron los granizos por la noche, pero fue amanecer… y el mejor de los solazos que habíamos visto hasta la fecha nos acompañó durante todo el camino rumbo al Mt. Sunday.
La cosa pintaba muy bien, y un poco con el desconcierto que supone ir por carreteras sin asfaltar, y sin saber muy bien hacia dónde vas, acabamos topando con el aparcamiento del Mt. Sunday. Para bien o para mal, este se encontraba totalmente vacío, así que fuimos a probar suerte a ver si íbamos bien enfocaos…
Pronto nos dimos cuenta de que sí, y empezamos a ver los puentes que por fortuna, ya estaban construidos para no tener que mojarnos los pies en esas gélidas aguas (hace no tantos años había que pasar el río arremangándose los pantalones)
Y llegamos a ese paisaje característico que te teletransporta automáticamente a Edoras, con el aliciente de que lo tenemos todo única y exclusivamente a nuestra disposición, 45min haciendo fotos, reflexionando en silencio, almorzando, y en definitiva disfrutando de ese último regalo que nos hizo Nueva Zelanda en compensación por todas las “putaditas” anteriores. Por lo que a mí respecta, estamos en paz!
Al marchar ya empezamos a ver gente que llegaba, les dimos el relevo, ya tuvimos nuestro momento y ahora les tocaba a ellos. Nos fuimos a tiempo ya que hasta que llegamos al coche conté 13 personas en total yendo hacía allí, el premio al madrugador!
Ahí vemos el Mt. Sunday ya con otros inquilinos en su loma
Plenamente satisfechos nos fuimos a nuestra última parada, Christchurch, como íbamos bien de tiempo, nos dimos una amplia vuelta por el centro de la ciudad, donde observamos las aun consecuencias del terrible terremoto que sufrieron en 2011.
Y dimos buena cuenta del jardín botánico, el cual estaba bastante bien
Limpieza integral a la furgo que mañana devolveríamos en las oficinas de Spaceships, y a dormir al camping North And South, bien situado para nuestros propósitos siguientes.
La cosa pintaba muy bien, y un poco con el desconcierto que supone ir por carreteras sin asfaltar, y sin saber muy bien hacia dónde vas, acabamos topando con el aparcamiento del Mt. Sunday. Para bien o para mal, este se encontraba totalmente vacío, así que fuimos a probar suerte a ver si íbamos bien enfocaos…
Pronto nos dimos cuenta de que sí, y empezamos a ver los puentes que por fortuna, ya estaban construidos para no tener que mojarnos los pies en esas gélidas aguas (hace no tantos años había que pasar el río arremangándose los pantalones)
Y llegamos a ese paisaje característico que te teletransporta automáticamente a Edoras, con el aliciente de que lo tenemos todo única y exclusivamente a nuestra disposición, 45min haciendo fotos, reflexionando en silencio, almorzando, y en definitiva disfrutando de ese último regalo que nos hizo Nueva Zelanda en compensación por todas las “putaditas” anteriores. Por lo que a mí respecta, estamos en paz!
Al marchar ya empezamos a ver gente que llegaba, les dimos el relevo, ya tuvimos nuestro momento y ahora les tocaba a ellos. Nos fuimos a tiempo ya que hasta que llegamos al coche conté 13 personas en total yendo hacía allí, el premio al madrugador!
Ahí vemos el Mt. Sunday ya con otros inquilinos en su loma
Plenamente satisfechos nos fuimos a nuestra última parada, Christchurch, como íbamos bien de tiempo, nos dimos una amplia vuelta por el centro de la ciudad, donde observamos las aun consecuencias del terrible terremoto que sufrieron en 2011.
Y dimos buena cuenta del jardín botánico, el cual estaba bastante bien
Limpieza integral a la furgo que mañana devolveríamos en las oficinas de Spaceships, y a dormir al camping North And South, bien situado para nuestros propósitos siguientes.