El día amaneció con muy mal tiempo, lluvia, viento y visibilidad escasa. Según las previsiones el día siguiente mejoraba, así que decidimos pasar la mañana en Ponta Delgada.
Aparcamos en la Avenida Infante D. Henrique, que discurre junto al mar. Todo el centro de Ponta Delgada es zona azul, que funciona de 8 de la mañana a 7 de la tarde. Como era domingo no tuvimos que pagar. Lo primero que vimos fue la Iglesia de São Pedro, que se encuentra en un alto, donde el viento no nos dejó pararnos a ver la panorámica del puerto. Nos refugiamos en el interior, recreándonos en los detalles del retablo dorado del altar mayor, y en las capillas laterales.
Nos tomamos el primer café del viaje, y probamos la deliciosa repostería de la isla. En esta ocasión, las queijadas de feijão. Después fuimos a ver la Iglesia Matriz de São Sebastião, la joya de Ponta Delgada. Impresionantes sus puertas de mármol de estilo manuelino, tanto la principal como la lateral. Resulta un tanto extraño en una iglesia de la arquitectura típica de la isla con piedra volcánica, pero la combinación es preciosa. Al interior no entramos porque estaban en misa, y decidimos dejarlo para más adelante.
Siguiendo muestro paseo fuimos a la Iglesia de Santo André, cuya fachada lateral tiene las ventanas barrocas más bonitas de las Azores (según ponía en mi guía).
Un poco más adelante nos encontramos con el Colegio de los Jesuitas, de fachada barroca.
Continuamos el paseo hacia la costa de nuevo, paseando por las bonitas calles de Ponta Delgada, donde pueden encontrarse muchas iglesias. La ciudad estaba en proceso de decoración, y es que la semana siguiente se celebraría la festividad del Santo Cristo, para la que todas las poblaciones de la isla se engalanan, pero el exponente máximo es en Ponta Delgada, a tenor de la cantidad de luces que estaban colocando. Donde más luces había es en la plaza donde se ubican la Iglesia de São José y la Capela da Nossa Senhora da Esperança. Entramos a visitar ambas, aunque en la primera la visita fue muy breve puesto que había misa, y en la segunda la misa estaba a punto de comenzar. En la Capela da Nossa Senhora da Esperança está el veneradísimo Santo Cristo dos Milagres, por eso es el epicentro de la fiesta que se estaba preparando, a la que se desplazan peregrinos de otras comunidades azorianas.
En esa misma plaza hay un curioso árbol, que de tan largas que tiene las ramas, algunas de ellas estaban apuntaladas para que no se partiesen.
Después nos fuimos a ver el Fuerte de São Bras. La entrada cuesta 3 euros e incluye la visita a un museo militar y el acceso a las murallas de la ciudad. Interesante, sobre todo si el día está lluvioso.
Tras la visita volvimos a la Iglesia Matriz de São Sebastião, a ver si podíamos visitarla por dentro, pero había otra misa (increíble la de iglesias y misas que hay en esta ciudad). Entramos discretamente, echamos un vistazo, y nos salimos.
Teníamos pensado ir a comer al restaurante A Tasca, recomendado en el foro y en Tripadvisor, pero cerraba los domingos a mediodía. Así que fuimos a otro, del que no teníamos muchas referencias, el restaurante Aliança. No estuvo mal, pero fue el que menos nos gustó de todos los que probamos en la isla.
Después de comer se me ocurrió que, ya que había dejado de llover, podíamos acercarnos a la Lagoa do Congro, que no estaba lejos. ¿Fue una buena idea? Bueno, no del todo. No llovía pero estaba muy cerrado, y según subimos la niebla se apoderó del paisaje. Pero ya que estábamos allí… Cogimos el desvío hacia la Lagoa y aparcamos el coche en el camino. Supongo que en condiciones normales se podría haber avanzado un poco más, pero ese día el camino era un barrizal.
A pesar de que no llovía, hacía viento que movía los árboles y hacía caer el agua, con lo cual fue inevitable que nos mojásemos, menos mal que llevábamos los chubasqueros. El sendero es muy bonito, con una vegetación exuberante que con la niebla daba la sensación de un bosque mágico. Además, estábamos solos, éramos los únicos locos que se aventuraron a recorrer el sendero ese día.
![PONTA DELGADA, LAGOA DO CONGRO, VILA FRANCA DO CAMPO - SÃO MIGUEL (AZORES): ESTA ISLA ES LA LECHE (15)](https://www.losviajeros.com/foto/user/164021/normal_sam_8993.jpg)
El camino no es muy largo y en unos 20 minutos llegamos a la laguna. O eso creemos, porque realmente no se veía nada, solo la niebla espesa. Así que nos quedamos con las ganas de saber cómo es la Lagoa do Congro, aunque el paseo mereció la pena.
De vuelta en el coche decidimos ir a Vila Franca do Campo. Fue una visita corta, porque enseguida empezó a llover. Pudimos ver un par de iglesias y el islote, donde en verano se puede ir en barco y hacer snorkel.
Dado el diluvio que estaba cayendo, dimos por terminado el día. Paramos en un supermercado a comprar algo de avituallamiento. Y de paso nos tomamos un café y unas queijadas de Vila Franca do Campo, deliciosas.
Y sin más nos fuimos al apartamento, esperando que al día siguiente el tiempo nos permitiese hacer algo más.