Día 27 de Agosto, ultimo día del viaje, aunque llevábamos un mes de viaje, la verdad es que no se nos has hecho nada pesado, al echar la vista atrás, recordamos como algo lejano aquellos primeros días por Melbourne y Kangaroo Island con el viento y el frío que hacia, parecía otro país completamente diferente, comparado con el clima cálido y agradable de Queensland.
De buena mañana empezamos la ruta dirección Brisbane, capital y ciudad más poblada del estado australiano de Queensland, fundada en 1824, es curioso lo jóvenes que son las ciudades en Australia, comparado con las nuestras.
Nos habíamos planteado parar en el Zoo del malogrado Steve Irvin, que está cerca de Brisbane, pero como por las fotos se parecía mucho al que vimos en Magnetic Island lo descartamos para centrarnos más en la ciudad.
Por la tanto nos dirigimos directo a Brisbane, intentamos aparcar por la calle cerca del Jardín Botánico, pero no hubo manera, después de tres o cuatro vueltas, fuimos a un parking de pago, suerte que era fin de semana y era mucho más barato que entre semana que si no nos habría costa un ojo de la cara.
Empezamos la visita por el Jardín Botánico, es bastante grande y está muy cuidado, un paseo muy bucólico, con unas bonitas vistas al fondo de los edificios modernos de la ciudad.
Aprovechamos para comer en un restaurante dentro del parque, donde los pájaros intentaban comer las migas que nos caían, se llama The Gardens Club, con unas hamburguesas buenísimas.
Después de comer seguimos el camino que bordea el río en dirección a Eduard St., donde empieza una ruta de casas originarias de los inicios de la ciudad, seguimos hasta Queen St, para girar a la izquierda y zigzaguear por la Elizabeth St., al final de la calle Queen St., nos encontramos con el puente Victoria Bridge, el cual cruzamos para llegar a la zona de ocio de los lugareños, el Qeii Park, seguimos por el S. Bank Boardwalk que discurre por al lado del río Brisbane, como era festivo había mucha gente disfrutando del magnifico día sentados por la hierba, escuchando música en directo.
Hay piscinas públicas con arena y zonas verdes para relajarse, en el río vimos algunos barcos que organizaban fiestas privadas, se lo montan bien esta gente.
Como se iba acercando la hora de ir hacia el aeropuerto, volvimos hacia el aparcamiento y nos dirigimos al aeropuerto para devolver el coche, pasando antes por la gasolinera para devolverlo con el depósito lleno. Dejamos las llaves en Hertz y ya solo quedaba esperar a la salida del vuelo hacia Barcelona con parada en Dubái.
Aquí termina este largo viaje de climas, animales y paisajes tan variados como impresionantes.
De buena mañana empezamos la ruta dirección Brisbane, capital y ciudad más poblada del estado australiano de Queensland, fundada en 1824, es curioso lo jóvenes que son las ciudades en Australia, comparado con las nuestras.
Nos habíamos planteado parar en el Zoo del malogrado Steve Irvin, que está cerca de Brisbane, pero como por las fotos se parecía mucho al que vimos en Magnetic Island lo descartamos para centrarnos más en la ciudad.
Por la tanto nos dirigimos directo a Brisbane, intentamos aparcar por la calle cerca del Jardín Botánico, pero no hubo manera, después de tres o cuatro vueltas, fuimos a un parking de pago, suerte que era fin de semana y era mucho más barato que entre semana que si no nos habría costa un ojo de la cara.
Empezamos la visita por el Jardín Botánico, es bastante grande y está muy cuidado, un paseo muy bucólico, con unas bonitas vistas al fondo de los edificios modernos de la ciudad.
Aprovechamos para comer en un restaurante dentro del parque, donde los pájaros intentaban comer las migas que nos caían, se llama The Gardens Club, con unas hamburguesas buenísimas.
Después de comer seguimos el camino que bordea el río en dirección a Eduard St., donde empieza una ruta de casas originarias de los inicios de la ciudad, seguimos hasta Queen St, para girar a la izquierda y zigzaguear por la Elizabeth St., al final de la calle Queen St., nos encontramos con el puente Victoria Bridge, el cual cruzamos para llegar a la zona de ocio de los lugareños, el Qeii Park, seguimos por el S. Bank Boardwalk que discurre por al lado del río Brisbane, como era festivo había mucha gente disfrutando del magnifico día sentados por la hierba, escuchando música en directo.
Hay piscinas públicas con arena y zonas verdes para relajarse, en el río vimos algunos barcos que organizaban fiestas privadas, se lo montan bien esta gente.
Como se iba acercando la hora de ir hacia el aeropuerto, volvimos hacia el aparcamiento y nos dirigimos al aeropuerto para devolver el coche, pasando antes por la gasolinera para devolverlo con el depósito lleno. Dejamos las llaves en Hertz y ya solo quedaba esperar a la salida del vuelo hacia Barcelona con parada en Dubái.
Aquí termina este largo viaje de climas, animales y paisajes tan variados como impresionantes.