Después de desayunar nos acercamos a la playa para hacer alguna actividad acuática, aviamos visto una isla en el fondo y ilusos de nosotros pretendíamos llegar a ella.
Como no soplaba viento para hacer windsurf, cogimos las piraguas, nos informamos sobre la islita que era propiedad del hotel, pero nos avisaron, que habían muchas rocas que dificultaban acercarse. Pero, nosotros es que somos muy cabezones.
Nuestros amigos se quedaron mirando cuadros y cosas, de unos seis dominicanos que se ponían al lado del “club náutico” por llamarlo de alguna manera (2 patines, 2 piraguas dobles 3 o alguna mas individual, y un catamarán de 3 plazas) – el catamarán estaba muy bien solo te exigían alguna noción, y en su defecto por un precio módico te enseñaban-
Pues casi llegando a la isla, el mar era impresionante un esmeralda intenso, menos la gran mayoría que eran rocas, como empezó a soplar el viento, mi pareja dijo de volver por una tabla de windsurf, así que rema ahora contra el mar.
Al llegar nuestra amiga estaba en proceso de deshacerse las trenzas que ya traía desde semana santa, para volvérselas a hacer, el precio de Barcelona eran 140 euros, y aquí le cobraban 60 o 70 ( a quien le parezca mucho debería verla, hay gente con pelo, con mucho pelo, y luego ella) así que nos dijeron que serian mas o menos 5 horas…
Y cuando llevaban 2 horas deshaciendo trenzas empezó a soplar el viento, se puso negro en menos de un minuto, y nos cayo la del diluvio universal.
Los del club náutico estaban a voces con un hombre que estaba con el catamarán cerca de la orilla, pero el tío paso de todo, la isla se dejo de ver, no se a que velocidad iba el viento pero el catamarán se ponía vertical una y otra vez, los del club náutico salieron con la barca a por él , pero el hombre ni caso, el viento soplaba más fuerte cada vez, y yo que estaba refugiada en la caseta no sabía si salir corriendo pedir ayuda o que hacer, pero finalmente el hombre entro en razón y volvió a la orilla. (eso si despotricando porque se lo estaba pasando bien…
)
Eran cerca de las tres, así que las chicas de las trenzas (que no son del hotel) nos sugirieron que comiéramos algo, y nos insinuaron que si les podíamos llevar algo.
Eran cinco, así que desalojamos el bolso y les llevamos 5 hamburguesas con su pan su lechuga y todo, y unas trufas de chocolate, sabíamos que estaba prohibido sacar comida del snack, pero, nos sabía mal no hacerlo.
Dos horas después las trenzas estaban hechas, pero llovía que daba gusto, así que devolvimos las toallas y nos fuimos a la piscina hasta las 6, total ya estábamos mojados…
Como no soplaba viento para hacer windsurf, cogimos las piraguas, nos informamos sobre la islita que era propiedad del hotel, pero nos avisaron, que habían muchas rocas que dificultaban acercarse. Pero, nosotros es que somos muy cabezones.
Nuestros amigos se quedaron mirando cuadros y cosas, de unos seis dominicanos que se ponían al lado del “club náutico” por llamarlo de alguna manera (2 patines, 2 piraguas dobles 3 o alguna mas individual, y un catamarán de 3 plazas) – el catamarán estaba muy bien solo te exigían alguna noción, y en su defecto por un precio módico te enseñaban-
Pues casi llegando a la isla, el mar era impresionante un esmeralda intenso, menos la gran mayoría que eran rocas, como empezó a soplar el viento, mi pareja dijo de volver por una tabla de windsurf, así que rema ahora contra el mar.
Al llegar nuestra amiga estaba en proceso de deshacerse las trenzas que ya traía desde semana santa, para volvérselas a hacer, el precio de Barcelona eran 140 euros, y aquí le cobraban 60 o 70 ( a quien le parezca mucho debería verla, hay gente con pelo, con mucho pelo, y luego ella) así que nos dijeron que serian mas o menos 5 horas…
Y cuando llevaban 2 horas deshaciendo trenzas empezó a soplar el viento, se puso negro en menos de un minuto, y nos cayo la del diluvio universal.
Los del club náutico estaban a voces con un hombre que estaba con el catamarán cerca de la orilla, pero el tío paso de todo, la isla se dejo de ver, no se a que velocidad iba el viento pero el catamarán se ponía vertical una y otra vez, los del club náutico salieron con la barca a por él , pero el hombre ni caso, el viento soplaba más fuerte cada vez, y yo que estaba refugiada en la caseta no sabía si salir corriendo pedir ayuda o que hacer, pero finalmente el hombre entro en razón y volvió a la orilla. (eso si despotricando porque se lo estaba pasando bien…

Eran cerca de las tres, así que las chicas de las trenzas (que no son del hotel) nos sugirieron que comiéramos algo, y nos insinuaron que si les podíamos llevar algo.
Eran cinco, así que desalojamos el bolso y les llevamos 5 hamburguesas con su pan su lechuga y todo, y unas trufas de chocolate, sabíamos que estaba prohibido sacar comida del snack, pero, nos sabía mal no hacerlo.

Dos horas después las trenzas estaban hechas, pero llovía que daba gusto, así que devolvimos las toallas y nos fuimos a la piscina hasta las 6, total ya estábamos mojados…

Luego una ducha y para el Lobby bar a hacer tiempo para la cena, después de cenar estuvimos viendo el espectáculo y poco mas.