Y ya ha llegado el momento de decir adiós a Estrasburgo. Antes de ir a la estación para coger el TGV hacia París, vamos a dar una última vuelta por la ciudad, por la Petit France, y a aprovechar para hacer las últimas fotos, que aunque el cielo está gris, por lo menos no llueve.
Ya en París, solo nos queda coger el tren hacia Marne-la-Vallée y, una vez allí, coger el autobús del parque que nos deja junto al hotel sequoia lodge. Menudo regalazo que me ha hecho mi marido por mis 50 años: ¡Tenemos el Golden Forest!, es decir, que nos hacen la “pelota” al llegar, tenemos fast pass del hotel, merienda…
Y tras visitar el hotel y deshacer la maleta…

Estar aquí es como vivir un sueño que te devuelve a la infancia. Los que tenéis mi edad seguro que os acordáis de los mediodías de verano con las películas que empezaban con la canción de “El mundo está lleno de colores (de colores), mágico mundo de colores…”
Pues sí, aquí está el Castillo de Blancanieves, Simba y Nala de el Rey León y, sobre todo, unos de los ídolos de mi infancia: Bambi, Flor y TAMBOR. Si toda mi generación no hemos salido traumatizados con Bambi, seguros que nos hemos hecho más fuertes: “Mami, mamita”. ¡Qué manera de llorar! Entre esto y Heidi.



Y ahora a la acción. Después de entrar (y salir) al Laberinto de Alicia en el País de las Maravillas, nuestra primera atracción es “It’s a small world”, un viaje musical alrededor del mundo.


Segunda atracción “LePays des Contes de Fées”, un crucero a través de escenas de cuentos de hadas. Si es que somos como niños.


Cambio de zona: dejamos Fantasyland para acercarnos a Adventureland. Hoy queremos cenar en el Blue Lagoon Restaurant y antes vamos a aprovechar y montarnos en Pirates of the Caribbean, una aventura en el interior de una fortaleza española bajo el asedio pirata ¿nos mojaremos?

Tras la cena, espectacular con la crema de piña al ron flambeada, nos dirigimos a las proximidades del Castillo de Blancanieves para ver el espectáculo nocturno y ya nos retiramos a nuestra habitación.
