Todo lo que empieza, termina. Hoy finalizamos nuestro viaje de 11 días a Grecia + Crucero por el Adriático.
DESEMBARCO
En todos los cruceros funciona similar.
Dos días antes del desembarco (la tarde del bingo) organizan una charla en el teatro para explicar perfectamente cómo hacer de forma ordenada el desembarco el día de salida. Vuelven a recordarlo un poco la noche anterior antes del show.
En el viaje de inicio (España, Madrid o Barcelona) a destino (en nuestro caso, Atenas) para embarcar en el crucero, la Naviera (en este caso Pullmantur) a través del personal de facturación del aeropuerto entrega a cada pasajero la tarjeta de embarque para el vuelo de ida, y a la vez entrega ya también la tarjeta de embarque (con el asiento asignado) para el viaje de vuelta (en nuestro caso, De Trieste a España). Así el pasajero se la guarda para la vuelta. Si se perdiera, no importa porque en el aeropuerto (Trieste) el día de vuelta al ir a facturar le pueden imprimir otra.
Durante los días anteriores a desembarcar, se puede pasar a recoger por la recepción del barco unas pegatinas/etiquetas para poner en las maletas. Según el vuelo de vuelta (destino y hora) te las entregan de un color u otro.
La última noche, hay que sacer fuera del camarote las maletas grandes (las que luego se facturarán en el aeropuerto). Deben dejarse fuera antes de las 1:00 h. de la madrugada. Durante la noche la tripulación recogerá estas maletas del pasillo de los camarotes y las bajarán a la terminal del último puerto, ordenándolas por colores de etiqueta.
CONSEJO: Por tanto, habrá que tener una bolsa pequeña de mano para guardar la mañana siguiente el pijama que hayas usado esa noche, los útiles de aseo, pastillas y otras cosas que no hayas podido guardar en la maleta la noche anterior.
Los camarotes se han de dejar vacíos, incluida la caja fuerte (que a veces se olvida) antes de las 8:00 h. Les tienen que hacer por completo antes de que embarquen los nuevos pasajeros para hacer el crucero en el trayecto a la inversa.
Por tanto, hoy si que ha tocado madrugar algo. Hacia las 7:45 h. nos despedimos del camarote que nos ha acogido confortablemente a los cuatro durante siete noches y subimos a la zona del teatro donde se pueden dejar la bolsa pequeña o equipaje de mano que os he comentado antes, y así no tener que cargar con ella. Te entregan un número para recogerla luego.
Desayunamos, y como tengo ganas de conocer Trieste, hemos “reservado” el vuelo de regreso que sale de allí a las 16:30 h. Luego cuento qué es lo que nos pasó a nosotros con el vuelo de vuelta.
Hay bastante gente que tiene los vuelos de regreso temprano y que no pueden visitar nada, y después de desayunar ya tienen que desembarcar e ir al aeropuerto.
CONSEJO: Por eso os dije al principio de la crónica que si queréis visitar las ciudades de salida y llegada del crucero, debéis programar bien (si os dejan) los vuelos para que os de tiempo a verlas.
Hay otro grupo de personas que no sale a ver la ciudad y se queda en el barco. No lo aconsejo mucho, ya que la zona de piscinas la puedes usar relativamente, a veces se vacían este último día para limpiarlas, no hay entrega de toallas o es un poco “rollo” llevar todo mojado al final. La zona de caferías está bajo mínimos (aprovechan para dejar esa mañana algo de descanso a muchos camareros) y solo abren unas pocas cafeterías y se llenan. Si que te sirven bebidas pero “sencillas”. Agua, cerveza y poco más. No cocteles, combinados, etc.
TRIESTE
Cómo veis hoy es el único día que el barco atraca en el centro de la ciudad.
Eso facilita las cosas. Se puede hacer una visita de la ciudad por nuestra cuenta (también ofrecen excursiones la naviera) en pocas horas.
Es temprano, y a las 8:40 h. bajamos del barco para dar una vuelta.
Tomamos una calle larga, todo el tiempo cuesta arriba, que sale de más o menos frente al barco (Vía Felice Venezian y Vía S. Michele). En unos 15 minutos llegamos a la parte más alta de la ciudad.
En esta plaza se encuentra la Catedral.
Y el Castillo (con un museo que no entramos) y unas pocas columnas donde hubo en su día un templo romano.
Desde lo alto, se ve toda la ciudad.
Bajamos hasta Via di Donota, a ver su Teatro Romano.
Está muy bien conservado.
De ahí, por la Via S. Spiridione, llegamos a su increible Iglesia Ortodoxa (creo que la más grande de Italia).
Por dentro, también muy bonita.
Llegamos a la parte baja de la ciudad.
El buen conservado edificio de la Bolsa.
Por cierto estas tierras también se revindica el tema de la “independencia”. Trieste está a unos 5 km. de la frontera con Eslovenia. Vamos, que puedes ir andando. Y en cambio está en el punto más meridional de Italia. Además hasta hace escasamente 100 años, no era italiana (desde la final de la Primera Guerra Mundial). Hasta entonces pertenecieron al Imperio Austro-hungaro. Luego hay mucha gente que se siente más “continetal- del este”, que italiana.
Para al final llegar, a su maravillosa y principal plaza de Trieste, La Piazza Unità d'Italia.
Con un montón de palacios y frente al Mar Adriático. La hace única.
Con su Ayuntamiento.
Es costumbre tomarse un café en alguna de sus cafeterías. Aunque con el precio más alto de Italia. Supongo, que algo similar a tomarlo en la plaza de San Marcos de Venecia.
Por la noche está plaza luce… radiante
Foto de elviajerofeliz.com
Un buen colofón a un viaje increible.
Callejeando, volvemos al barco, que como os decía, esta vez si que se encuentra amarrado cerca de la ciudad
En total hemos estado visitando la ciudad unas dos horas y media, sin sentarnos ni tomar nada.
FACTURA
Durante la última noche, te meten por debajo de la puerta del camarote la factura con los gastos que te van cargar en la tarjeta de crédito que distéis cuando hicisteis el check-in al embarcar.
En nuestro caso, la excursión a Zadar que contratamos, algunas fotografías que cogimos y las propinas. Los camareros y resto de tripulación tienen un salario mínimo, y viven de las propinas. Dado que si esta fueran voluntarias, no tendrían unos ingresos "fijos", la mayoría de las navieras te cobran por pasajero en la tarjeta de crédito una cantidad en concepto de propina. Quieras o no. Luego, ya no son voluntarias. Aunque lo siguen llamando propinas, será para no pagar impuestos ni cotizaciones por esas cuantías. En este caso, 75 € por pasajero.
Otras navieras os cobrarán en esta factura final los gastos en consumiciones o el todo incluido, que se paga a parte. Las tasas de embarque suelen cobrarlas junto al precio de los pasajes. En nuestro caso, éstas estaban incluidas en el precio total.
Hacemos un poco tiempo en el barco, recogemos las bolsas de manos, y desembarcamos a las 12:30 h.
En la terminal del puerto vamos a la zona donde están todas las maletas con las etiquetas de nuestro color, las cogemos (podíamos haber cogido las que quisiéramos) y nos dirigimos a los buses. Hay unos diez autobuses esperándonos para llevarnos al aeropuerto.
Nos toca uno muy nuevo, conducido por una chica.
El trayecto sin problemas, salvo que el aeropuerto de Trieste está 50 km. de la ciudad y se tarda algo más de 45 minutos de viaje.
Total que hacia las 13:30 h. estamos en el aeropuerto…
NUESTRA PERIPECIA
Ya os he comentado que el crucero es de una semana (de domingo a domingo), que empieza en Atenas y termina en Trieste. La gente que hizo solo el crucero voló desde Madrid o Barcelona hasta Atenas para embarcar en el crucero y regresaba este domingo desde Trieste hasta su ciudad de origen.
El problema vino con nosotros. Que como quise conocer parte de Grecia antes de embarcar, volamos por nuestra cuenta desde Madrid hasta Atenas, tres días antes (jueves), y nos incorporamos al barco estando allí en Atenas desde hacía unos días.
La agencia, cuando planeamos el viaje, nos dijo que había hablado con Pullmantur y que no había ningún problema. Podíamos volar a la ida por nuestra cuenta y regresar con el vuelo del crucero, es decir, de ellos, pero que claro no nos reembolsaban nada por el vuelo de ida que no íbamos a usar.
Dos días antes del final del crucero (cuando explicaron como desembarcar), nos enteramos que la gente ya tiene su tarjeta de embarque asignada y entregada para su vuelo de regreso. Lógicamente, nosotros no la teníamos. Se me encendieron todas las alarmas. Y hablé con la agencia de viajes y con la recepción de barco. Los del barco, que no sabían ellos nada, que hablásemos con Pullmantur (nunca se mostraron ellos dispuesto hacerlo, aunque sean también Pullmantur). Los de la agencia, que han hablado con pullmantur, y que no hay problema que hacen llegar las tarjetas de embarque a recepción del barco. Vuelta a recepción, y que ellos no saben nada. Qué no han recibido nada. Entre unos y otros, que esperemos al aeropuerto, que allí estará todo solucionado.
Pues como me imaginaba, al ir a facturar las maletas en el aeropuerto, no figuramos entre el pasaje del vuelo de regreso. Le enseñamos documentación, etc. Las del aeropuerto (que no son Pullmantur, sino trabajadores de aviación de Trieste), nos dicen que únicamente hay tres plazas libres y otra más en Business. Pero que lo debe autorizar Pullmantur, ya que es un vuelo chárter fletado por ellos.
Menos mal, que por el aeropuerto hay alguna persona de Pullmantur. Comprobación de nombres, de listas de pasajeros de cruceros, de listas de pasajeros en avión, etc. Nos da el Ok. . Vamos facturar, y se han ocupado las plazas. Parece que en ese intervalo una compañera de otro mostrador de facturación le ha dado los asientos, a vete saber quien. Alguien que querrá volar en un avión anterior al que le correspondía.
Mientras, todo el vuelo ya está facturando sin problemas, y nosotros cuatro llevamos 45 minutos, y entre “gritos”, idas, venidas de gente, empleados, etc. Sin la solución.
Intentan los de Pullmantur que cojamos el siente vuelo de regreso (es una hora más tarde), pero le decimos que una vez en Madrid, aun tenemos que ir a nuestra ciudad en coche, que al día siguiente trabajamos y que vamos con niños, y el día ha sido largo, y me enfado, diciendo que no nos apetece llegar a casa a las 1:00 h. Porqué he hablado con la del mostrador del aeropuerto, y hay una solución…
Tras una hora, finalmente acceden y autorizan que volemos en el vuelo de las 16:30 h., como estaba previsto, pero claro los cuatro en Business.
Resuelto el tema, tras bastante sufrimientos, reclamaciones, negociaciones, protestas, etc... , a la cafetería y a esperar. Como todos. Aun faltan dos horas. Es que ya se sabe, en estos viajes te llevan muy temprano al aeropuerto.
Embarcamos los primeros, para eso vamos en primera clase.
La gente al embarcar nos mira entre envidia y curiosidad, esos son los que han estado protestando…y han logrado primera clase. “Qué jeta”, pensaran muchos.
También estaban de “morros” algunos pasajeros que el viaje de ida, como iría vacía primera clase, les debieron pasar a primera, y ya estaban esperando regresar igual.
Es una pasada, porqué además de ir tumbado, tienes una tele grande con mandos y cascos de los buenos (aislante de ruido).
Mientras estamos embarcando nos ponemos una peli a la carta (menos mal, porque el vuelo dura algo menos 2,5 horas y 45 minutos antes de llagar apagan las pantallas).
No nos engañemos, se va de coña. Con asientos individuales.
O individuales de dos en dos.
Además el avión que ha charteado Pullmantur es el más grande de la flota de Iberia. Un Airbus 340-600, de los de dos motores por ala y 340 pasajeros. Son los que utilizan para hacer largos trayectos, cruzando el Atlántico, hasta Sudamérica.
Es verdad, que como es chárter, la comida en primera clase es la misma que el resto del pasaje. Pero digna, para ser chárter y últimamente que la propia Iberia en vuelos cortos como éste no te da ni las gracias, menos aun, comida.
Hacia las 18:50 h. sin problemas, aterrizamos en Madrid, procedentes de Trieste.
Ahora, como yo me imaginaba (por eso quería coger este vuelo y no uno más tardío), los problemas no terminaron ahí.
Los que me seguís ya sabéis lo que opino de la T4 de Barajas.
Una vez aterrizados, paseo turístico por todas las pistas de barajas, el avión “aparca” en la puerta M43, es decir, en la terminal satélite. Hay que recorrer pasillos interminables, coger un tren interno, llegar a la otra terminal, más rampas y pasillos, e ir a esperar las maletas, que como es domingo por la tarde….
Aterrizamos sobre las 18:50 h. y cogemos el coche en el parking cercano a la terminal a las 20:15 h.
A LAS 22:30 en casita, después de otro viaje INCREIBLE CON LOS HIJOS. Y otra vez, todo ha salido bien.
DESEMBARCO
En todos los cruceros funciona similar.
Dos días antes del desembarco (la tarde del bingo) organizan una charla en el teatro para explicar perfectamente cómo hacer de forma ordenada el desembarco el día de salida. Vuelven a recordarlo un poco la noche anterior antes del show.
En el viaje de inicio (España, Madrid o Barcelona) a destino (en nuestro caso, Atenas) para embarcar en el crucero, la Naviera (en este caso Pullmantur) a través del personal de facturación del aeropuerto entrega a cada pasajero la tarjeta de embarque para el vuelo de ida, y a la vez entrega ya también la tarjeta de embarque (con el asiento asignado) para el viaje de vuelta (en nuestro caso, De Trieste a España). Así el pasajero se la guarda para la vuelta. Si se perdiera, no importa porque en el aeropuerto (Trieste) el día de vuelta al ir a facturar le pueden imprimir otra.
Durante los días anteriores a desembarcar, se puede pasar a recoger por la recepción del barco unas pegatinas/etiquetas para poner en las maletas. Según el vuelo de vuelta (destino y hora) te las entregan de un color u otro.
La última noche, hay que sacer fuera del camarote las maletas grandes (las que luego se facturarán en el aeropuerto). Deben dejarse fuera antes de las 1:00 h. de la madrugada. Durante la noche la tripulación recogerá estas maletas del pasillo de los camarotes y las bajarán a la terminal del último puerto, ordenándolas por colores de etiqueta.
CONSEJO: Por tanto, habrá que tener una bolsa pequeña de mano para guardar la mañana siguiente el pijama que hayas usado esa noche, los útiles de aseo, pastillas y otras cosas que no hayas podido guardar en la maleta la noche anterior.
Los camarotes se han de dejar vacíos, incluida la caja fuerte (que a veces se olvida) antes de las 8:00 h. Les tienen que hacer por completo antes de que embarquen los nuevos pasajeros para hacer el crucero en el trayecto a la inversa.
Por tanto, hoy si que ha tocado madrugar algo. Hacia las 7:45 h. nos despedimos del camarote que nos ha acogido confortablemente a los cuatro durante siete noches y subimos a la zona del teatro donde se pueden dejar la bolsa pequeña o equipaje de mano que os he comentado antes, y así no tener que cargar con ella. Te entregan un número para recogerla luego.
Desayunamos, y como tengo ganas de conocer Trieste, hemos “reservado” el vuelo de regreso que sale de allí a las 16:30 h. Luego cuento qué es lo que nos pasó a nosotros con el vuelo de vuelta.
Hay bastante gente que tiene los vuelos de regreso temprano y que no pueden visitar nada, y después de desayunar ya tienen que desembarcar e ir al aeropuerto.
CONSEJO: Por eso os dije al principio de la crónica que si queréis visitar las ciudades de salida y llegada del crucero, debéis programar bien (si os dejan) los vuelos para que os de tiempo a verlas.
Hay otro grupo de personas que no sale a ver la ciudad y se queda en el barco. No lo aconsejo mucho, ya que la zona de piscinas la puedes usar relativamente, a veces se vacían este último día para limpiarlas, no hay entrega de toallas o es un poco “rollo” llevar todo mojado al final. La zona de caferías está bajo mínimos (aprovechan para dejar esa mañana algo de descanso a muchos camareros) y solo abren unas pocas cafeterías y se llenan. Si que te sirven bebidas pero “sencillas”. Agua, cerveza y poco más. No cocteles, combinados, etc.
TRIESTE
Cómo veis hoy es el único día que el barco atraca en el centro de la ciudad.
Eso facilita las cosas. Se puede hacer una visita de la ciudad por nuestra cuenta (también ofrecen excursiones la naviera) en pocas horas.
Es temprano, y a las 8:40 h. bajamos del barco para dar una vuelta.
Tomamos una calle larga, todo el tiempo cuesta arriba, que sale de más o menos frente al barco (Vía Felice Venezian y Vía S. Michele). En unos 15 minutos llegamos a la parte más alta de la ciudad.
En esta plaza se encuentra la Catedral.
Y el Castillo (con un museo que no entramos) y unas pocas columnas donde hubo en su día un templo romano.
Desde lo alto, se ve toda la ciudad.
Bajamos hasta Via di Donota, a ver su Teatro Romano.
Está muy bien conservado.
De ahí, por la Via S. Spiridione, llegamos a su increible Iglesia Ortodoxa (creo que la más grande de Italia).
Por dentro, también muy bonita.
Llegamos a la parte baja de la ciudad.
El buen conservado edificio de la Bolsa.
Por cierto estas tierras también se revindica el tema de la “independencia”. Trieste está a unos 5 km. de la frontera con Eslovenia. Vamos, que puedes ir andando. Y en cambio está en el punto más meridional de Italia. Además hasta hace escasamente 100 años, no era italiana (desde la final de la Primera Guerra Mundial). Hasta entonces pertenecieron al Imperio Austro-hungaro. Luego hay mucha gente que se siente más “continetal- del este”, que italiana.
Para al final llegar, a su maravillosa y principal plaza de Trieste, La Piazza Unità d'Italia.
Con un montón de palacios y frente al Mar Adriático. La hace única.
Con su Ayuntamiento.
Es costumbre tomarse un café en alguna de sus cafeterías. Aunque con el precio más alto de Italia. Supongo, que algo similar a tomarlo en la plaza de San Marcos de Venecia.
Por la noche está plaza luce… radiante
Foto de elviajerofeliz.com
Un buen colofón a un viaje increible.
Callejeando, volvemos al barco, que como os decía, esta vez si que se encuentra amarrado cerca de la ciudad
En total hemos estado visitando la ciudad unas dos horas y media, sin sentarnos ni tomar nada.
FACTURA
Durante la última noche, te meten por debajo de la puerta del camarote la factura con los gastos que te van cargar en la tarjeta de crédito que distéis cuando hicisteis el check-in al embarcar.
En nuestro caso, la excursión a Zadar que contratamos, algunas fotografías que cogimos y las propinas. Los camareros y resto de tripulación tienen un salario mínimo, y viven de las propinas. Dado que si esta fueran voluntarias, no tendrían unos ingresos "fijos", la mayoría de las navieras te cobran por pasajero en la tarjeta de crédito una cantidad en concepto de propina. Quieras o no. Luego, ya no son voluntarias. Aunque lo siguen llamando propinas, será para no pagar impuestos ni cotizaciones por esas cuantías. En este caso, 75 € por pasajero.
Otras navieras os cobrarán en esta factura final los gastos en consumiciones o el todo incluido, que se paga a parte. Las tasas de embarque suelen cobrarlas junto al precio de los pasajes. En nuestro caso, éstas estaban incluidas en el precio total.
Hacemos un poco tiempo en el barco, recogemos las bolsas de manos, y desembarcamos a las 12:30 h.
En la terminal del puerto vamos a la zona donde están todas las maletas con las etiquetas de nuestro color, las cogemos (podíamos haber cogido las que quisiéramos) y nos dirigimos a los buses. Hay unos diez autobuses esperándonos para llevarnos al aeropuerto.
Nos toca uno muy nuevo, conducido por una chica.
El trayecto sin problemas, salvo que el aeropuerto de Trieste está 50 km. de la ciudad y se tarda algo más de 45 minutos de viaje.
Total que hacia las 13:30 h. estamos en el aeropuerto…
NUESTRA PERIPECIA
Ya os he comentado que el crucero es de una semana (de domingo a domingo), que empieza en Atenas y termina en Trieste. La gente que hizo solo el crucero voló desde Madrid o Barcelona hasta Atenas para embarcar en el crucero y regresaba este domingo desde Trieste hasta su ciudad de origen.
El problema vino con nosotros. Que como quise conocer parte de Grecia antes de embarcar, volamos por nuestra cuenta desde Madrid hasta Atenas, tres días antes (jueves), y nos incorporamos al barco estando allí en Atenas desde hacía unos días.
La agencia, cuando planeamos el viaje, nos dijo que había hablado con Pullmantur y que no había ningún problema. Podíamos volar a la ida por nuestra cuenta y regresar con el vuelo del crucero, es decir, de ellos, pero que claro no nos reembolsaban nada por el vuelo de ida que no íbamos a usar.
Dos días antes del final del crucero (cuando explicaron como desembarcar), nos enteramos que la gente ya tiene su tarjeta de embarque asignada y entregada para su vuelo de regreso. Lógicamente, nosotros no la teníamos. Se me encendieron todas las alarmas. Y hablé con la agencia de viajes y con la recepción de barco. Los del barco, que no sabían ellos nada, que hablásemos con Pullmantur (nunca se mostraron ellos dispuesto hacerlo, aunque sean también Pullmantur). Los de la agencia, que han hablado con pullmantur, y que no hay problema que hacen llegar las tarjetas de embarque a recepción del barco. Vuelta a recepción, y que ellos no saben nada. Qué no han recibido nada. Entre unos y otros, que esperemos al aeropuerto, que allí estará todo solucionado.
Pues como me imaginaba, al ir a facturar las maletas en el aeropuerto, no figuramos entre el pasaje del vuelo de regreso. Le enseñamos documentación, etc. Las del aeropuerto (que no son Pullmantur, sino trabajadores de aviación de Trieste), nos dicen que únicamente hay tres plazas libres y otra más en Business. Pero que lo debe autorizar Pullmantur, ya que es un vuelo chárter fletado por ellos.
Menos mal, que por el aeropuerto hay alguna persona de Pullmantur. Comprobación de nombres, de listas de pasajeros de cruceros, de listas de pasajeros en avión, etc. Nos da el Ok. . Vamos facturar, y se han ocupado las plazas. Parece que en ese intervalo una compañera de otro mostrador de facturación le ha dado los asientos, a vete saber quien. Alguien que querrá volar en un avión anterior al que le correspondía.
Mientras, todo el vuelo ya está facturando sin problemas, y nosotros cuatro llevamos 45 minutos, y entre “gritos”, idas, venidas de gente, empleados, etc. Sin la solución.
Intentan los de Pullmantur que cojamos el siente vuelo de regreso (es una hora más tarde), pero le decimos que una vez en Madrid, aun tenemos que ir a nuestra ciudad en coche, que al día siguiente trabajamos y que vamos con niños, y el día ha sido largo, y me enfado, diciendo que no nos apetece llegar a casa a las 1:00 h. Porqué he hablado con la del mostrador del aeropuerto, y hay una solución…
Tras una hora, finalmente acceden y autorizan que volemos en el vuelo de las 16:30 h., como estaba previsto, pero claro los cuatro en Business.
Resuelto el tema, tras bastante sufrimientos, reclamaciones, negociaciones, protestas, etc... , a la cafetería y a esperar. Como todos. Aun faltan dos horas. Es que ya se sabe, en estos viajes te llevan muy temprano al aeropuerto.
Embarcamos los primeros, para eso vamos en primera clase.
La gente al embarcar nos mira entre envidia y curiosidad, esos son los que han estado protestando…y han logrado primera clase. “Qué jeta”, pensaran muchos.
También estaban de “morros” algunos pasajeros que el viaje de ida, como iría vacía primera clase, les debieron pasar a primera, y ya estaban esperando regresar igual.
Es una pasada, porqué además de ir tumbado, tienes una tele grande con mandos y cascos de los buenos (aislante de ruido).
Mientras estamos embarcando nos ponemos una peli a la carta (menos mal, porque el vuelo dura algo menos 2,5 horas y 45 minutos antes de llagar apagan las pantallas).
No nos engañemos, se va de coña. Con asientos individuales.
O individuales de dos en dos.
Además el avión que ha charteado Pullmantur es el más grande de la flota de Iberia. Un Airbus 340-600, de los de dos motores por ala y 340 pasajeros. Son los que utilizan para hacer largos trayectos, cruzando el Atlántico, hasta Sudamérica.
Es verdad, que como es chárter, la comida en primera clase es la misma que el resto del pasaje. Pero digna, para ser chárter y últimamente que la propia Iberia en vuelos cortos como éste no te da ni las gracias, menos aun, comida.
Hacia las 18:50 h. sin problemas, aterrizamos en Madrid, procedentes de Trieste.
Ahora, como yo me imaginaba (por eso quería coger este vuelo y no uno más tardío), los problemas no terminaron ahí.
Los que me seguís ya sabéis lo que opino de la T4 de Barajas.
Una vez aterrizados, paseo turístico por todas las pistas de barajas, el avión “aparca” en la puerta M43, es decir, en la terminal satélite. Hay que recorrer pasillos interminables, coger un tren interno, llegar a la otra terminal, más rampas y pasillos, e ir a esperar las maletas, que como es domingo por la tarde….
Aterrizamos sobre las 18:50 h. y cogemos el coche en el parking cercano a la terminal a las 20:15 h.
A LAS 22:30 en casita, después de otro viaje INCREIBLE CON LOS HIJOS. Y otra vez, todo ha salido bien.