![]() ![]() BÉRGAMO ✏️ Diarios de Viajes de Italia
Excursión en tren a la bonita ciudad de Bérgamo. Bérgamo es una pequeña ciudad a escasos 50 kilómetros de Milán. Para nosotros fue la mayor sorpresa del viaje, ya que nos gustó mucho. Fuimos en tren regional desde la impresionantemente grande...![]() Diario: MILÁN, BÉRGAMO Y VERONA ANTES DE NAVIDAD⭐ Puntos: 5 (23 Votos) Etapas: 5 Localización:![]() Bérgamo es una pequeña ciudad a escasos 50 kilómetros de Milán. Para nosotros fue la mayor sorpresa del viaje, ya que nos gustó mucho. Fuimos en tren regional desde la impresionantemente grande estación central. El billete lo compramos en la misma estación y nos costó 5,50 euros por persona. El viaje duró menos de una hora. En el quiosco de la estación de Bérgamo compramos el billete del autobús nº 1, que lleva a la Cittá Alta, donde están la mayoría de monumentos de Bérgamo. El billete cuesta 1,30 euros y tiene una validez de 75 minutos. Esto es interesante, ya que habíamos leído en el foro que bajando en la Porta San Alessandro puedes subir con el mismo billete en el funicular hasta el Castillo de San Vigilio. Así lo hicimos, fue un buen consejo. El castillo no tiene mucho que ver, pero las vistas desde allí son preciosas. Dimos una vuelta por allí, hicimos las correspondientes fotos y bajamos de nuevo en el funicular, para comenzar a recorrer la Cittá Alta. Justo donde está el funicular hay un acceso a la Piazza della Cittadella. En uno de los extremos de la plaza está la Torre Dell'Orologio, inicio de la Via Bartolomeo Colleoni. Esta calle peatonal merece ser recorrida, ya que es preciosa, muy "cuqui". Hay muchas tiendecitas pequeñas con unos escaparates decorados con mucho esmero. Nos fuimos parando en todo cuanto encontrábamos, como la Chiesa di Sant'Ágata Nel Carmino. Mención especial merece el escaparate de Il Fornaio, qué pinta las pizzas, los pasteles, todo. Esta calle va a parar a la Piazza Vecchia, donde se concentran las joyas de Bérgamo, la Capilla Colleoni, la Basílica de Santa Maria Maggiore y el Duomo. Además, la plaza en sí es bonita, con una llamativa fuente, el Battistero y el Campanone, la torre que domina la plaza y que actualmente alberga el Museo de Historia de Bérgamo. En primer lugar visitamos la Capilla Colleoni, con una impresionante fachada de mármoles rojos y blancos, una obra maestra del renacimiento italiano. Se construyó como mausoleo de Bartolomeo Colleoni, miembro de una de las familias más importantes de la ciudad. El interior es pequeño pero muy bonito. No está permitido hacer fotos. A continuación visitamos la Basílica de Santa Maria Maggiore, entrado por la puerta de los leones rojos. Aunque el origen de esta iglesia es románico, la decoración interior sufrió una renovación barroca realizada en el siglo XVII. Y hay que decir que es realmente impresionante. Puede considerarse, con razón, que está demasiado recargado, no hay un solo lugar en la iglesia que no tenga una pintura, estatua, tapiz o relieve. Cuando estás dentro no sabes hacia dónde mirar, de tanto como hay. Muy recargado, sí, pero consigue el efecto deseado de impresionar. Por último visitamos el Duomo, con una fachada neoclásica y un interior luminoso, de decoración “sencilla” si se compara con la Basílica de Santa Maria Maggiore. Especialmente nos gustó la capilla de Cristo Crucificado, a la izquierda de la nave central. Fuimos a comer al restaurante Il Circolino. Pedimos el menú del día, por 14 euros cada uno, consistente en un plato de pasta y carne o pescado, acompañado por vino y agua. Comida buena, aunque sin tirar cohetes. No recuerdo si también incluía el postre. Después de comer, volvimos a visitar las iglesias de la Piazza Vecchia, de las que nos habíamos quedado prendados. Rodeamos el edificio de la Basílica, que queda tapado por las construcciones aledañas, y no se aprecia la construcción románica. Así llegamos al Tempietto di Santa Croce, una pequeña capilla románica que no pudimos visitar por dentro, y al contiguo Salón de la Curia, hoy entrada del Palacio Episcopal, y que está decorada con frescos del siglo XIII. Seguimos por la Via Gombito, pasando por la torre del mismo nombre. Es una continuación de la Via Bartolomeo Colleoni, y con decoración de las tiendas en la misma línea "cuqui". Llegamos hasta la Piazza Mercato Delle Scarpe y desde allí subimos al Parque de la Rocca. Este parque está situado en la antigua fortaleza, y está decorado con cañones y otros instrumentos militares. Las vistas de Bérgamo desde allí son muy bonitas, merece la pena acercarse. En la misma Piazza Mercato Delle Scarpe nos montamos en el funicular que lleva a la Cittá Bassa. Después un corto paseo a la estación de tren, dando por terminada nuestra visita a la bonita ciudad de Bérgamo. Llegamos a la estación de tren 5 minutos antes de que saliera el tren a Milán y teníamos que comprar los billetes. Nos liamos un poco con la máquina y llegamos al andén justos, tanto que no encontrábamos la máquina para validar el billete. Así que nos montamos con el billete sin validar. Estuvimos buscando al revisor para decirle lo que nos había pasado, pero no lo vimos, y estuvimos todo el trayecto preocupados por si nos multaban. Al final no pasó el revisor en todo el viaje. Cuando llegamos a Milán, descansamos brevemente en el hotel y nos fuimos dando un paseo al centro para ver la iluminación navideña. Todas las calles aledañas a la Scala estaban cortadas y con gran presencia de policía. Al principio nos extrañó y nos hicieron dar un rodeo. Luego vimos que en la Plaza de la Scala había numerosos vehículos de medios de comunicación, y nos enteramos de que era el estreno de una ópera a la que asistían todas las autoridades. Un bonito árbol de navidad adornaba la plaza. En la Galería Vittorio Emmanuel habían puesto pantallas donde se podía ver y escuchar la ópera en directo. Había mucha gente y nosotros también paramos un rato a disfrutar del espectáculo musical. Por fin llegamos a la Plaza del Duomo, estaba precioso iluminado. Toda la plaza estaba muy bonita, con el árbol de navidad encendido y todos los monumentos iluminados. Dimos una vuelta por los alrededores. No hacía frío y daba gusto pasear por allí. Fuimos a comer a la pizzería Spontini. Solo tienen tres variedades de pizza, y cada porción generosa tiene un precio entre 3 y 4 euros. Me llamó la atención que las pizzas eran hechas en molde, siendo más esponjosas y gruesas que las típicas pizzas napolitanas. Estaban muy ricas. Tras un último paseo dimos por concluido el día y volvimos al hotel en metro. Índice del Diario: MILÁN, BÉRGAMO Y VERONA ANTES DE NAVIDAD
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