Día 9: excursión a Railay por libre
Empieza un nuevo día en nuestro bungalow de Ao Nang. Desayunamos en el buffet libre del hotel (incluido en el precio y bueno) y sobre las 8:30 nos ponemos en marcha. Bajamos hacia la playa por la carretera principal, repleta de tiendas, restaurantes y agencias que ofrecen excursiones y transfers. Se tarda unos 20 minutos o así en llegar frente a la playa. Podíamos haber bajado en el transfer gratis que ofrece el hotel, pero nos apetecía caminar y salir a nuestro aire.

En la esquina entre la carretera que baja y la calle que va paralela a la playa se encuentra la oficina de la cooperativa de long-tails de Ao Nang. Allí mismo compramos los tickets Ao Nang- Raylay, ida y vuelta, por 200 bath por persona. Railay es un pequeño paraíso, únicamente accesible por mar, donde abundan los grandes peñascos de tierra caliza recubiertos de frondosa vegetación. Sin duda vale muchísimo la pena hacer una visita o alojarse allí durante un par de días (siempre y cuando se prevea que el estado de la mar no va a dar dificultades a la hora de salir de allí, sobre todo si hay que tomar un avión).
Nos subimos al long-tail y tras un breve trayecto con preciosas vistas desembarcamos en Railay West. Os dejo aquí un mapa para que os hagáis una idea de la distribución de las tres playas que se suelen visitar en esta zona:

Railay West es una bonita playa rodeada de resorts con sus chiringuitos playeros y sus tumbonas. Nada más llegar vemos el lugar donde alquilan kayaks y allí que nos dirigimos: alquilar un kayak doble durante dos horas nos sale por 300 bath, ni 10 euros. Se trata de una actividad muy recomendable, si el estado de la mar es bueno os permitirá acercaros a las formaciones rocosas y disfrutar del paisaje costero con la mejor perspectiva. Sin duda es una de las actividades que más disfrutamos durante el viaje


En esa época todavía no teníamos la cámara acuática, así que llevábamos la cámara normal y no nos atrevimos a sacarla demasiado, con lo cual no tengo demasiadas fotos del momento. Pero para haceros una idea:



Estuvimos de 9:20 a 11:20 disfrutando como locos paleando entre formaciones kársticas. Debo decir que el tiempo no nos acompañó y estuvo nublado prácticamente todo el día, pero sobre todo recordad usar protección solar potente, porque aunque haya nubes podéis acabar igualmente como langostinos escaldados

Los islotes rocosos cubiertos de vegetación vistos de cerca son espectaculares, y en la base podréis observar gran cantidad de peces buscando comida. Ya de vuelta y tras despedirnos de nuestro kayak, que no nos hizo volcar ni una vez, hicimos un par de fotos de la playa de Railay West. Como podéis ver, hay gente pero para ser temporada pico y en hora punta no está masificada ni mucho menos:


Tras dejar el kayak fuimos andando hasta la zona de Railay East, pasando cerca de una cueva y de unos acantilados de piedra caliza que son el sueño de cualquier escalador:



Railay East es básicamente una zona de manglares con bares, restaurantes y alojamientos varios, pero no cuenta con una playa tan bonita como la de su vecino Railay West. Sin embargo se llega en 5 minutos a las bonitas playas vecinas y posiblemente los alojamientos aquí son más asequibles.


Desde Railay East se accede hasta la estrella de la zona: Phra Nang Beach. Nada más llegar nos encontramos con esto


Alguien había ido acumulando en una cueva trozos de madera con formas raras que una mente inocente como la mía no podía llegar a descifrar qué pretendía representar… tuve que buscarlo en la Lonely Planet, porque oye, yo ni idea de lo que era aquello


Y una foto de los pedazo de acantilados que hay por allí:

Esta zona es preciosa, lástima que el tiempo no acompañaba y las fotos salen muy deslucidas debido a la falta de sol radiante. Phra Nang es una de las playas más bonitas que vimos, una cala de arena dorada flanqueada por acantilados kársticos, y con varios islotes a la vista. Fuimos caminando hacia el otro extremo de la playa, donde se encuentran los famosos barquitos-restaurantes tan comentados en el foro:

Aquí aprovechamos para comer, bueno-bonito-barato y es un espectáculo verlos cocinar en las barcas. No dejan de ser paraditas flotantes donde venden comida. Dos pad thais buenísimos y un batido de mango gigante por 210 bath en un entorno paradisíaco, qué más se puede pedir…


Llovió un poco, pero la gente ni se inmutó y todos siguieron a lo suyo, los que estaban en el agua ni salieron, total ya estaban mojados



Al llegar a Railay West, ya había dejado de llover y aprovechamos para hacer un poco de relax en la playa (aunque no demasiado, no somos de estar todo el día tumbados al sol vuelta y vuelta. Además no hacía sol). Tras la lluvia vimos que salían bastante de estos, deben de ser los caracoles típicos de Tailandia


Volvimos a Ao Nang y dimos una vuelta por la playa, por supuesto con mucho menos encanto que Railay pero tampoco está mal. Después de un mojito junto al mar, nos dispusimos a mirar excursiones para el día siguiente. En concreto queríamos hacer la de Hong Island, que teníamos entendido que es de las más bonitas.
Ao Nang está repleto de agencias que ofrecen esta excursión, así que no hay más que mirar en unos cuantos sitios y elegir. No nos hizo falta ni regatear, ellos mismos ya bajaban hasta las tarifas que había leído que eran las habituales. Finalmente contratamos en la que la chica que nos atendió había sido más amable y simpática con nosotros: excursión a Hong Island en speed-boat por 700 bath por persona, de 9 a 15 h aproximadamente, incluyendo la comida y el material para hacer snorkel. Aparte nos avisaron de que habría que pagar las tasas de entrada al parque nacional el mismo día de la excursión (300 bath por persona).
Tras contratar la excursión para el día siguiente y chafardear por varias tiendas de Ao Nang, volvimos al hotel a hacer una sesión de piscina antes de salir a cenar. Algunas fotos del jardín del hotel y de nuestro bungalow:



Por la noche volvimos a bajar otra vez hacia la playa a cenar, pero nos fuimos a dormir bastante temprano. Estábamos agotados después del día de kayak y baños varios, pero había valido muchísimo la pena. Al día siguiente nos esperaba Hong Island, otra de las maravillas del sur de Tailandia.