Madrid - Dublín - Belfast ✏️ Diarios de Viajes de Irlanda

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Tras un par de meses de espera por fin llegaba el ansiado día. Como me gusta ir con tiempo a las 8 ya estaba el Cabify esperando en la puerta de casa y a las 8.20 ya estábamos en la T1.

Era la primera vez que el niño iba a volar con Ryanair y la experiencia no pudo ser peor. Lo primero fue dirigirnos a facturar la maleta grande y la cola y desorganización era importante, al ir con tiempo nos lo tomamos con paciencia. El control de seguridad fue rápido (ventajas de viajar con niños :)) así como el control de pasaportes (en nuestro caso DNI). Buscamos unos columpios y el niño estuvo entretenido hasta que se quedó dormido, justo cuando empezaba el embarque. La silla de paseo plegada ocupa lo mismo que una maleta de mano así que nos la dejaron subir con nosotros y evitamos que vaya en bodega donde las maltratan bastante y no es plan de presentarnos en Irlanda sin silla y con un niño que todavía no anda.

Y empiezan los problemas. Nos dicen que por culpa de la huelga de controladores aéreos franceses tardaremos unas 3 horas en salir y sin aire acondicionado claro. Y ahí estamos, nosotros que teníamos los horarios de comida y sueño calculados, con el niño en pañal y echándole agua por encima. Por suerte hay más niños en la misma situación y el resto de pasajeros ayudan bastante.

Por fin con casi tres horas de retraso salimos de Barajas. El vuelo es bastante bueno y el niño se porta bastante bien y en torno a las 14 horas llegamos, casi hora y media de retraso. Pasamos el control de pasaportes (a través de la cola especial para niños), recogemos la maleta y nada más salir de la terminal 1, junto a la parada de taxi está el autobús de Hertz, parece que nos estaba esperando. Nos llevan hasta Hertz, bajamos unos cuantos y no sé cómo ni porqué entramos los primeros en las oficinas donde no hay cola, parece que alguien nos está compensando el tiempo perdido en el vuelo. Enseguida hacemos el check in, le recuerdo que quiero la silla, no quiero el gps y sí el seguro a todo riesgo, me cuelan el depósito lleno vacío, me lo dan lleno y lo tengo que entregar vacío; parece la pancea pero no, a cambio me cargan un extra de 50 euros. Pagamos la silla y el seguro ya que el coche estaba pagado y reservado desde España y por fin nos presentan al Ford Focus negro con 37.800 km con el que pasaremos los siguientes 10 días.

En Google Maps pongo nuestro primer destino: Belfast. Y hacia allí nos dirigimos conduciendo por la izquierda. Al principio parece complicado pero es sólo la primera rotonda enseguida nos metemos en autovía y parece que los nervios han desaparecido. Pasamos junto a la salida de Bru na Boinne pero lo dejaremos para otra ocasión aún nos queda una hora de viaje.

Apenas se nota el cruce de la frontera, si acaso el cambio de kilómetros a millas y por fin nos estamos acercando a Belfast.

Nos alojamos en Ardore Guest House a las afueras de Belfast. Nos recibe John que nos hace de guía turístico de toda Irlanda (como dice él: “todo es Irlanda”) y me echa una pequeña bronca por haber reservado el black taxi por internet, me indica que él lo podía haber conseguido más barato.

Junto al alojamiento está la estación de Finaghy donde cada media hora pasan los trenes que en 10 minutos y por 2 libras con 10 pounds nos dejan en el centro de Belfast.
*** Imagen borrada de Tinypic ***

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Damos una vuelta rápida por Belfast, parece una ciudad animada con pasado industrial. Lo más destacado el museo del Titanic (lo vemos por fuera), el ayuntamiento y the Crown el pub más antiguo de la ciudad. Junto al hotel habíamos visto un gran pub con bastante ambiente así que decidimos volver para tomar nuestra primera pinta de Guiness y nuestro primer fish and chips. Para que el niño cene le pedimos un vaso de leche ¡y no nos lo cobran!

Y ya terminamos nuestra primera noche en Irlanda.

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