Había pasado nuestra primera noche en Roma, descansamos como bebés. Nos levantamos pronto para estar desayunando a eso de las 9:00, hoy sería un día muy intenso también y no queríamos dejar nada de lo planificado. Indicaros que la hora del desayuno será la que intentaríamos tener durante todo el viaje.
El desayuno en el hotel muy completo, tenían distintos tipos de quesos, embutidos y hasta ensaladas. También había mucha variedad de bollería y tartas, ahora bien, lo mejor el cappuccino que estaba delicioso.
Con las pilas recargadas y nivel de cafeína a tope, nos dispusimos a patear la ciudad. Nuestra primera parada sería las Fontanas del Mosé. Una imponente fuente donde en el centro se encuentra un enorme Moisés obra de Leonardo Sormani. A un lado de ésta maravilla del arte se encuentra otra la Iglesia de Santa Maria della Vittoria famosa por el libro y película “Ángeles y Demonios”.
Siguiendo la calle abajo llegamos a la Fontana de Tritone en la plaza Barberini, donde se encuentra también el Palacio Barberini.
Como la cosa va de agua nos desplazamos hasta la Plaza delle Quatro Fontane, curiosa ya que hay una fuente en cada una de las cuatro esquinas del cruce.
Continuando con la visita que teníamos planificada para el día de hoy nos desplazamos hasta el Palacio Quirinale, que es la actual residencia del presidente de la república. Se construyó el 1573 como residencia veraniega para el papado (joe como se lo montaban!

Existe un cambio de guardia parecido al de Londres, pero nosotros no lo vimos. Creo que es todos los días a eso de las 15:00. Allí fue donde tuvimos nuestro primer contacto visual con el Vaticano.


Eran sobre las 11:00 y ya el calor apretaba bastante, la cosa es que por allí pocas sombras había, parecíamos vampiros en el amanecer buscando la sombra que había

Fue diseñada por Nicola Salvi y terminada en 1762. La que es la fuente más grande de Roma y que simboliza las dos caras del mar, está formada por Neptuno en la parte central; y dos tritones domando a un caballo de mar y a otra bestia.
El lugar donde se encuentra la fuente es donde en el año 19 a.C. terminaba el acueducto Aqua Virgo, de Agrippa. Posteriormente, en el Renacimiento, por orden del Papa Nicolás V se construye la primera fuente en este mismo lugar.
Allí decidimos parar por un refrigerio para después continuar hacia los exteriores del Palacio de Montecitorio, lo que en la actualidad es el Congreso de los Diputados. Como nota curiosa hay que fijarse en el obelisco que hay en la plaza, ya que es la aguja de un reloj solar gigante que mandó traer el Emperador Augusto en el año 10 a. C.
Luego veríamos la Piazza di Pietra donde se encuentra el Templo de Adriano, construido en el 145 en honor al Emperador Adriano. Solamente se puede visitar cuando hay algún evento o exposición, pero lo que realmente llama la atención son sus once columnas de 15 m de altura que contrastan con la arquitectura del resto de la plaza. Para mi gusto un contraste muy curioso.
Desde allí callejeamos hasta llegar al Panteón de Agripa, visita de dejaríamos para nuestro último día ya que había una cola de escándalo para entrar. Llegaba casi hasta el otro lado de la plaza y con el calor que hacía y con la poca sombra que había, no nos apetecía nada esperar. Así que nos arriesgamos para el último día y acertamos porque no había nada de cola y pudimos entrar según llegamos, pero bueno eso ya os lo cuento en la etapa correspondiente

Para hacer tiempo hasta la comida nos acercamos hasta la Piazza della Minerva para ver elefante de Bernini que hace de base a un obelisco lleno de jeroglíficos. Ya comenzaban a rugir las tripas por lo que haríamos la parada para la comida. Esta vez nos dejaríamos llevar por los foros y por una recomendación que me hicieron y fuimos a La Montecarlo. Os tengo que informar que acertamos ya que comimos muy bien. Nos pedimos un risoto con cigalas y unos spagueti con boletus y tomate natural que estaban mmmmm; todo eso con una cerveza de 750ml por 22€.
El postre lo dejaríamos para después ya que queríamos aprovechar otra recomendación de unos amigos y nos fuimos al Two Sizes para tomar uno de los mejores tiramisú de Roma. No se si será el mejor o no, pero si os puedo asegurar que era uno de los mejores que hemos probado en el viaje, el nuestro era el clásico con pistacho.
Ya con el nivel de nutrientes y azúcar en el cuerpo suficiente para pasar la tarde, y para hacer tiempo hasta ver el partido de futbol que enfrentaría a España y Rusia en los Mundiales a las 16:00, nos acercamos hasta la Piazza Navona para visitarla. Una plaza llena de vida con sus cafés y diferentes tipos de actividad flanqueada por tres fuentes de estilo barroco. Dicho lugar conserva la forma de un estadio edificado por Domiciano en el siglo I donde se celebraban competiciones de atletismo, carreras de cuadrigas y otros deportes. En el centro se encuentra La Fontana dei Quattro Fiumi de Bernini, cuatro estatuas que representan los ríos más importantes de la época (Danubio, Ganges, El Nilo y de la Plata).
También se encuentra presidiendo la plaza la iglesia Sant’Agnese in Agone, dedicada a una virgen martirizada por no querer casarse con un pagano. Aquí hay que fijarse en la parte derecha de la fachada central (mirándola de frente), donde se puede observar la estatua de Santa Inés en Agonía. En dicho lugar se cree que fue donde la desnudaron en público para que renegase de su fe el 304 d.C.
Después visitamos el Campo di Fiori. El nombre de la plaza viene, porque antes de ser construida por el Papa Calixto III en 1456, allí había un campo de flores. Ahí donde la veis ahora, con sus puestos de camisetas y flores, en la Roma medieval era una de las zonas más animadas, pero también más peligrosas de la ciudad. Aquí también se celebraban ejecuciones públicas. La estatua que hay en el centro pertenece al poeta Giordano Bruno, quemado en la hoguera por herejía en el 1660, por asegurar que la Tierra giraba alrededor del Sol. (…qué cosas tenía!!!

A las 16:00 comenzó el tan ansiado partido del Mundial, España – Rusia, aunque el parón no sirvió de mucho ya que perdimos

Durante el tiempo del descanso, me acerqué a la que sería la iglesia más pequeña que hemos visitado en Roma. Tiene su encanto ya que no es ostentosa y su sencillez la hace interesante para visitar.
Con la tristeza de haber perdido el partido seguimos nuestro recorrido por las calles de Roma hasta que llegamos a la Iglesia de Gesù, situada en la plaza con el mismo nombre. La iglesia fue construida entre 1568 y 1584 y fue la primera iglesia jesuita de Roma. Representa el Triunfo del nombre de Jesús.
Seguimos callejeando hasta que, sin darnos cuenta, aparecimos en la parte trasera del Monumento a Víctor Manuel, la luz que había al atardecer era estupenda y te invitaba a sacar instantáneas. Así que por allí nos quedamos ha hacer lo propio, había unas vistas magníficas del Foro Romano y Mercado de Trajano.
Desde allí nos fuimos hasta la Isla del Tiber, pero no duramos mucho porque los mosquitos estaban bastante hambrientos así que, salimos echando mistos de allí (como diría mi madre

De camino pasamos por el Campidoglio, una plaza que diseñada por Miguel Ángel por encargo del Papa Pablo III Farnese. Miguel Ángel diseñó la plaza para que estuviese orientada hacia la Basílica de San Pedro. Debido al tiempo que se tardó en finalizar toda la remodelación, Miguel Ángel no vivió para verlo finalizar, aunque se siguieron al pie de la letra todos los planos.
Allí se encuentran los Museos Capitolinos, que nosotros no visitamos. También hay una copia de La Loba Capitolina, de la leyenda de Rómulo y Remo. La original se encuentra en los Museos Capitolinos.
Ya llegando al hotel nos paramos en una cafetería para cenar e irnos a descansar. Tomamos una fritata de verduras y unos supplì (croquetas de arroz), con dos bebias. Todo ello por 22€. De allí nos fuimos a descansar.