Nos levantamos a la misma hora que casi todos los días, debíamos estar en Florencia a las 11:00 para dejar el coche de alquiler, por lo que queríamos ir tranquilos sin el agobio de no llegar. Cuando quedaban unos kilómetros para llegar a la casa de alquiler, vimos una gasolinera para llenar el depósito. Llegamos un poco antes de la hora y dejamos el coche sin ningún contratiempo.
En la llegada a Florencia ya se intuye el tipo de ciudad que es, rica culturalmente y en monumentos, por supuesto con toda su belleza y esplendor. Tomamos un bus urbano que nos lleve hasta el hotel. El autobús cuesta 1.50 € / pers. El hotel es Hotel Orto De' Medici, esta vez cogeríamos la habitación a través de su web ya que así nos darían mini-bar gratis todos los días de la instancia, un libro con la historia del hotel y un pequeño bote de bodymilk de aceite de oliva. Cuando llegamos nos indican que la habitación no estará hasta las 14:00, por lo que dejamos las maletas en la recepción y nos vamos a descubrir la ciudad.
Hablando con el personal de la recepción, nos recomiendan acercarnos a la Galleria dell’Accademia (para ver el David de Miguel Ángel) a reservar las entradas si tenemos pensado ir ya que no suele haber de un día para otro, así que a eso vamos.
El día está siendo bastante caluroso por esta zona, por lo que nos hace presagiar que va a ser un día duro en lo que al clima se refiere. De camino nos encontramos con la Piazza de San Marcos. Hoy en día es un barrio estudiantil ya que aquí se encuentra la universidad de Bellas Artes más antigua del mundo, fundada en 1563. Se confirmaba que el barrio estaba lleno de universitarios ya que en alguna que otra terraza o bar se veían fiestas de Laurea o graduación. Lo sabíamos porque los graduados iban con sus mejores galas y coronados con una corona de laurel.
Seguidamente llegamos a la calle donde se encuentra La Galleria, nada más aparecer por allí se te abalanzan bastantes guías turísticos ofreciéndote entrar al museo y subir al Duomo por un “módico” precio (según ellos), digo módico porque nos pareció un poco desorbitado duplicando lo que te cuesta yendo por cuenta propia. Yo desconocía que había que reservar con tanto tiempo dichos pases porque se acaban enseguida, os recomiendo que si estáis interesados lo hagáis por internet con suficiente tiempo. En la taquilla cogimos los pases para La Galleria para dos días después a las 20:00 (esa era la primera hora disponible!!!), y para el Duomo pudiendo entrar cuando quisiéramos en un periodo de tres días; eso sí no pudimos subir a la cúpula ya que no había tickets hasta dentro de tres días y para entonces ya no estábamos en Florencia. Todo salió por 12€/pers la Galleria, y 18€/pers. el Duomo (Catedral, Baptisterio y la cúpula).
Bueno, con toda la compra hecha nos disponemos a descubrir la ciudad.
Caminando por la calle de La Galleria nos encontramos de lleno con esa maravilla que es el Duomo, impone bastante verlo así a primera vista, con sus pareces cubiertas de mármol de distintos colores. Pero nos quedamos aún más boquiabiertos cuando vimos la cola que había para entrar, daba la vuelta al recinto!!!!



Caminamos hacia el Mercado Central para buscar una zona donde comer. Paramos en una pizzería napolitana llamada L’Antica Pizzeria Da Michelle, allí probamos su famosa pizza frita. La pizzería se hizo famosa por la película de Julia Roberts “Come, reza, ama”. La pizza más dos cervezas fueron 18.50€. La pizza estaba deliciosa.
Después de comer nos dimos una vuelta por el mercado, es como por ejemplo el Merado de San Miguel en Madrid, un mercado transformado en un lugar con gran oferta gastronómica con precios bastante altos.
Desde allí nos dirigimos a la Iglesia de San Lorenzo para verla por fuera. Luego llegamos hasta la Iglesia de Santa Maria la Maggiore, para comprobar y ver el secreto que encierra una de sus fachadas, la “cabeza petrificada”. Es una iglesia, la cual dicen, que es la más antigua de Florencia. Y la curiosidad que tiene es, como ya he comentado antes, es esta cabeza en el muro que muchas veces pasa desapercibida por los turistas. La leyenda cuenta que esta cabeza es de una mujer llamada Berta, la cual estaba un día asomada por una de las ventanas del campanille de la iglesia, y vio pasar un grupo de guardias que llevaban a rastras a un médico condenado a la hoguera por brujería. Él pedía agua para beber y ella, de forma irónica, le dijo que si bebía no se iba a quemar. El médico le devolvió dicha ironía con una maldición diciéndole, “y tú nunca sacarás la cabeza de allí”. La ventana se encogió y quedó la cabeza atrapada en el muro.

Seguimos nuestra visita por esta gran ciudad hasta la Piazza della Repubblica, la cual albergó el principal mercado de la ciudad y el gueto judío hasta la década de 1860. Año en el que se añadió el arco del triunfo que podemos ver.
Nuestra siguiente parada, el Mercado Nuevo (o Mercato del Porcellino). Allí hicimos la turistada pertinente y tiramos una moneda desde la boca del porcino, si se cuela en la rejilla dicen que tendrás buena suerte. Por supuesto yo sí lo conseguí

Después llegamos a la Piazza della Signoria, una enorme plaza con cantidad de esculturas. Allí se encontraba el “falso” David de Miguel Ángel, digo falso porque el verdadero lo veremos dos días después en La Galleria. Durante siglos esta plaza fue el centro político y social de Florencia.
Allí decimos entrar al Gigli y subir a la torre para contemplar y admirar las primeras vistas que veríamos de la ciudad desde lo alto. Por orden en las fotos: el Duomo, Santa Croce y la Sinagoga.
Con los ojos totalmente regalados con estas maravillosas imágenes, nos fuimos dando un paseo para ver otra de las maravillas de esta ciudad el Ponte Vecchio. Es el puente más antiguo que se conserva, se construyó en 1345. Inicialmente sus tiendas pertenecían a herreros, carniceros y curtidores, que tiraban la basura al río. Pero fue en 1593 cuando el duque Fernando I les desalojó, por el ruido y mal olor que había, y fueron sustituidos por joyeros y orfebres.
Paseando por la zona vimos un pequeño restaurante que nos llamó especialmente la atención, como era hora de cenar, decidimos probarlo y podemos decir que fue el mejor restaurante de todo el viaje



Desde allí, ya un poco cansados de todo el día, nos fuimos para el hotel. Cuando llegamos ya teníamos la habitación y cuando subimos nos quedamos alucinados. Nos habían dado una habitación con terraza. La habitación muy amplia y como ya os comenté al principio de la etapa, con mini-bar gratuito. Qué más se puede pedir!!!