En nuestro siguiente día en Bali teníamos de nuevo la intención de dedicar todas las horas de luz disponibles (hasta las 18:00 más o menos) para conocer una parte del centro de la isla. El planning era el siguiente:
A: Hotel Kamandalu Ubud
B: Monkey Forest
C: Nungnung Waterfall
D: Ulun Danu Beratan Temple
E: Pura Hulun Danu Tamblingan, Munduk, Buleleng, Bali, Indonesia
F: Munduk Waterfall (No dio tiempo)
G: Jatiluwih Rice Terraces
H: Pura Luhur Batukaru
I: Campuhan Ridge Walk (No dio tiempo)
B: Monkey Forest
C: Nungnung Waterfall
D: Ulun Danu Beratan Temple
E: Pura Hulun Danu Tamblingan, Munduk, Buleleng, Bali, Indonesia
F: Munduk Waterfall (No dio tiempo)
G: Jatiluwih Rice Terraces
H: Pura Luhur Batukaru
I: Campuhan Ridge Walk (No dio tiempo)
B. El Monkey Forest de Ubud es una de las instalaciones más turísticas de la ciudad. Es un parque bien montado y bonito para darse un paseo y ver el mogollón de monos que lo pueblan. Los animales, aunque pueden ser un poco cabrones están constantemente controlados (tirachinas en mano) por los vigilantes del parque, así que no hay de qué preocuparse.
C. Emprendimos rumbo norte con nuestro coche. La primera parada de la mañana sería la catarata de Nungnung. Las cataratas es recomendable visitarlas cuando las fuerzas estén aún a tope porque los accesos suelen durillos.
Tras regodearnos con el paisaje de la zona, dejamos el coche en el parking y comenzamos a bajar un montón de escaleras (luego para subirlas parecieron el triple ) hasta que nos encontramos con una cascada digna de una buena postal. Muy bonita. La subida obligó a hacer una pequeña parada en un bar al lado del parking para recuperar el aliento, pero creo que es una visita imprescindible. En la planificación antepusimos Nungnung a las cataratas Git git, con fácil acceso, pero plagadas de turistas.
D. De camino al templo Ulun Danu Beratan (probablemente LA FOTO de Bali), la carretera cambió. Nos incorporamos a la que parece ser la vía principal para atravesar la isla de sur a norte y aunque más ancha y con buen piso, estaba llena de tráfico, nos llamó la atención las decenas de autobuses que llevaban turistas (asiáticos principalmente) a los típicos lugares de visita, sobre todo Ulun Danu. Incluso los pueblos por los que pasa esta carretera parecen más bulliciosos y caóticos que las apacibles aldeas por las que ya estábamos acostumbrados a pasar.
Aunque todo el recinto estaba lleno de gente, no tuvimos problema alguno para aparcar en el parking ni tuvimos que hacer colas para acceder o para comprar los tickets. Esperamos pacientemente para poder sacarnos unas fotos sin que ningún simpático chino se cruzara por el medio y deshicimos nuestros pasos hacia el coche. La parte principal del templo es bonita no, lo siguiente. Aun estando hasta la bandera, hay que acercarse a verlo.
E. Nuestra siguiente visita, nos llevó al lago Tamblingan, a los pies del lago se encuentra el pequeño templo Pura Hulun Danu Tamblingan, que destaca más por la ubicación que por lo que es el templo. Nos costó bastante encontrar el acceso y una vez que llegamos nos informaron que la entrada no era sólo para ese pequeño templo, sino para todas las zonas de trekking que rodean el lago, por lo que el precio rondaba los 14 Euros, muy superior a lo que solían cobrar en el resto de los templos. Para una ruta de senderismo parecía un sitio precioso, pero no era nuestra intención ese día, así que decidimos seguir con nuestro planning. Merece la pena acercarse a esta zona, a la que se llega por una carretera que rodea el Tamblingan y el lago Danau Buyan y desde la que se disfrutan de unas grandes vistas.
De camino a esta parada, pasamos por delante de la entrada al Handara Golf & Resort Bali. Puerta balinesa de grandes dimensiones muy fotografiada que se ha hecho popular en Instagram. Cobran por hacerse la foto después de hacer la pertinente cola. Nosotros ni nos bajamos del coche
F. El camino hasta Tamblingan nos había llevado mucho más tiempo del esperado, por lo que decidimos prescindir de visitar las cataratas de Munduk (con acceso que también hubiese llevado su tiempo). Las carreteras en Bali son para tomárselas con tranquilidad, y los kilómetros llevan mucho más tiempo del que te esperas siempre.
Volvimos por la misma carretera por la que habíamos venido hasta que el GPS nos obligó a virar hacia la derecha, sube, baja, curva, curva y de pronto MAGIA, el caos, el tráfico y los autobuses desparecieron y nos volvimos a encontrar con una estrecha carretera rodeada de cultivos y bosques que nos dibujó a ambos una sonrisa en la cara.
De pronto, en medio de la nada, un warung. Igual que el día anterior, preguntamos si era posible comer algo estando fuera de hora (sobre las 15:00) y ningún problema. Degustamos un nasi goreng y un pescado a la parrilla deliciosos y otra vez, increíblemente baratos. No es que no quisiéramos cambiar nuestro horario español, no es algo a lo que nos aferremos, si en un sitio funcionan con unos horarios, intentamos adaptarnos, pero aquí, con tanto ajetreo y coche se nos pasó la hora ambos días.
G. Tras la comida, llegamos a la zona de arrozales de Jatiluwih, Patrimonio Mundial de la Unesco y un indispensable de Bali.
Nos resultó muy curioso que como se trata de una zona muy extensa, nos cobraron la entrada desde una taquillita puesta en medio de la nada al lado de la carretera. En Bali, los precios de estas cosas resultan muy bajos para los europeos, pero cobrar, cobran por todo. Incluso hubo un par de veces que, al volver al coche, nos reclamaron un supuesto pago de parking que dudo de su legalidad, pero que, al tratarse de unos céntimos, pagamos por no discutir.
Jatiluwih sí que nos dejó maravillados, no como nos pasó el día anterior en Tegallalang. Es una zona inmensa que permite pasear tranquilamente entre los arrozales y disfrutar de unas vistas de infarto.
Como nos pasó el día anterior a eso de las 16:30 el sol comenzó a caer y ya supusimos que la siguiente parada sería la última. Además, ese día nos apetecía llegar a Ubud algo antes para disfrutar de las tiendas durante más tiempo.
H. La parada en Pura Luhur Batukaru no la teníamos demasiado clara. Aparecía recomendada su visita en la guía Lonely Planet, pero no parecía especialmente reseñable en otras guías. Decidimos incluirlo por su cercanía a Jatiluwih y sin duda fue un gran acierto, nos encantó, lo recomiendo totalmente.
Ascendimos poco a poco por una carretera que parecía alejarse cada vez más de la civilización, las aldeas que cruzábamos o bien rebosaban de paz y tranquilidad o se encontraban a tope debido a algún rito religioso. El tema de las ceremonias en cualquier lugar y a cualquier hora nos llamó mucho la atención. Es frecuente encontrarse a medio pueblo vestido con sus llamativos trajes de gala de camino a algún templo o acarreando ofrendas de acá para allá.
En Pura Luhur Batukaru parecía haber finalizado una ceremonia hacía poco tiempo y nos encontramos con el templo para nosotros solos (ni un sólo turista, increíble). La carretera muere al llegar al recinto y el bosque lo rodea completamente. Es difícil describir lo bien que estuvimos en ese lugar, tan pintoresco y con sólo el ruido de la jungla a nuestro alrededor.
Vimos lugares preciosos esos días, pero cuando los pillas llenos de gente pierden cierto encanto. Pero bueno, la isla tiene miles de sitios encantadores que quedan grabados en la retina, no sólo los iconos que aparecen en las guías. Por sitios con encanto no va a haber problema.
Volvimos a Ubud para pasear y disfrutar de sus tiendas. La ciudad destaca por sus galerías de arte balinés (ARMA, Alila Living Gallery, Bamboo Gallery, Gaya Art Space, Neka, Sika, Museo Reinaissance Antonio Blanco...) y sus mercadillos de artesanía tradicional. Es una zona perfecta para admirar arte diferente o para conseguir ese tipo de regalos o souvenirs que se salen de las típicas figurillas o imanes "made in China".
Pasamos por el hotel a cambiarnos antes de dirigirnos a cenar. Habíamos reservado en Mozaic, restaurante muy bonito que serviría para despedirnos de Ubud (intenté reservar en Locavore, pero parece ser el local de moda y se necesita reservar con más antelación). A su cargo se encuentra un chef español que une muy bien los productos típicos de la isla con presentaciones y servicio más europeos. Sitio recomendable.
Para finalizar el día, pasamos por Jl Monkey Forest a tomarnos una copa. Hasta las 00:00 más o menos, hay varios garitos muy cuidados y con buen ambiente.
Ubud nos pareció un sitio con mucho encanto y muy recomendable como centro de operaciones para moverse por la isla. Como dije, cuando llegamos nos transmitió una imagen un poco pobre, pero finalmente acabó ganándonos. Es más, creo que es un sitio donde nos habrían venido bien al menos otros dos días para planear más visitas, hacerlas con más calma y disfrutar de su vida. Nos fuimos justo cuando le cogimos el tono. Habrá que volver a pasarse