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Cuando abrimos el ojo vimos que fuera estaba nublado. ¿Nos daría hoy el calor una tregua?... Pues no!!!!
Después de coger fuerzas desayunando para el día de hoy, comenzamos nuestra visita atravesando la Porta Nuova para dirigirnos al museo Lapidario que sería nuestra primera visita del día.
Antes de seguir, os diré que todas las visitas del día que necesitaban entradas (el anfiteatro, la casa de Giulietta,...) están incluidas en la Verona Card.
El museo se encuentra junto a la plaza Bra y a uno de los lados de los "Portoni della Bra", los cuales son dos arcos almenados que formaban parte del cinturón de murallas de Verona.
Al otro lado de los arcos se encuentra la torre pentagona.
El museo no tiene cosas excesivamente reseñables, pero es el museo de inscripciones lapidarias más antiguo de Europa.
En su patio se encuentra la entrada principal del Teatro Filarmónico, aunque normalmente se accede a éste último desde la Via dei Mutilati.
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Volvimos unos metros sobre nuestros pasos para visitar la iglesia de San Luca puesto que antes se encontraba cerrada.
En un abrir y cerrar de ojos estábamos de nuevo en la plaza Bra con el "Arena di Verona" ante nosotros. Por fuera es muy bonito, pero en esta visita me pasó lo esperado después de haber estado en el Coliseo. Pues que me decepcionó un poco. Además en el interior estaban preparando un escenario para un concierto, desfile o algo así.
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Aún así creo que merece una visita, sobre todo si no habéis visitado Roma.
Continuamos nuestra ruta hacia la iglesia de San Nicoló, situada en la plaza del mismo nombre. Está a escasos dos minutos del anfiteatro.
Es una gran construcción barroca que se levanta sobre una antigua iglesia románica. El interior es amplísimo con varios lienzos en sus capillas.
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En el lado opuesto de la calle se puede ver la fachada lateral del Palazzetto dei Diamantini. El edificio recibe ese nombre porque su fachada presenta un revestimiento tallado en punta de diamante.
Durante la segunda guerra mundial fue demolido en gran parte, aunque más tarde lo reconstruyeron con las formas originales.
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El sol ya había decidido asomarse y calentar de lo lindo así que entramos a comprarnos un ventilador o un abanico o... algo que nos ayudara a sofocar esos calores en una tienda Tiger que teníamos delante.
Seguimos paseando por la Via Anfiteatro hasta que nos encontramos con la Iglesia de Santa María della Scala. Nuestra intención era visitarla, pero estaba cerrada.
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Por el bullicio y el volumen de gente que había unos metros por delante de nosotros ya nos fuimos haciendo a la idea de que la casa di Giulietta iba a estar petadaaaaa!!
Y así fue
Todo el mundo (mayoritariamente japoneses maleducados
) dando gritos y empujones para hacerse una foto con la pobre Julieta y tocarle el pechamen a más no poder. Y no tenían prisa ni un poco de consideración por los demás, nooooo. Miles de poses y posturas de uno en uno. Así que como yo también quería mi foto de Julieta, sólo de ella, yo no tenía intención de manosearla y meterle mano, con todo mi morro me planté en todas sus fotos para ver si pillaban la indirecta y... dio resultado. Conseguí mi foto de la estatua de Julieta.
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Después de esto entramos a la casa y vimos las distintas dependencias. Aquí se encuentra el famoso balcón, en que pudimos observar la vista panorámica de otros japoneses (o los mismos, vete tú a saber) cámara en una mano y palo selfie y móvil en otra.
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La visita a la casa tampoco tiene mucho que ofrecer, así que si lo único que queréis ver es el patio y el balcón desde abajo se puede acceder gratuitamente. La entrada es sólo para la casa.
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Nos encaminamos desde aquí hacia la Torre dei Lamberti, que te ofrece unas vistas espectaculares de Verona (que no las mejores para mi gusto).
Es la torre más alta de Verona y se puede subir por las escaleras o en el ascensor. Nosotros no tuvimos dudas y subimos en el ascensor. Pagamos creo que fue 1€ por subir en él. No llega hasta arriba del todo, después hay que subir unos pocos escalones.
Estuvimos alrededor de un cuarto de hora o 20 minutos ahí arriba porque queríamos oír sonar las campanas. Se pueden escuchar cada hora y es todo un acontecimiento.
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Prácticamente al lado se encuentra "Arche Scaligere" y la iglesia de Santa María Antica.
Se trata de la iglesia de la familia de los Scaligeri y de sus tumbas.
Realmente impresionante. Ninguna foto ni nada de lo que se diga puede llegar a representar la belleza de ese lugar.
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Volvimos a la piazza delle Erbe para tomar una cervecita en una terraza y picotear algo.
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Desde allí nos encaminamos hacia la Basílica di Santa Anastasia, pasando antes por la que fue la casa de Romeo.
La basílica de Santa Anastasia es la iglesia más grande de la ciudad y, en mi opinión, su interior junto con el de la basílica de San Zenón es el más espectacular que he visto en Verona.
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Cuando salimos todavía no era la hora de comer, pero ya teníamos hambre y queríamos comer en un sitio cercano al Castelvecchio. No muy cerca de donde estábamos, pero como teníamos tiempo fuimos dando un paseo.
El sitio en cuestión (Gusto piadineria) lo vimos por tripadvisor. Consistía (porque creo que ahora lo han remodelado) en un pequeño local donde te servían bocadillos básicamente, pero que teníamos entendido que estaban de muerte!
Y así fue. No he comido muchos bocadillos así de sabrosos. Precio por dos medios bocadillos y dos aguas 15€ o algo así.
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Después de descansar nos tomamos un helado y cogimos el bus para acercarnos al complejo del duomo antes de que cerraran.
Comenzamos visitando la Catedral, cuyo interior es muy amplio peeeeero su parte trasera estaba en obras.
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De aquí seguimos con la siguiente visita del complejo, la Iglesia de Santa Elena cuya obra más valiosa es una Cruz estacional del s. XIV.
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Terminábamos ya con la última parte, el antiguo Baptisterio de San Giovanni in Fonte, en el centro del cual esta situada una fuente bautismal octogonal, que presenta ocho magníficos paneles en relieve.
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Desde aquí nos dirigimos al Ponte di Pietra y cuando llegamos nos encontramos a un pianista en medio del puente tocando.
Fue un momento realmente agradable.
Las vistas desde aquí son de postal, pero nada que ver con lo que vendría después.
Nuestra siguiente parada fue el Teatro Romano, situado frente al río Adigio, que fue construido en la segunda mitad del siglo I a.C.
A lo largo de los años fue enterrado bajo un terraplén sobre el que se empezaron a construir edificios, pero las excavaciones llevadas a cabo en la segunda mitad del s. XX consiguieron sacarlo a la luz.
Dentro del recinto se encuentra la iglesia de Santi Siro e Libera, el único edificio que queda de los muchos que se habrían construido sobre el teatro.
En el teatro también se encuentra el museo arqueológico, el cual ocupa algunas estancias del antiguo convento de San Jerónimo.
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Salimos de allí en busca del funicular que no sabíamos si existía o no, puesto que sólo había encontrado una referencia a él en una noticia de un periódico online.
Un año después de haber subido os confirmo que si! Hay funicular, aunque cuando yo estuve los accesos estaban en obras todavía.
Os pongo un poco de información, que no se si habrá variado, puesto que este viaje fue en julio de 2017
Horarios
Verano (abril-octubre) 11.00 de la mañana a las 9.00 de la tarde (última hora a las 8.45)
Invierno (noviembre-marzo) 10.30 de la mañana a las 4.30 de la tarde
Cerrado el 25 de diciembre y el 1 de enero.
Precios
Completo ida y vuelta € 2.00
solo descenso € 1.00 (solo ascenso no permitido)
Reducido (menos de 10 y más de 65) € 1,00
Grupos (min 15 pers) € 1.50 por persona
Gratis
Niños 0-1 años
Personas con discapacidad y acompañante
Guías turísticos y profesores
Nosotros sólo lo utilizamos para subir y el viaje no dura nada, pero se agradece no tener que subir a patita con ese calorazo.
Cuando llegamos arriba nos quedamos con la boca abierta
. Vaya vistas!! Es la típica imagen que todo el mundo se imagina de Verona, con el río, los tejados,... bufff espectacular. *****
Ya estábamos empezando a notar el cansancio, pero queríamos ver atardecer antes de llegar abajo, por lo que nos sentamos en la terraza de un local que había allí. No excesivamente barato, pero las vistas lo merecían.
Cuando empezó a ponerse el sol nos fuimos a una zona del camino de bajada donde no había nadie para fotografiar la escena y de ahí descendimos hasta llegar de nuevo a la parte baja y cruzar el río para dar un paseo hasta el centro de nuevo.
Nos zampamos otra ración de pasta en Bigoli-Amo, es que estaba todo taaan bueno... y nos fuimos a por un heladito para tomárnoslo de camino al hotel.
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