Hoy y mañana estaremos los dos días enteros en Europa Park.
El tiempo acompaña, hace sol a mediados de octubre en Alemania. ¡Quién lo iba a decir! Por la mañana refresca de lo lindo, pero a medio día se está muy bien.

Vamos caminando al parque.

Estamos allí a menos cuarto. Nos revisan las mochilas. No se puede entrar con objetos afilados, pero no ponen pegas a entrar comida o bebida.

Hemos comprado las entradas por internet un par de días antes de venir, así que las llevamos impresas. Vamos directo a los tornos, sin pasar por las taquillas. ¡Y ya estamos dentro!

Europa Park es el segundo parque temático más visitado en Europa, sólo superado por Disneyland París. Abrió sus puertas en 1975 y recibe más de 5.000.000 de visitantes cada año.
En la temporada de verano (de finales de marzo a principios de noviembre) abre a las 9:00 y cierra entre las 18:00 y las 21:00 dependiendo del día, según previsiones de aforo. Además, pueden decidir cerrar el parque más tarde según el aforo real del día.


El sábado nos pasó lo mismo, el horario de cierre se atrasó de 20:00 a 21:00.
En la temporada de invierno (de finales de noviembre a mediados de enero) abre a las 11:00 y cierra no antes de las 19:00.
Como en la temporada de invierno hay algunas atracciones cerradas, el precio es algo inferior. 1 día de horario de verano son 49,50€ y 1 día de invierno son 44€.
El parque se divide en 17 zonas, cada una de un país de Europa (con un par de excepciones) y está decorada con edificaciones típicas, ya representen viviendas, tiendas, iglesias o estaciones.
Los restaurantes ofrecen las especialidades culinarias de cada región y las atracciones están tematizadas con elementos propios de cada país. Hay algunas zonas especialmente bonitas (la mayoría) y otras (las que menos) no tan bien conseguidas.

Hoy viernes hay bastante gente, pero habrá mucha más mañana sábado. Justo al entrar vamos a la atracción novedad de este año, en Francia, es Can-Can Coaster, una montaña rusa cubierta basada en en Moulin Rouge parisino. La zona de colas es preciosa, decorada como el backstage de un teatro, con posters vintage chulísimos.

Seguimos por la zona de Suiza, con sus bonitas calles estrechas empedradas, parece un pueblecito alpino.
El callejón que separa Francia de Suiza, con un riachuelo enmedio, lleno de vegetación, es un remanso de paz.
Grecia toma la inspiración de las islas cícladas, con sus paredes blancas y techos azules, nos recuerda mucho a Mykonos. Aquí hay un gran lago con una atracción que salpica, menos mal que hemos traído ponchos.

Luxemburgo sólo tiene un edificio circular de cristal, con un restaurante. Total, ¿quien ha estado en Luxemburgo para tener una idea de qué aspecto tiene el país?

Gran parte de la zona de los Países Bajos se quemó en un incendio hace meses, pero aún hay un bonito molino holandés y una plaza con puestos de comida.
Para comer nosotros elegimos el Kaffi Hús, en la zona islandesa, que tiene una bonita terraza soleada.
Islandia tiene, para mi gusto, las mejores atracciones del parque. Una montaña rusa súper rápida, de 1000 metros de largo, pero pobremente decorada, y luego otra montaña rusa, esta de madera, la cola parece unas catacumbas vikingas, está tematizado cada detalle, y el trayecto en sí es muy intenso, por la velocidad (llega a 100 km/h), las curvas y los desniveles.

Hay que reconocer que la zona de España está entre las más bonitas. Ambientada en Andalucía, la arquitectura mozárabe, los azulejos, las flores y el suelo adoquinado le dan un toque relajado y colorido. Varios de los hoteles del parque también son de temática española. España es una de las pocas zonas con estación de tren, muy práctico para cruzar el parque cómodamente en poco tiempo.
En la plaza de toros hacen un espectáculo de caballos de estilo medieval. Es todo en alemán pero tampoco es que sea necesario entenderlo.


Para cenar vamos al Biergarten alemán. Está abierto más allá de la hora de cierre del parque. Está muy animado.