12 de septiembre de 2018
Mapa de la etapa 11
Nos despertamos a las 7:00 de la mañana, lo cual puede parecer temprano pero no lo es tanto si recordamos que la noche anterior nos fuimos a dormir tan pronto como a las 22:00 mientras la España goleaba a Croacia en el televisor. El dormitorio de esta Casa Pochetas en Bielsa es acogedor y el colchón es uno de los mejores de todo el viaje, lo cual es una estupenda noticia teniendo en cuenta que debemos utilizarlo durante tres noches.
Cuando la consultamos por última vez la noche anterior, la previsión meteorológica para hoy era tan mala que solo nos planteábamos hacer una pequeña escapada a unas ermitas cercanas que pueden visitarse en poco tiempo. Sin embargo tras haber puesto una lavadora y tendido la ropa -lo poco que se puede, porque no hay mucho espacio para tenderla-, vemos el cielo tan azul que nos planteamos si deberíamos correr el riesgo de hacer alguna salida más extensa. Además la previsión de la AEMET también ha mejorado en consonancia, coqueteando con la posibilidad de que no llueva hasta el mediodía. Dicho y hecho, cuando pasan pocos minutos de las 9:00 salimos a la calle con una nueva agenda.
Tras salir de Bielsa por el norte y conducir durante 20 minutos nos plantamos el aparcamiento junto al camping de Valle de Pineta. Un cartel a la entrada indica que hay que pagar dos euros para dejar el coche estacionado, pero no encontramos más explicaciones ni pistas de dónde hay que pagarlos. Las pocas instalaciones que podrían alojar un mostrador de información están cerradas, así que nos prometemos volver a intentarlo por la tarde. Nos echamos las mochilas a la espalda y comenzamos a caminar siguiendo las señales que marcan el camino hacia los Llanos de la Larri.
Tras solo unos minutos y superar un cartel indicando que volvemos a estar en terrenos del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, comenzamos a ver ya a lo lejos las Cascadas del Cinca. El sendero tiene una pendiente continua pero bastante suave, lejos de la exigencia de otras que hemos recorrido en días anteriores. Cuando alcanzamos un puente que cruza el Río Cinca el cielo ya está totalmente cubierto en todo el valle tras nosotros, y en la parte alta de las cascadas empiezan a asomar algunas nubes que ya tapan alguno de los saltos. De ninguna manera vale la pena coger el desvío que comienza el duro ascenso hasta las cascadas remontando 250 metros en apenas una hora.
Vistas casi desde el primer instante
Las cascadas, a lo lejos
El nublado Valle de Pineta tras nosotros
Viendo pasar el Río Cinca
¡Sigo aquí!
Seguimos la marcha en la dirección natural del paseo, que en algún momento debería presentar un desvío a mano derecha que supone un atajo de regreso hasta el camping. No lo cogemos, ya que hemos leído de antemano que es un tramo con mucha pendiente y rocas constantemente mojadas por la humedad de las cascadas, lo cual obliga a invertir mucho tiempo en bajar con prudencia pensando donde poner cada paso. En su lugar nos proponemos hacer un recorrido circular algo más amplio que nos llevara hasta el Parador de Bielsa, desde el cual solo nos separarán un par de minutos sobre el asfalto hasta el aparcamiento en el que hemos comenzado a andar.
El Parador, en la distancia
El segundo puente que encontramos en este camino merece mucho la pena. Una pequeña cascada aparece entre la roca a mano izquierda dejando caer sus aguas en un pequeño estanque que se ha formado en su base, y girando la cabeza tenemos unas notables vistas panorámicas a la pared de roca que delimita el Valle de Pineta en este extremo, con el sonido del agua que sigue su curso bajo nuestros pies.
Vistas a esto...
... junto a esto
Las cascadas marcan el final del valle
Cuando alcanzamos el punto en el que la ruta GR11 nos llevaría a mano derecha hacia el Parador, nos planteamos si hacer una pequeña incursión en la dirección contraria. Supuestamente según indican las señales, si giramos a mano izquierda y seguimos ese mismo sendero en nueve minutos estaremos en el Refugio de Lalarri. Un refugio suele ser sinónimo de un valle o circo con buenas vistas, así que creemos que bien merece el pequeño esfuerzo extra. Y es pequeño gracias a que cubre muy poca distancia, ya que el desnivel es de los duros. Prácticamente una escalera natural roca sobre roca de las que ponen a prueba tus rodillas en el descenso, por lo que nos prometemos hacer el regreso por la pista forestal que suaviza el desnivel a cambio de hacer pequeños rodeos en forma de zig-zag.
Llegamos al Refugio y nos alegramos de la decisión tomada. Lo que nos espera al alcanzar su altura es un circo semidespejado que combina un muy buen mirador a las Cascadas de Cinca a mano izquierda, y una vista panorámica a toda la explanada frente a nosotros. A los pocos minutos de nuestra llegada sube por la pista un todoterreno del que bajan varios pastores con la misión de traer de vuelta los caballos que ahora vemos como minúsculos puntos en el horizonte. Hace calor, se oye el agua caer y somos apenas seis personas en todo el circo. Pasamos aquí una larga media hora en la que podríamos continuar andando para alcanzar las cascadas del Barranco de Lalarri que solo podemos intuir en el fondo del circo, pero preferimos no arriesgar ya que esa hora extra entre ida y vuelta podría suponer un regreso bajo la lluvia.
Las Cascadas de La Larri desde la altura de los llanos
Alcanzando los llanos
Los Llanos de La Larri, de extremo a extremo
Panorámica de los Llanos con el Refugio a la derecha
Yo digo ¡Salta!
Pensativo
Una más y nos vamos...
Iniciamos la vuelta, primero por la pista forestal tal y como nos hemos prometido y posteriormente siguiendo la GR11 pero en descenso directo hasta el Parador de Bielsa. Y no sabemos cómo debía ser aquel atajo hasta el aparcamiento, pero este tampoco es como para infravalorarlo. Perdemos más de 250 metros de altura a través de un bosque con un terreno que no pone las cosas fáciles, lleno de raíces y piedras que hay que ir sorteando ralentizando el ritmo. Ha empezado a llover, pero los árboles del bosque eviten que nos llegue la mayor parte del agua. Unos 45 minutos después de que abandonáramos el refugio, alcanzamos la Ermita de Nuestra Señora de La Pineta que sirve de antesala al Parador de Bielsa. No hace falta que lleguemos hasta él; desde aquí ya podemos caminar por el arcén de la carretera para a las 12:50 estar de nuevo en el aparcamiento. El Monte Perdido se asoma muy tímidamente, y seguimos sin ver nada que nos indique dónde pagar esos anunciados dos euros por el aparcamiento. Quizás sea algo que dejan desatendido cuando termina la temporada alta.
El descenso es más complicado de lo que esperábamos
La Ermita, antesala al Parador
El Río Cinca, a la altura de parking
Antes de regresar a Bielsa, nos acercamos a la frontera con Francia que cruzamos ayer para parar a solo 10 kilómetros de ella, en el Supermercado Mazcaray. No tardamos mucho en salir, ya que está mucho más enfocado a turistas sin cocina que a los que tenemos un apartamento completo y queremos cocinar. Por no haber, no hay ni bandejas de carne. Solo cogemos unas tabletas de chocolate típico de Bielsa para repartir entre la familia y volvemos hacia el pueblo. Allí hacemos una compra más tradicional en el Supermercado Solans, aunque los precios siguen siendo muy elevados.
Con el estómago recordándonos que ya es la hora de comer, dejamos las compras en el apartamento y volvemos a la calle paraguas en mano. Nos decidimos por el cercano local de Casa Paco, cuyo dueño casi nos mendiga que entremos prometiéndonos café gratis cuando nos ve observando la carta y el menú colgado en la puerta. Es un local pequeño y que, como sabríamos leyendo varias opiniones en la red, ha cambiado de dirección recientemente por lo que se encuentra en plena fase d ver si el negocio es viable o será tan efímero como tantos y tantos otros. Supongo que eso explica la desesperación por hacernos entrar.
Pasamos fugazmente por los apartamentos
Elegimos del menú del día la tempura de verduras y sopa de cocido como primer plato, y las hamburguesas de segundo, servidas sin pan y con unas pocas patatas laminadas y una gota de alioli de membrillo que sin estar malo, creo que no volveré a tomar jamás. De postre una porción de brownie y un flan de Baileys que para mí supone lo mejor de todo el menú. Aprovechamos la invitación de los cafés… aunque lleve algo de trampa. Cuando nos toca pagar, nos dice que como ambos hemos tomado café con leche solo nos puede invitar a uno. La verdad, entiendo que la leche tenga su precio, pero si estás intentando captar clientes y causar una buena impresión la estrategia de márketing te ha salido regulera. Por lo menos a nosotros nos ha parecido bastante extremo desdecir una invitación por un puñado de céntimos. Pagamos 32 euros, que está en consonancia con los precios que hemos visto en todos los locales de pueblo.
La sopa
Y la tempura
Son las 16:00 cuando estamos de nuevo en el apartamento, con la perspectiva por delante de la tarde más tranquila de todo el viaje. Mientras una lluvia al estilo “calabobos” no cesa en el exterior, hibernamos en compañía de una conexión a Internet que parece aguantar el tipo pese a algún pequeño corte y a los capítulos de The Leftovers que tengo pendientes.
A las 19:30 y con un cielo azul que va ganando terreno a las nubes, decidimos salir a dar un último paseo por las calles de Bielsa antes de dar por cerrado el día. Para ver una zona distinta del pueblo, cogemos las calles que suben por la colina. Aquí nos adentramos en la zona noble, tal y como dejan intuir las grandes casas que se van sucediendo a lado y lado del camino. Tras una subida con más pendiente que las que llevábamos recorridas hoy, alcanzamos un banco desde el cual solo unos cables de luz estropean un paisaje en el que la montaña -y un minúsculo punto en ella que quizás sea una cabaña forestal- se bañan por los últimos rayos de luz del día ante la mirada atenta de una antena cerca a nosotros que debe dar cobertura a toda la zona.
Hasta aquí subimos dejando atrás el pueblo
Vistas a la era de las comunicaciones
Vecinos atentos a nuestro paso
Bielsa desde arriba
Enamorado de estas calles (I)
Enamorado de estas calles (II)
Enamorado de estas calles (III)
Vaya casa se gastan algunos
Y junto a Bielsa... otra vez el Cinca
Termina nuestro primer día en Bielsa, que ha sido bastante más completo de lo que auguraba la previsión meteorológica. Quedan dos.