MALINAS (MECHELEN), la ciudad de los apagalunas ✏️ Diarios de Viajes de Belgica

Últimas horas de nuestra escapada por Flandes. No queríamos desaprovechar el tiempo que teníamos ya que nuestro vuelo salía después de comer, así que nos levantamos pronto, hicimos rápido el check out en el hotel, una buena experiencia en este hotel que como he comentado es muy funcional, con la estación de tren a dos pasos y un personal muy agradable y dispuestos a ayudar en todo momento. Lo recomiendo si decidís hacer base en Lovaina.

Para llegar hasta Malinas volvimos a tomar el tren. Ambas ciudades están separadas por algo menos de 30 minutos en un paseo agradable, menos tiempo si vuestra base es Bruselas ya que en apenas 20 minutos podéis estar en Malinas.

La historia de Malinas va muy ligada a dos personajes, Felipe el Hermoso, futuro Felipe I de Castilla y esposo de Juana de Castilla, hija de los Reyes Católicos y Margarita de Austria que se casó con un hijo de los Reyes Católicos y fue tía de Carlos I (V de Alemania). En Malinas se educaron los hijos de Felipe el Hermoso y Juana.

Una historia destaca por encima de todos en Malinas y es la que, precisamente, da a conocer a los habitantes de la ciudad como "apagalunas" o "maneblussers". Esta historia cuenta que, a finales del siglo XVII, un vecino alertó a la población de un incendio en la torre de la Catedral de San Rumoldo. Los vecinos corrieron a sofocar el incendio y para ello subieron todas las escaleras hasta la parte superior de la torre, para descubrir que tal incendio no existía, sino que era el reflejo rojizo de la luna.

Hicimos una ruta corta de aproximadamente 2-3 horas ya que no disponíamos de más tiempo para ver todo e ir hasta el aeropuerto. Para ello llevábamos marcados los sitios principales que queríamos visitar. Aunque podéis dedicar más tiempo a la ciudad creo que con medio día es más que suficiente. Aquí os dejo el mapa que nosotros seguimos, aunque no hicimos los puntos por orden, si visitamos todos.

Cualquier buen itinerario por Malinas debe pasar por su Grote Markt. La plaza, típica flamenca, alberga el ayuntamiento gótico o Stadhuis y multitud de casas gremiales. Todo ello con la impresionante torre de la catedral de fondo, formando un conjunto perfecto.

El Ayuntamiento de estilo gótico se planifico como un conjunto con un gran torre, aunque esta, nunca llegase a construirse. No le resto nada de belleza y por eso fue declarado Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. El ayuntamiento en realidad está formado por dos edificios, por un lado el palacio del consejo mayor y por otro el Lakenhal, antiguo mercado de paños.

Malinas durante el siglo XIII y XIV tuvo un importante comercio de paños que hizo florecer la ciudad. Este comercio comenzó a decaer en el siglo XIV y debido a esto y la falta fondos, el campanario proyectado del ayuntamiento no pudo completarse.

Frente al ayuntamiento vimos una curiosa escultura, otro de los símbolos de Malinas ya que hay alguna otra escultura como esta, una amarilla junto a la Catedral. Representa al Opsinjoor siendo manteado en un paño. En las procesiones que se vienen celebrando en la ciudad desde 1647, el muñeco es manteado en un gran paño de lino y hacía referencia a todos los maridos borrachos que maltrataban a sus mujeres. En una época en la que el divorcio no era aceptable, esto servía como una especie de castigo "simbólico".

Hasta las señales con indicaciones de lugares importantes son originales y nos encantaron. No os perdáis la que está junto a la Grote Markt muy cerca de la Oficina de Turismo.

Junto a la Grote Markt se encuentra el Schepenhuis o antiguo ayuntamiento, por cierto, uno de los más antiguos de Flandes. El edificio se encuentra junto a la plaza Schoenmarkt en su parte delantera en la que podemos ver una escultura de Margarita de Austria y en la parte trasera la plaza Ijzerenleen. El edificio data del siglo XIII y fue sede del gran Consejo, el más alto tribunal de los Países Bajos. Posteriormente al edificio se le ha dado varios usos, como el de cárcel, museo, teatro, escuela y actualmente una galería de arte.

Uno de los platos fuertes de Malinas es la Catedral de San Romualdo, un ejemplo de gótico brabantino o brabanzón.

Todo queda pequeño si se compara con la magnífica torre, pero merece la pena entrar y comprobar las grandes dimensiones del interior de la catedral y su luminosidad. En el interior hay algunas obras maestras como su altar mayor, el coro, el púlpito y el Cristo en la Cruz de Van Dyck.

Uno de los grandes atractivos de la catedral es su torre con sus 97 metros de altura, aunque en un principio se proyectaron 160. La torre también es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Para llegar a la parte superior hay que subir 538 escalones. Desafortunadamente encontramos el acceso de la misma cerrado. Pudimos leer que en días despejados se ve hasta el Atomium de Bruselas.

Desde la catedral nos dirigimos al río Dijle, el mismo río que vimos días atrás en Lovaina. El río en Malinas, al igual que en la ciudad universitaria, tiene una importancia capital y por ello se potencian los paseos y rincones junto al río. Una de esas estructuras es el Dijlepad, una pasarela flotante que recorre los canales que antiguamente recorrían los barcos hasta Brujas.

En este lugar se desembarcaba la mercancía de los barcos, normalmente avena, y se comerciaba con ella. Este cereal da nombre al lugar, Haverwerf. Malinas tenía la exclusividad para negociar con este cereal. Hay tres casas del siglo XVII que son las más representativas. La casa roja se conoce como la casa de San José ya que en la fachada hay un relieve del santo con el niño Jesús. La casa de madera es conocida como la casa de los diablillos, por los diablos que se pueden ver en las columnas. La casa de color verde se conoce como El pequeño paraíso por los relieves con escenas del paraíso.

Desde el río caminamos hasta el Gran Beguinaje. La ciudad estaba despertando y la invadía la tranquilidad, aun así, entramos en un lugar donde se respiraba mucha más paz si cabe, al igual que nos pasó en el Gran Beguinaje de Lovaina o de Lier. Al igual que otros beguinarios de Flandes está declarado Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1998.

El Gran Beguinaje de Malinas comenzó a albergar beguinas desde el siglo XVI. Ese beatario original se construyó fuera de los muros de la ciudad y cuando se destruyó, se trasladó intramuros. Las calles son tranquilas y en la mayoría no pueden circular vehículos, solo las bicicletas.

Es tradición adornar las puertas del beguinaje con detalles y flores, así como las fachadas de las casas. Nosotros nos encontramos todo el beguinaje decorado en la época de Adviento.

Junto al beguinaje en la calle Krankenstraat se encuentra la histórica cervecería Het Anker, "El Ancla". El origen de esta cervecería se remonta al año 1471 lo que la convierte en una de las más antiguas de todo Bélgica. La cerveza Gouden Carolus se produce en esta cervecería y su nombre proviene de que el rey Carlos I encargaba barriles de esta cerveza marcados con un sello de la moneda de oro oficial en la que aparecía su efigie. Otra curiosidad es que la cervecería cuenta son su propio hotel y brasserie en la fábrica en funcionamiento.

Si os interesa el mundo de la cerveza, es posible realizar visitas guiadas a la fábrica y degustar alguna de las más conocidas de la marca. Para más detalles podéis consultar en su web.

Siguiente parada, la Iglesia de San Juan. Esta iglesia gótica del siglo XV se construyó sobre una antigua ermita. Desafortunadamente no la pudimos ver abierta ya que el horario de apertura de la mayoría de iglesias comienza a la 13:00 y es una pena porque en el altar mayor hay una pintura de Rubens, "La Adoración de los Magos".

Muy cerca de la iglesia de San Juan podemos visitar el Refugio de la Abadía San Tongerlo. Este refugio del siglo XV que actualmente alberga la Manufactura Real De Wilt, un taller de fabricación y restauración de tapices, fue en la Edad Media un edificio para alojar a abades de otros monasterios que viajaban hasta Malinas. A estos lugares donde residían se les denominaba "refugios". Tuvimos la suerte de encontrar el recinto abierto y poder visitar su patio.

En Malinas había dos beguinajes, junto al Gran Beguinaje, dentro de los muros de la ciudad estaba el Pequeño Beguinaje. Se tiene constancia de beguinas viviendo aquí desde mediados del siglo XIII y lo siguieron haciendo una vez se constituyó el Gran Beguinaje fuera de los muros de la ciudad aunque muchas beguinas se trasladaron al nuevo y sobre todo permanecieron aquí las beguinas más mayores o más pobres.

Llevábamos paseando tranquilamente por la ciudad más de tres horas y nos quedaban un par de puntos que queríamos visitar antes de irnos. Uno de ellos era la iglesia gótica de Santa Catalina, que se construyó en el siglo XIV. La iglesia se construyó en un barrio tradicionalmente pobre y eso se ve reflejado en la austeridad con la que se construyó.

Nos quedaba un último punto que visitar que nos resultaba curioso, la Groen Waterke, que se traduce literalmente como agua verde. En realidad, es un simple riachuelo que tiene un permanente color verdoso. Se supone que es un lugar idílico de Malinas con el refugio de la abadía de San Tongerlo de fondo. No sé si me esperaba otra cosa, pero bueno, como está todo relativamente cerca os podéis acercar, pero sin más.

Terminaba nuestra visita a Malinas y por extensión nuestra pequeña escapada a Flandes. Nos despedimos de esta bella ciudad junto a la gran catedral y con el personaje más famoso, el Opsinjoor en este caso en tamaño XXL.

Volvimos a tomar el tren, pero en este caso directos al aeropuerto de Bruselas Zaventem para poner fin a nuestro viaje y regresar a casa.