Nos levantamos temprano (para no variar) y subimos a la azotea donde sirven el desayuno buffet, como en casi todos los hoteles, tienes diferentes platos orientales, frutas, zumos y postres, pero si quieres huevos fritos, tortillas, huevos revueltos o pancakes, los tienes que pedir y te los hacen al momento. Mientras desayunamos contemplamos a la luz del día el rio Tonle , así como la mezcla de palacios tradicionales con modernos rascacielos.


El viaje se va terminando y aquí el calor también aprieta fuerte desde primera hora, así que nos vamos a tomar el día con calma. Nuestra intención es visitar el Palacio Real y el Museo del Genocidio Tuol Slong.
Empezamos nuestra visita por el Palacio Real que nos queda a escasos cinco, diez minutos desde el hotel, el horario de apertura es desde las ocho de la mañana y a esa hora estamos en las taquillas comprando nuestras entradas bajo un sol que empieza a abrasar. Las entradas fueron 10,50 dólares cada una.

El Palacio Real es un conjunto de jardines y edificios donde reside la Familia Real Camboyana y se divide en tres recintos. La Sala del Trono, El Palacio Khemarin (donde reside el rey de Camboya) y la Pagoda de Plata, recubierta con más de cinco mil baldosas de plata.


Brillan los tejados bajo el implacable sol, está muy bonito el sitio, con el cielo más azul que nos hemos encontrado durante el viaje. Pero no hay ni una sombra y es difícil mantenerse a plena solana durante mucho tiempo. Así que la mejor manera es ir entrando en los diferentes edificios para resguardarse del calor.



Una hora después acabábamos la visita, nos ha gustado el Palacio Real, nos parece que es recomendable visitarlo. Al salir del recinto te dan una botella de agua con la etiqueta del Palacio Real. Allí mismo a la salida nos asalta un conductor de tuktuk que nos pretende hacer un tour guiado por la ciudad y alrededores, pero le decimos que sólo estamos interesados en visitar Tuol Slong, nos dice un precio, nos parece caro, amagamos con irnos y acaba aceptando nuestro precio, pero al llegar al destino empieza a decir que no tiene cambio y que no puede darme las vueltas, pero ya por orgullo personal cogí el dinero y me fui tienda por tienda buscando cambio. En este rato, dejó de ser tan amable y amigable con nosotros.
Tuol Slong o Prisión S-21, es actualmente un museo que cuenta el genocidio camboyano y fue un centro de detención, interrogación, tortura y ejecución por el que pasaron casi 20.000 personas, la inmensa mayoría fueron asesinadas por los Jemeres Rojos. Es aterrador pensar lo céntrico que estaba ubicada esta prisión secreta, en lo que fue una escuela de secundaria en el centro de Phnom Penh.



Estuvimos algo más de dos horas recorriendo los diferentes edificios con las celdas, los lugares de torturas, las fotografías de los que por allí pasaron, no hay duda que el lugar es sobrecogedor, te recorre un escalofrío cuando te das cuenta que esto sucedió hace menos de cincuenta años. Allí estaban firmando libros, cuatro de los siete únicos supervivientes que fueron encontrados por el ejército vietnamita. Un sitio pavoroso pero muy recomendable.
Con esto dábamos por finalizado el plan de visitas de la capital de Camboya, el resto del día lo dedicaríamos a disfrutar de la piscina y rematar las últimas compras. Nos asaltó otro conductor de tuktuk, con el que negociamos el trayecto a nuestro hotel, después de regatear duramente el viaje, (se le veía enfadado ya al conductor) me dijo que le pagara ya, antes de montarnos y le dije que ni en bromas, que le pagaría lo acordado al finalizar el trayecto, y así fue, con muy malos modos recogió el dinero cuando nos dejó frente al hotel. En vista de nuestra experiencia con los malencarados conductores de tuktuk y viendo el infernal tráfico que hay en Phnom Penh, contratamos el traslado al aeropuerto para el día siguiente.
Repetimos comida y cena en el restaurante de la noche anterior, David´s Restaurant Homemade Noodles, porque es comida casera preparada al momento y nos gustó mucho todo lo que pedimos, además puedes ver como en la parte de afuera, la que está en la calle, preparan la pasta al momento. Un sitio muy recomendable.
El viaje se acaba, pero aún nos queda una visita express a Hong Kong, antes de regresar a España.