17 de abril de 2019
Hoy es el día que dedicamos por completo a Lisboa y en el que recorreremos buena parte de sus barrios y casi todo andando.
Después de descansar salimos de nuestro alojamiento y vamos a desayunar a la Pastelaria Camoes, en la Rua do Loreto, donde, entre otras cosas, damos cuenta de los pasteles de Belèm.
Desde ahi caminando por la Rua da Misericordia y en unos 5' llegamos a la Igreja de São Roque.
La Igreja de São Roque es una iglesia católica romana. Fue la primera iglesia jesuita en suelo portugués. Fue la iglesia natal de la Compañía de Jesús en Portugal durante más de 200 años, antes de que los jesuitas fueran expulsados. Después del terremoto de Lisboa de 1755, la iglesia fue entregada a la Santa Casa de la Misericordia de Lisboa.
Contiene varias capillas, la mayoría de estilo barroco de principios del siglo XVII. La capilla más notable es la capilla del siglo XVIII de San Juan Bautista.
El techo pintado de la nave es un trampantojo (o trompe l'oeil, en francés) diseñado para dar la ilusión de bóveda de cañón sostenida por cuatro grandes arcos cubiertos de volutas. Entre los arcos están pintados balcones cuadrados. La mayor parte fue pintada entre 1584 y 1586. Los jesuitas agregaron el gran medallón central (La glorificación de la cruz)
El órgano barroco (con 1694 caños) en la galería del coro sobre la puerta principal fue construido en 1784.
Capilla de San Juan Bautista
La esfera armilar ha sido un símbolo nacional de Portugal desde el reinado del rey Manuel I, una alusión a la era portuguesa del descubrimiento. Esta capilla fue encargada en 1740 por el rey Juan V. Cientos de diferentes artistas y artesanos trabajaron en su construcción. Consagrada por el Papa Benedicto XIV el 15 de diciembre de 1744 en la Iglesia de San Antonio de los Portugueses (Sant'Antonio dei Portoghesi) en Roma. En septiembre de ese año se desmanteló la capilla y se transportó a Lisboa, donde se volvió a montar en São Roque. Al finalizar, se dijo que era la capilla más cara de Europa, financiada con el oro y otras riquezas que fluían a Portugal desde Brasil.
La capilla introdujo el nuevo estilo rococó en Portugal. Los paneles laterales - Anunciación y Pentecostés - y el panel central - El Bautismo de Cristo - así como el piso, que muestra una esfera armilar, son mosaicos, notables por sus matices y por su sentido de la perspectiva. La corte portuguesa exigió materiales preciosos y así encontramos: lapislázuli, ágata, verde antiguo, alabastro, mármol de Carrara, amatista , pórfido púrpura , pórfido verde, blanco-negro francés, brecha antigua , diáspora y oro amarillo persa.
Horario: Tiempo de abril a septiembre: L 14:00-19:00; M y X 10:00-19:00; J 10:00-20:00; V a D de 10: 00 a 19:00
Precio: gratis
La Igreja de São Roque es una iglesia católica romana. Fue la primera iglesia jesuita en suelo portugués. Fue la iglesia natal de la Compañía de Jesús en Portugal durante más de 200 años, antes de que los jesuitas fueran expulsados. Después del terremoto de Lisboa de 1755, la iglesia fue entregada a la Santa Casa de la Misericordia de Lisboa.
Contiene varias capillas, la mayoría de estilo barroco de principios del siglo XVII. La capilla más notable es la capilla del siglo XVIII de San Juan Bautista.
El techo pintado de la nave es un trampantojo (o trompe l'oeil, en francés) diseñado para dar la ilusión de bóveda de cañón sostenida por cuatro grandes arcos cubiertos de volutas. Entre los arcos están pintados balcones cuadrados. La mayor parte fue pintada entre 1584 y 1586. Los jesuitas agregaron el gran medallón central (La glorificación de la cruz)
El órgano barroco (con 1694 caños) en la galería del coro sobre la puerta principal fue construido en 1784.
Capilla de San Juan Bautista
La esfera armilar ha sido un símbolo nacional de Portugal desde el reinado del rey Manuel I, una alusión a la era portuguesa del descubrimiento. Esta capilla fue encargada en 1740 por el rey Juan V. Cientos de diferentes artistas y artesanos trabajaron en su construcción. Consagrada por el Papa Benedicto XIV el 15 de diciembre de 1744 en la Iglesia de San Antonio de los Portugueses (Sant'Antonio dei Portoghesi) en Roma. En septiembre de ese año se desmanteló la capilla y se transportó a Lisboa, donde se volvió a montar en São Roque. Al finalizar, se dijo que era la capilla más cara de Europa, financiada con el oro y otras riquezas que fluían a Portugal desde Brasil.
La capilla introdujo el nuevo estilo rococó en Portugal. Los paneles laterales - Anunciación y Pentecostés - y el panel central - El Bautismo de Cristo - así como el piso, que muestra una esfera armilar, son mosaicos, notables por sus matices y por su sentido de la perspectiva. La corte portuguesa exigió materiales preciosos y así encontramos: lapislázuli, ágata, verde antiguo, alabastro, mármol de Carrara, amatista , pórfido púrpura , pórfido verde, blanco-negro francés, brecha antigua , diáspora y oro amarillo persa.
Horario: Tiempo de abril a septiembre: L 14:00-19:00; M y X 10:00-19:00; J 10:00-20:00; V a D de 10: 00 a 19:00
Precio: gratis
Al salir de la Iglesia bajamos por Rua Nova da Trindade y por Rua da Trindade en apenas 5' llegamos a nuestra siguiente parada: Convento do Carmo
El Convento do Carmo, cuyas ruinas abiertas al cielo alberga en la actualidad un Museo Arqueológico pequeño pero notable, es una visita sorprendente. Este era el templo gótico más importante de Lisboa hasta que el terremoto de 1755 lo tiró abajo. La iglesia había sido fundada por Nuno Alvares Pereira, un aristócrata que mandó construirla para retirarse a la vida espiritual y en honor a la victoria en la batalla de Aljubarrota. Las obras concluyeron a principios del siglo XV, por lo que el esqueleto que podemos ver hoy de esta antigua iglesia constituye una de las escasas muestras arquitectónicas del Medievo portugués.
Las ruinas acogen el Museo Arquelógico do Carmo donde se expone una breve colección que recorre la historia de Lisboa desde la Prehistoria hasta la Edad Media. Algunas de las piezas más importantes:
La sala dedicada a la Prehistoria, donde se exponen bifaces y lascas del Paleolítico y objetos funerarios del Neolítico. El Sarcófago de las Musas, del período romano, y el Friso dos Leões, ejemplo de arte mozárabe en Portugal. La tumba del rey Fernando I, que data del siglo XIV, llena de elementos simbólicos relacionados con la alquimia, como la representación de un laboratorio alquímico o la unión de los contrarios, representada por un monje y una mujer. La tumba de Nuno Alvares de Pereira, Santo Condestable y fundador del convento primitivo. Sala de los Coleccionistas: incluye sarcófagos egipcios y unas espeluznantes momias procedentes de América del Sur.
Horario: L-S: Oct a Mayo: 10h00 -18h00; Junio a Sept: 10h00 -19h00. Cerrado: Domingo, 1 de enero, 1 de Mayo y 25 de Dic.
Precio: Adulto 4,00€; Estudiante: 3,00€; Infantil-juvenil (hasta 14 a): Gratuito
El Convento do Carmo, cuyas ruinas abiertas al cielo alberga en la actualidad un Museo Arqueológico pequeño pero notable, es una visita sorprendente. Este era el templo gótico más importante de Lisboa hasta que el terremoto de 1755 lo tiró abajo. La iglesia había sido fundada por Nuno Alvares Pereira, un aristócrata que mandó construirla para retirarse a la vida espiritual y en honor a la victoria en la batalla de Aljubarrota. Las obras concluyeron a principios del siglo XV, por lo que el esqueleto que podemos ver hoy de esta antigua iglesia constituye una de las escasas muestras arquitectónicas del Medievo portugués.
Las ruinas acogen el Museo Arquelógico do Carmo donde se expone una breve colección que recorre la historia de Lisboa desde la Prehistoria hasta la Edad Media. Algunas de las piezas más importantes:
La sala dedicada a la Prehistoria, donde se exponen bifaces y lascas del Paleolítico y objetos funerarios del Neolítico. El Sarcófago de las Musas, del período romano, y el Friso dos Leões, ejemplo de arte mozárabe en Portugal. La tumba del rey Fernando I, que data del siglo XIV, llena de elementos simbólicos relacionados con la alquimia, como la representación de un laboratorio alquímico o la unión de los contrarios, representada por un monje y una mujer. La tumba de Nuno Alvares de Pereira, Santo Condestable y fundador del convento primitivo. Sala de los Coleccionistas: incluye sarcófagos egipcios y unas espeluznantes momias procedentes de América del Sur.
Horario: L-S: Oct a Mayo: 10h00 -18h00; Junio a Sept: 10h00 -19h00. Cerrado: Domingo, 1 de enero, 1 de Mayo y 25 de Dic.
Precio: Adulto 4,00€; Estudiante: 3,00€; Infantil-juvenil (hasta 14 a): Gratuito
Salimos después de realizar un montón de fotografías aprovechando que no hay casi gente debido a una llovizna intermitente y fuimos hasta la parada de metro de Baixa Chiado de la línea azul para ir en 4 paradas hasta la de Parque desde donde subimos hasta el mirador del Parque Eduardo VII
El Parque Eduardo VII de Inglaterra es el mayor parque del centro de Lisboa. Fue bautizado en honor al rey Eduardo VII que visitó Lisboa en 1902 para reafirmar la alianza entre los dos países.
La gran vertiente empinada se extiende por 25 hectáreas. Fue abierta al principio del siglo XX como prolongación de la Avenida da Liberdade. En el lado noroeste del parque se encuentra la Estufa Fria, un jardín botánico con numerosas plantas exóticas, riachuelos, cascadas, palmeras, arbustos con flores y bananeras. La Estufa Quente posee plantas y animales de clima tropical. En el extremo norte se encuentra el monumento 25 de abril, inaugurado en 1997 y el Jardín Amalia Rodrigues, que rinde homenaje la reina portuguesa del fado.
La gran vertiente empinada se extiende por 25 hectáreas. Fue abierta al principio del siglo XX como prolongación de la Avenida da Liberdade. En el lado noroeste del parque se encuentra la Estufa Fria, un jardín botánico con numerosas plantas exóticas, riachuelos, cascadas, palmeras, arbustos con flores y bananeras. La Estufa Quente posee plantas y animales de clima tropical. En el extremo norte se encuentra el monumento 25 de abril, inaugurado en 1997 y el Jardín Amalia Rodrigues, que rinde homenaje la reina portuguesa del fado.
Desde aquí hacemos todo el recorrido que os adjunto a pie para aprovechar bien el día.
Después de realizar unas cuantos fotos desde este mirador empezamos el descenso hacia el rio Tajo bajo esa llovizna que todavía nos acompaña. Lo primero que encontramos es la praça de Marquès de Pombal
Sebastião José de Carvalho e Mello, más conocido como marqués de Pombal (Lisboa, 13 de mayo de 1699 - Pombal, Coímbra, 8 de mayo de 1782) fue un estadista portugués. Primer ministro del rey José I (1750-1777), representante del despotismo ilustrado en Portugal en el siglo XVIII, desempeñó un papel fundamental en el acercamiento de Portugal a la realidad económica y social de los países del Norte de Europa, emprendiendo varias reformas económicas y sociales. Acabó con los autos de fe en Portugal y con la discriminación de los cristianos nuevos.
Bajando desde la plaza podríamos haber girado a la derecha para ir a dar con el Mãe d'Agua, depósito de agua para recibir y distribuir las aguas provenientes del acueducto das Aguas Livres; pero no lo hicimos y seguimos por la Av.Liberdade
Y así llegamos al Monumento a los Restauradores. Es un obelisco en el centro de la praça dos Restauradores. Tiene 30 metros de altura y fue inaugurado el 28 de abril de 1886. Conmemora la finalización del dominio español el 1 de diciembre de 1640. Las figuras de bronce del pedestal representan la Victoria, con una palma y una corona, y la Libertad. Los nombres y fechas que están grabados a los lados del obelisco son los de las batallas de la Guerra de Restauración.
Pocos metros adelante encontramos la Praça Dom Pedro IV o Rossio
Se ubica en la zona de la Baixa y es el centro de la vida de la ciudad desde el siglo XIII, cuando los alrededores del castillo concentraban las actividades cotidianas y los habitantes de la ciudad se reunían en esta plaza que ha sido testigo de juicios, fiestas populares, desfiles, encuentros políticos y religiosos, ejecuciones de la Inquisición y hasta de peleas de toros. El concepto de “rossio” significa algo parecido a “espacio a común”, de ahí la denominación original de esta plaza. Un elemento característico de la plaza es el suelo, cubierto por baldosas en blanco y negro, que conforman un mosaico típico de Lisboa. También destacan las dos fuentes de bronce barrocas, importadas desde Francia.
La Plaza se llama, realmente, Praça de D. Pedro IV, en honor al primer emperador de Brasil y rey constitucional portugués, que además tiene en la plaza su propio monumento en forma de columna, acompañado de cuatro figuras femeninas que representan la Justicia, la Templanza, la Sabiduría y la Fuerza. El famoso café Da Nicola se encuentra en esta plaza aunque más caro que la media, pero merece la pena echar un vistazo aunque sea desde fuera.
En la parte norte de la plaza está el Teatro Nacional Doña María II, un edificio con fachada neoclásica, destacando el gran pórtico de columnas jónicas y la figura de Gil Vicente, el fundador del teatro portugués, coronando la entrada. El teatro está emplazado en el mismo solar donde se ubicó el palacio de la Inquisición.
El edificio de la plaza más imponente es la Estación de Rossio (ahora en rehabilitación su fachada) en su lado izquierdo, que data del siglo XIX y es de estilo neomanuelino. La Estação Ferroviária do Rossio es uno de los edificios emblemáticos de Lisboa, así como su estación central y más importante. De ella parten los trenes que llegan a Sintra
La fachada, de estilo neomanuelino, es obra de Luis Monteiro, al que la Compañía Ferroviaria le encargó a finales del XIX el proyecto de construir una estación de tren, en una época en que las estaciones de trenes europeas se convirtieron en motor de las comunicaciones entre las grandes ciudades y se decoraban ostentosamente, siguiendo la estética del Romanticismo. Se deberían aprecian dos grandes puertas de acceso con forma de herradura y una torre rematada por un reloj. Lo curioso del interior es que los andenes están en altura, es decir, por encima del nivel suelo. Esto se debe, simplemente, a la orografía del lugar, pues la estación está en una de las colinas del Barrio Alto.
Los techos de hierro forjado que cubren los andenes, de más de 20 metros de altura, son obra de Gustave Eiffel. Hay 9 andenes en total.
Se puede acceder a la Estación de forma gratuita aunque no se permite pasar a los andenes, pero se pueden ver desde la entrada a los mismos. Además, dentro de la estación también hay un mirador con terraza desde donde se pueden hacer buenas fotos.
Al otro lado de la plaza hay un McDonald's donde comemos algo gracias a que tienen menú sin gluten.
Mirando de frente al Teatro Nacional, por su derecha, por Largo de Sao Domingos llegamos a la Igreja Sao Domingos
Su interior calcinado desde el incendio que sufrió en el verano de 1959 llama la atención.
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Bajando desde la plaza podríamos haber girado a la derecha para ir a dar con el Mãe d'Agua, depósito de agua para recibir y distribuir las aguas provenientes del acueducto das Aguas Livres; pero no lo hicimos y seguimos por la Av.Liberdade
Y así llegamos al Monumento a los Restauradores. Es un obelisco en el centro de la praça dos Restauradores. Tiene 30 metros de altura y fue inaugurado el 28 de abril de 1886. Conmemora la finalización del dominio español el 1 de diciembre de 1640. Las figuras de bronce del pedestal representan la Victoria, con una palma y una corona, y la Libertad. Los nombres y fechas que están grabados a los lados del obelisco son los de las batallas de la Guerra de Restauración.
Pocos metros adelante encontramos la Praça Dom Pedro IV o Rossio
Se ubica en la zona de la Baixa y es el centro de la vida de la ciudad desde el siglo XIII, cuando los alrededores del castillo concentraban las actividades cotidianas y los habitantes de la ciudad se reunían en esta plaza que ha sido testigo de juicios, fiestas populares, desfiles, encuentros políticos y religiosos, ejecuciones de la Inquisición y hasta de peleas de toros. El concepto de “rossio” significa algo parecido a “espacio a común”, de ahí la denominación original de esta plaza. Un elemento característico de la plaza es el suelo, cubierto por baldosas en blanco y negro, que conforman un mosaico típico de Lisboa. También destacan las dos fuentes de bronce barrocas, importadas desde Francia.
La Plaza se llama, realmente, Praça de D. Pedro IV, en honor al primer emperador de Brasil y rey constitucional portugués, que además tiene en la plaza su propio monumento en forma de columna, acompañado de cuatro figuras femeninas que representan la Justicia, la Templanza, la Sabiduría y la Fuerza. El famoso café Da Nicola se encuentra en esta plaza aunque más caro que la media, pero merece la pena echar un vistazo aunque sea desde fuera.
En la parte norte de la plaza está el Teatro Nacional Doña María II, un edificio con fachada neoclásica, destacando el gran pórtico de columnas jónicas y la figura de Gil Vicente, el fundador del teatro portugués, coronando la entrada. El teatro está emplazado en el mismo solar donde se ubicó el palacio de la Inquisición.
El edificio de la plaza más imponente es la Estación de Rossio (ahora en rehabilitación su fachada) en su lado izquierdo, que data del siglo XIX y es de estilo neomanuelino. La Estação Ferroviária do Rossio es uno de los edificios emblemáticos de Lisboa, así como su estación central y más importante. De ella parten los trenes que llegan a Sintra
La fachada, de estilo neomanuelino, es obra de Luis Monteiro, al que la Compañía Ferroviaria le encargó a finales del XIX el proyecto de construir una estación de tren, en una época en que las estaciones de trenes europeas se convirtieron en motor de las comunicaciones entre las grandes ciudades y se decoraban ostentosamente, siguiendo la estética del Romanticismo. Se deberían aprecian dos grandes puertas de acceso con forma de herradura y una torre rematada por un reloj. Lo curioso del interior es que los andenes están en altura, es decir, por encima del nivel suelo. Esto se debe, simplemente, a la orografía del lugar, pues la estación está en una de las colinas del Barrio Alto.
Los techos de hierro forjado que cubren los andenes, de más de 20 metros de altura, son obra de Gustave Eiffel. Hay 9 andenes en total.
Se puede acceder a la Estación de forma gratuita aunque no se permite pasar a los andenes, pero se pueden ver desde la entrada a los mismos. Además, dentro de la estación también hay un mirador con terraza desde donde se pueden hacer buenas fotos.
Al otro lado de la plaza hay un McDonald's donde comemos algo gracias a que tienen menú sin gluten.
Mirando de frente al Teatro Nacional, por su derecha, por Largo de Sao Domingos llegamos a la Igreja Sao Domingos
Su interior calcinado desde el incendio que sufrió en el verano de 1959 llama la atención.
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La iglesia fue durante siglos la más grande de Lisboa y acogió todas las ceremonias religiosas importantes. Fue fundada en el siglo XIII, aunque el rey Manuel I llevó a cabo una reforma íntegra del edificio. No obstante, las catástrofes naturales se cebaron con esta iglesia: tras el terremoto de 1755, la iglesia quedó prácticamente destruida. Aunque la iglesia fue reconstruida, a mediados del siglo XX un incendio la devastaría de nuevo dejándola con el aspecto que vemos hoy. El incendio alcanzó tales dimensiones que se llevó la vida de algunos bomberos.
La iglesia posee una belleza rara y algo sobrecogedora: las imágenes medio fundidas y las paredes calcinadas son un escenario único.
Según parece aquí la Inquisición celebraba sus actos públicos de fe, enunciaba sus condenas y enviaba a la hoguera instalada. El peor episodio de terror lo sufrieron los judíos y los nuevos cristianos en la matanza del 15 de enero de 1503: se cuenta que durante una misa, un monje dominico señaló un reflejo de luz sobre un crucifijo y exclamó que se trataba de un milagro. Cuando uno de los nuevos cristianos allí presentes le replicó que solo se trababa del reflejo del sol, el monje lo utilizó como pretexto para incitar a la violencia, y la población, enardecida, persiguió y acabó con la vida de casi 2.000 judíos y nuevos cristianos. El rey Manuel, cuando tuvo noticia del suceso, mandó ejecutar a dos de los monjes que habían alentado la violencia contra los judíos
Horario: L a D de 07:30-19:00
Precio: Gratis
Muy cerca de la Iglesia de Santo Domingo se encuentra A Ginjinha, uno de los locales más antiguos de Lisboa donde degustar un chupito de este licor tan típico de la ciudad.
Saliendo de la Iglesia de Santo Domingo, a la izquierda, llegaremos a la Praça da Figueira.
Se encuentra en el centro de Lisboa, entre la Plaza de Rossio y la de Martim Moniz. Se trata de una de las plazas con más ambiente de la ciudad, llena de hoteles, cafeterías como la famosa Confeitaria Nacional y tiendas.
En esta Plaza se ubicaba, antes del terremoto de 1755, el antiguo Hospital Real de Todos os Santos, el principal de Lisboa. Tras el seísmo y gracias a la labor del Marqués de Pombal, la Plaza de Figueira fue convertida en mercado abierto de frutas y hortalizas y hacia finales del XIX, en un mercado cubierto de nada menos que 8.000 metros cuadrados. En siglo XX, en el año 1949 se decidió demoler este mercado y dejar la plaza como lo que es hoy, un espacio abierto.
En todo este período, la plaza cambió de nombre varias veces: Horta do Hospital, Praça das Ervas, Praça Nova y, por fin, Praça da Figueira.
En 1971 fue llevada a la plaza la estatua ecuestre del rey Juan I hecha en bronce. Hay una estupenda panorámica del Castillo de San Jorge.
Luego vamos a la cercana Rua Augusta y bajamos por ella hasta girar a la derecha por la Rua de Santa Justa hasta llegar al elevador de Santa Justa para hacer de nuevo unas fotos, pero, ahora, sin subir.
Volvemos a la Rua Augusta y bajamos por ella hasta la Praça do Comercio
Situada en la Baixa Pombalina y abierta al Tajo, la Praça do Comércio es otro de los símbolos de la ciudad.
En la praça estuvo el Palacio Real, destruido por el seísmo de 1755; tras este, el Marqués de Pombal decidió reconstruirla en forma de “U”, con tres grandes edificios porticados que albergan organismos gubernamentales, la principal oficina de turismo de Lisboa (Ask Me Lisboa) y algunos restaurantes y cafés, como el Martinho da Arcada, el más antiguo de la ciudad y antaño frecuentado por intelectuales y tertulianos.
Accedemos a la plaza pasando bajo el Arco de Triunfo de la Rua Augusta; en él podemos contemplar algunas esculturas de portugueses notables, como Vasco de Gama, el Marqués de Pombal o Nuno Alvares Pereira. En la parte superior, alegorías de la Gloria, el Genio y el Valor flanquean una inscripción que reza:
VIRTVTIBVS MAIORVM VT SIT OMNIBVS DOCVMENTO
“Que las virtudes de los más grandes sean una enseñanza para todos”
En el centro de la plaza se encuentra la estatua ecuestre de José I (monarca portugués que se encontraba en el trono en el momento del terremoto) simbolizando el fin de los trabajos de reconstrucción tras la catástrofe de 1755.
Si nos acercamos a orillas del río se puede ver la escalinata real utilizada por los monarcas para desembarcar en su llegada a la ciudad. Actualmente, los viajeros son transportados de un lado a otro del Tajo desde la estación fluvial de Cais de Sodré.
Actualmente se puede subir al mirador del Arco de la Rua Augusta, inaugurado en 2013 y con una terraza espectacular. La entrada se encuentra justo en un lateral al pie del arco, y nos permite subir a contemplar la Plaza del Comercio en miniatura, el Tajo a un lado y la Rua Augusta al otro.
Horario: L-D de 9.00-20.00h Precio: 3€
La plaza ha sido testigo de acontecimientos históricos relevantes, como el atentado contra el rey Carlos y su hijo a comienzos del siglo XX o el levantamiento militar de 1974, durante la Revolución de los Claveles que derrocó el régimen salazarista.
Y ahora desde aquí vamos a recorrer el famoso barrrio de la Alfama saliendo de la praça do Comercio por su derecha, con el Tajo a nuestras espaldas.
Saliendo por la Rua da Alfândega a la derecha pasamos por delante de la Igreja da Nossa Senhora da Coincençao Velha y siguiendo recto se llega en pocos metros a la Casa dos Bicos.
Se la llama así por su fachada de piedras talladas en forma de puntas de diamante o picos (bicos). Las puertas y ventanas de la fachada son de estilos y tamaños diferentes. Se trata de un antiguo palacete del XVI que perteneció al virrey de la India Alfonso de Albuquerque. El edificio es la sede de la Fundación José Saramago. Durante la mayor parte del siglo XX actuó como almacén de bacalao de ahí el nombre de su dirección (o a la inversa) Rua dos Bacalhoeiros 1100-135.
Desde allí andando en 4’ llegamos a la Sé haciendo la típica foto de la subida con un tranvía pasando por la entrada principal de la Catedra románica.
Se trata de uno de los pocos monumentos supervivientes a los sucesivos terremotos e incendios. Su construcción comenzó a mediados del siglo XII, cuando Alfonso Henríquez y el primer obispo de Lisboa, decidieron levantarla sobre una antigua mezquita tras reconquistar la ciudad a los musulmanes durante la Segunda Cruzada.
En su origen era conocida como Iglesia de Santa María la Mayor, y no fue hasta finales del siglo XIV cuando comenzó a ejercer como catedral. Aunque mantiene la esencia del románico en su estructura externa de dos torres y en el gran rosetón, el interior es gótico. Alberga además un tesoro muy preciado: los restos de San Vicente, patrón de la ciudad, cuyo ataúd, según cuenta la leyenda, acompañaron dos cuervos en su traslado a la ciudad (de ahí la incorporación de los mismos al escudo de Lisboa). El claustro presenta un estilo similar al del Monasterio de los Jerónimos.
Horario: Catedral: L a S 09:00 a 19:00; D de 09:00-20:00/ Claustro: 10:00 a 18:00 (invierno) y 10:00 a 19:00 (verano)/ Tesoro:10:00 a 17:00 (cerrado D y festivos)
Precio: Catedral: gratis/ Claustro: 2,5 €/ Tesoro: 2,5 €; Estudiantes y Carnet Joven: 50% de descuento
Después subimos por la calle de la izquierda de la Catedral, laRua Augusto Rosa, hasta el Miradouro de Santa Luzia
El Mirador de Santa Lucía es el más famoso de Alfama y es uno de los rincones típicos de Lisboa, con su cubierta de buganvillas y las paredes de azulejos desconchados. Desde el Mirador se pueden contemplar las dos torres de la Iglesia de San Miguel y la Iglesia de San Esteban, a la izquierda, y a la derecha, la inmensa cúpula del Panteón Nacional, antigua Iglesia de Santa Engracia y a los pies, las casitas blancas de Alfama y el Tajo.
Merece la pena visitar la pequeña Iglesia de Santa Lucía (Rua do Limoeiro), cuya construcción fue llevada a cabo por la Orden de Malta y en cuyo interior hay varias tumbas; el conjunto está declarado Monumento Nacional. En una de las fachadas de la iglesia que hay junto al mirador observaremos una gran pared de azulejos donde se representa la Plaza del Comercio con el aspecto que tuvo antes del terremoto de 1755, y la reconquista del Castillo de San Jorge por parte de los cristianos.
Al salir a la derecha por Largo Portas do Sol hasta la Beco de Santa Helena para desembocar en el Miradouro das Portas do Sol
El nombre homenajea una de las siete puertas, la Puerta del Sol, de la antigua ciudad árabe. La panorámica desde este mirador está considerada como de las mejores de la ciudad. Las casas de color pastel enmarcan la silueta de la Iglesia de São Vicente de Fora con el azul del Tajo al fondo.
Junto al mirador encontraréis la estatua de San Vicente, patrón de Lisboa, que sostiene un barco acompañado de dos cuervos. El cuervo es uno de los símbolos de Lisboa: en la propia bandera de Lisboa aparecen dos cuervos sobre un barco.
Desde el mirador podemos ir hasta el Castillo; pero como ya llevábamos muchas visitas y que además ya lo habíamos visitado, mi mujer y yo, hace unos cuantos años, decidimos saltarnos su visita y proseguir camino hasta hasta la Igreja de São Vicente de Fora
Iglesia dedicada al patrón de la ciudad desde 1173, cuando sus reliquias se transfirieron desde el Algarve. Diseñado por el español Juan de Herrera fue terminado en 1627. Presenta una fachada monumental, sobria y simétrica, con torres a cada lado y las estatuas de los santos Agustín, Sebastián y Vicente sobre la entrada. Dentro, sobresale el baldaquino barroco de Machado de Castro, por encima del altar, flanqueado por estatuas de madera de tamaño natural.
El antiguo monasterio agustiniano adyacente, con acceso por la nave, conserva su cisterna del siglo XVI y vestigios del antiguo claustro y sus azulejos del siglo XVIII. Entre los paneles de la entrada, junto al primer claustro, están representadas escenas de ataques de Alfonso Enríquez a Lisboa y Santarém. Alrededor de los claustros, los azulejos, con escenas rurales, rodeados por dibujos florales y querubines, ilustran las fábulas de La Fontaine.
En la parte trasera de la iglesia, un pasaje lleva al viejo refectorio, transformado en panteón de los Braganza en 1885. En él están casi todos los sarcófagos de piedra de los monarcas de esa dinastía, desde Juan IV de Portugal, que murió en 1656, hasta Manuel II, el último rey de Portugal. Una estatua de mujer rezando se encuentra junto a los túmulos de Carlos I de Portugal y de su hijo Luis Felipe, asesinados en la Praça do Comércio (Lisboa) en 1908.
Horario: M – D: 10.00h a 18.00h
Precio: 5€
Ahora ya son más de las 18.00h y la última visita tampoco la podremos realizar. Se trata del Panteão Nacional:
Antaño conocido como Iglesia de Santa Engracia es una gran construcción barroca que comenzó a construirse a finales del XVII y se terminó en 1966. Desde principios del siglo XX ejerce como panteón, siendo lugar de entierro para portugueses célebres como Amália Rodrigues, los presidentes de Portugal, etc. Además, alberga los cenotafios de lusos de prestigio como Vasco de Gama o Luis de Camôes. Lo más destacable es su gran cúpula blanca, que sobresale majestuosa entre los tejados de Alfama y que puede contemplarse desde algunos de los miradores del barrio. En el interior se puede ver la otra cara de la cúpula, revestida de mármol policromo, y coronada por un cimborrio que inunda de luz todo el complejo.
Horario: M a D: 10:00-17:00
Cerrado los lunes, el 1 de enero, domingo de Pascua, 1 de mayo y 25 de diciembre
Precio: Adultos: 4 €/ Familias (hasta cuatro miembros): 50% de descuento
Una vez salimos de São Vicente empezamos a descender por callejones y callejuelas, escaleras y placitas de la Alfama hasta llegar al Museo del Fado, muy cerca de Santa Apolonia, en la orilla del Tajo. De ahí hasta la Rua Augusta, donde hacemos algunas paradas en las tiendas. Luego seguimos por la Rua do Comercio pasando por el Ayuntamiento y caminar por la calle Rosa, que a estas horas todavía no tiene mucho ambiente.
Desde ahí desembocamos en la praça de São Paolo y por la Rua del mismo nombre llegamos hasta la entrada del elevador da Bica que nos permite llegar hasta el Largo Calhariz en pocos minutos.
A pocos metros del final del trayecto del Ascensor hay un supermercado que no cierra nunca y allí compramos algo para cenar en el apartamento. Ha sido un día laaargo en el que la lluvia nos ha acompañado durante la mañana, pero no nos ha impedido hacer lo previsto
Desde allí andando en 4’ llegamos a la Sé haciendo la típica foto de la subida con un tranvía pasando por la entrada principal de la Catedra románica.
Se trata de uno de los pocos monumentos supervivientes a los sucesivos terremotos e incendios. Su construcción comenzó a mediados del siglo XII, cuando Alfonso Henríquez y el primer obispo de Lisboa, decidieron levantarla sobre una antigua mezquita tras reconquistar la ciudad a los musulmanes durante la Segunda Cruzada.
En su origen era conocida como Iglesia de Santa María la Mayor, y no fue hasta finales del siglo XIV cuando comenzó a ejercer como catedral. Aunque mantiene la esencia del románico en su estructura externa de dos torres y en el gran rosetón, el interior es gótico. Alberga además un tesoro muy preciado: los restos de San Vicente, patrón de la ciudad, cuyo ataúd, según cuenta la leyenda, acompañaron dos cuervos en su traslado a la ciudad (de ahí la incorporación de los mismos al escudo de Lisboa). El claustro presenta un estilo similar al del Monasterio de los Jerónimos.
Horario: Catedral: L a S 09:00 a 19:00; D de 09:00-20:00/ Claustro: 10:00 a 18:00 (invierno) y 10:00 a 19:00 (verano)/ Tesoro:10:00 a 17:00 (cerrado D y festivos)
Precio: Catedral: gratis/ Claustro: 2,5 €/ Tesoro: 2,5 €; Estudiantes y Carnet Joven: 50% de descuento
Después subimos por la calle de la izquierda de la Catedral, laRua Augusto Rosa, hasta el Miradouro de Santa Luzia
El Mirador de Santa Lucía es el más famoso de Alfama y es uno de los rincones típicos de Lisboa, con su cubierta de buganvillas y las paredes de azulejos desconchados. Desde el Mirador se pueden contemplar las dos torres de la Iglesia de San Miguel y la Iglesia de San Esteban, a la izquierda, y a la derecha, la inmensa cúpula del Panteón Nacional, antigua Iglesia de Santa Engracia y a los pies, las casitas blancas de Alfama y el Tajo.
Merece la pena visitar la pequeña Iglesia de Santa Lucía (Rua do Limoeiro), cuya construcción fue llevada a cabo por la Orden de Malta y en cuyo interior hay varias tumbas; el conjunto está declarado Monumento Nacional. En una de las fachadas de la iglesia que hay junto al mirador observaremos una gran pared de azulejos donde se representa la Plaza del Comercio con el aspecto que tuvo antes del terremoto de 1755, y la reconquista del Castillo de San Jorge por parte de los cristianos.
Al salir a la derecha por Largo Portas do Sol hasta la Beco de Santa Helena para desembocar en el Miradouro das Portas do Sol
El nombre homenajea una de las siete puertas, la Puerta del Sol, de la antigua ciudad árabe. La panorámica desde este mirador está considerada como de las mejores de la ciudad. Las casas de color pastel enmarcan la silueta de la Iglesia de São Vicente de Fora con el azul del Tajo al fondo.
Junto al mirador encontraréis la estatua de San Vicente, patrón de Lisboa, que sostiene un barco acompañado de dos cuervos. El cuervo es uno de los símbolos de Lisboa: en la propia bandera de Lisboa aparecen dos cuervos sobre un barco.
Desde el mirador podemos ir hasta el Castillo; pero como ya llevábamos muchas visitas y que además ya lo habíamos visitado, mi mujer y yo, hace unos cuantos años, decidimos saltarnos su visita y proseguir camino hasta hasta la Igreja de São Vicente de Fora
Iglesia dedicada al patrón de la ciudad desde 1173, cuando sus reliquias se transfirieron desde el Algarve. Diseñado por el español Juan de Herrera fue terminado en 1627. Presenta una fachada monumental, sobria y simétrica, con torres a cada lado y las estatuas de los santos Agustín, Sebastián y Vicente sobre la entrada. Dentro, sobresale el baldaquino barroco de Machado de Castro, por encima del altar, flanqueado por estatuas de madera de tamaño natural.
El antiguo monasterio agustiniano adyacente, con acceso por la nave, conserva su cisterna del siglo XVI y vestigios del antiguo claustro y sus azulejos del siglo XVIII. Entre los paneles de la entrada, junto al primer claustro, están representadas escenas de ataques de Alfonso Enríquez a Lisboa y Santarém. Alrededor de los claustros, los azulejos, con escenas rurales, rodeados por dibujos florales y querubines, ilustran las fábulas de La Fontaine.
En la parte trasera de la iglesia, un pasaje lleva al viejo refectorio, transformado en panteón de los Braganza en 1885. En él están casi todos los sarcófagos de piedra de los monarcas de esa dinastía, desde Juan IV de Portugal, que murió en 1656, hasta Manuel II, el último rey de Portugal. Una estatua de mujer rezando se encuentra junto a los túmulos de Carlos I de Portugal y de su hijo Luis Felipe, asesinados en la Praça do Comércio (Lisboa) en 1908.
Horario: M – D: 10.00h a 18.00h
Precio: 5€
Ahora ya son más de las 18.00h y la última visita tampoco la podremos realizar. Se trata del Panteão Nacional:
Antaño conocido como Iglesia de Santa Engracia es una gran construcción barroca que comenzó a construirse a finales del XVII y se terminó en 1966. Desde principios del siglo XX ejerce como panteón, siendo lugar de entierro para portugueses célebres como Amália Rodrigues, los presidentes de Portugal, etc. Además, alberga los cenotafios de lusos de prestigio como Vasco de Gama o Luis de Camôes. Lo más destacable es su gran cúpula blanca, que sobresale majestuosa entre los tejados de Alfama y que puede contemplarse desde algunos de los miradores del barrio. En el interior se puede ver la otra cara de la cúpula, revestida de mármol policromo, y coronada por un cimborrio que inunda de luz todo el complejo.
Horario: M a D: 10:00-17:00
Cerrado los lunes, el 1 de enero, domingo de Pascua, 1 de mayo y 25 de diciembre
Precio: Adultos: 4 €/ Familias (hasta cuatro miembros): 50% de descuento
Una vez salimos de São Vicente empezamos a descender por callejones y callejuelas, escaleras y placitas de la Alfama hasta llegar al Museo del Fado, muy cerca de Santa Apolonia, en la orilla del Tajo. De ahí hasta la Rua Augusta, donde hacemos algunas paradas en las tiendas. Luego seguimos por la Rua do Comercio pasando por el Ayuntamiento y caminar por la calle Rosa, que a estas horas todavía no tiene mucho ambiente.
Desde ahí desembocamos en la praça de São Paolo y por la Rua del mismo nombre llegamos hasta la entrada del elevador da Bica que nos permite llegar hasta el Largo Calhariz en pocos minutos.
A pocos metros del final del trayecto del Ascensor hay un supermercado que no cierra nunca y allí compramos algo para cenar en el apartamento. Ha sido un día laaargo en el que la lluvia nos ha acompañado durante la mañana, pero no nos ha impedido hacer lo previsto