LISBOA III
11 mayo, 2019
Ultima entrada de nuestra visita en Lisboa, aquí vamos a condensar las visitas que realizamos los dos últimos días, ya que hacerlo por separado sería alargar demasiado las entradas, y uno de los días estuvo casi toda la mañana lloviendo lo que nos condicionó bastante en los sitios que teníamos pensados para visitar.
Así que os ponemos el recorrido que sería más lógico y estaba planeado, lo primero es el Castillo de San Jorge, para subir hasta el castillo la forma más cómoda que hay es usar el autobús 737, ya que te deja en la misma entrada al castillo, aunque hay otras formas para ahorrarte la pesada subida y que comentaremos más adelante.
Para esto nos desplazamos en metro hasta la plaza Figueira, junto a la plaza Rossio, con su parada de metro, de aquí sale también el famoso tranvía 28, aunque no tiene nada que ver ya que el tranvía tiene una enorme cola para subir, te deja mucho más abajo y es bastante más caro, desde luego por comodidad lo mejor es este autobús.
Cuando llegamos había ya una pequeña cola para comprar las entradas y acceder al Castillo, pero va bastante rápida y enseguida estábamos dentro, Horario: 09:00 a 21:00 (marzo-octubre) Precio: Adultos: 10€.
Se accede a una explanada que es el mirador donde hemos encontrado las mejores vistas sobre Lisboa, en ninguno de los otros miradores que hemos visitado hay vistas como las que encontramos en el castillo.
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Castillo de San Jorge Antiguamente se lo conoció como Castelo dos Mouros, pues se trataba de una fortificación musulmana reconquistada a mediados del siglo XII por Alfonso Henríquez, primer rey de Portugal, tras un cerco de tres meses y con ayuda de los cruzados (de ahí su nombre, pues muchos de ellos profesaban devoción al mártir San Jorge). |
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Durante el siglo siguiente, al constituirse Lisboa como capital del reino, y hasta mediados del XVI, el Castillo de San Jorge vivió su período de máximo esplendor, pues reconvertido en Palacio Real fue testigo de acontecimientos históricos como la recepción de Vasco de Gama a su regreso de la India. Tras el terremoto de Lisboa de 1755, el castillo quedó en ruinas y no se comenzó a restaurar hasta el siglo XX. |
El resto de la visita al Castillo desde luego es prescindible, un paseo por sus almenas que no mejora las vistas que hay en la explanada principal, una especie de espectáculo con vistas en 3D, al que no entramos ya que se hace en varios idiomas y no nos coincidían los horarios, unas ruinas de un antiguo palacio y asentamientos anteriores en las que hay que tener mucha imaginación y poco más.
Las vistas desde luego que valen la pena, pero no sabemos si tanto como para justificar los 10 eurazos de la entrada, desde luego todas las visitas a monumentos públicos en Portugal están bastante subidas de precio, no solo en Lisboa sino a lo largo de todas las ciudades que hemos visitado, nos ha parecido que los precios están un poco sobre elevados, sobre todo para el nivel de vida de Portugal.
Una vez terminada la visita al castillo nos dirigimos atravesando parte del famoso barrio de Alfama hasta la siguiente de las visitas, y aquí hay una cosa curiosa, cuando bajas del castillo encuentras una entrada que en ese momento tenía cerrado el portón grande y solo se accedía por una puerta pequeña indicado palacio de Belmonte.
El palacio no se visita, o por lo menos nosotros no lo hicimos, pero ese es el camino para bajar hacia el barrio de Alfama y ahorrarte una hermosa vuelta, la imagen superior es la puerta de salida del recinto del palacio, y al encontrar la otra de color rojo cerrada induce a error siendo ese el camino correcto.
Paseamos por Alfama hasta nuestra siguiente visita la Iglesia y el Monasterio de San Vicente de Fora, una de las visitas que sin que esté especialmente recomendada a nosotros desde luego nos parece de los lugares imprescindibles en Lisboa.
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La iglesia o monasterio de San Vicente de Fora es una iglesia de Lisboa dedicada a San Vicente, proclamado patrón de la ciudad en 1173, cuando sus reliquias se transfirieron del Algarve a una iglesia fuera de las murallas de la ciudad. |
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Diseñado por el arquitecto Italiano Filippo Terzi y el español Juan de Herrera fue terminado en 1627, la iglesia presenta una fachada monumental, sobria y simétrica, con torres a cada lado y las estatuas de los santos Agustín, Sebastián y Vicente sobre la entrada. Dentro, sobresale el baldaquino barroco de Machado de Castro, por encima del altar, flanqueado por estatuas de madera de tamaño natural. |
La entrada a la iglesia es libre, y junto a esta se encuentra la entrada al monasterio, son 5 € por persona pero desde luego vale la pena más que otras visitas mucho más caras, estábamos sacando la entrada cuando se acercó una pareja no muy convencida y le preguntó al hombre de la taquilla que había que ver en el interior, contestándole que es una de las mejores visitas que podían hacer, ver una cisterna muy bien conservada del siglo XVI, el tesoro del monasterio, la mejor colección de azulejos de Portugal, el Panteón de los reyes de la casa Bragança, y una preciosas vistas desde la terraza. Y no les engañó en nada, pero no debió convencerlos porque no entraron.
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El antiguo monasterio agustiniano adyacente, con acceso por la nave, conserva su cisterna del siglo XVI y vestigios del antiguo claustro, pero es más visitado por sus azulejos del siglo XVIII. Entre los paneles de la entrada, junto al primer claustro, están representadas escenas de ataques de Alfonso Enríquez a Lisboa y Santarém. Alrededor de los claustros, los azulejos, con escenas rurales, rodeados por dibujos florales y querubines, ilustran las fábulas de La Fontaine. En el antiguo convento profesó como religioso san Antonio de Padua. |
Desde luego que es una visita más que recomendable, solo por la cantidad de murales de azulejo portugués que se exponen, la mayor colección del mundo desde luego, hay cientos de murales de azulejos, tanto integrados en las paredes del monasterio como en una exposición en la planta superior.
Otra de las cosas que más nos llamó lo atención por lo poco conocido es el Panteón de la casa real de Bragança, aunque no está muy cuidado el refectorio del convento donde se ubica, la cantidad de reyes allí enterrados y los sarcófagos dignos de una importante casa real hacen de esta visita más que recomendable.
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Panteón de los Braganza. En la parte trasera de la iglesia, un pasaje lleva al viejo refectorio, transformado en panteón de los Braganza en 1885. En él están casi todos los sarcófagos de piedra de los monarcas de esa dinastía, desde Juan IV de Portugal, que murió en 1656, hasta Manuel II, el último rey de Portugal. Solo faltan María I , Pedro IV, Miguel II de Portugal y descendencia. Una estatua de mujer rezando se encuentra junto a los túmulos de Carlos I de Portugal y de su hijo Luis Felipe, asesinados en la Praça do Comércio (Lisboa) en 1908. |
Continuamos la visita del Monasterio, que te lleva casi dos horas, y que incluye aparte de lo citado el claustro, una preciosa capilla, y subir hasta la terraza con unas buenas vistas sobre Lisboa, pena que la lluvia nos impidió dedicarle el tiempo que merecía.
Se tienen muy buenas vistas sobre el Panteón y el barrio de Alfama, pero la pertinaz lluvia nos dejó poco tiempo para disfrutarlas.
Continuamos callejeando por Alfama hasta la siguiente visita no muy lejos del Monasterio, el Panteón nacional. Precio 4€, horario Martes a domingo: 10:00-17:00, Cerrado los lunes, el 1 de enero, domingo de Pascua, 1 de mayo y 25 de diciembre
http://www.patrimoniocultural.gov.pt/pt/recursos/cedencia-e-aluguer-de-espacos/aluguer-de-espacos-panteao-nacional/
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El Panteón Nacional de Lisboa era conocido antaño como Iglesia de Santa Engracia. Esta gran construcción barroca comenzó a construirse a finales del XVII y se terminó del todo… en 1966. De ahí que los portugueses comparen cómicamente cualquier proyecto extendido en el tiempo con las obras de Santa Engracia. En el lugar donde hoy se levanta el Panteón Nacional había, desde el siglo XVI, una iglesia de la que actualmente ya no queda prácticamente nada, pues poco después de ser arrasada por un temporal se colocaron sobre ella las primeras piedras del que sería Panteón Nacional. |
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Desde principios del siglo XX, este imponente edificio ejerce como panteón, siendo lugar de entierro para portugueses célebres como Amália Rodrigues, los presidentes de Portugal, o João de Deus. Además, alberga los cenotafios de otros lusos de prestigio como Vasco de Gama o Luis de Camôes. |
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Un mirador excepcional, Lo más destacable de la arquitectura del panteón es su gran cúpula blanca, que sobresale majestuosa entre los tejados de Alfama y que puede contemplarse desde algunos de los miradores del barrio, como el Mirador de Santa Lucía. |
Para subir hasta la terraza y poder contemplar las vistas hay una cómoda escalera y 181 peldaños, todo bastante bien indicado.
Ese día había un famoso mercado a los pies del Panteón parecido al rastro de Madrid y donde se puede encontrar de todo, artesanía, objetos de segunda mano y un sin fin de artículos, no pudimos dedicarle tiempo al mercado, se veía bastante extenso y muy concurrido.
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La cúpula del Panteón Nacional destaca sobre el resto de edificios. En el interior puedes ver la otra cara de la cúpula, revestida de mármol policromo, y coronada por un cimborrio que inunda de luz todo el complejo. |
Desde el Panteón cogemos el famoso tranvía 28 de bajada hasta la zona de plaza Comercio, aunque lleno por lo menos no iba a reventar como lo habíamos visto en otras ocasiones, para pagar se usa la tarjeta de transportes Viva Viagem, os dejamos pequeño vídeo de la subida hasta el castillo con el autobús 737 (bastante espectacular por donde se mete), y la bajada con el tranvía 28.
Nos acercamos hasta la estación marítima de Cais do Sobre, desde donde salen los ferrys que te cruzan a la zona de Calcilhas por 0,77 €, se paga también con la viva viagem.
Salen con mucha frecuencia dependiendo de los horarios hasta 10 minutos entre uno y el siguiente, y cruzar el tajo son unos 15 minutos y ya sales en la estación marítima de Calcilhas, junto a donde se encuentran la zona de restaurantes, ya que es un lugar muy visitado para comer pescado y marisco, con fama de buenos precios y gran calidad.
Nada más salir de la estación marítima nos dirigimos hacia la izquierda y está una especie de estación de autobuses al aire libre con gran cantidad de líneas, la que nos interesa la 101, está muy cerca del faro de color rojo que se ve.
Este autobús con un precio de 1,45 €, se paga a bordo, y no sirve la tarjeta Viva Viagem, te deja en el final del recorrido junto a la entrada de la siguiente de nuestras visitas el Cristo Rey de Lisboa.
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Cristo Rey de Lisboa Con sus más de 28 metros de altura, el Cristo Rey de Lisboa nos recibe en la ciudad con los brazos abiertos y nos recuerda, inevitablemente, al emblemático Cristo Redentor de Río de Janeiro. De hecho, se creó inspirado en el mismo y no al revés, al contrario de lo que muchos piensan. |
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El origen de esta construcción se remonta a 1934, cuando el entonces Cardenal de Lisboa viajó a Río de Janeiro y quedó tan impactado por el Cristo Redentor que a su vuelta a Portugal comenzó a recaudar fondos para erigir en Lisboa un monumento similar, el Cristo Rey. No fue hasta finales de los cincuenta cuando se consiguió concluir la obra, que simboliza la paz y el agradecimiento a Dios por haber mantenido a Portugal al margen de los estragos de la Segunda Guerra Mundial. |
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El Cristo Rey sería finalmente esculpido sobre el estuario del Tajo, en la localidad de Almada, por Francisco Franco de Sousa. Sus cuatro pilares representan los puntos cardinales y su interior alberga la Capilla de Nossa Senhora da Paz y un ascensor que nos permite subir al mirador para contemplar una estupenda panorámica del puente 25 de Abril y de Lisboa, con un alcance de hasta 20 km. |
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En 2007 se colocó frente al monumento la llamada Cruz Alta, procedente del Santuario de Fátima. Actualmente tiene un albergue para peregrinos, varias salas de conferencias y una cafetería donde los visitantes pueden parar a descansar. |
La zona estaba en obras aunque se puede visitar perfectamente, en el interior del monumento hay una iglesia, y en la parte superior una capilla, para subir se paga 5 € para usar el ascensor, y luego hay varios tramos de escaleras la ultima parte bastante estrecha.
Se sale a una terraza que rodea el Cristo con vistas maravillosas a 360º.
Os dejamos un vídeo con las vistas que incluye un pequeño time laps que grabamos a los pies del Cristo con sus maravillosas vistas sobre el Puente 25 de Abril.
Dejamos el santuario y en el mismo autobús 101 volvemos a Calcilhas, aprovechamos la zona para comer algo, y con el ferry de nuevo hasta Cais do Sobre y desde ahí por el animado paseo que bordea en río hasta la plaza Comercio.
Aquí comenzamos un tour a pie guiado, escogimos de la variada oferta que incluye algún Free Tour, el del barrio de Alfama, (recomendable pero no imprescindible), al ser de los lugares más típicos de Lisboa, con un coste de 14 € por persona es un paseo por la historia de este famoso barrio y de la ciudad de Lisboa, https://www.neweuropetours.eu/es/sandemans-tours/lisboa/tour-de-alfama/
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Arrancamos desde la Plaza Comercio En 1511, D. Manuel I cambió su residencia desde el Castillo de San Jorge a este lugar al lado del Tajo. Este palacio y su biblioteca con más de setenta mil volúmenes fue destruido por el Terremoto de Lisboa. En la reconstrucción, la plaza se convirtió en elemento fundamental de los planes del Marqués de Pombal. Los nuevos edificios, con arcadas rodeando la plaza están ocupados actualmente por ministerios. |
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Después de la Revolución de 1910 los edificios fueron pintados de rosa, el color republicano, en contraposición al amarillo real en que estaban pintados. El lado sur, con sus dos torres cuadradas, está mirando al Tajo. Esa fue siempre la mejor entrada de Lisboa, donde llegaban los embajadores y la realeza. Para desembarcar utilizaban unos escalones de mármol. Todavía es posible ver esa entrada a Lisboa. En el centro de la plaza se puede ver la estatua ecuestre de D. José I, erigida en 1775 por Machado de Castro, el principal escultor portugués del siglo XVIII. En el lado norte de la plaza se encuentra el impresionante Arco Triunfal da Rua Augusta, que es la entrada a la Baixa. |
Luego siguiendo por Baixa nos dirigimos hasta el ascensor do Castelo, unos ascensores gratuitos que te suben hasta cerca del castillo, el primero de ellos está en la Rua dos Fanqueiros esquina con Rua da Vitoria.
Antes de subir el segundo de los tramos, cruzamos por otro de los barrios típicos de Lisboa, el conocido como la Moraima, un barrio que fue marginal en su día y que poco a poco se va recuperando como zona turística de la ciudad, disputándose con Alfama el nacimiento del Fado.
Subimos el segundo de los tramos de ascensor que está en al final de Largo do Chao Loureiro, y subimos el tramo hasta la parte inferior de las murallas del Castillo para recorrer el barrio que lo rodea y acercarnos hasta el mirador de Santa Lucia uno de los más famosos en Lisboa.
Callejeamos por lo más profundo del barrio Alfama mientras nuestra guía, española residente en Alfama desde hace varios años, una enamorada del barrio y su forma de vida, nos contaba historias del barrio y su peculiar forma de vida, condicionada por sus estrechas callejuelas llenas de escaleras.
Probamos la ginja un licor dulce, de unos 20 grados, elaborado a partir de cerezas de ginja (guindas), aguardiente, azúcar y canela, La manera tradicional de servirlo es frio en un chupito, aunque en algunos sitios lo sirven en vasitos hechos de chocolate que luego se pueden comer. Probamos el más típico de Alfama vendido en la misma casa donde desde hace más de 30 años lo elabora su dueña.
Continuamos nuestra visita por Alfama y sus típicas calles terminando el tour en las inmediaciones de la Catedral, nos despedimos de la guía y continuamos nuestras visitas.
Antes de entrar en la catedral visitamos la Iglesia de San Antonio de Padua que se encuentra frente a la catedral, está en obras y se accede por la cripta, pasando por un pequeño altar donde dicen se encontraba la casa donde nació el santo.
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Iglesia de San Antonio de Padua La iglesia erigida en su honor fue destruida por el terremoto de 1755 y en la actualidad sólo la cripta corresponde a la iglesia original. Las obras de reconstrucción estuvieron a cargo de Mateus Vicente. Una parte de la obra se financió con dinero recaudado por los niños lisboetas que iban por las calles pidiendo “una moneda para San Antonio”. San Antonio es el santo protector de las familias y como tradición, las parejas de recién casados visitan la iglesia para pedirle que vele por su felicidad. |
Entramos en la catedral, la entrada es libre, pero para acceder al claustro y el tesoro hay que pagar 2,5 €, el claustro no tiene prácticamente nada que ver pero el tesoro si es relevante, además subes hasta el coro lo que te ofrece buenas vistas del templo. La verdad que para ser la Catedral de Lisboa decepciona bastante, muchas de las iglesias y catedrales que hemos visitado en Portugal son mucho mas espectaculares que esta.
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La Catedral de Lisboa o Catedral de Sé, de estilo románico, es una de las visitas obligadas en el barrio de Alfama. Se trata de uno de los pocos monumentos supervivientes a los sucesivos terremotos e incendios que han asolado la ciudad. Su construcción comenzó a mediados del siglo XII, cuando Alfonso Henríquez y el primer obispo de Lisboa, Gilbert de Hastings, decidieron levantarla sobre una antigua mezquita tras reconquistar la ciudad a los musulmanes durante la Segunda Cruzada. |
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En su origen, la Catedral de Lisboa era conocida como Iglesia de Santa María la Mayor, y no fue hasta finales del siglo XIV cuando comenzó a ejercer como catedral. Por sus diferentes usos y fases arquitectónicas encontramos en ella un mosaico de estilos: aunque mantiene la esencia del románico en su estructura externa de dos torres y en el gran rosetón, el interior, más oscuro y austero, es claramente gótico. Alberga además un tesoro muy preciado: los restos de San Vicente, patrón de la ciudad, cuyo ataúd, según cuenta la leyenda, acompañaron dos cuervos en su traslado a la ciudad (de ahí la incorporación de los mismos al escudo de Lisboa). |
De la catedral volvimos a bajar hasta la zona conocida como Baixa, cercana a la Plaza de Comercio la zona con más ambiente de la ciudad, aprovechamos para comprar unas “natas” y tuvimos la suerte de encontrarnos con una tuna universitaria, y luego en el rió una especie de bautizo donde los universitarios se metían en el río y se echaban agua unos a otros vestido con el típico traje universitario.
El tema universitario en Portugal desde luego da para hacer una entrada por si solo, os dejamos con el vídeo que grabamos de la tuna y el bautizo y nos despedimos de Lisboa, ya solo queda nuestra visita a Evora ya de regreso.