Nosotros vivimos en Galicia, por lo que el primer paso fue ir hasta Madrid, y así aprovechamos para visitar a la familia ya que mi novio es de allí.
Salimos el sábado muy temprano, cargados con nuestras mochilas y mucha emoción.
Por fin había llegado el día, después de unos meses de mucho estrés, estábamos deseando subirnos al avión y pasar los siguientes días sin preocupaciones.
Nuestro vuelo salía a las 16 de la tarde, por lo que nos tomamos la mañana con tranquilidad revisando que llevábamos todo lo necesario.
Llegamos al aeropuerto y realizamos todos los trámites sin problemas, no nos pusieron problemas por no facturar, aunque las mochilas excedían un poco de dimensiones, en los vuelos largos como casi todo el mundo factura no lo suelen mirar mucho.
Nos dirigimos a la terminal satélite 4 y comemos algo mientras esperamos la hora del embarque.
Era nuestro primer vuelo con Royal Jordanian y la verdad es que los vuelos de ida estuvieron genial. En el Madrid - Amman, el avión era bastante cómodo y tenía pantallas, nos dieron un pequeño snack y bebida.
Cuando llegamos a Amman era de noche y aun nos esperaban 3 horas de escala, en el que sea posiblemente uno de los aeropuertos más aburridos del mundo, apenas hay ni tiendas ni cafeterías, al menos la terminal en la que nosotros estuvimos. Al final van pasando las horas y llega la hora de volver a embarcar. El vuelo no va completo, por lo que vamos solos en una fila de 4, gracias a esto el vuelo de 8 horas se nos hace bastante corto y conseguimos dormir bastante, ya además nos coincide con nuestra noche, menos mal porque en entretenimiento si que no tienen cosas que nos interesen. Nos dan cena y desayuno que no está mal.
La atención y la compañía en general nos gustó mucho, además de tener un vuelo bastante placentero al conseguir dormir. Aunque nuestra opinión de la compañía daría un vuelco a la vuelta, pero esa es otra historia.
Llegamos a Bangkok antes de lo previsto, a las 14:30 ya nos estamos bajando del avión, y rápidamente realizamos todos los trámites.
Lo primero es buscar el transporte a la ciudad y cambiar dinero, ya que además había leído que en la zona donde se sacan los billetes hay un Superrich, una de las casas de cambio con mejor cambio de Tailandia.
También aprovechamos para comprar una tarjeta SIM tailandesa, justo al salir os toparéis con un montón de sitios, yo cogí una para 15 días de la compañía True Move, con internet ilimitado y me costó 599. Sé que se pueden conseguir más baratas e ir recargando en los 7 eleven pero no queríamos complicarnos, no tuve problemas de cobertura en ningún sitio.

Seguimos las indicaciones de Rail Link y efectivamente, justo a la izquierda de todo os encontraréis la casa de cambio. El cambio es muy bueno por lo que decidimos cambiar ya 250€, comentaros que hay diferentes cambios según el billete, mejor cambio a billete más grande, así que intentad que sean de 50€ para arriba. Esto no lo vimos en todas las casas de cambio pero al menos en esta os vendrá bien.
Con el dinero cambiado, nos dirigimos a las máquinas para sacar los billetes a Bangkok, cuestan 45 baths cada uno, y es una moneda que tenéis que pasar por una banda magnética.
El viaje en tren dura unos 35 minutos, y lleva el aire acondicionado a tope, cosa de la que nos percatamos al bajar y recibir, la primera de muchísimas, bofetada de calor Tailandesa. La verdad es que la tónica en todo el viaje fueron 32/35 grados con un porcentaje de humedad entre el 50% y el 70%, y nunca nos acostumbramos a la bofetada de calor, especialmente en Bangkok, ya que con la cantidad de tráfico y la contaminación que conlleva se hacía más pesado.
En Phayathai nos cambiamos a BTS para ir hasta nuestra parada, Chong Nonsi, tenemos que ir en la Sukhumvit Line hasta Siam y ahí cambiar a la Silom Line, todo muy intuitivo, no hay pérdida.
Nuestro hotel, el Haven't Met, se encuentra justo en la salida de BTS, cosa que siempre se agradece después de un vuelo largo.
Descansamos un ratito, y nos cambiamos para empezar a explorar Silom, después de inspeccionar la piscina del hotel, en la que seguro que cae algun baño...
Decidimos empezar a caminar hacia el Patpong Market, y la primera impresión que nos da Bangkok es extraña, calor aplastante, tráfico por todos los lados, mucha gente, olor a Durian cada dos pasos, muchísimo ruido… Todo un shock cultural. Entramos en un 7eleven, para comernos los añorados onigiris de Japón, aunque todo hay que decirlo, iguales iguales no son, y de paso curiosear un poco. También hay parafarmacias/droguerías Boots, de las que soy asidua cuando vamos a Londres, en las que podréis encontrar bálsamo de tigre a buen precio, además de antimosquitos. Nosotros llevábamos Relec, pero quería comprarme uno tailandés para ir reponiendo por la calle, ya que este tipo funciona como un un ahuyentador por el olor que desprende, y el relec es más una capa protectora en la piel, tienes que dártelo bien por todas las zonas, y me parecía más cómodo para llevar en la calle el otro.
Llegamos a la zona del mercado de Patpong, aunque aún es un poco temprano y se ve que hay puestos que están empezando a abrir. Nos damos una vuelta pero no nos convence mucho el ambiente ni lo que vemos a la venta, te rondan bastante con el tema del Ping Pong Show pero bueno, en general aunque son algo pesados tampoco resultan molestos.
El mercado nos resulta un poco decepcionante, así que enseguida nos vamos para buscar un sitio donde cenar. Habíamos visto recomendado un restaurante al lado del hotel, y al ser la primera noche decidimos ir a lo seguro.
En el camino de vuelta ya es de noche y el bullicio en Silom se multiplica, alucinamos con el caos que hay, los mini puestecillos de fruta, gente cantando, el tremendo ruido general de los coches y el tren… No tengo fotos para ilustrar porque no bajamos ni la cámara al estar cansados.
Llegamos al restaurante del que os hablaba, el Feuang Nara, que está a un par de calles de nuestro hotel, y se suele recomendar bastante en el foro. La terraza es super chula así que nos sentamos fuera, eso sí, pese a haber oscurecido el calor sigue siendo tremendo, aunque tienen algún ventilador que lo hace más llevadero. Para nuestra primera cena en Bangkok vamos a lo clásico, una ensalada de papaya verde, pad thai y arroz cocinado en piña, para beber dos batidos de mango y coco. La pinta de todo es estupenda, eso si, yo no puedo con la ensalada de papaya, me ardía la boca, incluso notaba como se me dormían los labios. Mi novio tiene mucha tolerancia al picante y si que le gusta. El pad thai también pica para mi sorpresa, y aunque no estaba malo los probamos mejores en otros sitios, lo que estaba excelente era el arroz en piña, además de los batidos. Nos pedimos también una cerveza, aunque he de decir que los batidos combaten mucho mejor el picante… Por todo esto pagamos 720 baths, es decir unos 20 euros. Para ser Tailandia no es barato, pero bueno, quedamos contentos.

Nos vamos al hotel y caemos rendidos en la enorme cama, ha sido un dia muy largo.