Nos levantamos prontito, y noto que aunque no estoy al 100%, ya me encuentro bastante mejor. Puedo desayunar un poco, y mi novio también, eso sí, ninguno nos atrevemos con nada fuerte, y es una pena porque puedes pedir que te hagan lo que quieras con huevos, y allí hay una chica marcándose unos huevos revueltos que tienen pintaza, pero mejor no arriesgar.
Dejamos las mochilas recogidas y el chico nos viene a buscar muy puntual a las 8.
Nos lleva en una van al puerto de donde saldremos, y sobre las 8:30, ya estamos en nuestro long tail, el día pinta bastante nublado, en esta época nunca se sabe, pero nosotros tenemos fé en que la previsión es buena.

La primera parada que hacemos, sin bajarnos del barco, es un arco de piedra bastante chulo, pero es una parada solo para hacer la foto.

La siguiente parada es Pakbia Island, y tenemos la suerte de estar completamente solos, es una isla muy cuca, con varios columpios, y cuando esta la marea baja al parecer se conecta con un peñón que tiene enfrente.




Después de un ratito disfrutando de nuestra isla desierta, nos vamos a la siguiente, Lao Lading Island, aquí ya nos acompañan más excursiones y el espacio para bañarse está muy limitado, pero me pareció preciosa, no me hubiera importado nada quedarme un día en esta isla si la tuviera para mi sola jeje.




Seguimos en camino, y cuando veo que nos acercamos a una especie de pasillo de rocas, ya se que vamos a la parada más esperada para mi, Hong Lagoon.


La verdad es que entrar por ese estrecho es una pasada, y donde hay algún clarito y da el sol el agua tiene un color impresionante, y eso que al ser época de lluvias el mar está más revuelto que de costumbre. Sólo hay otros dos barcos, y el agua está como un plato, el chico nos dice si nos queremos bañar, ¡pues claro que si! Que pasada, hubo un momento que se fueron los barcos y estábamos solos en el agua, alucinante, no me quería ir de allí… Pero el tiempo corre y tenemos que seguir. Subimos al barco, y el chico ya nos tiene una piña cortada, es el snack de fruta que entra con las excursión, qué bien sienta, estoy en un estado de felicidad que no hay molestia estomacal que pueda pinchar la burbuja.


Llegamos a Hong Beach, allí te bajas en un muelle hecho con boyas, y tenemos que avisar a las personas que están allí cobrando la tasa, 300 baths por persona, de cual es nuestro barco, y luego cuando volvamos ellos se encargan de avisarlo.
Hong Beach me gustó, pero he de decir que estaba super llena de excursiones, que además están todos con sus chalecos salvavidas naranjas, ya estén en el agua, en la orilla, o fuera. Además la marea estaba super alta, y casi no había arena, sin embargo cuando nos fuimos había mucho más sitio.
Pero nosotros comenzamos a caminar hasta el fondo, y conseguimos llegar a una zonita mucho más tranquila, aunque sin arena, tenía una parte de hierba y tierra detrás, y ahí montamos nuestro campamento. Estuve haciendo un poco de snorkel, el chico del barco nos dejó las gafas, pero la verdad es que había poco pez y mucho coral muerto, una pena, pero con tanta masificación tampoco me extrañó demasiado…



Aunque como se ve en las fotos, es un lugar precioso, si pudiera elegir una isla para mi sola un día creo que me seguiría quedando con Lao Lading, o directamente un barquito plantado en Hong Lagoon jeje.
Después de un par de horas decidimos volver, ya que aún tenemos que hacer todo el recorrido de vuelta e ir al aeropuerto, y ya que tenemos lavadora y secadora en el hotel, queremos aprovechar para no llevar ropa mojada a Bangkok.

A mi ya me empieza a entrar la penita de marcharnos de Krabi, sobretodo porque no pudimos disfrutar al máximo los últimos día, si volvemos algún día Tailandia, no perdonaré las Phi Phi.
Cuando tenemos todo preparado, nos vamos hacia la calle principal para coger un transporte al aeropuerto. Pagamos 150 baths por persona y no tenemos que esperar mucho para llenar una.

Hacemos todos los trámites del aeropuerto sin ningún problema, y en apenas hora y media ya hemos aterrizado en Bangkok, muy bien el vuelo con Thai Airways, que hasta teníamos pantallas individuales jeje.
Recorremos el mismo camino que el primer día para llegar al centro de Bangkok, pero esta vez nos bajamos en Ratchathewi. Desde la parada al hostel ya vemos un Bangkok bastante diferente al de Silom, y nos gusta.
Callejuelas, puestos pequeños, una señora super mayor con un puesto de noodles que me dedica una sonrisa enorme, haciendo honor al sobrenombre con el que es conocida Tailandia, el país de las sonrisas ya nos ha conquistado.
Después de hacer el check in, estamos rendidos, hemos ido picando alguna cosilla, así que desistimos de salir a cenar, y enseguida caemos en los brazos de Morfeo.