De nuevo como siempre, difícil de resumir, sobre todo, las sensaciones y el cambio mental que me supone el despertar en la ciudad roja.
Sobre las 7 de la mañana suena el despertador, me doy una ducha y me dispongo a desayunar en el buffet. Houssein me abre la terraza para que desayune más comodamente y se dispone a exprimirme zumo de naranja y a prepararme un cafe expreso. Comprendo perfectamente porque el resto de los turistas alojados allí me miran con cara de pocos amigos, mientras degustan su almuerzo no con tantas atenciones. Me siento un poco mal por ser la princesita del cuento allá a donde voy, pero no pienso perder ni un solo minuto preguntándome el porqué de tantas atenciones. Me despido y cojo un petit-taxi camino de Jma Fna no sin preguntar en el hotel cuánto debería pagar. Entre 15 y 20 dh. El taxista me pide 20, y aunque me da pena no negociar por el simple hecho de ver como se hace, paso de todo y acepto, ya que el precio es más que razonable.
Al llegar a Jma Fna, doy el paseo de rigor por la plaza, tomo un té con mis amigos de Le Glacier, acordando las 18:45 como hora para la cena de Ramadan y me dispongo a recorrer el camino hacia el museo, la madrasa y algun monumento más que me encuentre por el camino. Deciido ir atravesando los zocos, pensando que inteligente de mi, no me perderé. Y tres horas más tarde (o sea, me perdí unas cincuenta veces) veo frente a mi el museo de Marrakech; donde me paro un buen rato viendo sobre todo la arquitectura, que me entusiasma. Visito la madrassa de Ben Youseff y el otro monumento, cuyo nombre no recuerdo.
Al salir de allí decido ir de nuevo atravesando los zocos y vuelvo a perderme, esta vez del todo. Me tropiezo con el primer personaje que decide que no me voy a ir de Marrakech sin tener un problema, y me atraviesa la moto delante queriendo a toda costa mmmmmmm como era???? bueno, en resumen y para no pasarme, intimar conmigo al menos en cierta manera. Rapido esfuerzo mental, tienda de bebidas donde me refugio, compro agua y me guían hacia Jma Fna, aunque vuelvo a perderme y me encuentro al mismo personaje. Turista de nuevo, otro rápido esfuerzo mental, y yo que con todo el morro me cojo al brazo del turista y lo presento como mi marido. Yo no lo llamaría problema, si no más bien anécdota. De todas maneras y para tranquilidad de futuras viajeras diré que pueden ser insistentes, pero nunca agresivos. Y que el hombre más plasta , pesado y "peligroso" que me encontré por Marruecos, era de Valladolid, una larga historia.
Vuelvo a Jma Fna, me saco una foto con un mono que me mira con mala cara y le doy una propinilla al "fotógrafo" que me pide 300 dh y se acaba llevando 10; supongo que es lo malo de que yo ya supiera lo que tenía que pagar.
Son casi las siete y en Le Glacier ya me tienen reservado un asiento con la harira delante, los dátiles, el zumo de naranja y otras exquisiteces más que me hace una tremenda ilusión compartir con mis nuevos amigos. Todos entre risas y bromas pasamos una horita juntos, viendo las luces de la plaza, el caos del tráfico, el tumulto de la gente.........y las serpientes, los cuentacuentos, los monos......té de menta al final y un par de besos para todos, que me resultan pequeños ante todo todo lo que han hecho por mi.
He quedado con Houssein de nuevo y me despido, y junto con él doy un paseo por los jardines de la Koutobia perfectamente iluminada; saco unas fotos (que si, que pondré cuando termine la parte escrita) y unas horas más tarde regreso a casa porque al día siguiente salgo muy muy temprano para Ouarzazate. Obviamente omito las conversaciones, las presentaciones, los saludos con todo el mundo y todas esas cosas, que me tendreis que disculpar pero son sólo mías. Eso si, esta tarde he tenido una divertidísima experiencia con un falso guía que me seguía y al que yo acabe pidiendo dinero, por aguantarle media tarde. Ahora , hasta lo tengo en el msn.[size=18]
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