Día 12
A las 12:34 h. teníamos el vuelo a Santiago de Chile, como la agencia fue bastante previsora, nos trasladaron al aeropuerto con bastante antelación por si había tráfico, pero como era domingo llegamos muy bien, así que tuvimos tiempo de sobra para facturar las maletas y dar unas vueltas por las tiendas del aeropuerto.
Resultó que debido a algún problema con los mozos que cargaban maletas, no sabían si era una especie de huelga encubierta o que pasaba, el vuelo lo retrasaron más de una hora, incluso cuando ya habíamos embarcado fueron retrasando un poco la salida, con el consiguiente nerviosismo de algunos pasajeros que tenían conexión con otros vuelos internacionales, menos mal que nosotros teníamos casi cinco horas en nuestra conexión.
Al llegar a Santiago de Chile tuvimos que pasar en primer lugar por la frontera de inmigración, la cola de gente era enorme, ademas los de las aduanas iban lentísimos , perdimos una hora y veinte minutos exactamente para poder pasar el control, por fin llegamos a las cintas para recoger las maletas la cuales llevaban un buen rato dando vueltas, no tuviendo suficiente con esto que además no tocó hacer otra larga cola para el control de equipajes, menos mal que en esta escala teníamos tiempo de sobra, que si no, seguro que perdíamos el vuelo de conexión.
Subimos a la tercera planta del aeropuerto para poder embarcar otra vez las maletas al vuelo a Calama, fue un trámite larguísimo y tedioso que no entiendo como lo tienen tan mal organizado, pero es lo que hay.
Tras más de dos horas perdidas en trámites, pudimos comer algo para esperar al siguiente vuelo. Aquí se nos unió nuestra amiga Rosa que visitó la ciudad de Santiago de Chile el día anterior y seguiríamos el viaje juntos, curiosamente coincidimos en el Burger King.
El vuelo a Calama salió, por suerte puntual, un vuelo de una hora cuarenta y cinco minutos, muy llevadero aunque ya era de noche, un día entero para ir de Buenos Aires a Calama.
Al llegar a Calama teníamos contratado un transporte a San Pedro de Atacama, pero no había nadie esperándonos con el típico letrero, dejamos pasar unos veinte minutos y en vista que no venia nadie, tuve que llamar a la empresa para que averiguaran donde estaba la persona que nos tenia que venir a recoger, al final nos llamaron por los altavoces del aeropuerto para que fuéramos al mostrador de Flamingo, donde nos encontramos con un par de empleados charlando de sus cosas, allí nos dijeron que esperáramos, que pronto vendrían a recogernos, tras una larga espera por fin salimos con una miniván hacia San Pedro de Atacama, esta fue la tónica general en Chile con la empresa Flamingo tours, en ninguna excursión fueron puntuales, con retrasos a veces de más de 45 minutos.
Por fin llegamos al hostal de San Pedro de Atacama, el Katarpe, un sencillo, acogedor y encantador hostal, con un personal muy amable, pero, como descubriríamos más adelante, con una calefacción bastante escasa.
El pueblo de San Pedro de Atacama, con sus casas de adobe y calles de tierra, es muy turístico, pero con mucho encanto, casi todas las plantas bajas están repletas de oficinas de turismo, donde ofrecen una amplia variedad de actividades para hacer en la zona, bastantes restaurantes y multitud de tiendas de souvenirs .
Cenamos en un bar restaurante que nos aconsejo el encargado del hostal, se llama el La pica del Indio, situado en la calle Tocopilla 418, comimos unos sabrosos y abundantes platos, a un precio bastante económico, comparado con los restaurantes mas céntricos que son bastante más caros.
Regresamos al hostal a descansar, pero al entrar en la habitación, no se si es porque nos habíamos resfriado un poco en Buenos Aires, notamos que aún con el radiador encendido, hacia bastante fresco, le comentamos al encargado si podían darle un poco más de potencia a la calefacción ya que los radiadores se notaban solo un poco tibios, pero nos dijeron que no, menos mal que en la cama habían suficientes mantas para abrigarnos que si no nos congelamos.