Llegamos a Mahe a las 14:00 y allí están esperando para entregarnos el coche.
Aparcamos y vamos a comer.
Cae el diluvio universal mientras comemos en la calle, sentados en un bordillo enfrente del BanK of Baroda.
Nos da la impresión de que en Mahe hace peor tiempo que en las otras islas, quizá porque es la que tiene las montañas más altas y éstas retienen las nubes.
Cuando la lluvia amaina volvemos al coche y emprendemos camino al suroeste de la isla, parando de camino en The Mission, una antigua residencia fundada por misioneros para dar cobijo a los huerfanos de esclavos liberados, de la que apenas quedan restos.
También hay un mirador.
A nuestro parecer no merece la pena ir a propósito. Si os pilla de camino como a nosotros podeis parar unos minutos, pero sin más.
La idea que llevábamos era la de ir a cualquiera de las playas que hay en el carretera que baja por el oeste, todas son muy bonitas, pero el tiempo está definitivamente torcido y enfilamos sin parar hacia Anse Takamaka, que es donde tenemos el hotel, el Chez Batista.

La playa de Anse Takamaka es realmente bonita pero con un oleaje endemoniado.
A pesar de que la llovizna persiste a nuestra llegada, cae un baño, porque la temperatura en realidad es estupenda.
Al día siguiente cruzamos a Anse Forbans, donde pasamos la mañana.
Es un buen sitio en Mahe para hacer snorkel, pero ojo, con escarpines porque hay erizos negros.
Lo digo por propia experiencia, que me clavé tres púas, estando los escarpines bien guardaditos en la mochila.
Y tienen veneno, así que duelen lo suyo.
Si os pasa como a mi, el vinagre ayuda a deshacer las espinas clavadas y que salgan mejor. Consejo local que funcionó.
Comemos en Anse Royale y allí pasamos parte de la tarde.
Es una playa de aguas profundas en la que, como es sábado por la tarde, hay bastante gente local
A pesar de que Mahe tiene la fama de ser la hermana fea de las tres islas, nuestra opinión es que dispone de playas muy bellas que no tienen nada que envidiar a las de las otras dos islas.
La tarde se estropea y nos tenemos que volver al coche.
Sin mucho que hacer hasta la hora de coger el avión, decidimos ir al norte a visitar Beu Vallon.
Es la zona en la que hay más ambiente de las islas y la playa tiene buena pinta aunque, al estar lloviendo, desmerece bastante. Con la que está cayendo ya no hacemos fotos.
Finalmente, nos vamos al aeropuerto. El viaje ha llegado a su final.