Pues bueno, llegamos a Oporto con los deberes bien hechos y, por tanto, el check in también.
Habíamos decidido no facturar, a pesar de que estaba incluído en el precio, porque queríamos ir ligeros de equipaje, dado que íbamos a estar cambiando de isla y por tanto de hotel cada poco tiempo.
Además, ir a Seychelles ligeros de equipaje es sencillo, necesitas un par de bañadores y una gorra, unas chanclas, camisetinas y shorts, que apenas ocupan y, como en los vuelos suele hacer frío por el aire acondicionado, ya te llevas los pantalones largos, la sudadera y las botas de trekking puestas, que es lo que más ocupa.
Y, hablando del tema, no te olvides de llevar también unos escarpines, unas gafas de nadar o de snorkel (en nuestro caso metimos las de piscina por cuestión de espacio), un chuvasquero (nosotros metimos uno de los que venden en los bazares chinos por 2'5 euros, porque no ocupan casi y no se trata de que abriguen, sólo de que te protejan de la lluvia), un botiquín mínimo como en cualquier viaje fuera de europa y, a poder ser, un adaptador de corriente. Si vais a conducir, el permiso internacional.
Volvamos al tema, la primera en la frente. El vuelo de Oporto a Estambul lleva más de tres horas de retraso por el mal tiempo en Europa, vamos a perder la conexión.
Después de dos horas de reloj en el mostrador de Turkish Airlines, consigo que nos metan en el vuelo de Madrid- Dubai, Dubai-Mahe de Emirates, con un vuelo previo de Oporto a Madrid.
Con esto consigo que el retraso sea el mínimo y lleguemos a Mahe a las 14:00.
Tengo que decir que lo que aquí suena sencillo no lo fue en absoluto, pues pretendían enviarnos a París y que hiciéramos noche allí.
Llegamos a Mahe y pasar el control de pasaportes llevó un ratillo, pero nos ahorramos la cinta de las maletas.
Salimos, preguntamos por la parada de autobús, que no tiene pérdida:
Así como sales del aeropuerto, vas a la izquierda, cruzas la carretera y desde ahí ya ves, a la izquierda otra vez, la caseta de la parada debajo de un árbol.
Todos los autobuses que pasan por ahí van a Victoria, así que cogemos el primero que pasa.
Llegamos a la estación de Victoria y desde ahí vamos andando al hotel, el Hilltop Boutique Hotel, que no está lejos, aunque es todo cuesta arriba.
Hacemos check in y nos duchamos.
Después bajamos al centro, comemos algo y visitamos la ciudad.
Antes de retirarnos, vamos al puerto, queremos conocer de antemano el camino que tenemos que hacer al día siguiente para coger el ferry a Praslin.
La ciudad de Victoria es pequeña y se visita en pocas horas, mejor de mañana, porque el mercado por la tarde ya está cerrado. Merece la pena dedicarle un ratito a conocer la capital. Algunos puntos de interés como el mercado, el templo hindú y la Clock Tower están muy cerca unos de otros y después se trata de callejear un poco.