Sea porque vas en coche, sea porque usas transporte público, como nosotros, pasarás por Vilafranca del Penedès. Nos detenemos para hacer una visita.
Vilafranca es una ciudad de unos 40.000 habitantes, capital de la comarca de l'Alt Penedès. El municipio tiene sus orígenes en el siglo XII. Se pueden encontrar numerosos edificios de origen medieval como la Basílica de Santa María, el Convento de San Francisco, el Palacio Real, el Palacio Baltà y el Palacio Macià.
Pero en nuestro paseo por la ciudad nos encontramos también algunos interesantes edificios modernistas de finales del siglo XIX y principios del XX.
Lleguemos en tren o en autobús (ambas estaciones están cerca) tenemos que caminar un poco para llegar sl centro. Ojo si vais en invierno. Hace muchísimo frío. Cerca de la estación encontramos algunas bodegas como la de Pinord.
Para llegar al centro tenemos que subir hasta alcanzar la Rambla de Nostra Senyora, la calle más grande de la ciudad. Allí se puede encontrar una amplia oferta gastronómica.
Sobre el número 28 de la calle encontramos una Plaza con una gran columna. Se trata de un monumento al filólogo del siglo XIX Manuel Milà i Fontanals, hijo ilustre de la ciudad. La primera piedra se puso en 1908 y se inauguró 4 años más tarde. La estatua que lo corona se denomina "El triunfo de la belleza ". Se trata de un grupo escultórico formado por un ángel alado, de mármol, portador en una mano de una palma y en la otra de una Venus de Milo sobre una bola del mundo, en bronce. Abajo hay un busto de Milà i Fontanals en mármol blanco.
Es hora de abandonar la Rambla y subir para adentrarnos en el casco histórico. El monumento mencionado está al principio o final de cómo se mire, de la Rambla de Sant Francesc, con muchos edificios del siglo XIX. Debemos observar que Vilafranca no tiene edificios muy altos.
La Rambla de Sant Francesc se construyó siguiendo el trazado de la antigua muralla medieval. Al ser derribada durante la primera mitad del siglo XIX se inició la urbanización del paseo (a partir del 1823). Esta zona de ensanche decimonónico inicialmente fue ocupada por casas de pisos de alquiler. Ahora hay muchas tiendas y locales de restauración.
Seguimos avanzando y nos encontramos otra casa modernista, Ca Guardiet. Miramos un poco y seguimos hasta la Plaça de la Vila. En un extremo, como podemos pensar, nos encontramos con el Ayuntamiento. Es un interesante edificio de fachada blanca, bastante simétrico, con 3 pisos. El segundo tiene 2 balcones y un escudo; en el tercero hay un reloj. En medio de la Plaza hay una fuente.

Junto al ayuntamiento nos llama la atención un edificio con aires de ser bastante antiguo. Se trata del Palau Macià. Parece que se trata de un palacio gótico del siglo XV que en origen se conocía con el nombre de Casa de los siete portales, porque tenía ese número de accesos que tenía antes de la venta de algunas partes de la propiedad. Vidal de Bartomeu (1435-1493), embajador de la Corona de Aragón en Roma, compró en el Real Monasterio de Santa María de Santes Creus tierras y un molino cerca de Vilafranca. A partir de esta fecha, el edificio fue propiedad de la Casa de Bartomeu durante tres siglos. El nieto de Vidal de Bartomeu, Miguel de Bartomeu y Vallés, fue nombrado barón de Florejachs en 1571. Posteriormente, por el matrimonio de María Esteve y de Bartomeu con Manuel de Maciá y Damiá, entró en la casa la familia Maciá, cuyo nombre se mantiene aún para este palacio. Magín de Maciá y Esteve-Bartomeu luchó en la Guerra de Sucesión en favor del archiduque Carlos de Austria. A partir del matrimonio de María del Carmen de Saavedra y de Maciá con Juan de Álvarez-Cuevas y Serra en 1940, entran en la casa los Álvarez-Cuevas, actuales propietarios de la misma. Tiene una planta baja con caballerizas y jardín y dos plantas más. La familia vivía en la planta noble, el primer piso.
En la Plaça de Sant Joan, junto a la Plaça de la Vila, nos llama la atención una iglesia aunque siempre la vemos cerrada. Se trata de la Capilla de Sant Joan y parece que es sala de exposiciones. Se construyó a principios del siglo XIV por encargo de la orden de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén. En la pared que da a la plaza hay una puerta románica tapiada. Parece que era la portada de la antigua cspilla de los hospitalarios. Su campanario es octogonal del siglo XVI.
Seguimos caminando por la ciudad. Aunque sea un día importante (luego explicaré por qué) se camina con tranquilidad.
La plaza más importante de la ciudad y donde se concentran importantes monumentos es la de Santa María. La preside la Basílica del mismo nombre. Se trata de un interesante templo gótico cuya estampa es uno de los signos de identidad de la ciudad. La antigua entrada principal, situada en la calle de Santa María, es de arco de medio punto y conserva restos de pintura que representan la Crucifixión. Así que, curiosamente, la puerta más interesante no es la que da a la plaza principal sino que tenemos que dar la vuelta. La segunda puerta corresponde a la fachada actual, de estilo neogótico, que se abre a la plaza. Presenta una gran puerta de arco apuntado y el tímpano hay un grupo escultórico que representa la Coronación de la Virgen. Dentro hay un crucifijo de marfil del siglo XVIII y un esmalte de la Santa cena del siglo XX.

El Palau Baltà , también conocido como Palacio del Fraret o Can Bobo, del siglo XIV y reformado en el XVI está pegado a la basílica y le roba algo de protagonismo. Se trata de un precioso edificio de piedra con dos torres y una bonita tribuna central.
Justo enfrente nos encontramos con un edificio que certifica el sobrenombre de capital del vino. Se trata de Vinseum, Museo de las culturas del vino de Catalunya. Se trata de un museo bastante moderno que, con alrededor de 17.000 piezas, nos adentra en el mundo del vino. Es interesante para aquellos a los que les guste la temática.
www.vinseum.cat/?cat/Vinseum/Inici
Siendo que el vino es importante en la zona, creo que debe visitarse.
La capilla de Sant Peregrí, pegada al museo, tiene techumbre de msdera y nave única. Era la capilla de los Trinitarios. Fue fundada en 1334. Al fondo de la nave se descubrió una torre del siglo XII.
La fachada que da a la plaza es simple. Tiene una portada de medio punto con goterón, un ojo de buey y una espadaña de arcada única.
La fachada de la torre identificada como la torre Dela (esa torre de la que hablaba y que parece que está en el origen de la villa) es de piedra de mampostería irregular con contrafuerte de esquina y compuesta en la planta baja con un ventanal de arco de medio punto y una aspillera y en la planta superior, con dos ventanas coronelles. Son ventanas altas y extrechas, partidas por dos delgadas columnas de piedra sobre los que se apoyan arcos de medio punto. Son una mezcla de influencias románicas e islámicas.
La capilla sirve para exposiciones temporales del museo.
Al lado está la pequeña capilla dels Dolors, del siglo XVIII y una sola nave. En Navidad se hace una bonita exposición de belenes que he visitado varias veces. Parece ser que en el siglo XVIII fue parroquia del municipio durante unos años debido a un hundimiento en Santa María.
En medio de la plaza encontramos un monumento a los castellers. Un castell es una torre humana de varios pisos. La colla castellera de Vilafranca se creó en 1948. La escultura es de piedra calcárea y se inauguró en 1963.
Mis visitas a Vilafranca normalmente coinciden con la Fira del gall que se celebra todos los años en diciembre. Es un acontecimiento muy importante en la población y muchos restaurantes se vuelcan en hacer menús especiales.
Esta feria empezó a celebrarse en 1664. Se pueden ver aves vivas (gallos y gallinas) así como comprar gallos de corral, patos, capones, pintadas... Puedes llevarte el animal vivo o usar el servicio gratuito de matadero. Este último año no hemos comprado pero alguna vez anterior sí que habíamos adquirido un capón. La calidad es excelente.
Pequeños y grandes disfrutan mucho viendo los animales. De hecho para muchos niños es una buena ocasión para ver a estos animales vivos y no desplumados en el supermercado.

En nuestra última visita nos quedamos a comer allí. Aunque otros años habíamos decidido ir a un restaurante, en éste nos decantamos por la carpa de la Fira. Eso sí, fuimos muy pronto. A la hora de comer las colas son inmensas (como constatamos). Cuento un poco cómo funciona. Hay unas taquillas en las que compras tickets. Por 6 euros tienes derecho a un caldo caliente (muy bueno y muy caliente), pan, una copa de cristal y dos dulces. El primer dulce es un trozo de garlanda. Tiene forma de roscón azucarado y entre sus ingredientes característicos figura la matafaluga remojada con anís . Tradicionalmente se utilizaba como mona de Pascua . Es un dulce muy típico de Vilafranca. El otro postre es una cajita de catànies (unas 5 o 6). Son almendras marconas enteras, tostadas y caramelizadas, recubiertas de pasta de almendra, avellana y leche y después recubierto de una fina capa de chocolate negro o cacao y azúcar refinado. Una delicia.
Una vez dentro encuentras muchísimas mesas alargadas. Nosotros nos quedamos en la mesa más próxima a la entrada porque íbamos con el cochecito del niño. Comes de pie, lo aviso, y tú tienes que ir a buscar la comids. Hay una serie de restaurantes que colaboran con la feria y ofrecen dos o tres platos. Tienen una muestra expuesta para que veas el aspecto. El producto estrella, claro, es el gall del Penedès. La penedesenca es una raza típica de la zona que se caracteriza por su color negro. Su carne es deliciosa. No hay un solo precio en los platos; oscilan entre los 5 y 9 euros más o menos. Las raciones suelen ser adecuadas. Hay lasagna (hecha con pollo, claro), canelones, pollo cocinado de varias maneras, pato, etc. Todo lo que comimos estaba buenísimo. Aparte yo me decanté por una botella de agua (1 euro). El caldo, una moussaka de pollo del Penedès, los dos dulces, el pan, agua y un vaso de leche (el café está incluido en el ticket de 6 euros y se puede incluir licor pero a mí no me gusta) me costó unos 12 euros. Javi comió canelones y pato y pagó unos 19 o 20. Todo excelente.