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Nos levantamos en nuestro último día. Nuestro avión sale a las 22:00, así que tenemos un largo día por delante.
Tras desayunar, preparamos nuestro equipaje. Tenemos que dejar la habitación a las 11:00 y lo depositamos en el cuarto que tienes destinado al efecto: es una habitación bastante grande, con baño de cortesía.
Ya camino de Santa María Novella, lo primero que hacemos es tomarnos un café, doble, por cierto. Y es que el café soluble con la lecha fría no es lo mismo...
Dependiendo de donde se tenga el alojamiento, normalmente, Santa Maria Novella es el primer monumento de Florencia que se ve, ya que está al lado de la estación central de ferrocarril y de autobuses. No ha sido nuestro caso.
En la Edad Media, ésta era una zona popular y por este motivo, en 1221, se instalaron en la zona los hermanos mendicantes de la orden de los dominicos, en una pequeña iglesia situada fuera de las murallas. Una vez instalados, pronto emprendieron su ampliación y nació la iglesia de Santa Maria Novella.
La fachada es una preciosidad, y es la única de toda Florencia que realmente es antigua. Se inició en el siglo XIV, pero estuvo sin finalizar hasta que, en 1458, Giovanni de Paolo Rucellai, un rico mercader florentino y gran mecenas, financió su construcción. El encargado de su finalización fue Leon Battista Alberti, que concibió la parte superior de la fachada según el modelo de un templo antiguo. La fachada está incrustada toda ella de mármoles policromos.
Se accede a la visita por la derecha, por el cementerio, que es muy sencillo, de acuerdo con lo marcado por la tradición de esta orden. En la pared están los nichos de las familias ricas de Florencia.
Accedemos al interior y lo primero que vemos es el Crucifijo de Giotto, que recuerda la Crucifixión de Cimabue que vimos en Arezzo. Y es que esta forma de crucifijo era muy típica en la época, pero en la obra de Giotto ya se ve una evolución en la representación del cuerpo humano.
Como hemos entrado por un lateral, lo primero que hacemos es ir a los pies de la iglesia, a la entrada principal, ya que es desde ese punto donde los arquitectos querían causar la primera impresión a la gente que asistía a los oficios. Nos encontramos en una iglesia con planta de cruz latina dividida en tres naves, sobria y con gran luminosidad. Doy fe de que aquello que nos explicaban de que las columnas de las naves laterales están cada vez más juntas, con lo que se consigue un efecto óptico y parece que es más grande de lo que realmente es, es cierto.
En la nave izquierda, hacia la mitad, está la Trinidad de Masaccio, un fresco innovador para la época: se aplica las teorías de la perspectiva y la representación del espacio y de la proporción. Según dice la tradición, Masaccio tardó sólo 24 días en realizarla y, cuando se colocó en la iglesia, la gente hacía cola para verla. En la parte inferior del fresco, aparecen los donantes arrodillados, cuyo tamaño es proporcional al de las figuras representadas, no más pequeñas como hasta ahora. También se representa un esqueleto con una inscripción: “io fu gia quel che vio sets: e quel chi son vio ancor sarete” (yo era el que tú eres, tú serás el que yo soy). Una frase que te "arregla el día", pero que, desde luego, es lo único seguro que tenemos.
En la segunda columna está el púlpito de mármol que fue diseñado por Brunellechi, pero quién lo realizó fue Andrea Cavalcanti, su hijo adoptivo. Según cuenta la tradición, desde este pulpito un fraile dominico, en 1614, acusó por primera vez de herejía a Galileo por sus descubrimientos astronómicos, afirmando que es la Tierra es la que gira alrededor del Sol y no al revés. Los dominicos eran miembros de la Inquisición le llevaron a juicio y se le impuso arresto domiciliario hasta su muerte.
En la cabecera de la iglesia hay tres joyas. En el presbiterio, detrás del altar mayor, está la Cappella Tornabuoni. Las pinturas son de Domenico Ghirlandaio y representan, escenas de la Vida de San Juan Bautista y de la vida de la Virgen. Están representados como escenas de la vida cotidiana de Florencia en la época del Renacimiento, incluso aparecen retratados algunos personajes de la época. Por cierto, los restos de Ghirlandaio están en el cementerio que hay a la entrada.
En la cappella di Filippo Strozzi, situada a la derecha del presbiterio, las pinturas son de Filippino Lippi y narran episodios de la vida de San Felipe apóstol. Detrás del altar se encuentra el sepulcro de mármol negro de Filippo Strozzi. Al parecer, éste fue el lugar en el que Boccaccio escribió el primer relato del “Decameron”.
A la izquierda del presbiterio está la Cappella Gondi que está decorada con mármoles policromos de Giuliano da Sangallo. Destaca un crucifijo de madera realizado por Brunelleschi, que es la única que realizó, ya que, después de que Ghiberti ganase el concurso de las puertas de baptisterio, decidió abandonar este género. Según cuenta Vasari, este crucifijo fue realizado como respuesta al reto lanzando por Donatello. Al parecer, Brunelleschi había criticado el naturalismo exagerado de un crucifijo de madera de Donatello que se encuentra en la Iglesia de Santa Croce, diciendo que parecía el cuerpo de un campesino en la cruz, más que de Jesucristo. Donatello le retó a hacerlo mejor y Brunelleschi realizó esta talla con estudio de la anatomía y las proporciones inspirado en el arte clásico. Está claro que Donatello quedó impresionado, porque, según cuenta la leyenda, al verlo, se le cayeron unos huevos que llevaba para la cena.
También se puede visitar el llamado Claustro Verde, que tiene unas pinturas de Paolo Uccello. En un anexo, en lo que era la Sala Capitular, se encuentra la Cappellone degli spagnoli (Capilla de los Españoles), que se llamó así porque a ella acudía Leonor de Toledo, esposa del Gran Duque de Toscana, Cosimo I de Médici. Tiene unos bellísimos frescos de Andrea de Bonaiuto.
Ya en el exterior damos uno de nuestros últimos paseos por Florencia. Nos acercamos a Via de Tornabuoni, que es la calle más aristocrática de Florencia, llena de palacios y lujosas tiendas. Aquí está el Palazzo Strozzi y muy cerca, el Palazzo Rucellai. Nos acercamos al Ponte Santa Trinita para despedirnos del Ponte Vecchio.
Después de comer volvemos a la Piazza della Signoria, del Porcellino, para recordarle que, gracias a él, volveremos a Florencia,... Nos comemos nuestro último helado en Grom. Arrivederci piazza del Duomo…
Y tras comprar los magnetos en el mercado de San Lorenzo, llega el momento de recoger el equipaje y dirigirnos al aeropuerto. Nuestro avión sale a las 22:00... Arrivederci Florencia, Toscana, Italia... pronto nos volveremos a ver...
Y sí, después de dos meses de confinamiento, de dos meses de teletrabajo, de dos meses de compra on line, de dos meses de... volver a ver el álbum de fotos de la Toscana me ha permitido ver más allá de cuatro paredes. Porque un viaje no solo dura 15 días, un viaje dura toda una vida.
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