Desayunamos y fuimos dirección Covadonga.
Llegamos al Santuario de Covadonga.
Primero vimos la Basílica.

A sus pies la escultura de Don Pelayo.

Luego vimos la Santa Cueva. Estuvimos un rato haciendo fotos.

Luego seguimos subiendo por la estrecha carretera por la que caminaban ovejas a sus anchas, hasta llegar a lo más alto.

Allí pudimos vislumbrar los lagos de Covadonga. Espectacular estampa.

Cogimos un pequeño sendero para comenzar un tramo de treking. Poco hicimos yendo con la pequeña, pero lo pasamos genial. Vimos vacas, cabras y ovejas pastando entre las personas tan tranquilas.

Después vimos la mina.

Y de ahí fuimos a ver el pintoresco pueblo de San Vicente de la Barquera.

Nada más llegar buscamos un restaurante para comer. Pedimos una mariscada.

Al terminar de comer, dimos un paseo por el pueblo. Pedimos un helado en una heladería cercana al castillo.

Cuando nos cansamos del paseo nos fuimos a Cangas de Onís, para después de cenar, dormirnos pronto. El día había sido muy cansado.